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De violencias e improperios

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Hace dos años describí en mi página de Facebook una dolorosa escena que acababa de presenciar en una esquina de Miramar, más precisamente, en 7ma Avenida y Calle 20. Un adolescente, con los brazos pegados a su cuerpo y con lágrimas de ¿vergüenza?, ¿rabia? en su rostro, escuchaba los duros improperios y fuertes amenazas de una madre que sostenía en sus manos una rama de un árbol con la que, sin dudas, golpearía al menor si éste solo se atrevía a mirarla. La presencia de varias personas, entre las que me incluyo, que nos detuvimos para recriminar ese momento tan hostil, pudo dar por terminado lo que a todas luces iba a acabar en violencia física.

Todos los días escuchamos y vemos a nuestro alrededor, leemos y miramos en las noticias mundiales, actos de agresiones verbales y físicas contra menores, mujeres y ancianos. Entre familias, vecinos, colegas de estudios, de trabajo. Es como si los instintos básicos de supervivencia de la jungla se mantuvieran latentes y salieran a relucir en lugar de acudir a ese recurso que nos hace tan diferentes de otras especies: la comunicación y el sano debate sobre cualquier problema.

Y si ese espíritu de violencia nace desde la relación en la familia: ¿cómo podemos combatirlo desde la sociedad? En casa es donde primero se sientan las bases de la civilidad, del comportamiento educado y de las buenas maneras en el trato hacia los demás. En los gritos y los castigos severos se van perfilando las futuras reacciones de los amenazados, o sea, de las víctimas.

Las burlas constantes hacia los más débiles, el abuso físico y mental en muchos lugares se pueden ir contrarrestando, pero no eliminando, con fuertes campañas de comunicación que llamen la atención sobre los diferentes tipos de violencia entre los seres humanos. Pero también debe acompañarse de un fuerte y severo conjunto de leyes y reglamentos que proscriban esos actos. Y si existen, aplicar las medidas que esas regulaciones contemplan.

Nuestra sociedad, por suerte, está alejada de graves violencias cotidianas en comparación con otros lugares del planeta. Siempre nos preocupa cuando nuestros hijos salen a la calle, pues ese es un sentimiento natural: el de la sobreprotección. Pero no por eso debemos dejar de estar alertas ante cualquier atisbo de surgimiento de algún arranque de violencia en nuestras calles, o del abuso verbal y físico del que, a menudo, somos testigos en lugares públicos.

Anoche, a las 2 de la mañana, me despertaron los gritos y la algarabía de una decena de adolescentes, que, atravesando entre los edificios de mi barrio, tenían la intención de molestar a todos los que ahí convivimos, sin importarles ancianos enfermos o niños durmiendo. Pateando latas y rompiendo vidrios, en un momento de peligrosa exaltación de los sentidos. Y no pude menos que pensar: ¡Pobre del que se encuentre en la calle con esa manada!

Alguien podrá decir que estoy exagerando con ese ejemplo, pero no lo creo. El rompimiento no castigado de la tranquilidad puede ir alentando a quien lo hace a cometer en el futuro actos de violencia física. Un día son latas, otro son animales callejeros y por último, quién sabe, algún alma solitaria de las que van regresando a su casa en la madrugada. Y cuando pensamos que eso nació en casa, del maltrato verbal y físico sufrido en algún momento, volvemos a la carga con la necesidad de llamar la atención sobre el tema.

Porque la paz se cultiva, se labra a diario. Y no cuando nos acordamos de ella.

