Imprimir
Inicio »Opinión  »

Extendiendo las fronteras de la guerra

| +

Al secretario de Defensa Donald Rumsfeld le sobran problemas. Un grupo de altos mandos militares retirados le están criticando el manejo de las guerras y acaban de incorporarse a ese debate, al que ya se le conoce como la revuelta de los generales, oficiales jóvenes, tanto cadetes de las academias, como personal del servicio armado, incluidos quienes están en el escenario bélico de Iraq o Afganistán.

The New York Times se refirió al tema y, como es de suponer, no mencionó los nombres en activo, requeridos de un anonimato que proteja sus carreras en las Fuerzas Armadas. Si los generales en retiro reclaman en alta voz que Rumsfeld debe renunciar por su ineficiencia, los mandos intermedios lo hacen en sordina, en círculos íntimos, pero lo hacen…

Y a pesar de esas desavenencias, Rumsfeld no ceja en sus designios guerreros y, justamente, acaba de aprobar lo que el Washington Post ha llamado "el más ambicioso plan de lucha contra el terrorismo alrededor del mundo", contenido en tres documentos, comenzados a desarrollar desde el año 2003, con los que cuenta para llevar a cabo exitosas operaciones especiales.

Como es de suponer, ese propósito global es secreto en sus detalles, pero sí está claro que expande significativamente el papel de los militares, y en especial hace crecer la fuerza de las tropas de Operaciones Especiales con misiones de combate más allá de las actuales zonas de guerra en Iraq y Afganistán, para entrar en dominios que habitualmente eran competencia exclusiva de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Departamento de Estado.

Desde hace aproximadamente tres años lo está desarrollando el Comando de Operaciones Especiales (SOCOM) con sede en Tampa, Florida, que ya ha emplazado pequeños equipos de Boinas Verdes (Green Berets) del ejército y otros efectivos elites, en embajadas de Estados Unidos en 20 países del Medio Oriente, Asia, América Latina y África. Se trata de poner en práctica sus habilidades en la obtención de información de inteligencia y conducir operaciones militares, aun cuando Washington no está en guerra en esos lugares.

Y aunque los team operativos están adjuntos a las sedes diplomáticas, una fuente militar le dijo al Washington Post: "Nosotros no necesitamos la aprobación a nivel de embajador", para misiones que van más allá de procedimientos o tácticas convencionales de guerra, porque aducen que tampoco están frente a un "enemigo" regular.

Por tanto, se trata de un amplio registro de actividades militares, clandestinas o abiertas, para obtener información, perseguir a individuos o grupos, redes, campos de entrenamiento o santuarios terroristas, y para esos objetivos está previsto que también puedan aliarse a militares extranjeros, porque se trata de una "larga guerra".

Plan Nacional Estratégico Militar para la Guerra contra el Terrorismo, así se llama el procedimiento operacional que contiene unas 100 páginas, publicado en forma no clasificada en febrero último, y que presenta nueve objetivos claves, que van desde "apuntar a líderes terroristas" hasta "contrarrestar ideología extremista".

Otras precisiones se dan en un segundo documento que menciona específicamente a Al-Qaeda y a una docena de grupos ubicados en Medio Oriente, Asia Central, Sudeste de Asia y África, entre ellos la Jihad Islámica Egipcia, Ansar al-Islam, Jemaah Islamiya en Indonesia, el Grupo Salafist para la Prédica y el Combate en África Subsahariana.

El diario de Washington también menciona el tercer plan de Rumsfeld, procedimiento nada habitual para la institución armada, pero que fue tomando cuerpo a partir del 11 de septiembre de 2001: la irrupción y la respuesta militar a un golpe terrorista mayor dentro de Estados Unidos.

El general Doug Brown, jefe del Comando de Operaciones Especiales es responsable de esos planes para la guerra global contra el terrorismo, cuenta en estos momentos con un presupuesto de 8 000 millones de dólares y una fuerza de 53 000 efectivos, luego que, para extender las operaciones a más países, incrementó su comando con 13 000 hombres, incluidos soldados de Fuerzas Especiales con conocimiento de otros idiomas para trabajar "con militares indígenas", operativos de la Fuerza Delta y equipos Navy SEAL para operaciones clandestina en "unidades de misión especial" encargadas del reconocimiento, obtención de inteligencia y para la cacería de hombres.

