Ha llegado el tiempo de la resistencia, el tiempo de liberar las palabras, de descolonizar la conciencia. Solo la cultura nos hará libres, iguales y semejantes. El ser humano espejo embellecido por el ser humano y la palabra recuperada y puesta a andar por un mundo amenazado, donde nuestra región continúa siendo el continente de la imaginación y la resistencia. Aún somos la esperanza. »
Mientras más complejas sean las circunstancias, más fortalecida debe estar la Unidad, la que nos ha traído hasta aquí y nos ha permitido sortear los retos más desafiantes, que como expresó el General de Ejército en el 65 Aniversario del Triunfo de la Revolución es el arma estratégica de la Revolución. Unidos venceremos y saldremos adelante.
Abril para el pueblo cubano es un mes de victorias. Sentí una gran emoción escribiendo sobre la victoria cubana en Girón en mi último artículo. Una victoria que no solo supuso la primera gran derrota del imperialismo norteamericano en Latinoamérica, sino la salvación de miles de vidas de cubanos/as que habrían salido ya al combate en esos primeros años a defender la Revolución.
Por más explicaciones que se dieron e investigaciones que se hacen; por más reconocimiento que podemos hacer a todo el esfuerzo y la tensión que sufren en cada salida los hombres y mujeres de negro, lo cierto es que este tema se está robando el show de la 63 Serie Nacional. Y no debe ser.
La obra de la Casa, desde su nacimiento, ha sido promover las artes y la literatura de nuestra región, trabajar para la integración latinoamericana y caribeña en el campo de la cultura y combatir las visiones coloniales que se imponen sobre los pueblos y subsisten y se renuevan desde hace más de cinco siglos.
Mientras escribo este artículo, una idea me perturba: ¿Debería dejar lo que estoy haciendo para llegarme al mercado y ver si hoy toca pan? De mi casa a la bodega hay cinco cuadras, y cinco más de vuelta suman un kilómetro. Si no compro el pan, adiós desayuno; pero escribo contra un cierre editorial, y debo adelantarme al apagón programado.
Invoco a Martí en esta tierra de libertadores, porque nadie nos acercó más y mejor a Bolívar y a su ideal integracionista, que trascendió por fin del sueño a la realidad de Nuestra América, cuando dos líderes profundamente bolivarianos y martianos como los Comandantes Chávez y Fidel Castro fundaron esta alternativa al comercio de los neoliberales, esta alianza de sueños que hizo tanto en tan corto tiempo a favor de nuestras naciones.
Puede resultar un tanto sorprendente para el lector común asociar con la risa a un autor como Martí. Su nombre casi siempre se vincula a la tristeza, al dolor, al sufrimiento, a la extrema sensibilidad, al espíritu de sacrificio. No obstante, una lectura detenida de su obra devela la veta humorística, y sobre todo, la capacidad e intencionalidad suyas para emplearla como arma comunicativa eficaz.