Los altares vietnamitas
VIAJE A UN PAÍS QUE YA NO EXISTE (II)
Viet Nam.- De norte a sur, en el mismo sentido que la histórica guerra de liberación, que en la segunda mitad del siglo XX situó a este país en el epicentro de la Historia y hundió moralmente a Estados Unidos, viajamos de Hanoi rumbo al famoso paralelo 17, donde la nación se partió en dos entre 1954 y 1975.
Carretera número 1 llaman a esta vía desde los días de la guerra. Así aparece en las anotaciones de los diarios de Iván Nápoles, que se sabe la ruta casi de memoria, por las veces que sus ojos, detrás del lente de una vieja Arriflex, filmaron los campos despiadadamente bombardeados por los B 52 norteamericanos.
Pero entonces, los vietnamitas del norte hacían sus vidas en túneles bajo tierra. Encima no había más que campos sembrados o campos arrasados. Algunos parecían auténticos paisajes lunares en las tomas desde la altura.
Hoy nada queda del horror de la guerra. Apenas salimos de la capital, los recuerdos chocan con un país distinto que se desliza velozmente por la rama vietnamita de lo que debe ser en poco tiempo la gran autopista transasiática, para enlazar por carretera a todos los países de la ASEAN.
Se trabaja intensamente en varios tramos y el viaje no es precisamente una invitación al sueño. Para empezar, quien cierra los ojos se arriesga a perder el asombroso paisaje de campos de arroz que nunca están solos. Hay modernas motocicletas parqueadas en sus trillos, mientras dos tres personas hacen labor con el agua hasta las rodillas y pequeñas tumbas familiares comparten espacio en medio del arrozal.
Y como si las áreas urbanas no terminaran, entre una ciudad y otra, a lo largo de la carretera, solo se ven viviendas ostensiblemente nuevas, con dos y tres pisos de altura, aunque sin ventanas a los costados, según se dice, en defensa de la privacidad de cada vecino.
Por las cifras oficiales, hay un 20 por ciento de pobreza en el país, más visible en la apariencia de muchos vendedores del mercado informal que en cualquier otra señal. Después de recorrer medio Vietnam, lo que más impresiona es la fiebre constructiva y el aspecto confortable y moderno de la mayoría de las casas. En 500 kilómetros de recorrido podríamos contar con los dedos de las manos los techos inseguros.
Tampoco se verá gente pidiendo limosna. El trabajo es la rutina más visible. Y el aprovechamiento del suelo, la primera explicación del milagro vietnamita. Le pregunto a Luu Hai, periodista y traductor, cuánta tierra ociosa hay en todo Vietnam y él se ríe porque entiende que sugiero comparación: “Ninguna, aquí hasta en las terrazas se siembra.”
Y dice más el veterano corresponsal que nos conoce casi tanto como a su país: “Vietnam tiene la misma extensión de tierra cultivable que Cuba, pero debemos alimentar a 90 millones de personas.”
PELIGRO EN LA CARRETERA
Junto a la intensa actividad agrícola e industrial, por la Carretera 1, se advierte un caos que asusta. Como si carecieran de frenos, ómnibus colectivos, rastras, camiones, autos y motocicletas, se pelean ferozmente el espacio a punta de claxon y bocinas. La competitividad lleva a peligrosos excesos en los conductores: las guaguas por recoger más pasajeros y llegar a tiempo al destino y los camiones que se sobregiran en las cargas, hacen particularmente peligroso el tránsito por la principal vía nacional.
El elevado índice de accidentalidad ha obligado a las autoridades del país a plantearse un mayor rigor en las leyes. Se dice que por esa causa mueren cada año 12 mil personas y que los lesionados y fallecidos por día solo se comparan con las víctimas de la violencia en países actualmente en guerra.
Entre el cuidado para no ser parte de esas estadísticas y las paradas para filmar, dura doce horas el primer tramo del viaje al sur, 300 kilómetros hasta la ciudad de Vinh, capital de Nghé An, tierra natal de Ho Chi Minh.
EL PROFETA
Al gran líder del pueblo vietnamita dedicamos la jornada más intensa antes de salir de Hanoi. Desde la siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde, todos los días, excepto el jueves, abre sus puertas el mausoleo donde reposa el cuerpo conservado dentro de una urna de cristal.
