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Carta a Carlos Muñiz

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Tomado de CubaSí

Querido Carlos,

El 28 de abril se cumplen 26 años de tu asesinato.  Sólo tenías  26 años cuando esos cabrones te mataron.  Tantos años hacen ya desde tu última tarde.

¿Recuerdas cómo comenzó esa tarde?  Aquel sábado fuiste a almorzar con Raúl y con Ricardo.  La pasaron bien, como de costumbre. Entonces, ustedes tres siempre la pasaban bien.  Aquellos eran días de mucho optimismo, sobre todo para ustedes.

Tú mismo habías llevado el primer viaje de cubanos residentes en Puerto Rico a La Habana aquel 21 de diciembre de 1978. Para todos aquellos que te acompañaron sería un viaje histórico: la primera oportunidad de regresar a ver y compartir con sus familias, de regresar a Cuba, después de tantos largos años de separación e incomprensiones.

Sí señor, por aquellos días ustedes tres estaban felices -orgullosos- de hacer posible que en cuatro meses transcurridos, entre aquel diciembre y ese abril, casi 4 mil cubanos viviendo en Puerto Rico viajaran a Cuba a reunirse con los suyos.

Contentos, aquella tarde, después del almuerzo y las cervezas, casi se deciden a seguir juntos.  Pero tú tenías que recoger a tus hijos que estaban en casa de tu madre. Y para allá fuiste, Carlitos.  Eran como las 5 de la tarde y estabas ya cerca de la casa de la vieja en la urbanización donde ella vivía en Guaynabo. Ibas manejando despacio y pensando en sabe Dios qué.  Aunque estoy seguro que pensabas en cualquier cosa menos en la muerte, que te seguía, fatídicamente, en el carro que tenías detrás, en el que iban los cobardes que serían tus asesinos.

Entonces, el carro de los asesinos le dio, a propósito, un pequeño golpe  por detrás al tuyo.  Desaceleraste, aún más, para averiguar qué había pasado, que fue cuando aquel carro se adelantó por tu izquierda, ¿recuerdas?  Aunque lo que no puedes recordar, Carlitos, fue que desde el otro carro te dispararon, y uno de los tiros te destruyó la cervical y te mató. O quizás sí oyeras los tiros, y puedas recordarlo...  Después, uno de tus asesinos, no conforme aún, bajó de su carro y te disparó su pistola a quemarropa; irónicamente a ese tipo de tiro le llaman de gracia.  Te puedo contar todo esto con certidumbre porque lo vieron los vecinos que estaban sentados en los portales y en las marquesinas de sus casas, era ya final de abril y había bastante calor aquella tarde en tu amada Borinquen.  ¿A que sí recuerdas, Carlos, el calor típico de una tarde como aquella?

Te diré que no podrías sentirte más orgulloso de tus hijos.  Los dos terminaron sus carreras universitarias; los dos ya tienen más edad de la que tú tenías aquella última tarde de abril…  Son buenos, respetados y queridos por sus compañeros.  Con tu hija compartí días en La Habana en mayo pasado.  Es toda una mujer.  Es inteligente, osada y alegre. Ríe bien y con ganas. Los dos te quieren y te admiran mucho cómo el valiente que eres.  Nosotros, tus amigos de siempre, también.

Aunque no lo puedas creer, hoy, a 26 años de tu muerte, ninguna autoridad, ni de la Isla ni federal, ha hecho nada por encausar y enjuiciar a tus asesinos.  Ellos, además de los terroristas de la extrema derecha cubana que organizaran y financiaran tu muerte, entre los que están Reynol Rodríguez, Julio Labatud y otros del CORU, han quedado impune, gracias a la protección que le han brindado las más altas autoridades de Estados Unidos. Qué desvergüenza, ¿eh, Carlitos?

Sin embargo, déjame decirte que después de extraordinario esfuerzos, sí se logró que se esclarecieran las muertes de tus dos compañeros, militantes independentistas, asesinados unos meses antes que tú, en julio de 1978, en Cerro Maravilla, por individuos estrechamente vinculados a la policía, a esos tipos que organizaran tu asesinato, y a las más altas esferas del gobierno anexionista insular.

Debes saber que Raúl nos ha dirigido a todos en un continuo esfuerzo desde aquella  tarde en abril para que se sepa la verdad sobre tu asesinato.  Y aunque hasta hoy no hemos logrado que se haga justicia, nunca Carlos, nos daremos por vencidos hasta obtenerla.  Y la obtendremos, Carlitos, ya tú verás, que la obtendremos.  El año pasado Raúl, con la ayuda de Alejandro, reunió y publicó una recopilación en tres tomos de documentos que recogen muchos de los esfuerzos hechos a lo largo de estos años.

En estos días las viejas pandillas terroristas del CORU, Omega 7 y los demás han escenificado el tercer acto de una farsa de una desfachatez sin par. Luis Posada Carriles, sí, el que dirigió el atentado contra el avión de Cubana en Barbados y todo lo demás, se ha aparecido aquí en Miami y le ha pedido al gobierno norteamericano, nada menos, que asilo político.  De verdad, Carlitos, que esa gente no tiene vergüenza.

Por último, Carlillos, Cuba y la Revolución van bien, y Fidel está más claro que nunca. Sí, Fidel, Carlitos, parece que, para espanto de nuestros enemigos y, para dicha nuestra, todavía hay Fidel para rato.

Bueno, creo que ya está bien por hoy. Te extrañamos mucho y te queremos.  Nos cuidamos. Hasta la victoria siempre. fin.

Carlos Muñiz Varela era dirigente de la Brigada Antonio Maceo cuando fue asesinado el 28 de abril de 1979, en San Juan de Puerto Rico, por órdenes de terroristas de la extrema derecha cubana radicados en Puerto Rico y Estados Unidos.  Nació en Cuba en 1953,  y a los 8 años de edad, con su familia, emigró a Puerto Rico dónde militara en su movimiento independentista.

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Andrés Gómez

Andrés Gómez

Periodista cubano residente en Miami. Fundador de la Brigada Antonio Maceo, integrada por cubanos que viven en los Estados Unidos. Es el director de la Revista Areito.