Cubadebate convoca su II Concurso de Microrrelatos
Participa en el II Concurso de Microrrelatos de Cubadebate para compartir, en un máximo de 500 caracteres, tus capacidades como poeta, guionista o narrador. Los tres primeros lugares ganarán una colección de libros y la oportunidad de publicar su obra en nuestro sitio web.
En el aniversario 15 de Cubadebate y cuando hoy se cumplen 84 años de la muerte de Rubén Martínez Villena, a quien “su don poético, inseparable y vitalicio en su esencia […], le facilitó mil veces, sin saberlo, el cordial magisterio; y la gracia verbal hija del dominio del idioma y de la posesión de sus secretos”; convocamos la segunda edición de nuestro Concurso de Microrrelatos, que como en 2017, dedicamos al advenimiento de la Feria Internacional del Libro en Cuba.
Si quieres ser el ganador, solo tienes que escribir un texto, que no exceda los 500 caracteres, que nos permita descubrir al escritor que eres. Inspírate y echa a volar tu imaginación, escribe un poema, un cuento, una décima, el inicio de una novela o testimonio….
Podrás ganar una colección de libros, cortesía del Centro de Comunicación Cultural del Mincult (CREART) y del Instituto Cubano del Libro (ICL), además tendrás la oportunidad de publicar tu obra en Cubadebate.
El jurado estará integrado por reconocidos escritores de la Isla. Deja tu microtexto como un comentario en esta entrada, el plazo de admisión vence el jueves 1 de febrero, el día que iniciará la XXVII Feria Internacional del Libro de La Habana.
Nos comunicaremos con los ganadores a través de la dirección de correo electrónico que escriban al enviar el comentario con su obra.
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“Destino mortal”
Por entre las cortinas dobles de encajes azules, penetraban algunos rayos de la primera luz del día. Música de retreta aún se escuchaba detrás del cabecero de madera pulida, donde descansaba un vaso con la figura de Johnnie Walker junto a una botella de whisky escocés. De la pared frente a la cama, alfombrada de gris sombrío para acompañar al piso, las tenues luces que brotaban de las lamparillas lograban confundirse con la claridad del día.
- ¡Señor Gieber, Sr. Gieber!
La voz bitonga y socarrona de la moza de limpieza, parada de rostro a la 1402, humildemente penetró por entre las hendijas de la puerta. Antes de continuar llamando, caminó hasta el cuarto de desahogo a escasos metros de allí. Echó un vistazo frente al espejo a su bienaventurado cuerpo de sirena: se ajustó el gorro, abrió los ojos, pues le parecieron soñolientos esta mañana, estiró sus nativas pestañas y también sus labios, que lucían un tono mate carmesí.
El clin del ascensor, al otro lado del pasillo, detuvo su narcisismo inmejorable. Terminó entonces cerrando la puerta y arrastró su carro de trabajo nuevamente hasta la 1402.
- ¡Señor Gieber, señor Gieber!, soy yo, ¡open the door, please! –dijo tocando livianamente, como era costumbre cuando había clientes en las habitaciones.
Al no recibir la respuesta, dudosamente sacó la tarjeta magnética y la introdujo en el llavín electrónico que chilló como el gorjeo de un gato. Mientras la puerta se separaba del marco, la nube fría que venía del interior le refrescaba el rostro.
- ¡Señor, señor, soy yo! –insistió intrigada.
Su semblante se tornó temeroso cuando no escuchó los en jerigonza, del huésped que la invitaba, todas las mañanas y algunas tardes, a tomar una tazota de café alemán, que a veces le causaba una escalofriante sensación que le recorría el cuerpo.
Al fin decidió empujarla, con gentil rigor.
- ¡Señor Gieber! ¿Qué pasó, qué pasa?, ¡oiga!...
Traspasado el umbral, distinguió la imagen corpulenta y madura del Sr. Karl Gieber sobre el suelo. Estaba semienvuelto en una toalla de un color que a estas alturas era indescriptible. Se había convertido en un ente frío, tanto que le carcomía los huesos y le adormecía la región occipital. Sus teñidas piernas estaban semiencorvadas y tiradas hacia un lado, su brazo izquierdo sobre el pecho, mientras que el diestro estaba regado hacia atrás en dirección a la cama, como si alguna vez hubiese pedido auxilio.
Ella enseguida extendió su ya pavorosa mirada hasta el cuchillo hendido en el torso y luego hasta los ojos del cadáver, que enviando su mirada a todas partes, lucían aterradores.