Y todos los días hay una fila interminable de personas, de todo el país y de muchas partes del mundo, que entran a verle, con veneración y respeto, como si el impresionante funeral, filmado por Iván hace 44 años, estuviera ocurriendo ahora mismo.
No se permiten cámaras dentro del mausoleo y se entra de dos en dos, bajo la atenta mirada de jóvenes militares. Tomo la mano de Iván y entramos juntos. Increíblemente, el hombre de casi 80 años que soportó sin una queja el largo viaje desde La Habana, ejemplo para nuestro grupo por su agilidad y su paso firme, incluso para cruzar las calles inundadas de motos de Hanoi, tiembla como un niño mientras atraviesa el mausoleo.
A diferencia del resto, él vio muy de cerca al hombre que ahora yace, bajo una luz amarilla y tenue con las manos sobre el abdomen y una vestimenta de tonos más oscuros que los de las fotos. Nada dice al salir, pero es evidente que, por esta vez, Iván prefiere quedarse con la imagen viva de su recuerdo.
Afuera esperan los anfitriones para llevarnos hasta los jardines del antiguo Palacio Presidencial, con la casita sobre pilotes, donde trabajaba Ho Chi Minh y el caminito de piedras bajo frondosos árboles de mango, por el que el líder vietnamita se aproximó una vez a la cámara desde la que Iván inmortalizó sus pies calzados con sencillas sandalias.
Allí, la solemnidad se transforma en algarabía. Cientos de familias con niños pequeños recorren las instalaciones históricas, mezclados con los turistas extranjeros. En la sencilla indumentaria de los visitantes en mañana de domingo, no se advierten contrastes significativos. Como si todos se sintieran un poco parientes del presidente que dejó el espíritu de su legendaria humildad en los jardines del Palacio que cambió por una casita sobre pilotes.
Todos encienden inciensos ante su imagen y le hablan en su lengua, como parte de una tradición tan antigua como el país. Y es que los vietnamitas tienen altares en los rincones más visibles de cada casa y cada centro de trabajo. Regularmente en el piso y la mayor parte de las veces sin imágenes, consagran flores, alimentos, bebidas, velas e inciensos a sus muertos y es común ver a las personas orar sin esconderse.
Ho Chi Minh, a cuya imagen se dedican monumentos y altares a todo lo largo de la nación que él unió y prestigió con su estilo de líder del pueblo, es, sin dudas, el más sagrado de los héroes en un país de héroes.
La veneración a su obra y a vida es un modo de reconocer al profeta que, en medio de una guerra que duraría años en terminar, dijo que Vietnam vencería y que allí construirían un país “diez veces más hermoso”. A simple vista es un hecho que su predicción se está cumpliendo.
(Continuará)
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Arleen: Muchas gracias por estas crónicas tan interesantes sobre este maravilloso país, del cual muchos solo conocemos de su guerra con los Estados Unidos y su camino al desarrollo.
Espero con ansias la próxima y el documental de Isabel Santos.
