Concierto de Marta Valdés: Querido Centro Pablo (+ Video)
Este sábado, la compositora, guitarrista e intérprete de sus obras, Marta Valdés, ofreció un concierto en el Centro Pablo, de La Habana. Víctor Casaus, el director de la institución, aseguró que "todos los conciertos hechos en este patio son buenos, pero este es excepcional", y lo fue, efectivamente, por muchas razones: Marta no solo es la figura más sobresaliente de la segunda generación del movimiento filin en Cuba, sino una de las artistas más interesantes y renovadoras de la música cubana del último medio siglo, que sigue componiendo con el rigor y la emoción de sus obras más conocidas, y por si fuera poco, escribe una columna semanal para Cubadebate.
Hacía, además, 7 años que Marta no ofrecía un concierto en Cuba y convocó para este momento a algunos de sus amigos -nada menos que a Gema Corredera, Ivette Cepeda, José Luis Beltrán, Marta Campos, Yusa, Rey Ugarte, Lucía Huergo y el dúo Jade- e invocó a otros, como Elena Burke, Aida Diestro, Sara González y César Portillo de la Luz. Entre todos estremecieron los muros de la calle Muralla y a los dioses de las tempestades. El aguacero se presentó en la apertura y el cierre del concierto, pero tuvo un hermoso gesto de renuncia mientras andaba suelta la música. Hubo un acuerdo tácito entre la lluvia y la gente que llegó al patio del "querido Centro Pablo" en cuerpo o en espíritu. Todos arroparon a Marta y a su guitarra, y ella les devolvió el abrazo con una tarde irrepetible.
Cubadebate reproduce el texto que Marta escribió para el programa de este concierto. Lo incluimos en su columna Palabras, con fotos y un video del momento en que Gema Corredera interpreta "Tengo", por supuesto de Marta Valdés.
Querido Centro Pablo:
No sé ni cómo decirte en medio de la urgencia de escribir este mensaje dirigido a todas aquellas personas conocidas o providencialmente desconocedoras de lo que significan mi nombre y mi apellido, que tendrán a bien, una vez más, cobijarse en tu patio para escuchar canciones amparadas en el hermoso lema “a guitarra limpia”. Pensaba y pensaba cómo poner en palabras justas lo que esta ocasión significa para mí y vino volando a mi memoria un verso del joven Retamar, cuya poesía me sirve de custodia en cada uno de los lances donde apuesto todo lo que soy para que un escozor, siempre el mismo, me asegure que es posible traer al mundo una nueva canción armada con sonidos escapadizos entrelazando palabras “que ya no son palabras”; palabras como esa que acabo de inventar para ver si me entienden, hechas música.
Pasaba siempre por la acera de enfrente hacia la Plaza Vieja, miraba hacia tu puerta y respiraba profundo, sabiendo que en mi tierra, en mi ciudad, la gente joven con ganas de trova tenía asegurada una silla y unos ramajes a cuya sombra siempre podrían soltar su inspiración a voz en cuello. Nunca cruzaba, porque tenía muy clara la diferencia entre sus tiempos y el mío, por más que constantemente hubiéramos estado coincidiendo. Mis primeras canciones, igualmente biennacidas, concebidas en guaguas, en rincones de la casa a altas horas, tragadas por la pena y el miedo a que el vecino o la familia me oyeran malcantarlas, culpables –desde entonces- de este débil sonido de voz y guitarra que no pocas veces me echaron en cara, fueron recibidas a corazón abierto, por jóvenes cantantes desconocidos, que no tardarían en ganarse un lugar imperecedero en nuestra música y lo hicieron rodando de bar en bar, de pista en pista, de emisora en emisora y, cuando la suerte les hacía colocarse en la victrola de la esquina, barrios enteros las dejaban entrar por entre los balaústres de sus balcones, por entre los barrotes de sus ventanas.
Así llegaron a las salas de concierto, así desaparecieron de la discografía nacional por el designio de alguna que otra mano alegre; clasificaron bajo el estima de un cierto olor residual a alcohol o cigarrillos que, en sus primeros años de vida, se mezclaron con el aplauso bien ganado; agradecieron, años más tarde, elogios, premios y distinciones. En medio de ese sube y baja de una larga vida cuyo centro ha sido la lucha constante por tocar corazones con acordes de dos o más cuerdas pisadas, con giros melódicos que me parecieron los más hermosos y con las expresiones más sentidas que encontré, aparece María Santucho y me habla de traerme con mis canciones a este espacio y me dice que Heidi y que Marta y Heidi me dice que Pepe y que Jade y yo me pongo tan contenta que cruzo la calle y entro para siempre a este patio para tener la alegría de conmemorar edades gruesas de canciones añejas, abrazar a quienes toman la palabra hoy por hoy para decir lo suyo y a invocar, de todo corazón, a los que ya se fueron. Traigo también canciones recién nacidas a ver qué les parecen, y lo hago con la ilusión de siempre.