Dio algunos pasos hacia adentro, como si quisiera cerciorarse de lo que era obvio.
- ¡No puede ser, no puede ser, noooooooo! –dijo con espontáneos reflejos nauseabundos, que precedieron su picada a la alfombra.
El Ermitaño.
La mañana se tornaba soleada y al mismo tiempo fría, Cuco Cartucho se volteo en el camastro maloliente y bostezo largamente, dos legañas amarillas y secas fueron retiradas de un papirotazo.
Se incorporó pesadamente en todo lo largo de su cuerpo huesudo, y salió al exterior del cuartucho instalado en pleno monte, hacia frio, un frio que penetraba los huesos.
Se acercó a una yagua que hacía las veces de jofaina y se enjaguo su rostro curtido, bufando por el contacto con el agua casi helada. Sé agacho junto a tres piedras, donde aún quedaban rescoldos de brazas y avivándolo con su viejo sombrero que yacía al lado del mismo, coloco una marmita de hierro, mugrienta y llena de miel con agua sobre el fuego que comenzó a chisporrotear alegremente. Se encamino al ventanuco de la choza y metiendo su largo brazo extrajo dos enormes boniatos que coloco entre los rescoldos, hurgo en el bolsillo superior de su camisa de color indefinido, otrora de militar de las FAR y sacando un cabo de tabaco lo prendió con un tizón extraído del fuego, se recostó en el tronco de una guasima centenaria, haciendo volutas de humo con su tabaco, que a pesar de ser rencendido no olia mal, aspiro el aire limpio y ligero de la montaña y fue feliz.
LA FELICIDAD MIENTRAS MAS SENCILLA ES MAS AGRADABLE.
11 am del día 22 de enero del 2
BUSCANDO OTRO PLANETA
Aunque ya se esta buscando
en galaxias alejadas
por gentes muy dedicadas
que están la ciencia aplicando
de varias formas buscando
en planetas diferentes
que no sean tan calientes
y la vida sea posible
que no sea tan horrible
y no sean muy diferentes
Pero lamentablemente
Los que buscan no han pensado
Dejar estas cosas a un lado
Y buscar lo más urgente
Por eso es que de repente
Yo he enviado a estos señores
Un buen grupo de opiniones
De que se debe buscar
Si es queremos salvar
Futuras generaciones
Entre tantas condiciones
El planeta que se encuentre
Tendrá que ser diferente
Ni existir contradicciones
No podrá tener ciclones
Terremotos ni tornados
Ni tsunamis complicados
Ni un volcán en erupción
Que destruya con su acción
A la gente en sus poblados
Que no sea muy complicado
La siembra de vegetales
Y haya frutas naturales
Y abundante sea el ganado
Puedan ser suministrados
A todos la leche fresca
Y que el pescado aparezca
Permanente en la ración
Y que no haya una ocasión
Que el pan falte en una mesa
Que nunca allí se carezca
De energía renovable
Que el viento sea muy agradable
Y el agua siempre aparezca
Una flora gigantesca
Y una fauna muy valiosa
No haya fieras peligrosas
Ni un desierto intransitable
Ni una dolencia incurable
Por sustancias infecciosas
Abundantes mariposas
Que engalanen los rosales
Temperaturas normales
Y flores muy olorosas
Las mujeres sean hermosas
sus hijos estén bien formados
Y los hombres bien dotados
De una buena inteligencia
Ecuanimidad y paciencia
Sin vicios y enamorados
No haya cárcel ni juzgado
Ni una droga en existencia
Se viva con elocuencia
Sin rejas y sin candado
Todo este muy conformado
Sin divisiones de clases
Ni de razas ni linajes
Y un idioma similar
Que todos puedan hablar
Y no tener traducciones
Al no haber contradicciones
En un planeta tan bueno
No se tendría a un sereno
Ni harían falta municiones
Entonces en mis canciones
Que feliz me sentiría
Al no hablar ni en poesía
De la fea palabra guerra
Que se quedaría en la tierra
Y allá nunca diría
Fidel:
Naciste en Birán, tierra de oriente,
Tendrías un solo actuar,
Para a Cuba salvar,
De su opresión hiriente.
A Manzanillo viniste un día,
Buscando una Campana de amor,
Para usarla con furor,
Y luchar con rebeldía.
En el Moncada, el primero
En el Granma y en la Sierra,
Hombre que a su Patria se aferra,
Con pensamiento de acero.