Se han publicado 26 comentarios



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  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Hay muchas formas y experiencias de resolver este tipo de problema, y mucho más en un país que construye el socialismo.
    No debemos caer en el error de buscar la solución con una acción aislada como la que usted propone, la experiencia internacional para enfrentar este tipo de problema es abundante, solo con un programa coherente e integral, si lo hacemos apelando a la conciencia con campañas como otras veces nos volveremos a equivocar, peor si vamos con el castigo. Voy a ilustra la idea para no extenderme solo con un ejemplo. El pasado 16 de febrero recibimos la visita del presidente de Islandia, ellos han resuelto esos problemas, Islandia solo tiene 300 mil habitantes menos que el municipio ciudad de Camagüey, es el único país de Europa que bajo el consumo de alcohol, de un 15% a solo un 5% al aplicar su nuevo método, lo mismo sucedió con el cigarro, drogas en la población joven y adolecente.
    Emplearon a escuelas e hicieron un mapeo de la población adolecente, lo repiten cada dos años, por medio de encuestas y con ellos sacan pautas, para actuar con la familia, los dos padres del adolecente, accionando con ellos sobre los problemas detectados, enfocados en las particularidades de la familia, desde el 2002 aplicaron un toque de queda para los menores de 12 años no pueden andar solos por las calles pasados las 8 de la noche y los adolescentes entre 13 y 16 no pueden andar solos pasadas las 10 pm. Ese modelo hoy lo quieren aplicar varias ciudades de Canadá, España y otras ciudades importantes de Europa. Recuerdo la idea de Fidel sobre el trabajador social para actuar sistemáticamente en el entorno de la familia, creo que debemos retomar esas ideas de Fidel y de conjunto con las universidades y algunas de sus facultades afines a este fenómenos, propiciando las posibles tesis de grado en el enfrentamiento y solución integral de estos problemas como un paquete de conjunto con el gobierno, en aquellos municipios seleccionados.
    Debemos hacer la alerta sobre el problema pero involucrando nuestra fortaleza como país que construye el socialismo.

  • Magalys dijo:

    Me parece una muy breve, concreta y fuerte reflexiòn sobre el tema de la violencia en nuestra sociedad, que si bien reconocemos no tiene las magnitudes y los impactos de laque existe en otras latitudes; ciertamente es bastante frecuente, atemorizante en ciertos lugares, y horarios. !Y no son pocos los ejemplos!
    Hay que cerrar filas en la naturaleza, los contenidos, los publicos a los que dirigimos estos debates. Es una realidad que no puede taparse con la abrumadora realidad de otras actitudes, experiencias y buenas prácticas.

  • Con criterio propio dijo:

    Estimado Omar, la violencia que usted narra no es un hecho actual, recuerdo de niña cómo en las escuelas ponían a los alumnos con orejas de burro, los paraban de penitencia contra la pared y algunas maestras y maestros incluso los arrodillaban sobre granos de maíz. Recuerdo cómo los padres azotaban a sus hijos e hijas pequeños con cintos, con palos, le daban golpes como a personas adultas y no podían ni llorar ni chistar. Por tanto esa violencia aprehendida se siembra en el espíritu de las personas y en algún momento se reproduce a vistas de la sociedad. Y la violencia según ONU y según OIT en el ámbito laboral, deben ser proscritas por muchos motivos, porque la autoestima se lacera, la capacidad intelectual se reblandece, las heridas físicas y morales no sanan rápido o si sanan siempre dejan huellas. Y es contra todos y contra todo, contra la sociedad y contra las instituciones, contra las personas en lo individual, contra los símbolos. Así que su llamado de atención sigue siendo oportuno. Me sumo y solidarizo.

    • Candela dijo:

      Olazábal, concuerdo con usted. Tiene que haber un cuerpo legal para frenar la impunidad en el ejercicio de la violencia contra los menores y si ya existe -como supongo-, pues hay que exigir su cumplimiento.

      En los últimos tiempos he visto todo un despliegue mediático contra la violencia femenina; sin embargo, la peor violencia la están soportando los menores en todas partes y es en esa etapa de la vida donde se estampan los códigos que determinarán la futura actuación de adultos. Los niños están sufriendo la violencia dentro de sus casas donde se concentran todos los problemas desde el déficit habitacional, la confluencia de varias generaciones hasta todo el estrés que generan los problemas económicos que estamos enfrentando con la consiguiente falta de tolerancia de los mayores, pero también lo sufren en las escuelas que no necesariamente tiene que ser física, pero no menos traumática, que es la de la gritería y la constante falta de respeto verbal o gestual hacia el menor.

      Por supuesto, las medidas coercitivas no van a resolver el problema por sí mismas, pero son mucho mejor que la impunidad y tienen que ir aparejadas de un sistema educativo a escala social con la participación de los medios de comunicación, las organizaciones de masas a nivel de cuadra, etc.

      Claro que esto no es un problema nuevo ni mucho menos. Las historias de los nonagenarios de mi casa son de horror y misterio: reglazos en las manos, arrodillarse sobre piedrecitas, etc., etc. Esas torturas quedaron atrás. Mi generación, la de la Revolución, ya no las conoció. De lo que se trata es que todos aspiramos a una sociedad mejor, a hombres y mujeres mejores que nosotros mismos y es un frente que no podemos descuidar.