Esperemos que nuestro pais exiba esos impresionantes cambios que describen con el nuevo y acertado modelo economico que estamos embuidos y tendremos exitos igualmente
Arleen
Que maravilla de artículos que nos llevan a conocer con mayor profundidad esos preciosos parajes que vibran con la historia acumulada de lucha de su aguerrido pueblo. Felicidades amiga
Arleen: He leído y releído los dos artículos que has reportado desde Vietnam, interesantes para cualquier cubano y especialmente más para los que hemos tenido el honor de convivir con ellos, aunque haya sido efímeramente. Comprendo plenamente, desde aquí y a 31 años de distancia (los mismos de la edad que tenía entonces), los sentimientos que inundan la vida de Iván Nápoles ahora mismo y hasta los siento con similar conmoción. También los tuyos y demás compañeros. No imaginas el efecto que me hace recordar el recorrido por el mausoleo, por la modesta chocita, donde entre los numerosos libros y objetos estaba un pequeño obsequio de Fidel; el pequeño puentecito adentrándose en el lago desde donde también alimentamos los peces como lo hacía habitualmente el Tío Ho. Quizás lo más relevante y conmovedor de ese inolvidable episodio fue que precisamente, porque éramos dos cubanos, las autoridades del complejo histórico nos brindaron el acceso y atendieron con esmero en un momento en que no estaba abierto al público. Esa simpatía y hospitalidad sin límites de los vietnamitas de todas las edades, en su tierra, hacia el cubano es lo que guardo como la mejor oportunidad que me ofreció la revolución en toda mi vida. Me vienen a la mente, con emoción, los niños escolares detrás nuestro a coro diciendo donchícubá, donchicubá mientras hacían palmas, todo eso en plena calle solo porque pasábamos por donde estaban. Años antes ya Fidel los había visitado en medio de la guerra y los bombardeos y que no solo se había hecho cotidianamente vivo para ellos y para todo nuestro pueblo que Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre, sino que quedaron marcados en aquella histórica visita los lugares donde se construyeron el Hospital en Don Hoi y del hotel sobre el lago allí en Hanoi que visitamos y apreciamos en todo su esplendor. Mi afición, de nacimiento, a la fotografía me permitió conservar innumerables vivencias de los días que estuvimos en tránsito hacia Kampuchea primero, luego a Laos y finalmente ya de regreso de la misión técnica de la caña de azúcar que nos llevó a Indochina en 1982. Aquí tengo a otro Hai en muchas fotos que fungió todo el tiempo como nuestro traductor, guía, compañero inseparable, magnífico facilitador que se esforzó al máximo por atendernos y lo logró. Había estudiado en La Habana por espacio de 10 años desde niño y porque fue él quien me dijo que Ho Chi Minh había asegurado: “Que vale más ver una vez que oír cien” fue que ese día le dije: Entonces yo soy un vietnamita nacido en Cuba y por su dominio absoluto del cubaneo le dije que él era un cubano nacido en Vietnam. Le guardo profundo afecto y gratitud.
Seguiré con atención el rastro de tus reportes y disfrutando como propios los éxitos de ese mil veces más hermoso y siempre heroico país y pueblo hermano.
Muchas gracias, Saludos, René
Que lindo todo lo que nos cuenta sobre vietnam, valio la pena el efuerzo y sacrificio de su pueblo para hoy lograr todo lo que tienen.
Mientras leia tu artículo me di cuenta que estas sintiendo las mismas sensaciones que yo cuando visité ese hermoso país hace unos años , me estremecía con la imagen del Tio Ho , me maraville al ver tantas personas trabajado la tierra. La imagen del hombre o mujer pequño montado en una Bicicleta ya no existe, no sé si diez veces más hermoso , como predijo el Tio Ho , pero Viet Nam es un país diferente, más bello y próspoero . Cuidate mucho por alla de los peligrosos excesos de los conductores y ojala puedas ir a los Túneles de Ku Chi y la Bahía de Ha Long .
Arleen querida: ¡Qué clase de cronista es usted! Bravo, bellísimos tus textos, aunque nunca imaginé escribirte a tierras tan remotas, y tan vivas para mí en la memoria, el Viet Nam que conocí es el de la guerra, la más inmunda de las guerras, no sé cómo haría ahora para encajar los recuerdos, me pasaría como a Iván, buscaría rastros, huellas… Vin, Vinh Lin, Dong Hoi y el paralelo, todo arrasado, quemado, pulverizado… Espero tus crónicas de Quang Tri… A ti y todo ese equipo, otro Bravo!! Y mis mejores deseos de que allí nazca una obra tan hermosa como tus crónicas. Un abrazo gigante.
........HERMOSA CRÓNICA ESTIMADA Y ADMIRADA HARLEN...SI SUPIERAN USTEDAES CUANTO MAS DESEAMOS Y PARTICIPAMOS DE LA IDEA.......QUE UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE!!!!!!!
Saludos CD:
Y Arleen, desde el Rincón Anticapitalista de Los Guayos, Carabobo, Venezuela. Agradeciendo eternamente al pueblo cuabno por haber cuidado y etendido a nuestro líder eterno, Hugo Chávez (qepd). Extraordinario ejemplo el de Viernam y tarea pendiente para Corea. La unificación es la única estrategia que les queda, sin unificación el imperio segirá prostituyendo a los coreanos del sur para sus propios intereses. Pero hablemos de la grandeza vietnamita, un pueblo que se sobrepuso a más de mil incursiones diarias con glifosato y plomo. No creo que haya habido en la historia tanto heroismo y resistencia. Gracias por estos dos artículos y las fotos son espectaculares.