Nos enseñaste a defendernos,
Con tu ejemplo vivo y tangible,
Por eso nuestra Patria es libre,
Y tus logros son eternos.
Camilo te decía Gigante,
El Che, te llamaba hermano,
Al mundo tiendes tu mano,
Eres el Padre Cubano.
Nuestro castigo
Contaré los días hasta que estés conmigo.
Hoy te extraño algo más de lo que te extrañé ayer.
Con sinceridad, este será mi castigo,
Por hacerte esperar el amor de esta mujer.
Si lo pienso mejor, es también tu castigo.
Por no sembrar en mí el amor que debía nacer.
Ahora el tiempo nos culpa separando dos almas,
Que contarán los días para volverse a ver.
Los días pasarán, que no te quepa dudas.
Yo estaré sin ti, tú estarás sin mí.
Y solo el tiempo es el dueño de nuestra gran fortuna.
Escogiendo el que abandona o el que llega hasta el fin.
Qué triste fue separar nuestras almas,
Pues comenzaron juntos su viaje hacia el amor.
Pero si alguna rompe su más fuerte promesa,
Cumplirá su castigo como un triste gorrión.
Kenia Rojas López, Caimanera, Guantánamo.
“Navidad en el solar”
Las fiestas de navidad se celebran desde el ñañaseré como solía decir un viejo bueno, amable y guarachero que vivía en el solar donde nací, eso quería decir que algo (de lo que se hablara) era muy antiguo. Después supe a través de mis lecturas en varias fuentes que las heredamos como muchas otras tradiciones, de las costumbres de los conquistadores españoles, que es bueno recordar practicaban la religión católica.
Con el tiempo y luego de un largo proceso de transculturación los cubanos le fuimos poniendo nuestro granito de identidad y cubanía, es decir que la navidad fue siendo más cubana o cubanizada y andando el tiempo, porque las raíces perduran y aunque estamos en el siglo XXI , la esencia de un solar habanero no ha cambiado mucho, pero sí han cambiado las manifestaciones de esa esencia.
El solar habanero sigue siendo dueño de esa magia que lo caracteriza y le imprime un sello de singularidad, con sus personajes pintorescos, clásicos de un medio social, que aunque es claramente diferente de lo que ocurría antes del triunfo de la Revolución, por razones conocidas por todos, tratándose de los beneficios adquiridos después del 1ro de Enero de 1959 por los pobres, los desposeídos y humildes que casi siempre eran los que vivían en dichos solares. Personas de escasos recursos, bajo nivel cultural en muchas ocasiones pero muy decentes, honradas y trabajadoras, eso sí.
Si bien hoy día en los solares habaneros conviven profesionales, técnicos y obreros, no dejan de estar presentes personajes pintorescos y clásicos del solar como: la china, la mulata bullanguera, alegre y salpicona, también algún que otro conflictivo (otrora guapo), el negociante y la jinetera (antes prostituta o mujer de vida alegre)con su respectivo proxeneta (antes chulo).
Pero aunque existan grandes diferencias las fiestas de navidad en el solar habanero mantienen sus raíces, sus esencias, sus orígenes, da igual si se come cerdo, pavo, pescado y hasta camarones, del Niño Jesús y de la Virgen María nadie habla, pero todos celebran.
Este 24 de diciembre, aunque hace frío, amanece claro, un sol radiante brilla en el firmamento.
Temprano comienza el jolgorio y el bullicio del solar. De una parte se escucha un contagioso reggaetón, y de otra un rico musical de Los Van Van.
Los olores comienzan a mezclarse temprano, alguien fríe chicharrones (olor inconfundible) otros regresan del mercado cargados de tomates, lechugas, yucas, ¡en fin solo de mirar y respirar te sientes llena!
Pero como siempre en todo colectivo, debe existir un líder, en estos tiempos el líder es el especulador, el todopoderoso que no pierde tiempo para en cualquier ocasión demostrar su supremacía y por supuesto comienza a picar carne como un carnicero experimentado en un lugar lo más visible que se pueda para que todos se convenzan, porque ya lo saben que él sí puede y sí tiene, por supuesto ya hicieron su entrada la cerveza y el ron.
El día avanza indetenible como indeteniblemente aumenta el ritmo de la celebración y la mulata canta y baila en el centro, pletórica de salsa y alegría contagiosa, todos salen a verla y a animarla, alguna más se decide y le hace compañía.
Los vecinos van saliendo como abejas de la colmena, sacan sillas, sillones y la fiesta se convierte en colectiva, crece la alegría (ahora es desmedida), risas, bromas en fin mucha algarabía.
