Cuba en flor
Una de mis canciones predilectas es esa en la cual el autor pregunta a una rosa por qué llora si es bella, y esta le responde que lo hace por la ausencia de su jardinero, ese al que ella quiere y la abandonó...
La letra sigue contando que la rosa «tenía bellos colores y un perfume embriagador... /Y como no la cuidaron/ se marchitó la flor...». Preciosa parábola del querer y del olvido, claroscuro inevitable de la naturaleza humana y que los cubanos sabemos vivir con particular intensidad.
Hablando de rosas y sentimientos, hay que decir que entre nosotros las flores son notas de una partitura espiritual rica y llena de agudos. Ellas se buscan y compran para ser regaladas en prueba de amor, amistad o recordación. Y entran a la casa para adornar y ponerle el tono al aire.
Aquí donde la fortaleza del alma todo lo atraviesa, tenemos la costumbre y el privilegio de conversar con las flores. Si, por ejemplo, ponemos un lirio en un búcaro -con su sencillez y elegancia sin par- le miramos un rato, como agradeciéndole que sea de tal perfección y pureza.
Infinita fuerza inspira el girasol que gusta de mirar a la luz, aquí donde el astro rey es presencia que todo lo blanquea y calienta sin opacidades.
Y tienen las flores olorosas un sitio especial en algún recodo de nuestra nostalgia: muchos hemos compartido alguna complicidad inolvidable, atizada por la fragancia nocturna de pétalos que, al volverlos a tener cerca, destapan ciertas emociones adormecidas en el cernidor del tiempo.
A nosotros nos parece que las flores calman, que protegen de las malas corrientes, que nos reconcilian con fuerzas evidentes de nuestro mundo, y con otras no tan obvias pero que están ahí y somos capaces de sentir.
En este paisaje insular, creemos que las flores curan, y que abren puertas infinitas a las buenas posibilidades. Por eso es extraño un hogar donde no haya vasos donde poner esa criatura que se coloca tiernamente, o se encaja con resolución, así como se hace con un estandarte de los sueños.
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Cuba en flor:
A mis hijas.
Son dos candorosas flores
que brillan con su esplendor
son el amor de mis amores
tan radiantes como el sol
de mi jardín las mejores
así mi madre, mi madre Flor.
Con saludos
Juan Castro
Mexicano...
Bello!!
Que bello texto Alina, un ramo de flores para ti.
Es muy refrescante el artículo, es verdad que las flores tienen su lenguaje y pueden curar, al igual que lo que escribes
Que bella está esta nota, el texto encantador y las fotos muy especiales, todo muy mágico, gracias...
Si en las funerarias ya ni coronas venden. Solo en las tiendas de dolares se consiguen flores. La funeraria de matanzas da deceos de morirse. El bano es una posada. Si quieren comprabarlo visiten "la funeraria de matanzas". Con todo mi repeto publiquen este mensage para ver si alguien hace algo.
Bellas flores, tan bellas como CUBA.
Gracias Alina: Tu reportaje tan bello como una flor.
Tan fresca como una flor
tan lozana como una rosa
eres latido de mi corazón
eres la imagen de una diosa.
Con saludos
Juan castro
Mexicano...
Me sumo a los elogios de los que me precedieron. Muy buen artículo escrito por Alina –como de costumbre–, al igual que las sentidas fotos de 10k. Es una lástima que estos fotorreportajes, que demuestran aspectos de nuestras vidas diarias, no aparezcan todos los días en Cubadebate.
El tema se presenta muy bien, porque no viene nada mal intentar cambiar –por al menos en un breve instante– el rumbo actual dominado por las coordenadas de la Copa Mundial del Fútbol.
Hago una salvedad, Alina habla de los jardineros, y no nos podemos olvidar de los(as) floristas, que tanto aparecen en las imágenes. Al fin y al cabo, es el «humilde oficio» que permite que ese objeto de pleno de sentimientos -las flores- lleguen a nuestras manos.
Las flores, son ese algo que puede ser mágico y a la vez panacea para la vida. Sirven para todo, para halagar el amor, celebrar aniversarios, fiestas, entierros, funerarias, motivos para el arte, y… hasta para pedir perdón. Pocas veces, las flores son rechazadas y casi siempre son menudas armas victoriosas, lo mismo sean caras o baratas, exóticas o sencillas, y en ramos o únicas.
Así podemos oír tantas cosas y dichos con las flores como: «a flor de piel», «en la flor de la vida», «en la flor de su juventud», «como flor que perdura» y… «es fruto de esa flor».
Por todo ello, Martí se amparó en las flores para escribir tantos versos que adivinan la belleza y la eternidad, como estas partes de sus «Versos Sencillos»:
«Mi verso es como un puñal / Que por el puño echa flor: / Mi verso es un surtidor / Que da un agua de coral.»
«Amo la tierra florida, / Musulmana o española, / Donde rompió su corola / La poca flor de mi vida»
Saludos a todos,
Julio C. Hernández
Yo creo que Cuba es como una gran flor a la que todos quieren y admiran mucho y que constituyen la inspiración de los que la rodean, porque ese perfume embriagador que desprende logra cautivar a los corazones de quienes saben apreciar la verdadera belleza.
Acabo de leer el comentario de «lion» y hasta en las desgracias están las frases donde se mencionan a las flores. Por eso díría: «No todo es color de rosas»
Espero que se resuelvan los problemas.
Alina, es lindo leer y ver parte de la realidad Cubana en flores.
Gracias por este articulo de prensa tan lindo. Las fotos estan bien lindas.