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Además de terrorista, mentiroso

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Tal como el gobierno cubano lo había informado durante los últimos días, Luis Posada Carriles está en Miami, protegido por sus compinches de la mafia terrorista casi propietaria de esa ciudad y sin temor alguno por ser molestado por las autoridades norteamericanas.

Un artículo aparecido hoy en The Miami Herald, lo confirma: "Luis Posada Carriles puede ser el hombre más buscado en Cuba y en Venezuela, pero en una tarde reciente, el individuo, acusado de terrorismo, tranquilamente bebe un jugo de melocotón, lee a Confucio y admira la silueta de los rascacielos de Miami desde el balcón de un edificio de Brickell Key".

Con el usual desparpajo e impunidad, propio de quien se cree omnipotente, tal vez confiando en las viejas deudas contraídas con él por parte de la CIA, el FBI y las administraciones norteamericanas, declaró: ''Primero me escondí mucho'', manifestó en relación con su arribo a la ciudad de  Miami y destacando que, con absoluta tranquilidad,  "pasa gran parte de su tiempo leyendo o pintando paisajes de Cuba al óleo". Seguro, pues, de la complicidad de la Casa Blanca para su pasado terrorista, acotó: ``Pensaba que el gobierno de Estados Unidos me estaba buscando, (…)  Ahora me escondo mucho menos. Hay gente que me ha reconocido en supermercados, en consultas de médicos, en su mayoría personas de edad''.

Tiene razón el criminal al sentirse seguro. El colmo de la confabulación norteamericana con los terroristas anticubanos se puso de manifiesto en el hecho de que la entrevista concedida a  Oscar Corral y Alfonso Chardy, se efectuó a sólo unas pocas cuadras de una de las oficinas del Departamento de Seguridad Interna en esta lujosa zona de Miami, en un lujoso condominio.

Ni lerdo, ni perezoso, Posada Carriles abrumó a los periodistas del Miami Herald con una sarta de ensayadas mentiras, pero sin perder su acostumbrada agresividad,  ni tampoco su usual desparpajo. Dijo,  con desfachatez, que "no jugó papel alguno en el atentado a un avión de pasajeros de Cubana de Aviación en 1976, a pesar de que hay documentos federales recién revelados que lo vinculan con el ataque". Chardy y Corral no pudieron ocultar su asombro cuando Posada afirmó a continuación:"Sinceramente, no sabía nada de eso''.

 Si desfachatado fue al negar su participación en el detestable atentado al avión civil en Barbados, más lo fue cuando no quiso confirmar su participación en la oleada de ataques con bombas en lugares turísticos en Cuba durante 1997. Desmemoriado tal vez, socarrón de seguro, olvidó que admitió su participación en estos hechos ante reporteros del New York Times en 1998.  ''Dejémoslo a la historia'', agregó con aire filosofal, olvidando también que entre el 23 y el 24 de noviembre de 1994 me entrenó en un hotel de Ciudad Guatemala en la manipulación de explosivos  y me abasteció con dos poderosas bombas para que yo las colocara en el Cabaret "Tropicana"  de la Habana. ¿Se habrá olvidado, entonces de nuestro encuentro junto a Gaspar Jiménez Escobedo, en una habitación del hotel guatemalteco "Camino Real", por encargo de la Fundación Nacional Cubano Americana? ¿Cómo admitir esta garrafal mentira, si yo fui testigo directo de sus vínculos con los atentados terroristas contra instalaciones turísticas en Ciudad de la Habana y Varadero?

El rosario de falsedades continuó cuando quiso  engatusar a los periodistas, con el amañado propósito de proteger a los  mafiosos que organizaron su entrada a los Estados Unidos, argumentando que entró solo a ese país usando un  autobús Greyhound y burlando a unos oficiales de inmigración  que, en la frontera,  subieron al autobús y le exigieron mostrar sus documentos. La absurda e increíble fábula culminó favorablemente para él cuando les dijo: "Señores, tengo 80 años. Se me olvidan las cosas. Ahora ni siquiera sé adónde voy''. ¿Es para creer o para reír?

La entrevista con el Miami Herald, organizada por los socios de Posada Carriles y rodeada de  asombrosas medidas de seguridad, irrisorias cuando el propio criminal de Barbados dijo deambular plácidamente por Miami,  se inició cuando éste justificó su arribo a esta ciudad  por temor a que agentes castristas lo asesinaran.

Las mentiras se sucedieron unas tras otras. Al volver a preguntársele por su participación en el atentado al avión de cubana CU 455, en el que murieron 73 personas, entre cubanos, norcoreanos y guyaneses, Posada mintió otra vez: "Me acusaron de haber sido el autor intelectual, de fabricar un arma de guerra y de traición a la patria. Nadie me ha visto fabricar una bomba''. Vuelvo y volveré a repetirme por mi  parte al escuchar tal infamia: ¿Y las bombas que me diste, asesino? ¿No las preparaste tú para matar a centenares de turistas aquella noche de noviembre de 1994, en "Tropicana"? ¿Se te puede creer cuando afirmas que ", las bombas de los hoteles eran muy pequeñas, su fin era sólo romper ventanas y causar daños menores''? Posada Carriles,  sabes bien que cada una de las bombas que me diste, una de las cuales colocaría en ese famoso cabaret tenía 450 gramos de C - 4. De haber explotado, hubieran muerto en ese lugar cerca de 100 personas. ¿Eran éstas, acaso, bombas pequeñas, preparadas sólo para asustar  turistas?

Sin embargo, el colmo de su  inmoralidad llega al extremo cuando trata de culpar a Cuba por la muerte de Fabio di Celmo, el turista asesinado por él y por el salvadoreño Cruz León aquel mediodía de septiembre de 1997. Con desfachatez,  manifestó al referirse a la muerte del joven turista italiano: "estaba a 40 metros de distancia y una astilla le hirió el cuello (…) Fue mala suerte, pero sólo fue una herida pequeña. Sospecho que los cubanos mataron al italiano, porque no se iba a morir de una herida tan pequeña''.

Luego de criticar a  sus compinches de Miami, a los que acusa de haberse acomodado en la lucha contra Cuba, expresó no lamentar lo que ha hecho. Admite, sin embargo, haber cometido errores, aunque es incapaz de lamentar ninguna de las muertes provocadas por él.  Dijo, poco convincente al finalizar la entrevista: "Creo que he cometido muchos errores, más que la mayoría de la gente. Pero siempre he creído en la rebelión, en la lucha armada" (entiéndase terrorismo).

Pero el mayor error de Posada, el mismo que lo ha acompañado en su infructuosa y criminal campaña contra el pueblo cubano, lo comete cuando expresó: "Creo más y más cada día que triunfaremos en contra de Castro. La victoria será nuestra''. Debería haber visto al más de un millón de cubanos desfilando hoy en el Malecón habanero, denunciando al terrorismo y exigiendo su captura, demandando justicia, condenando a la guerra y al terror, reclamando el cese de la agresión  y la impunidad, así como exigiendo la paz y la justicia, para que confirmara su mayor y craso error: Cuba, nunca será vencida, ni por él, ni por sus amos.

Percy Francisco Alvarado Godoy

 

 

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Percy Alvarado

Percy Alvarado

Periodista guatemalteco radicado en Cuba. Autor del libro testimonial "Confesiones de Fraile"