El solar habanero está en su punto, como antes, como siempre.
No importa que muchos no sepan qué y por qué celebran o simplemente no conozcan el significado de la navidad.
Lo importante es celebrar. ¡Pues bienvenida sea la celebración ¡
Siempre que cuidemos el orden, la disciplina y el respeto.
A LAS MUJERES
Belleza y cordura.
Candor y locura.
Pasiones sin frenos, amor al sacrificio.
Castigo divino, bendición y maleficio.
Y todo lo bueno y todo lo malo.
De Dios son la imagen y el mejor regalo:
lo místico, esotérico y cabalístico.
Del hombre la esencia y lo eucarístico:
Promesas, traiciones, fe y desobediencia.
Ser que nos domina a voluntad y conciencia.
Así son ustedes, vírgenes del martirio.
A su bondad o malicia encendamos un cirio.
Así son las mujeres, terrenales y eólicas.
Racimos de flores divinas y exóticas,
variedad que abarca de la amapola al lirio.
HEROES
Esta historia que les voy a contar sucedió hace muchos años cuando todavía nuestros Aborígenes no conocían las fuerzas de la naturaleza; ocurrió aquí en Jiguaní donde los guerreros de la tribu luchaban contra los espíritus del fuego, la lluvia y el viento, siempre salían victoriosos, eran los héroes, los amaban y veneraban, todos los querían, en fin eran como las estrellas de cines y cantantes de estos tiempos. Pero un día sucedió lo inexplicable los guerreros fracasaron y perdieron en el combate contra un poderoso enemigo que nadie conocía hasta ese día que se hacia llamar el Espíritu de la Electricidad. Miles de guerreros de otras tribus del país vinieron ayudar a nuestros héroes pero fracasaban, sus armas no surtían ningún efecto antes tan poderoso rival. Después de varios años de luchas y fracaso decidieron ir a visitar al sabio que vivía en la cima de la montaña más alta del país que ahora conocemos como el Pico Turquino, este sabio les dijo que este espíritu no era malo, al contrario era unos de los mas buenos para su tribu y para todos los hombres del mundo, que en ves de ir contra el debían beneficiarse de sus bondades, pero para lograrlo tenían que cambiar sus armas por instrumentos que les permitieran cuidarse de su poder infinito. Así lo hicieron a su regreso a su tierra y cambiaron sus espadas por varas, sus escudos por guantes poderosos, pusieron en sus cabezas cascos y desde entonces se les conocieron como LINIEROS.
¨Conjugar¨
Yo critico, tú criticas, él critica, ella critica, nosotros criticamos; entonces:
- ¿Quién resuelve?
Marabio
Es mil veces más poderoso que la bomba de hidrógeno, pero aplicado a la ciencia es inigualable. Produce inmunidad total ante todo tipo de gérmenes y permite la comunicación telepática como un sexto sentido, por lo que internet había quedado obsoleta en sólo unos meses. Así de milagroso es el marabio, descubierto casualmente por un cubano en una granja de Las Tunas. Sólo se obtiene a partir de la planta de marabú, algo que ha convertido a esa isla del Caribe en la primera potencia económica del mundo.
¡Y pensar que en el pasado lo quemaban para hacer carbón!
Hoy te escribo estas cuartillas En el Templo del Futbol Hay un Zeus que se nombra Leo Messi es tan arturista que todos los idolos tienen que ver como se desenbuelbe en el terreno del Futbol dando pases y colando Gooles no es facil de interpretar su ira de gool cada ves que anota uno le pide al cielo paz para los niños y cese la injusticias muchos lo comprenden en un mundo global tiene que dar un gool para que lo escuchen para que vean donde esta su ira el dise que dejara de anotar el dia que reine la PAZ en el mundo
Glosas
A Yordan Terry La O
"Yo tengo un amigo muerto
que suele venirme a ver;
mi amigo se sienta, y canta,
canta en voz que ha de doler."
José Martí
Yo tengo un amigo muerto.
Falleció joven y fuerte.
Pero algo tiene su muerte
de misterioso e incierto.
Vuelve cuando estoy despierto
en mis recuerdos de ayer,
y me llega a sorprender
porque cuando estoy durmiendo
me percato, sonriendo,
que suele venirme a ver.
Mi amigo se sienta y canta
cada vez que me visita.
¿Seré yo quien necesita
oírlo abrir su garganta?