Estimado René, creo que su Hai es el nuestro. Le comentaré sus palabras que son un excelente complemento a mi trabajo. Hay descripciones suyas que yo debo reservarme porque son en cierto modo un adelanto de lo que será el documental y sobre todo el libro que preparamos con los diarios de Iván. Solo puedo agregarle que las simpatías por Fidel y por Cuba siguen intactas en este país que es una gran inspiración para lo que hacemos en Cuba. Arleen
Como sabes, soy un gran admirador de Vietnam. Felicitaciones por tus dos excelentes crónicas. Esperaré con ansias las próximas. Qué bueno que mí querido amigo Iván está disfrutando de este país que, bajo la dirección de Santiago y con Jerónimo Labrada como sonidista, firmaron en ruinas, pero que se levantó como el ave Fénix y hoy exhibe avances impresionantes económicos y sociales En materia de reducción de la pobreza, Naciones Unidas ha tomado a Vietnam como un referente. En 1986, año que marca el inicio del proceso de renovación, Vietnam tenía un índice de familias pobres de casi un 60% (algunas fuentes la situaban en un 62%). Según el Ministerio de Trabajo, Inválidos y Asuntos Sociales, en 2012 ese índice era solo del 10%. En algunas provincias, principalmente las montañosas y/o de terrenos malos, lógicamente este índice es más alto. La meta anual de reducción de la pobreza es actualmente 2%. Para ello se ofrecen créditos a las familias pobres, se les ayuda en la construcción de sistemas de riego, se electrifican las aldeas, se construyen caminos y carreteras, entre otros, siempre con la máxima vietnamita de “”enseñar a pescar y no regalar el pescado”. La lucha ahora del partido y el gobierno vietnamitas es lograr la sostenibilidad en la reducción de la pobreza. Hay familias a las que las sacan de la pobreza y dos o tres años después vuelven a la misma situación. Un último dato: Vietnam tiene una población muy joven, entre 22 y 23 millones de niños y jóvenes acceden cada año a los diferentes niveles de enseñanza. El Gobierno tiene que crear cada año entre 1,5 – 1,6 millones de nuevos empleos. Colosal tarea!!!!!. Una vez más mis felicitaciones y saludos para todo el piquete. FTG
Muy bellos estos artìculos que nos regala Arleen Rodríguez y que nos acerca a ese pais tan glorioso y valiente, Vietnam, el paìs del Tìo Ho al que todos aprendimos a querer y venerar. Seguiremos leyendo estos artìculos tan interesantes que nos lleva a conocer todo lo que està haciendo ese pueblo, el que ha logrado alcanzar un desarrollo tan interesante e importante.
VIETNAM: O milagre da resistência de um povo, a rotunda derrota do imperialismo. A eterna lembrança, a glória eterna, de Ho Chi Min, Pan Van Dong, Nguyan Giap.
Hermoso y emotivo reportaje; como su autora. Impresionante la patria del tío Ho. Conozco al maestro Iván, he llorado sumergido en sus recuerdos. Seguiré al tanto de cada palabra, es como viajar con ustedes. Gracias Arleen se están haciendo mucho bien, se lo están haciendo a Viet Nam, también a Cuba.
Xin chào Arleen, Em có khỏe không? (¿Buenas Arleen, Cómo estás?) Seguro que habrás escuchado esta frase varias veces todos los días que has estado en este maravilloso y hospitalario país. Soy un Villaclareño que por estos días está muy contento pues el Play Off está a favor de mi Equipo que es el mismo de René González Sehwerert y hoy va estar acá en Santa Clara. Que honorable visita verdad. La otra razón de buen ánimo es cuando leo tu exelente artículo y recuerdo todas esas cosas que cuentas pues tuve la suerte de vivirlas cuando trabajé en Viet Nam a finales de los años 90. Espero que hagas una crónica de igual hermosa cuando vayas a la Ciudad imperial de Hué. Gracias por regalarnos estos exelentes trabajos. Felicidades a todo el equipo.