  • Silvia Gauna dijo:

    muy beuna tu critica pero si creo que la sociedad no esta ajena a esto desde los padres.. los hijos y algunos malos maestros.. sin contar lo que hemos presenciado en guaguas y taxis. in ir mas lejos el otro dia un taxista bajo una abuela con su nieta del taxi solo porque ella protesto por que el chofer subia demasiada gente y la violencia familiar se incrementa
    a del irrespeto a las normas sociales de convivencia.Todo esto y mucho mas debe poner en alerta no solo a las casas de la Mujer y la Sociedad sino a todo nuestro entorno.Es imposible educar sin tener educacion propia.

  • jessy dijo:

    muy veraz lo que plantea en su articulo pero se a confundido libertad con libertinaje, quien le pone el cascabel al gato

  • Zoy dijo:

    Es muy fuerte observar como se ha deteriorado la moral y la verguenza en parte de la población cubana, fundamentalmente la juventud, pero tambíen en todas las edades, soy de la opinión (por lo menos en mi provincia) que ya no se puede decir que es una minoría, porque la falta de valores se ha diseminado de manera preocupante y creo que ya es es hora de tomar medidas drásticas, comenzando con las familias, pues opino como HECTOR, que ya la propaganda de los medios y la enseñanzas en las escuelas no han podido resolver este duro problema social, las autoridades competentes tienen que actuar fuerte y de forma permanente, o todo lo que se ha logrado hasta hoy puede peligrar en un futuro cercano

  • Rafa dijo:

    En mi cuadra tu ves a los niños de entre 7 y 12 años jugando a veces hasta cerca de las 10:00 p.m., los adolescentes de entre 14 y 18 dando muela hasta cerca de las 12 por las esquinas, esto es entre semana, el fin de semana se pasan de esos horarios. Los muchachos no se gobiernan, no se donde tendrán la cabeza esos padres irresponsables, que al final tienen una gran parte de la culpa de esto.
    Ojala aquí se aplicara lo que se hace en Islandia.

  • Manuel dijo:

    Hay temas, que aun cuando no están censurados, de los mismos se habla poco y uno de ellos es la violencia en la familia, que repercute en la sociedad, pues forma ciudadanos violentos, que interactúan con la sociedad de esta forma, pues la aprendieron desde la infancia.
    Romper las cadenas de la violencia, requiere de una fuerte interacción social (escuela, trabajador social, oficial de menores, resto de la sociedad) y en la medida, que la presión social se incremente, debe disminuir la violencia intrafamiliar y con el tiempo a escala de sociedad.
    Este tema requiere de mayor atención de la sociedad y los medios.

  • Pioneer dijo:

    Aprovecho el tema para hacer una valoración de algo que nos pasó a muchos cuando jóvenes, recuerdo las historias que me hacían amigos que tuve en la juventud temprana de las secundarias y Pre en el campo , muchos me mostraban heridas físicas como cuchilladas y cicatrices de tubos esas eran las visibles las más grandes las sentía yo en sus almas , en su comportamiento donde evidentemente eran más grandes , estaban deformados, eran monstruos y muchos los siguieron siendo contra la sociedad , contra su familia después traté pacientes con problemas conductuales y fui profesor de alumnos que procedían de estos centros y constante la violencia que traían intrínseca, ésta la trasladaron a sus descendencias , nos hemos equivocado en muchas cosas pero nuestro principal error fue no proteger el valor de la familia por encima de los esfuerzos colectivistas , estos últimos fueron una estocada mortal a la formación de la persona dentro del ámbito de la célula más importante de toda sociedad (la Familia), fueron y son una estocada a la familia misma , cuando damos un trabajo a alguien dentro o fuera del país y lo separamos de ella, cuando colectivizamos a las personas y las convertimos en vejámenes donde el estándar de supervivencia es ser igual de peor que el más violento solo para no ser agredido . ¿Cuándo hemos reparado, estudiado y discutido estos temas?, ¿Cuando fueron criticados?, que yo sepa nunca, no nos extrañen los resultados solo es el fruto de lo que hemos sembrado, el ser humano es un ser biopsicosocial y es el resultado de lo que trae en su génesis y de lo que su sociedad le impone.

    • Roberto.b dijo:

      Muy bien dicho!

  • Marilyn dijo:

    Estimado Omar Olazábal, muy buena la reflexión en su escrito sobre la violencia que hoy tenemos en la sociedad y estoy de acuerdo contigo en eso de las indisciplinas nopturnas de los jóvenes cuando salen de las actividades en mi lugar de recidencia pasa mucho eso pero cuando sales al paso hasta te agreden, pero me refiero tambien que donde están esos padres que permiten que los menores estén a altas horas de la noche en la calle y veviendo en su mayoría, pobre de los maestros que día a día tienen que repetir lo mismo a esos educandos.