Confieso que no me espanta
esto que empiezo a creer:
¿seré yo que voy a ver
a mi amigo donde está?
Cuando me voy -o se va-
canta en voz que ha de doler.
ESCRIBIR
Escribir es, además de un arte milenario y necesidad imperante, una especie de escondrijo donde refugiarse para sortear las embestidas emocionales de la vida, al menos así lo veo y creo que los estados de ánimo son los verdaderos autores de las obras literarias más encumbradas. Es justamente a esa disposición del espíritu a lo que se ha dado en llamar “Musa” para poner un nombre poético al cúmulo de sentimientos que flotan sobre la cabeza de los autores cuando enfrentan a la temida hoja en blanco.
Es particularmente la poesía el género más propicio para hablar de esta idea, pues ningún verso nace de una mente tranquila y sosegada, es en el batimiento de las alas del alma donde brota ese idioma mágico que más tarde, retenido entre letras, pretende decir las cosas más íntimas y extraordinarias en una especie de clave para cuyo descifrado existen miles de combinaciones tan disímiles como los lectores que las escrutan.
Quien se detiene ante un buen poema ha de buscar esa sustancia invisible que lo rodea y que lo dota de una vida propia, nada en él debe haberse puesto en vano, ninguna palabra puede sobrar: allí, en aquella pequeña frase quizás inexplicable en una primera lectura, puede anidarse la aventura delirante de un hombre o una mujer, la herida más profunda o la felicidad más plena, es como el primer minuto del universo antes de la gran explosión, un bullir inimaginable en un punto increíblemente pequeño.
Según la escritora mexicana Laura Esquivel, la mayor enfermedad de nuestra época es la depresión y el mayor mal la angustia. Ella con magistral claridad se acerca a uno de los grandes problemas del mundo moderno, que dotado de un arsenal de opciones que nos aplastan, se esparsen y se venden, genera una carga adicional de enfermedades depresivas y personas tristes.
Estar tristes es más complicado que el cubo de Rubik, tiene más engranajes que una moderna bóveda bancaria y te saca más lágrimas que una cebolla blanca. Estar tristes es una cabrona situación que nos pone a vivir como una abeja en un recipiente de cristal con la tapa agujereada; nos falta el aire y volamos a tientas descubriendo que la realidad del otro lado del vidrio sigue siendo bonita, pero no la disfrutamos. Estar triste produce daltonismo y se te pierden los colores que más se necesitan. Estar triste desata muchos vicios y tu estado de ánimo se bebe con hielitos. Estar triste vuelve loco a los médicos y a los sicoanalistas, enriquece a los brujos y a las que leen las manos. Estar triste nos duele como una gran pedrada que alguien nos dio de noche; o como un pisotón en la uña encarnada.
ESTAR TRISTES
Estar tristes es convertirnos en adictos de las viejas baladas, de las fotos aquellas donde no están las canas. Estar tristes es malo para los que pregonan las magias y los mitos de muchas medicinas. Estar tristes nos pone como un espantapájaros para espantar humanos. Si quieres no estar triste, a pesar de ya estarlo, abrázate a ti mismo y dite en el oído: “mientras estabas triste te perdiste tres cosas que inventaron los hombres para ahuyentar las penas: la mano de un amigo; el lado bueno de lo que pinta malo y una dosis de tiempo para curarlo todo”
Glosas
A Yordan Terry La O
"Yo tengo un amigo muerto
que suele venirme a ver;
mi amigo se sienta, y canta,
canta en voz que ha de doler."
José Martí
Yo tengo un amigo muerto.
Falleció joven y fuerte.
Pero algo tiene su muerte
de misterioso e incierto.
Vuelve cuando estoy despierto
en mis recuerdos de ayer,
y me llega a sorprender
porque cuando estoy durmiendo
me percato, sonriendo,
que suele venirme a ver.
Mi amigo se sienta y canta
cada vez que me visita.
¿Seré yo quien necesita
oírlo abrir su garganta?
Confieso que no me espanta
esto que empiezo a creer:
¿seré yo que voy a ver
a mi amigo donde está?
Cuando me voy -o se va-
canta en voz que ha de doler.
Rubén
Quisiera mirar desde tus ojos
Y ver ese mundo de esperanzas.
¿¡Si prestaras tus pupilas!?
Amor bendecido
Cuando yo nací brotaron,
en la sierra, manantiales;
y al tú nacer, florecieron,
en mi patio, los rosales.
