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La lucha de Cuba no es fácil

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José Pertierra, abogado cubanoamericano.

Tenía sólo 9 años cuando llegamos a Estados Unidos a principios de los años 60 a insistencia de mi madre. Ella vio en la Revolución cubana la oportunidad perfecta para escapar... de su suegra.

Llegamos a Miami - a solo unos pocos kilómetros de Cuba. Pero para mi madre, esa distancia era muy corta. Abuela amenazaba con venir de Cuba a vivir con nosotros. Luego mi madre se enteró de un programa que ofrecía el gobierno norteamericano que regalaba boletos de avión, pero sólo de ida, a cualquier cubano que prometiera no regresar a Miami.

Parece que ya los norteamericanos tenían una idea de cuán importante sería la Florida en futuras elecciones presidenciales.

Mi madre decidió aprovechar este extraño programa gubernamental y fuimos a buscar nuestros boletos de avión para salir rápidamente de Miami. Como no llevó sus espejuelos, me preguntó el nombre de la ciudad al extremo izquierdo del mapa de Estados Unidos. Cuando le dije que se llamaba Los Angeles, sus ojos se iluminaron y me contestó: "Para allá nos vamos". Abuela nunca vino a vivir con nosotros en California. "Era demasiado lejos", dijo.

Aunque extrañé a abuela, agradezco haberme criado a 3 000 millas de Miami, la ciudad que pronto se convertiría en un planeta aparte.

Ahora es una ciudad dominada por extremistas de derecha. La corrupción es galopante. En vez de ser enjuiciados, tratan a los terroristas como héroes y les ofrecen un "green card" y un desfile, simplemente porque sus balas y sus bombas están dirigidas en contra de Cuba y en contra a los que favorecen el diálogo con la isla.

No me sorprende que Miami haya sido la sede de la manifestación más grande en Estados Unidos a favor de la guerra. Los manifestantes cubano-americanos gritaban apasionadamente "Irak hoy, Cuba mañana".  Pero algunos cubanos de Miami vienen tocando los tambores de la guerra en contra de Cuba durante más de cuatro décadas, usualmente en vano, salvo cuando la fracasada invasión de Playa Girón en 1961.

Muchos extremistas de Miami piensan que la coyuntura les favorece. Bajo el pretexto de promover la diversidad étnica, el Presidente Bush nombró a más de dos docenas de cubano-americanos extremistas en cargos influyentes dentro gobierno federal. Envalentonados con su inclusión en los más altos niveles del poder en Washington, la parentela de Elián en Miami y sus fanáticos seguidores creen que ha llegado el momento de derrocar finalmente a la Revolución cubana.

Hay un esfuerzo concertado para desinformar al pueblo norteamericano acerca de Cuba. Funcionarios de alto nivel del gobierno de Bush vinculan rutinariamente a Cuba con armas biológicas de destrucción masiva, y la mendacidad brota del Departamento de Estado de EE.UU., donde el Secretario Colin Powell hizo una increíble declaración recientemente, alegando que Cuba permite la prostitución infantil en la isla. Amenazándola con mas sanciones, el Departamento de Estado le dio a la isla 90 días para "corregir" una situación que sabe perfectamente que no existe.

El bloqueo en contra de la isla se endurece más que nunca, y la Unión Europea ahora parece ser el socio menor en los esfuerzos de Washington para precipitar un cambio de régimen en La Habana.

Por primera vez desde 1962 temo por mis amigos y mi familia en la patria. Es real la posibilidad de que las "bombas inteligentes" pronto caigan en La Habana Vieja, El Vedado y el Malecón.

Lo que sucede es que hay que pagarles una deuda política a los cubanos de Miami. Aunque el Presidente fue seleccionado por el Tribunal Supremo de Justicia, los cinco jueces que decidieron la selección a favor de Bush no hubieran tenido la oportunidad de hacerlo sin la ayuda de los amiguitos del Partido Republicano en Miami.

Las consecuencias de la elección robada de Bush no afectan simplemente a las relaciones de EE.UU. con Cuba. Nos afectan a todos.

El espectro de un estado policiaco se cierne sobre el país. Los inmigrantes son vistos como posibles terroristas. Algunos son detenidos, juzgados y deportados en juicios secretos, utilizando evidencia secreta. Los norteamericanos de ascendencia medio-oriental son investigados, hostigados y perseguidos. Y los propios ciudadanos americanos que se atreven a discrepar de la extrema derecha son boicoteados; les hacen la bola negra. El fantasma de Joseph McCarthy está vivo y coleando y en la Casa Blanca.

Nuestro amparo social de los últimos 70 años con importantes programas como el Medicare y la Seguridad Social están en peligro de desaparecer.

Desde que Bush Junior mencionó en su discurso del eje del mal que los "malvados se encuentran en los oscuros rincones de la tierra", ¿se han dado cuenta ustedes de que el sol casi nunca sale en Washington?

Bush Junior y sus amigos extremistas están ahora realizando un golpe de estado militar en todo el mundo: primero en Afganistán, luego en Irak. Quieren dominar el planeta. Ningún país está seguro. Ni Siria, ni Irán, ni Colombia, ni Filipinas y ciertamente, tampoco Cuba.