  • Marilyn dijo:

    Estimado Omar Olazábal, muy buena la reflexión en su escrito sobre la violencia que hoy tenemos en la sociedad y estoy de acuerdo contigo en eso de las indisciplinas nocturnas de los jóvenes cuando salen de las actividades en mi lugar de residencia pasa mucho eso pero cuando sales al paso hasta te agreden, pero me refiero también que donde están esos padres que permiten que los menores estén a altas horas de la noche en la calle y bebiendo en su mayoría, pobre de los maestros que día a día tienen que repetir lo mismo a esos educandos.

  • ML dijo:

    Ha tratado un tema muy sensible actualmente para la sociedad cubana. Lamento que su crónica haya sido escueta y, por la importancia del asunto tratado, confío en que posteriormente continúe abordando esta cuestión con su innegable caudal de conocimiento y sensibilidad sobre el mismo.

  • Aroldo dijo:

    Recuerdo que tuve una maestra en primaria que cuando uno se portaba mal nos decía que le mostráramos las palmas de las manos y ahí mismo nos sonaba un reglazo que lo sentíamos por 4 o 5 días.

  • Uno ahí dijo:

    Muy buena la reflexión, pero ahora yo pregunto: ¿Cuántos de los que aquí comentan nunca recibieron alguna nalgada o algún manotazo por parte de alguno de sus padres? Y no se me hagan los santurrones, que del 70 hasta por lo menos el 2000(como mínimo) los padres se caracterizaban por eso. Y diganme entonces ¿cuántos de los aquí presentes son criminales o andan golpeando a la gente por ahí? Entonces, mi gente, no se me hagan los ofendidos. Tener la violencia como el 1er recurso a tomar es malo, sí, pero hay momentos en que hace falta una buena nalgada para que el niño o la niña no te "coja la baja". Y eso lo tenían claro nuestros padres. Claro, la actitud de esa mujer en medio de la calle, creo que estaba excesiva, pero no se me hagan aqui la gente ahora como los que nunca han sufrido y eso, o los que no entienden porqué. ¿O queremos llegar a estar como los americanos, donde si miras mal a un niño este te denuncia a una protectora infantil, y te jod...ste, aunque sean los padres? Y ellos siguen haciendo lo que les da la gana. Y eso, por no hablar del "toque de queda" de Islandia. ¿Que es esto, una sociedad militarizada?

    • jessy dijo:

      “Uno ahí”, me has echo sentir una persona privilegiada, no recuerdo nunca que mis familiares me hallan pegado, aunque quizás motivos di muchos, pero no compares una nalgada psicológica como le nombran, a la violencia generada en nuestros días, el vocabulario obsceno, de padres e incluso maestros para con los niños, tengo una amiga que ejerció durante 20 años en el magisterio, y se fue de educación por el trato verbal de maestros a los adolescentes de secundaria, solo tienes que echar una mirada a tu alrededor y comparar, pero pienso que este espacio solo nos sirve de desahogo, pues las instituciones y personas que pueden trabajar en estos aspectos no lo hacen

  • X dijo:

    Omar, gracias por este artículo a mi juicio muy importante. Es doloroso ver como prolifera la violencia y el abuso hacia los animales de trabajo o simplemente callejeros. Enferma el alma tanta crueldad día tras día y que no haya una ley que sancione esto. He visto un cochero "castigando" a un caballo por "desobediencia" dándole golpes con un tubo hasta hacerlo arrodillarse de dolor en plena vía pública.

  • reynerio dijo:

    Yo me atrevo a decir que, si comparamos en general la violencia (de todo tipo) con cualquier otro país de nuestra area, en Cuba es donde menos hay. En nuestro país lo que hay falta de educación, de respeto a los ancianos y a otras personas. Alguien pone un alta voz en su casa que se oye en toda la cuadra y nadie mueve un dedo "porque se la van a coger conmigo". Las autoridades, ni hablar, eso a nadie le preocupa. En otros países, incluso de mucho menor desarrollo educacional que el nuestro, si usted va a hacer una fiesta en su propia casa tiene que pedir permiso y le establecen un horario. Es verdad que en nuestro país hay muchas otras prioridades, pero si no le pone freno a tiempo a esos desmanes, después vendrán males peores, como el pandillismo y la delincuencia organizada. Y eso de ejercer la violencia con un niño, es penado por la ley, lo que hay es que aplicarla.