Querido Centro Pablo: yo creo que a mí no se me va a olvidar más nunca el sábado 26 de octubre de 2013.
Te abraza,
En Video, Marta Valdés y Gema Corredera
Marta y Gema interpretan "Tengo", de la compositora cubana (con la guitarra), en el Centro Pablo, La Habana, el 26 de octubre de 2013.
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Marta es famosa por sus canciones difíciles e inolvidables. La música de Marta nos recuerda cuánto nos hace falta Elena Burke, Bola de Nieve, Vicentico Valdés y tantos otros. Gracias, Marta. Un saludo desde Camagüey, de Luisa María
Eso es hacer historia en la música. Felicidades, Marta.
Dios, estaba Gema, qué cosa lo que me perdí. Una lastima que no pueda ver el video. Marta escribió tres canciones inolvidables para mi: Palabras, En la imaginación y Tú no sospechas , títulos indispensables en el repertorio romántico cubano que han sobrevivido todas las modas. Felicidades
"A Guitarra Limpia"
A Guitarra Limpia
cantamos una guaracha
sus cuerdas mezcladas, si
si que se emborrachan
pues tocan con sabrosura
para colmar las locuras
de trovadores y pueblos
Guitarra mía
suena que suena
para poderte besar
y en cada beso contar
tus cuerdas limpias y puras
para colmar las locuras
de trovadores y pueblos
Guitarra limpia
que tocas sin descansar
para podernos contar
recuerdos de tu cajón
mezclados como el jabón
los dedos suelen soñar
entre tus cuerdas doradas
A Guitarra Limpia
se encuentra la nueva trova
que viaja con sus farolas
para vencer la conquistas
y hacer feliz al artista
que sueña con canturrear
a guitarra limpia, mi despertar
mi vida plena y mi canción
a guitarra limpia
mi alma y mi corazón
para colmar las locuras
de trovadores y pueblos.
Erik Fundora Salina desde Cincinnati Ohio Imperio Cruel.
Gracias a Cubadebate por publicar esta preciosa nota. Llegué a Miami de niño y no conocía la música de Marta Valdés hasta que escuché a Gema hace años cantar aquí esa preciosa canción de Marta, Tengo. Inmediatamente, busqué la música de Marta Valdés. Después enamoré a mi esposa con la canción Sin ir más lejos. Lástima que no sabía de ese concierto anoche en La Habana. Hubiera ido solamente por el privilegio de escuchar a esa gran mujer en vivo.
Ysnei Pirez
Miami
Marta es lo más grande ...
Germania Toledo
Saludos desde los Estados Unidos. Las canciones de Marta respiran cubanía. Las escucho todos los días. ¿Hay planes para trasmitir un video completo del concierto por Youtube?
Milton Sánchez Parodi
Poland, Ohio
Te quiero Marta. Gracias por ese regalo excepcional que nos diste anoche. Gracias también al Centro Pablo y a los demás artistas de la música que te acompañaron.
José Pertierra
Quiero compartir este texto del escritor Reynaldo González, es de 1985, y le hace justicia a Marta. Me uno a las felicitaciones de los demás, Ileana:
Reynaldo Golzález
CARTA DE (DESDE, POR, SOBRE EL) AMOR A MARTA VALDÉS
Señora, cuando en el silencio de la tarde y por dentro me resuena una de sus canciones, cualquiera de ellas, simplemente porque está de fiesta la imaginación, aflora una sabiduría íntima: usted ha trascendido el conocimiento placentero y ocupa un espacio en la sensibilidad popular. Nos ocurre a muchos: como bajando de una guagua o desprendiéndose de un portal acuden trozos de sus canciones, una frase, una melodía que creíamos olvidada, para acompañarnos un trecho del camino, enriquecernos y hacernos diferentes.
Existen, porque los reconocemos, una expresión y un timbre Marta Valdés, capaces de dar color y ritmo a nuestras introspecciones. Allí se habla de sensaciones sutilísimas, individuales pero colectivas, tan frágiles que hubieran perecido en ese hueco traicionero ¿será un escape de aire, una esquina no arquitecturada de la ciudad? que en la trivialidad y el hastío se ha tragado tanta vida exaltadora. Usted se propuso rescatar esas mínimas pero significativas joyas de la existencia, corporeizarlas en letra y música para compartirlas con su prójimo, y lo ha logrado en una trayectoria a veces soterrada pero siempre perdurable.
En los últimos treinta años, desde la ya tocada por la nostalgia y gangosa voz de Vicentico Valdés a los insondables graves de Elena Burke, más aportes de significación de Miriam Ramos, Alina Sánchez, Pablo Milanés o Argelia Fragoso, sus pedazos de vida me acompañan y contribuyen a fijar un poco de todos nosotros en esa caja de resonancia diferente que es la memoria musical. Del bolero llorón o guaposo déjenlo, como a la rosa: así es el bolero a la criolla de reminiscencias fundadoras, aquella de los trinos que anuncian la llegada del amor, del filin y sus acordes sorpresivos al poema-música con trasunto de contrapunteado jazz y balada ultramontana, su experiencia es la nuestra. ¿Por qué hablar solamente de un estilo o tendencia si la vida entró a borbotones en la piel, dejó su huella y nos transformó?