Cuando nos conocimos
juramos eterno amor,
amor que está bendecido
por Cristo, nuestro señor.
Siempre que deseo besarte
y abrazarte con locura,
miro al Señor Jesucristo,
quien nos da buenaventura.
Cuando hacemos el amor
ante los ojos de Cristo,
con su mano alzada dice;
ese amor es infinito.
Si en tu mente se posara
la loca idea de dejarme,
sube a la altura del Cristo
y volverás a besarme.
Aunque se oponga el mundo,
lo nuestro está decidido,
porque un amor no se acaba
cuando es amor bendecido.
Desafiando la perfección del agua
A los barrenderos de Santa Clara
que son seres de poesía
Los pájaros cuelgan como gotas negras de los árboles del parque
Tú, descalzo y negro como ellos
barres el sudor de la ciudad
con esas yagas dignas que rasguñan el suelo.
Los pájaros se van temprano
llevando en sus alas la noche,
tú te llevas el desorden de la gente que no te mira
y sonríes,
como si limpiaras el cuerpo de la amada
con esa perfección que solo logra la poesía.
Eres poesía cuando llueve en el parque
y fluyes descalzo puliendo el adoquín,
desafiando la perfección del agua.
La gente se esconde, corre, se apura.
Tú solo empujas la escoba,
como si empujaras un país.
Lisbeth Moya González. Santa Clara, Villa Clara
MANUEL
Cuando la vida no te duela tan allá adentro
Y tus manos sean recuerdos del pasado,
Cuando en un rincón duerman tu sombrero, tu bastón y la taza para el café amargo,
Entonces, de los ojos de tus hijos lloverán tormentas
Que abonarán tu vida
Y seguirás creciendo.
Mis 15.El pelo, los labios, zapatos altos, el vestido, el vals, las fotos para el recuerdo. Mis sueños. Un final inesperado. Días antes mi abuelita enferma, viajes al hospital, lágrimas en los ojos de mi madre, sus palabras: no hay solución a menos que se compre una medicina muy cara que le salve la vida. Ahí se fue mi sueño, lloré mucho. Salgo. Llueve. El agua en mi cuerpo. Me veo en una nube. Pasa el tiempo. Sonrío. Me doy cuenta que nada es más importante que la vida de mi abuelita, y ver de nuevo una sonrisa en el rostro de mi mamá. Llega el día, era el 1ro de Enero de 1959.
Historias del viejo Sebastián
El viejo Sebastián era un hombre rico. Podría decirse que inmensamente rico, pues tenía historias para contar. Tantas, que la mayoría de los hombres ni siquiera habían pensado en vivirla. Lo espectacular de su presteza, tenía un poco que ver con su pose jaranera y el trasiego de los años. No la pensaba dos veces para acertar un trago de cachaza que le quemara la garganta y le torciera el pescuezo. Era realmente un tipo envidiable, lleno de encantos y sabidurías sobre las tragedias del nordeste, los avatares del sertão y la vida. Para ser rico no siempre se es con dinero, hay que tener espíritu, y eso en él, aventajó a lo inextinguible, se prendió a expensas de su genética y nunca más desvaneció.
El acertar los primores de su propia realidad objetiva lo hacía un hombre exclusivo, feliz, un ciudadano cabal desde que su padre emplazó la simiente unos años antes de la segunda guerra mundial, cuando poco tiempo después muchos se alistaban para participar del conflicto. Menos mal que el viejo Jeremías nunca se reclutó, aunque mucho le criticaron. Tenía porte de buen soldado y mostraba engrandecidos alardes de apariencia militar. Nunca hubo de arrepentirse, ni cuando lo expulsaron de la guardia rural. Su sitio y su hijo, <>, como él mismo expresaba, ¡eran más importantes que la guerra, la política y que ocho cuartos! <>. Así mismo lo reconocía el viejo Sebastián ya en su época de retiro. Experiencias subsistidas, sí, claro, muchas junto a su padre querido <>, <>, también le decía el viejo Jeremías y se tocaba la testa en gesto de sabiduría, hecho que al principio atraía desconcierto, y más tarde, la gracia de seu filho Bastião. Pero él había dejado de ser un garoto y el viejo Jeremías, con la gracia de dios y algunos santos, reposaba a unos cuantos metros bajo tierra en un lote popular poco visitado del cementerio municipal, a la entrada del poblado.