  • Josefina dijo:

    Buen artículo pero, como siempre ocurre, minimizan lo que suced en nuestro país en la permanete posición de "ver la paja en el ojo ajeno.....". ¿Es que no se divulgan en la TV documentales sobre la violencia contra la mujer?...¿no es que en casi todos los barrios se reproducen las situaciones que menciona Rafa?. El problema existe, se agudiza y aún esperamos soluciones y verdaderos análisis, que no omitan experiencias tristes pero reales como lo expresado por Pioneer. Gracias por, al menos, permitir que comentemos sobre tan complicado y bochornoso asunto.

  • Ing.Alvaro Ramos Fereira dijo:

    Pioneer tienes razón, ahí está el pecado original. Omar gracias por haber tocado ese tema que ya, está tomando un color un poco feo.

  • DE CUBA CON ♥ dijo:

    L a pobresa, la mentira, la demagógia, la codisia, la hipocrecía, el parasitísmo, la burocrácia y siempre faltarán sustantivosñ son formas de violencia en los que nuestra sociedad debiera mirarse por encima de las que promueven esos valores pero que en la nuestra existen en un nivel cada vez más doloroso.

  • Zairo dijo:

    Pido disculpa por lo que voy a expresar, mi maestra me castigaba fuertemente, pero me enseño como mi madre, padre que a ningún mayor se le podía faltar el respeto y hoy en día a los niños como adolecente no le puede llamar la atención porque lo que te dicen es horrores. Recuerdo que si un vecino daba una queja pobre de mí.

  • mabuya dijo:

    Excelente artículo. Hablaré de "después" de que ocurren lamentablemente las cosas.

    Nuestro país ha avanzado mucho en la reinserción de los ex-reclusos, en algunas labores preventivas, ha dignificado los establecimientos penitenciarios, pero en cuanto a la atención a las víctimas, creo no se ha avanzado a igual ritmo. Me explico:

    Hoy los que cometen un hecho violento contra sus vecinos, familiares, colegas de trabajo, personas que tropezaron en la acera, etc. tienen todos los derechos para su defensa, diversas variantes de estudio y trabajo dentro de su reclusión penitenciaria, o sin ella como trabajo correccional que se les paga, se les otorgan licencias, pases, reducciones de sentencia por buen comportamiento...

    Algunos han hecho hasta postgrados o maestrías, otros han sido operados de complejas enfermedades, para las que es sabido, fuera de las prisiones hay que reservar turno con anticipación pues nuestro sistema de salud es bueno pero no infinito. Tienen pabellón conyugal, estímulos, e incluso los Papas católicos abogan a cada rato por una amnistía o excarcelación, si el caso no llegó al homicidio.

    En cambio, la víctima, pues nada. Las compensaciones económicas, aun cuando no resuelven el daño moral, físico o psicológico causado, hay cosas que no tienen precio, serían un elemento más, tanto de disuasión como de compensación, pero no son tan frecuentes. Si a ud. lo apuñalan y en ello le manchan la camisa, todo el mundo mira como es lógico el intento de homicidio, pero hay que mirar la camisa manchada, el perjuicio económico por no poder trabajar, psicológico, el tiempo alejado de su familia, que perdió un viaje al exterior para un contrato de trabajo que le reportaría X ingresos, que no pudo entregar un cuadro o libro a un concurso, que no puede dormir bien o se le afectó la libido con su pareja... Hay que darle toda la significación y gravedad al hecho.

    Hay vecinos violentos, que tras provocar una pelea, incluso por ser requerido al invadir la casa de otro, son apenas multados y en general las mismas organizaciones de masas les "pasan el brazo por encima" con la idea de que todos somos vecinos, olviden eso, todos somos revolucionarios, todos somos hombres, la unidad entre vecinos, el vecino es el familiar más cercano... con lo cual, no solo se da origen a nuevas peleas, sino se alimenta la impunidad y sentimiento de "macho alfa" del violento, hasta que termina uno mismo acusado tras tener que responder a la violencia con más violencia. Y entonces, terminan ambos, víctima y victimario, en el mismo banquillo. Y por supuesto, en el barrio muchos dicen que ambos son buenos, etc. volviendo a generar más impunidad.