Usted trazó un puente frente a tanta prisa, vivió a la manera que sabe hacerlo, con el pálpito de su sensibilidad. Su música, esponja imantada, recibió tanto como emitió la sonoridad del tiempo sin perder autenticidad, pues reafirmó su presencia. Volvió, pero no para el olvido, no para el torpe anochecer. El resultado, sin que deseemos perder el más mínimo sonido anterior, es esta madurez de hoy, donde su canción, tan citadina como siempre, aúna el monte y la marisma como en nuestras playas la vegetación no huye de las olas. Usted nos habla del amor dolido y del impositivo, del trabajo y la distancia, exalta la amistad serena y el disfrute de la tarde para escapar de la resolana entre conversaciones tenues.
Síntesis de vida y arte, su trayectoria ha sido la del enriquecimiento por la experiencia, al asumir que se puede amar una nación en cada uno de sus habitantes, en la moldura de un mueble, en la presión de la gubia artesanal y en la suma de sorpresas que nos conforman y lanzan en perspectiva esperanzada. Si hallo que el paisaje y los olores del camino entraron en sus canciones, es porque intencionalmente dejó una ventana abierta.
Usted quiere nombrar todos los sueños, hacer una canción para que llueva, inventariar las maravillas y las torpezas, porque ama hasta las corrugaciones de un madero si ennoblecen al semejante. Ya no es el amor en soliloquio ensimismado, sino en la vía ancha de todas sus posibilidades. Con usted y con sus canciones llegamos hasta Horacio Ruiz, el artesano inadvertido en su taller de prodigios, del que salen en excursión pájaros deslumbrantes; seguimos la línea historiada del río San Juan hasta la eclosión de nieblas que es la bahía de Matanzas; nos inclinamos a poner una flor en la mano atormentada de José Jacinto Milanés; sentimos avidez por conocerle días venturosos al desventurado Plácido; interrogamos los desconchados de la Plaza Vieja y nos devolvemos al latente amor de cada día, tenso como una cuerda de violín, ingrato, esquivo, tierno, ignoto. Ya no es aquel amor rompecorazones, vencido por la injusta curva de los días. Tampoco es simplemente la nostalgia, sentimiento que suele tamizar la autoconmiseración y el miedo. Es uno y el mismo y otro amor, más solidario y verdadero.
Ha llovido sobre la bahía de su Habana desbordando el Malecón y esparciendo el salitre hasta la misma acera de la sombra, tan resguardada que se creía de los vientos cicloneros. Un removión de vida contaminó nuestro otro mundo. Y usted vuelve al amor que, en su comprensión, son las cosas más sencillas, poseedoras de una sabiduría intrincada y permanente. Ahora, estremecida de lluvias e ingratitudes, nutrida por la juntura noble de un mueble y una comida casera, conoce el diapasón amplísimo de que parten los vasos comunicantes con la apreciación colectiva. Porque usted está en el mundo, nos felicitamos. Sus canciones, que por suerte ya no le pertenecen, están en nosotros. Gracias.
La Habana, junio de 1985.
Lindo regalo a y de Marta. Genial y emotivo concierto
!Hola Marta!:
Muchas felicidades por el reconociento que fue en definitiva el motivo del concierto. Asombró que no fuese divulgado por ningún medio para poder acompañarte, al menos, sí puedo ver el video de Gema con tu canción. Ojalá lo transmitan "diferido" como es costumbre por la televisión en algún momento. Felicidades,
Que el centro Pablo era eso, CENTRO, PABLO y GUITARRA LIMPIA...Bueno no es noticia y todos lo sabiamos, sin embargo como joven de 15 años se vistió de manteles largos para ser, desde este 26 de octubre...el centro donde Marta, con sus canciones estremeció nuestra Habana...sea pues ahora...reino de Doña Marta...la Valdés!
Buenos días. Todavía me duran las emociones de ese maravilloso concierto. Soy asidua al Centro Pablo, pero creo que fue una tarde-noche mágica, donde la CULTURA se hizo patente en toda su magnitud, no tengo palabras suficientes para agradecer la oportunidad de haber estado allí y ser protagonista de esta historia. La lluvia nos bendijo también, queriendo participar en aquel derroche de sentimientos.
Gracias, al Centro Pablo, Víctor Casaus y su equipo, y a Marta y sus acompañantes, por un evento único.
Marta te enviamos felicitaciones por el concierto y al parecer estoy en la lista negra de Cubadebate,, no lo publicaron, al igual que cuando opino sobre deportes,, pero no importa , seguire escribiendo hasta tanto me quiten de esta lista,, asi espero como nosotros los cubanos, hasta que nos quiten de la lista de terroristas donde nos tienen los Norteamericanos,, Gracias.. Familia del Sol...