La sucia carga del Santrina
En el libro Estado Villano, de William Blum, aparee una definición que hace el FBI norteamericano sobre lo que es terrorismo:
"Uso ilegal de la fuerza o la violencia ejercida por parte de un grupo de personas, o individuos, que tienen alguna conexión con una potencia extranjera o cuyas actividades trascienden las fronteras nacionales, contra personas o propiedades, para intimidad o coaccionar a un Gobierno, a la población civil o a cualquier segmento de estos, para la consecución de objetivos sociales o políticos".
Y quién mejor que Blum, estadounidense y ex funcionario del Departamento de Estado, para traer en su libro definiciones y argumentos salidos no solo de su experiencia profesional, sino también de documentos y doctrinas en uso por la potencia militar más grande del planeta.
En el caso específico de la definición que da el FBI al terrorismo, me parece exacto para que el Gobierno de Estados Unidos lo aplique al pie de la letra contra los terroristas que anida en su país.
Y al caso de Luis Posada Carriles se le puede aplicar cualquier parte de lo que describe el FBI y por tal motivo lo pueden apresar, juzgar y condenar, aunque para ello solo utilizasen los actos que este señor ha organizado, dirigido o realizado en o desde territorio estadounidense.
Y junto a él pudieran también, de acuerdo a esta propia definición, juzgar y condenar a quienes dirigen y financian las actividades terroristas que desde Miami se realizan contra Cuba y sus dirigentes.
Uno de los hechos más bochornosos de los últimos realizados por esos terroristas anticubanos que se exhiben por las calles de Miami, es el de la liberación en Panamá y el traslado luego, de esa carroña criminal, hacia la guarida del Sur de la Florida que, en el caso de Posada Carriles, requirió primero de un extraño tránsito por Centroamérica, utilizando un pasaporte norteamericano falso y luego llevado hasta Miami en una embarcación con bandera de los Estados Unidos.
Ahora bien, ¿qué embarcación es esa, por dónde andaba, quienes la tripulaban ..?
El barco, del tipo camaronero, tiene como nombre el de Santrina y fue comprado bajo la cobertura de una fundación ecológica que preside el terrorista de origen cubano radicado en Estados Unidos, Ernesto Abreu, uno de los que viajó a Panamá a recoger a Posada Carriles y sus secuaces cuando fueron indultados por la cómplice de terroristas y ex presidenta de ese país, Mireya Moscoso.
Y el tesorero de la "inofensiva" fundación es nada menos que Santiago Álvarez, uno de los más connotados terroristas radicado en territorio norteamericano, el mismo que dirigió y ejecutó la operación de salida de Posada de Panamá, lo llevó a Centroamérica y ahora lo recogió y trasladó hacia Miami, ciudad en la que ya declaró que "brindará toda la cooperación que necesite Posada Carriles para que sea admitido en territorio de los Estados Unidos".
Más claro ni el agua de las fuertes corrientes que cruzan frente al territorio mexicano de Islas Mujeres, allí donde fue a encallar el Santrina en su extraña ruta de Bahamas a Miami según declaró su patrón José Pujol.
El mal olor, o mejor dicho la peste por la carga humana que llevaba dentro el Santrina pronto se hizo evidente cuando los medios de comunicación del estado mexicano de Quintana Roo publicaron la noticia entre los días 14, 15 y 16 de marzo pasado, y hasta fotos del ¿camaronero? varado en arrecifes cercanos.
Y la extrañeza se hizo más elocuente cuando la embarcación siguió rumbo a su destino (Miami) sin amonestación alguna y sin que la identidad de los "pejes" que iban dentro llegaran a advertir que se trataba de "camarones" terroristas pescados en tierra centroamericana.
Allí, además de José Pujol, conocido como Pepín, patrón del barco y agente CIA, estaba Santiago Álvarez y otras tres personas, entre ellas -con toda seguridad-el más terrorista de todos, Luis Posada Carriles, ahora llevado a su destino de origen, al puesto de mando del terrorismo anticubano, a Miami.
Unos días después el Santrina llegaba a puerto seguro miamense y ¿por coincidencias de la vida? en aquella ciudad circulaba la noticia de que Posada Carriles estaba en territorio estadounidense y se presentaría dos días después para pedir residencia en ese país, por su méritos a favor de los Estados Unidos.
De esa forma llegó a su destino la sucia carga del Santrina.
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