Por la inspiración de los años, el viejo Sebastián sentía pocos deseos de seguir entrando en detalles en las chácharas con la gente. El ahorro de palabras se había convertido en un don que nadie podía imitar, mucho menos cuando el particular placer de conservar sus historias aquietaba sin remedios cualquier tipo entendimiento. De su pasión por la lectura, incentivando un discurso alegre y verdadero, se había convertido en el cuentero mayor de la cuidad de Miguel Alves, un cálido pueblecillo bautizado por el polvo en un remoto paraje de un estado nordestino (Piauí). Sus conciudadanos, gente humilde y hospitalaria, conjurados entre justeza y respeto, tenían el defecto de todo pueblo chico, hacer de todo y de todos, un infierno grande, pues querían saberlo todo y todo no se podía saber, ¡total, si todo el mundo conocía a Sebastián y él a todo el mundo!
Y allí estaba él, luego de cuatro años me volvía a mirar de la misma forma, con su cara de deseo incontrolable de comerme viva. No hizo falta palabras, solo con mirar los dos sabíamos que nos necesitábamos, que nos deseábamos por encima de cualquier otra cosa. Mi cuerpo me avisó apenas lo vi. Quedé perdida una vez más en su mirada. No era necesariamente carnal, iba más allá, pero sólo él sabía.
Afinidad.
“Hágase tu voluntad, señor”, dijo el mendigo. A sus pies, un perro sarnoso comía la comida derramada sobre un charco. “Si tuviera fuerza te ahuyentaría a mordiscos”, le dijo y el can movió la cola.
Desde esa noche el perro lo siguió a todas partes a pesar de los esfuerzos del mendigo por espantarlo. “Márchate que juntos moriremos de hambre”, le gritó, pero pronto compartieron alimento y cama. Al cabo de cinco años el perro murió y el mendigo lloró desconsoladamente como no lo hizo el día en que abandonó a su familia humana.
El Referendo
Todos estaban ahí, en la plaza, de rodillas, con las manos en la nuca. Eran miles, quizás millones; pero eso solo lo sabía él y sus diez hombres armados. Miró el bulto de papeles que acababan de trasladar al frente, todos con sus crucecitas en perfecto orden. Reflexionó un segundo, acarició su mentón y tuvo una idea:
—La próxima vez no preguntaremos a nadie.
Lester F. Ballester.
Estudiante de Comunicación Social en La Universidad de Las Tunas.
lesterf1798@gmail.com o lesterfbcs@estudiantes.ult.edu.cu
"MIEDOS"
En el pasillo exterior todas las sillas permanecen ocupadas, no pocos esperan de pie. A ratos la enfermera abre la puerta; pide mantener libre la entrada a la consulta y alienta a la espera paciente. "todos serán atendidos". Todos pasarán el mal rato traducía yo en silencio.
Al fin, mi turno…
Ya en el vano de la puerta, divisé, en la pared lateral de la silla que yo debía ocupar delante del especialista en proctología…UNA MARIPOSA BRUJA.
Me alejé atropelladamente, escuchando la voz de "la seño" que repetía mi nombre una y otra vez ¡Rosa Carret!
No he pensado en el resultado de la biopsia pues de seguro es, cuando más, una colitis. A eso no le tengo MIEDO.
A través de la ventana el sol inundó aquella estrecha inmensidad de dos metros: ¡Había amado por primera vez!
Voy a dejar de trabajar; me roba mucho tiempo y..... tengo un montón de cosas que hacer
¿Loco yo?
