Cubadebate

Foto: Cortesía Dayalé Torres.

Activista de alma, apasionada y alegre, su voz probablemente fue de las más escuchadas durante uno de los últimos cursos presenciales de género en el Instituto de Internacional de Periodismo José Martí, antes de la COVID-19. Preguntona, imparable, la tunera Dayalé Torres Diéguez comprende muy bien lo que significan las brechas de género y se ha propuesto buscar caminos para cerrarlas.

Especialista de la vicepresidencia de Gestión de Conocimiento de la Unión de Informáticos de Cuba (UIC), su rostro aparece en las redes sociales, lo mismo como protagonista de proyectos de innovación digital para el desarrollo local, que como ponente en eventos internacionales vinculados a la tecnología o como promotora contra la violencia y el acoso de la campaña Evoluciona.

Su “protagonismo mediático” suele multiplicarse en semanas como esta, en que Cuba y el mundo celebran el Día Internacional de las Niñas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs); una de sus apuestas profesionales, el Proyecto Igualdad de Género en las TICs sobre Ruedas, busca llenar las comunidades y montañas de su terruño –y de otras zonas de Cuba- de niñas que sueñen con algoritmos de programación y manejen con maestría celulares y tabletas.

Foto: Cortesía Dayalé Torres.

“Buscamos el empoderamiento digital de las mujeres y las niñas de las comunidades de difícil acceso, para eliminar la brecha digital de género. Pero también tenemos como brújula ayudar a prevenir, enfrentar y eliminar todas las manifestaciones de violencia por motivos de género que suelen reproducirse en esos contextos”, explicó Torres, interrogada por Cubadebate a propósito de su proyecto.

“Queremos promover una cultura digital comprometida con el desarrollo local, que exprese cambios positivos en los modos de actuación de las mujeres y las niñas, tanto en el mundo on line como off line”, agregó la también editora de la Revista Cubana de Transformación Digital.

No es un empeño menor. El Informe Global sobre la Brecha de Género 2018, elaborado por el Foro Económico Mundial, confirmó que a nivel global las mujeres tienden aún a ser mayoría entre quienes realizan actividades no remuneradas. Según estimaciones de esa organización, la brecha global de género tardará más de 200 años en cerrarse.

El informe de 2018 ubica a Cuba en el puesto 23 de 149 naciones, con una brecha del 47,9 por ciento. “Las diferencias de hombres y mujeres no son grandes si las comparamos con las del resto de los países analizados”, reconoce el texto en su valoración sobre este país caribeño.

Sin embargo, la Encuesta Nacional de Igualdad de Género, realizada en 2016, constató a la región oriental –escenario del proyecto que coordina Dayalé Torres- como la de menor participación femenina en la actividad económica remunerada, con una proporción de 68,7 por ciento de hombres y apenas 45,1 por ciento, entre personas de 15 a 74 años. El 27,7 por ciento de las mujeres de esa región declaró dedicarse a los quehaceres del hogar, “actividad cuyo valor económico aún no ha sido reconocido”, analizó nuestra entrevistada en la justificación metodológica de Igualdad de Género en las TICs sobre Ruedas.

Aunque la pandemia de COVID-19 ha puesto zancadillas al cronograma de intervención del proyecto, el trabajo no se ha parado. Desandando montañas y comunidades intrincadas de la mano de su proyecto de intervención, pero también barrios más urbanos, Torres y su equipo han encontrado evidencias de la brecha digital de género en esas localidades.

“Se aprecia un insuficiente nivel de acceso a dispositivos tecnológicos de altas prestaciones por parte de las mujeres y las niñas debido, entre otras razones a los elevados costos de la tecnología. Generalmente las mujeres de las comunidades rurales se dedican a actividades domésticas no remuneradas, al cuidado de personas dependientes, no tienen vínculo laboral estatal y por tanto no perciben salario, una situación diferente a la mayoría de los hombres de estas zonas, que tienen vínculo laboral estatal o con Cooperativas de Producción Agropecuaria.

La sobrecarga doméstica, entonces, limita considerablemente el tiempo que pueden dedicar a la interacción con los dispositivos tecnológicos o dirigirse a las instalaciones de Joven Club de Computación y Electrónica en busca de información y capacitación”, explicó Torres.

Pero, según su experiencia, el asunto no es solo de acceso.

“Algunas mujeres, adolescentes y jóvenes, cuentan con dispositivos tecnológicos que les facilitan el acceso a internet, la interacción con contenidos y plataformas, sin embargo adolecen de buenas prácticas para emplear las TIC en función de su desarrollo personal y profesional; o están sometidas bajo múltiples formas de violencia machista naturalizada, que les impiden el uso de la mensajería instantánea, el tiempo que puedan disponer para navegar en Internet, entre otros aspectos que van desde la carencia de privacidad para proteger contraseñas hasta la subordinación a la autoridad masculina establecida en el hogar”.

Niñas conectadas, futuros más brillantes

Foto: Cortesía Dayalé Torres.

“Las niñas, adolescentes y jóvenes de las comunidades rurales no optan por carreras afines a las TIC”, confirmó Torres en sus indagaciones. “Ellas acuden en menor medida que los varones a las opciones de capacitación y esparcimiento (videojuegos) que ofrecen los Joven Club de Computación y Electrónica, por lo que nuestro proyecto también apuesta por encaminar acciones de orientación vocacional hacia el estudio de carreras de este sector, como parte de los proyectos de vida de las niñas, pero también como oportunidad para contribuir al desarrollo de la localidad”.

Los desvelos de Torres han rendido frutos. Y no solo lo que pasan por su felicidad personal. El Proyecto Igualdad de Género en las TICs sobre Ruedas estuvo entre los tres de este archipiélago, en tanto país miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), nominados a los premios de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) 2021, que sesionó de forma virtual por estos días.

“Aunque no resultó campeón, haber competido a nivel global con otros 19 proyectos en la categoría 6 de la competición, que se dedica al ‘entorno habilitador", ha sido muy gratificante, porque nos da la medida de que el sistema de acciones diseñado va por buen camino.

Foto: Cortesía Dayalé Torres.

Es un reconocimiento al trabajo de todas las instituciones y organizaciones que nos acompañan en la misión del empoderamiento de las mujeres y las niñas en las TIC, entre ellas el Joven Club de Computación y Electrónica en Las Tunas, la Oficina Territorial de Control del Ministerio de Comunicaciones, la Unión de Periodistas de Cuba, la Federación de Mujeres Cubanas y la Campaña Evoluciona.

Para Dayalé, el camino apenas comienza. Pero entre las primeras ganancias valora el haber logrado visibilizar la brecha digital de género “como un fenómeno que no es netamente tecnológico, sino que está condicionado por múltiples factores socioeconómicos, que van más allá del acceso a las TIC”.

“Creo que también ha sido importante contribuir al reconocimiento de las inequidades de género en el contexto digital, así como de otras formas de violencia por motivos de género en este escenario y capitalizar acompañamiento y compromiso por parte de las autoridades locales para su enfrentamiento y erradicación, entre otros avances que sería largo relatar en pocas líneas”, confesó a Cubadebate.

“Seguiremos trabajando con la satisfacción de que el mayor premio es hacer lo útil, lo justo y por un proceso de informatización de la sociedad cada vez más inclusivo”.