    Y es que lo anteriormente descrito es una mezcla de machismo con paternalismo, conformismo, hipocresía y hasta miedo, muy peligrosa para una convivencia sana.

    En una ocasión se dijo que antisocial también era antisocialista. Fue hace más de 20 años. La definición de antisocial ha cambiado, muchos prejuicios se han derrumbado, pero realmente una persona violenta no es ni realmente revolucionaria, pues la colectividad no se funda en el miedo, y éste es un proyecto colectivo, ni es amigo, ni es "familia" de nadie, y en cuanto a las definiciones de hombría, muchas veces esos alardes de violencia o abuso contra otros más débiles como animales, niños, viejos, mujeres, personas más pequeñas, subordinados, etc., lo que ocultan es precisamente sentimientos de inseguridad, indefinición, complejos, frustraciones, envidias, incapacidad de sentir, cobardía y sumisión ante otros más fuertes, tentaciones, entre otros asuntos.

    Muchas veces esa recepcionista o dependiente maltratadora, esa colega que informa con júbilo a los superiores que ud. llegó un minuto tarde o ese jefe gritón, también están sencillamente descargando sus problemas y cobardías mediante el daño a otros.
    Podrán atenderse las causas, pero hay que contener mejor los efectos.

    No basta con hacer un llamado preventivo. También hay que reprimir, es esa la palabra, los comportamientos violentos en toda la extensión y profundidad que conllevan. Y las organizaciones de masas, políticas, empresas estatales y negocios no estatales, deben ser los primeros en expulsar o sancionar a cualquiera de sus integrantes que demuestre una violencia frecuente en las relaciones interpersonales. Del tipo que sea.

    Si la persona tiene problemas psiquiátricos, existe en Cuba una excelente red de atención. Ante un hecho de violencia vandálica, injustificada, de un trato violento, de un maltrato, sería bueno obligar a asistir a consultas de este tipo como parte del proceso.

    Y por supuesto, en determinados lugares personas con esos antecedentes médicos no podrán trabajar. En determinadas organizaciones no se les podrá admitir. No sé cómo combinar esto con la privacidad de las personas, pero el resto de la sociedad no tiene porqué sufrirlas.

    • Pioneer dijo:

      Muy buen comentario "mabuya" solo mencionar un aspecto que enriquece lo que Ud. Dice muchas veces miramos aspectos característicos de personas para las determinaciones y eso es fatal en un sistema jurídico, todos debemos ser igual ante la ley independientemente de nuestras características sociales, personales o políticas y eso es parte esencial de la justicia y el resarcimiento de la víctima, la salvaguarda social al este antes que al victimario , que también merece como humano la protección que toca pero no al revés.

  • alexander dijo:

    Mis padres no me pegaron mucho. De hecho creo que fueron dos veces. Si me castigaron y sobretodo me aconsejaron. Tengo dos hijos (15 y 17 años) y por cosas de la vida, la hembra a recibido tres nalgadas en su vida y el varón sólo una. Todas esas veces han sido por cuestiones de rebeldía sin control. He aplicado el método del consejo, la llamada de atención y el castigo fundamentalmente.
    He dicho todo esto para mostrar mi opinión y es que no se puede estar gritando, castigando o pegando a los muchachos por cualquier cosa. Pero tampoco se puede permitir que pierdan el respeto por los mayores o por la sociedad. Prefiero dar nalgadas y no que el día de mñana sea un delincuente o un indeseable para la sociedad, como hay muchos por ahí. Una nalgada (no una tunda de golpes sin sentido) bien dada tambien tiene su efecto educativo. Pero se debe evitar tanto como se pueda. Otro aspecto es con los regaños en público. Jamás mis padres me llamaron la atención frente a nadie y yo tampoco lo hago con mis hijos. Gritar no da la razón.
    Por último, mi padre (quien era director y profesor de primaria) siempre me enseñó que a los niños tambien hay que respetarlos para que te respeten. No puedes aspirar a que alguien te respete si tú no lo respetas igual. En ese sentido los mayores a veces piensan que el niño tiene que respetar solo porque es menor y no se da cuenta que el respeto comienza por el ejemplo. Que no se puede exigir respeto si no se respeta.

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Omar Olazábal Rodríguez

Omar Olazábal Rodríguez

Filólogo. Profesor y Productor audiovisual. Fue Director de los Estudios Mundo Latino, Vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión y dirigió la Oficina de Comunicación e Imagen de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). En la actualidad trabaja en el capítulo cubano de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad.

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