En estos momentos hay 7 000 militares de esas fuerzas en el exterior, buena parte de ellos concentrados en Iraq y Afganistán, así como en Medio Oriente, Asia Central y el Cuerno de África.

Con las nuevas misiones llegaron a otros países desde 2003 bajo el nombre de "Elementos de Control Operacional", un lenguaje que muy poco o nada tiene que ver con la diplomacia, habida cuenta de que están asignados a las embajadas estadounidenses, o que dice a las claras cuál es el empeño verdadero de las misiones en el exterior del Departamento de Estado.

Por ejemplo, el embajador estadounidense en Caracas, William Bronwfield -en remedo de su jefe George W. Bush cuando llegó vestido de piloto de la Fuerza Aérea al portaviones Abraham Lincoln, para anunciar "Misión Cumplida" en Iraq-, se presentó con casco de vuelo y fue saludado por la tripulación del portaviones George Washington, cuya fuerza de tarea navega ahora por el Caribe, como en los viejos tiempos de las cañoneras de Teodoro Roosevelt, en extensa e intensa maniobra militar que a todas luces apunta contra Venezuela y Cuba.

Vista la situación cabe aseverar que si la intención real del SOCOM de Tampa fuera contener al terrorismo, haría muy bien en mandar uno de sus equipos más preparados y efectivos a Miami, donde no pocos terroristas de origen cubano tienen residencia oficial y santuario otorgado por las administraciones federales estadounidenses, con destaque especial de los presidentes y gobernadores del clan Bush, en esa práctica de abrirles amorosamente los brazos.

Ahora mismo está en El Paso, Texas, Luis Posada Carriles, uno de los autores de la voladura de un avión comercial civil cubano en pleno vuelo, que provocó la muerte de 73 personas -74 si se tiene en cuenta que una de las jóvenes deportistas que viajaba en la nave estaba embarazada.

Disfrutando tranquilamente del sol de la Florida están Guillermo Novo Sampol, Gaspar Jiménez Escobedo y Pedro Remón, tres de los cómplices de Posada en el intento frustrado de asesinar al Presidente Fidel Castro en diciembre de 2000, poniendo cargas explosivas en el Paraninfo de la Universidad de Panamá, lleno de estudiantes y pueblo istmeño que hubieran sido masacrados en el atentado.

Recientemente, agentes del FBI ocuparon alijos de armas dentro de Estados Unidos, uno en Miami, bien cerca del cuartel general del SOCOM, a Santiago Álvarez Fernández-Magriñá y Osvaldo Mitat; el segundo, con más de 1 400 fusiles, ametralladoras y explosivos C-4 entre otros armamentos, en la residencia de Robert Ferro, un miembro de la organización terrorista anticubana Alpha 66 en un distrito de Los Angeles.

¿No le interesan al SOCOM y a los planes de Rumsfeld la actividad terrorista que necesita tales arsenales? ¿O como parece ser, para la administración de George W. Bush solo cuentan unos terroristas y otros no, porque son los suyos?

Con razón, en una ronda más de números que critican y rechazan la actuación del mandatario estadounidense, el sábado 22 de abril se daban a conocer los resultados de una encuesta sobre la "Guerra contra el terror" y solo el 39 por ciento aseguraba que Bush la estaba ganando. El Ramussen Report detallaba que el 32 por ciento de los norteamericanos cree que el terrorismo está ganando esa guerra y el 21 por ciento da tablas en el empeño.

La confianza en las políticas guerreras del gobierno ultraneoconservador se va a pique, en un índice directamente proporcional al aumento de la injerencia y la agresividad militar de George W. Bush y su equipo. Por eso el 46 por ciento ya considera que Estados Unidos está hoy menos seguro que antes del 11 de septiembre. ¿Serán capaces algún día de aprender la lección?

Haga un comentario



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Juana Carrasco Martín

Juana Carrasco Martín

Periodista cubana y jefa de la página internacional del diario Juventud Rebelde.