Soy el hombre más feliz de este planeta, ¿y como no podría serlo? Tengo a mi lado a la mujer que hoy ha echo de mi vida una total alegría, realmente es muy difícil ver en nuestra actualidad una relación como la nuestra, donde reina la paz, el amor y esa pasión que se desborda a cada segundo. Si yo les cuento el día a día nuestro seguro estoy que morirían de envidia, máxime cuando hoy las traiciones y los engaños andan a flor de piel. Pero bueno me parece necesaria mi propuesta y les contaré lo bello que se ha tornado mi relación desde que conocí a Lisandra hace ya más de 3 años. Aquí va: Todas las mañanas me levanto y le susurro: Buenos días amor, ella no hace intento de abrir los ojos, sigue durmiendo un poco más, yo siempre la dejo que descanse un poquito, en fin, trabaja hasta tarde y tengo que entenderla. Le preparo el café todos los días, (como casi todo, pues yo lavo, cocino y limpio) se lo llevo a la cama y la despierto, ella me dibuja una sonrisa y bebe el rico café que le hace su esposo, lo bebe suave, como si disfrutara cada sorbo. Luego se levanta, ya después de estar vestida y cerca de las 8 de la mañana se despide fríamente de mi, yo se que lo hace para cuando llegue la tarde regalarle todo el amor que siento en mi corazón. En mi trabajo todos dicen que si estoy loco, y les digo loco yo, por qué por amar a una mujer como la amo yo, que tiene que ver que le regale ramos de rosas y postales, o que le compre un anillo o le dedique una canción, simplemente es envidia lo que sienten ellos. Al llegar a la casa me espera como cada día en el sofá que queda de frente a la puerta, la beso con emoción, pero ella responde superficialmente como guardando las ganas para cuando llegue la noche hacerle el amor. A la hora de la comida, cuando se la sirvo, me dice que no tiene hambre y entonces le pregunto: -¿Pero cuando vas a comer si nunca tienes hambre?- Ella me dice que algún día y luego calla. Cuando el reloj marca las 9 de la noche, mi mamá y mi hermana siempre me visitan y todos los días me preguntan por ese ramo de rosas que le compro y que adorna nuestra sala, me preguntan que si estoy loco (no se porque tanta insistencia) y yo les digo loco ¿por qué? Por amar a una mujer que está muerta.
Corría el mes de agosto de 1960. En el Quinto Distrito Militar de La Habana, merodeando sobre la grana del entonces centro de entrenamiento de las incipientes Milicias Nacionales Revolucionarias, marchando, haciendo prácticas de tiro "en seco", escuchando las experiencias de los combatientes de la Columna Uno de Fidel se agrupaban varios cientos de milicianos capitalinos, estudiantes, obreros, trabajadores de las fábricas de Luyanó, Lawton, La Víbora, que con una elevada efervescencia revolucionaria y con gran ansiedad esperaban la presencia de Fidel para organizar los grupos de artillería de todos los calibres
que estudiarían en las escuelas militares del occidente del país. Caía la noche y repentinamente se oyó una voz que retumbó en aquel inmenso polígono:¡LLEGÓ FIDEL!. Todos al unísono se abalanzaron hacia la puerta de entrada, en el precisol momento que Fidel entraba en un Jeep con su escolta y varios comandantes del ejército rebelde. Todos querían tocarlo, abrazarlo, y en eso estuvieron varios largos minutos, hasta que alguien le entregó un altoparlante portátil a un miembro de su escolta para apaciguar a aquella multitud fervorosa. Fidel cogió aquel "aparatico" y pidió a los presentes que lo dejaran hablar. Acto seguido explicó que él estaba ahí para crear los grupos de artillería de las milicias, quienes debían ser integrados por milicianos menores de 35 años y mayores de 18. Yo entonces tenía 15 años y a mi lado estaba un miliciano gordo, canoso de más de 50 años, que era chofer de la Ruta 15. Nos miramos en silencio como diciéndonos que "ahí no pintábamos nada..." En medio de los murmullos que provocaron aquellas palabras de nuestro querido Cmdte. en Jefe, y aprovechando que yo estaba parado muy cerca de él le dije: "Comandante , eso no es justo, yo tengo 15 años y me siento capaz de ser artillero, ¿por qué es esa limitación de edades que Ud. ha dicho?. Fidel me miró "de punta a rabo" y me dijo sonriéndose: "Pero muchacho, ¿qué es lo que tú comes que estás tan fuerte?". Hago deportes, le respondí, artes marciales y pesas. "Está bien", dijo, "Si todos son tan fuertes como tú, pues entonces todo aquel, sin distinciones de edad, que sea capaz de llevar un tubo de mortero sobre sus hombros y arrastrar un cañón que entre en la artillería". El polígono tembló de los aplausos en aquella inolvidable noche del mes de agosto de 1960. Así se formó la artillería de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
Orlando Landa Soler
Municipio 10 de Octubre
La Habana
orlando.landa@desoft.cu
Me gustó mucho su relato, Orlando. Gracias por compartirlo!
Habana
Es Caribe y ardiente malecón,
arteria principal de la rivera
de ron y mulata sandunguera.
La tierra de mi son y mi pasión.
Machete y laúd junto al sillón,
refugio de palma y guayabera,
del Martí que ondea en mi bandera
color de sangre y de revolución.
Bajo y veo el morro; cruzo el prado
con mi melancolía pasajera.
No ansío lo que está del otro lado,
ni el caviar, ni la carne de ternera.
Solo despierto y veo que han curado
los ojos de mi hija, la habanera.