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El doctor Ramón Grau San Martín, presidente de la República entre 1944 y 1948 –lo fue antes entre 1933 y 1934– tenía una forma peculiar de remover a sus ministros y colaboradores principales. Jamás les hacía un conteo de protección ni una advertencia, pero tampoco les anunciaba de sopetón que cesaban en el cargo, sino que se los insinuaba.

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Es uno de los históricos. Fundador de la primera célula clandestina del Movimiento 26 de Julio, expedicionario del Granma, comandante de la Sierra Maestra, segundo jefe de II Frente Oriental “Frank País” que operó bajo la conducción de Raúl Castro. Tuvo una participación destacadísima en las batallas de Playa Girón.

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“El cubano verá en este proceso que el patriotismo debe estar hermanado con la virtud, que no basta con ser patriota y que hay que ser también buen ciudadano”, afirmó Máximo Gómez al disponer que Roberto Bermúdez, general de brigada de Ejército Libertador, fuera sometido a consejo de guerra.

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Don Mariano Martí y doña Leonor Pérez fueron a vivir a esa casa tras haber contraído matrimonio el 7 de febrero de 1852. Es una casa modesta, de dos plantas, que la familia Martí-Pérez no ocupó completa; vivió solo en la planta alta. La abandonaron cuando el primogénito de la familia y futuro Apóstol de la Independencia de Cuba tenía unos tres años de edad.

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Rita fue única. Tanto en París como en Nueva York, en México o en Buenos Aires, puso muy alto “el corazón prieto y apretado de la Isla”. Le llamaron Rita de Cuba y ya en 1942 hacía rato que era conocida por el calificativo de La Única. Rita de Cuba, Rita la Única… Aquella artista que con su simpatía sabía meterse al público en el bolsillo, era sin embargo una mujer triste y solitaria.

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El Malecón con que vivo

El Malecón es la primera avenida que merece ese calificativo en la capital cubana. Comenzó a construirse en los días de la primera ocupación militar norteamericana y, se dice, no se hizo con la intención de mejorar el tránsito, sino por razones de salubridad y ornato público.

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Aunque usted no lo crea, no son pocos los reyes y los  príncipes que han pasado por La Habana. Abre la lista Guillermo de Lancaster que como Guillermo IV ocupó el trono de Gran Bretaña hace unos 230 años. La relación incluye asimismo a Luis Felipe de Orleáns, más tarde rey de los franceses, y a su hijo, el príncipe de Joinville, que estuvo por aquí en 1838.

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Al filo de la media noche de ese día el Indio Bravo entró por última vez a Camagüey. En la Plaza de Armas se expuso su cadáver a la curiosidad y al escarnio. Pese a lo intempestivo de la hora las iglesias echaron sus campanas al vuelo y los templos se abarrotaron de fieles que agradecían haber sido librados de aquel azote real, pero que en buena parte inventaron.

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La vida de los hijos de los grandes hombres despierta siempre la curiosidad de todos. ¿En qué se parecieron a sus padres y en qué se diferenciaron? ¿Fueron tan valientes, inteligentes, virtuosos como sus progenitores? En la mayor parte de los casos la descendencia de los grandes rara vez supera el accionar de sus progenitores.

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De hospitales y de médicos ilustres estaremos hablando enseguida. Solo diremos antes que Cuba fue el primer país del mundo que creó y organizó la Secretaría (Ministerio) de Sanidad y Beneficencia. Fue una iniciativa del doctor Carlos J. Finlay. No nos llamemos a engaño, sin embargo. Una cosa es la Medicina y otra la Salud Pública.

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Los acontecimientos se precipitan tras la caída del presidente Carlos Manuel de Céspedes. Batista, artífice del golpe que lo derrocó el 4 de septiembre, pasa en una noche de sargento taquígrafo a sargento jefe del Ejército, y cuatro noches más allá es ya coronel. Se cierne sobre la Isla la amenaza de la intervención norteamericana.

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El Ministerio de Estado era, al triunfo de la Revolución, la entidad encargada de las relaciones exteriores de Cuba. Su sede radicaba en La Habana Vieja, calle Capdevila número 6, en la antigua residencia de la familia Pérez de la Riva, donde ahora se halla el Museo Nacional de la Música, un inmueble que resultaba ideal para recepciones, pero inapropiado para las oficinas.

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