Cubadebate

Sin discusión: el bloque de preseleccionados de mejor rendimiento en el primer tramo de la Serie Nacional ha sido el de los jardineros. Siete hombres sobrevivieron al último corte del colectivo técnico, pero tan solo cinco -o seis, en caso extremo- harán el grado para el Clásico. Entonces, ¿será posible proponer algún nombre para fortalecer esa jurisdicción en los entrenamientos decisivos del mes próximo? »

Seguimos hoy buscando candidatos a incluirse en la preselección que el próximo mes encarará el tramo decisivo de su preparación con vistas al Clásico Mundial de Béisbol. ¿Cuántos infielders formarán filas en el grupo que saldrá rumbo a Asia? Podrían ser seis, igual podrían ser siete. Eso lo determinarán los técnicos. Pero cualquiera que sea la variante elegida, estimo que hay posiciones que requerirán "refuerzos", y otras no.

Ahora que el primer tramo de la Serie Nacional ha llegado a su ecuador, conviene husmear en el rendimiento de los preseleccionados al Clásico, y reparar en algunas faenas descollantes de peloteros que pujan por abrirse espacio en el equipo. Obviamente, no puede omitirse la reciente afirmación de Higinio Vélez: "La preselección -dijo el rector del béisbol insular- sigue siendo la misma, no se ha convocado a ningún jugador nuevo".

A raíz de mi comentario Negra Justicia, más de un lector se refirió al curioso "cuadradito" que aparece en la zona de strike de los partidos de las Grandes Ligas norteamericanas. Así pues, la sección de este lunes estará consagrada al Sistema de Información a Umpires, un producto de la compañía QuesTec encaminado a monitorear el trabajo de quienes ofician en home plate.

Seré breve, porque el tiempo me agobia -estoy en medio de una guardia informativa- y también porque el asunto lo he tratado anteriormente en este espacio. Pero de todos modos, no me puedo abstener de jugar un par de cartas contra el arbitraje. Dije contra, y no hubo error alguno. Dije contra, sencilla y llanamente, puesto que el arbitraje está enfrascado en oscurecer el (ya nublado) firmamento de la Serie Nacional.

Se acabó el primer tercio de este torneo que, por razones evidentes, está emparentado con el rapid transit. Ha sido un tramo lleno de sorpresas, salpimentado por esa inesperada anemia atacante que, de tan porfiada, deja ya una sensación acibarada en los fanáticos. Porque una cosa es que los pitchers den recitales de pitcheo, y otra muy diferente es que, aun siendo escaso su calibre promedio, se solacen en implantar una hegemonía brutal sobre el madero.

Mientras el campeonato avanza entre alegrías de pequeños y tristezas de grandes -ahora mismo, ninguno de los 'históricos' de esta pelota se ubica en zona de clasificación-, echemos un vistazo a una magnífica estadística elaborada por el dinámico Benigno Daquinta. Se trata de concentrar en una tabla a un grupo selectísimo de sluggers. O lo que es lo mismo: juntar a los bateadores más integrales que han pasado por nuestro certamen doméstico.

Una certeza vale por cuatro mil suposiciones, como enseñó el ilustre Juan de los Palotes. Convencerse de algo, no importa si es de la vida extraterrestre o del milagro de la macrobiótica, procura en la persona un aire ganador, de suficiencia y plena autoconfianza. De modo que heme aquí, satisfecho de tener por lo menos tres certezas con respecto a la Serie Nacional. Que podrían, en efecto, parecer pocas (o poquísimas), pero que bastan para darle vida a mi columna de este viernes.

El pitcheo ha comenzado a todo gas. Dominante como en sus buenos tiempos. Inexorable contra los maderos, no importa la categoría de aquel que los esgrime. Dicho en una palabra, cruel. Más que impresionar, la media colectiva espanta: 2.68 limpias por cada nueve entradas. Y el average del torneo se limita a .248, con apenas 24 cuadrangulares admitidos en cuarenta desafíos. Es increíble.

La estadística no miente: casi todos los hombres que asistirán al Clásico -mejor dicho, los que más veces fueron titulares en la preparación- han empezado con gasolina aguada. Le enumero los rendimientos personales: Pestano, 7-0; Abreu, 11-2; Torriente, 17-1; Gourriel, 11-4; Arruebarruena, 12-2; Bell, 13-4; Castillo, 14-2; Despaigne, 8-2; y Cepeda, 10-4.

¿Será éste el campeonato que merecen usted, y usted, y su vecino, y yo? ¿Habrán suficiente clase beisbolera y rivalidad en el terreno? ¿Volverá a verse la pelota con estadios llenos hasta la bandera? ¿Errarán menos los pitchers, se ajustará el arbitraje, será posible que la prensa asuma de una vez el papel que le toca frente al espectáculo? »

La maldición de la Semana Beisbolera de Haarlem -¡por fin!- se disipó. Después de catorce años sin conocer el trono allí, Cuba logró ganar "el bueno" ante una selección de Puerto Rico que, aunque privada de caché, había ido quitándose piedras del zapato hasta arribar a la final en condición de invicta.