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Histeria y desesperación en el burdel en quiebra de Miami

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Los sectores más extremistas de la mafia cubanoamericana de Miami temen que se le desmorone su viejo negocio de hacer la guerra contra Cuba y andan desesperados intentando a toda costa impedir el más mínimo eventual cambio en la política de Estados Unidos hacia la isla caribeña.

La histeria de esos debilitados elementos ultraconservadores, como el reaccionario congresista Lincoln Díaz-Balart, es altisonante en las últimas semanas debido  a las posiciones públicas de distintos sectores de la sociedad norteamericana que cada vez más abogan por una transformación de la conducta de Washington con respecto a la mayor de las Antillas.

Los divididos mafiosos miamenses ven además con extrema preocupación el incremento de las relaciones de Cuba con Latinoamérica, y con otras importantes  naciones de diferentes  latitudes que han demandado y reiterado  la posición unánime de la comunidad internacional de que se ponga fin de una vez por todas al cruel bloqueo que le impone Estados Unidos desde hace 50 años a la nación caribeña.

Díaz-Balart y otros representantes de origen cubano de su misma calaña hacen hoy lo imposible por entorpecer el camino  de cualquier proyecto de ley que se intente presentar ante el Congreso y el Senado norteamericanos, dirigidos a que se levanten las restricciones de los viajes a Cuba de ciudadanos norteamericanos, y de la propia Isla, que residen en territorio estadounidense.

Está claro que tras la llegada a la Casa Blanca del nuevo presidente Barack Obama, los mafiosos de Miami han perdido acceso directo a Washington, mientras su falta de credibilidad es creciente en el propio estado de la Florida, además de en América Latina, y el mundo, en general.

Precisamente por esas razones andan buscando como locos  refugio y apoyo en Europa, especialmente en España, y su capital, donde parece pretenden instalar su nuevo cuartel general para actuar contra Cuba, gracias a la ayuda que allí reciben del opositor derechista Partido Popular (PP) y de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

Casualmente hace pocos días Díaz-Balart dijo haberse reunido con el Ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, para, según él, exigirle su apoyo a la contrarrevolución cubana.

En su característico tono agresivo y en franco desprecio a la soberanía de España, el citado personaje expresó en declaraciones a la prensa que había dicho a Moratinos que su gobierno debería dejar de actuar como abogado de Cuba, y calificó de lamentable que las autoridades de ese país europeo estén ignorando a la llamada oposición interna en la mayor de las Antillas.

Las presiones sobre España protagonizadas por tales representantes extremistas cubanoamericanos no son nuevas, pero evidentemente se han intensificado en los últimos tiempos ante el temor de cualquier posible cambio en la postura de Washington hacia La Habana, y ante la falta de sustento que actualmente tienen en Miami, donde en las más recientes elecciones norteamericanas vieron disminuido su respaldo y vivieron un verdadero sofocón.

No hay duda alguna  de que la mafia  miamense está invalidada para siempre de participar en un futuro proceso de distensión entre Cuba y Estados Unidos,  porque además nunca lo han querido, y por ello lo más sensato para Europa y España sería no dejarse utilizar como tribuna por aquellos que solo han querido la guerra para la isla caribeña.

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Patricio Montesinos

Patricio Montesinos

Periodista español residente en La Paz, Bolivia. Es corresponsal de Cubadebate.

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