Los halcones del Pentágono y la Casa Blanca nos quieren imponer un nuevo orden mundial en el cual, como lo llama Arundhat Roy, "Bush, el Menor" es rey y nosotros sus fieles vasallos.

Estos extremistas republicanos de derecha gobiernan a base de las mentiras y con el control de los medios masivos. ¿Fue la FCC la que Clear Channel Radio recientemente compró?

Es una mentira que Irak tenía armas de destrucción masiva. Sobre la base de esa mentira Estados Unidos realizó una guerra ilegal e inmoral contra los iraquíes. Es una mentira que Cuba tiene armas de destrucción masiva. Sobre la base de esta mentira, Estados Unidos quiere conducir una guerra ilegal e inmoral contra el pueblo cubano.

La verdad es que las armas de destrucción masiva están cerca de Washington. Hace varias semanas encontraron enterrados cerca de aquí 100 bulbos de ántrax y de una bacteria viva llamada brucellis milentesis que fueron fabricados en Fort Dietrick, Maryland, a sólo 75 kilómetros de Washington, D.C.

Es una mentira que la invasión de Irak nos haya convertido en una nación más segura. Lo cierto es que la guerra resucitó a un debilitado Al Qaeda que ahora es más fuerte, con más reclutas y más fanatismo.

Es una mentira que cualquiera con un apellido hispano represente los intereses de los latinos. Somoza y Batista eran latinos. Ninguno representaba a su pueblo. Los amigos de Bush en Miami no nos representan. Prefiero a un norteamericano progresista que a un latino somozista.

Es una mentira que la mayoría de los cubano-americanos apoyan los esfuerzos
de EE.UU. por aislar y desestabilizar a Cuba. Una encuesta reciente realizada por The Miami Herald nos dice la verdad: más de la mitad de la población cubano-americana del Sur de la Florida favorece el diálogo con los líderes de Cuba.

El tiempo pasa. Las cosas cambian y surgen nuevas prioridades... hasta en Miami.

Antes de que falleciera mi tío Roberto, lo visitaba todos los años en Miami. Roberto era el gerente del famoso Restaurante Versalles, en La Pequeña Habana de Miami. También había sido el cuarto en el escalón de mando de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961. Todos los años Roberto me llevaba de bar en bar en La Pequeña Habana para hablar con sus envejecidos amigos. La conversación estaba dominada por el regreso, por Cuba y, por supuesto, por Fidel.

Hace cinco años noté que durante toda una tarde de conversación y mojitos en los
bares de la Calle 8 ninguno de sus amigos mencionó a Cuba o a Fidel. El  tema de la conversación fue exclusivamente acerca de una pequeña píldora azul llamada Viagra que podía conseguirse en el mercado negro por la mitad del precio normal... ¡Las prioridades cambian! Miami ya no es lo que era.

Una nueva generación de cubano-americanos quiere una relación normal y respetuosa con su país natal. Aunque el poder aún está concentrado en las manos de unos pocos extremistas envejecidos, su poder se va suavizando . . .

La lucha de Cuba por el respeto y la soberanía no nació con la Revolución cubana. Se remonta al siglo 19, cuando hombres como Ignacio Agramonte, Calixto García, Máximo Gómez, Antonio Maceo y José Martí combatieron valientemente contra el imperio español por la independencia cubana.

Las fuerzas de la oscuridad quieren extinguir la llama de la independencia de Cuba. No podrán hacerlo.

En las últimas semanas Cuba condenó a 75 personas como agentes del gobierno de EE.UU. y los sentenció a largas condenas de prisión. Los que cometen delitos no violentos no merecen largas condenas. Ni en Cuba ni en Estados Unidos.

Cuba también ejecutó rápidamente a tres secuestradores convictos. La pena de muerte es una abominación y debe se debe eliminar... en Cuba y en Estados Unidos.

Si quieren, critiquen algunas de las decisiones que Cuba toma, siempre y cuando reconozcan que Cuba representa las esperanzas y aspiraciones de los pobres, los ignorados y desposeídos del mundo. La suerte que la historia le ha deparado a Cuba incluye mucha caña de azúcar, casi ningún petróleo y un poderoso vecino decidido a gobernarla desde Washington. Como dicen en las calles de La Habana, "No es fácil".

La premisa del bloqueo es subyugar al pueblo de Cuba en base al hambre. Esa es la
mitad de la política cubana de Washington, sin embargo, es inmoral y una violación del derecho internacional usar el hambre como herramienta de la política exterior. La otra mitad de la política de Washington hacia Cuba es los millones de dólares que el gobierno de Estados Unidos envía anualmente para fomentar el cambio de régimen en Cuba.

El Presidente Bush se comprometió a dar más de seis millones de dólares en ayuda norteamericana durante el año fiscal 2003 a agentes del gobierno norteamericano dentro y fuera de Cuba. "No es fácil" sobrevivir a las embestidas de Washington, pero Cuba lo ha hecho durante más de 44 años.

Los cubanoamericanos que vivimos en Estados Unidos podemos escoger. Podemos apoyar a los ricos y a los poderosos que han dictado la política de Washington hacia Cuba desde la comodidad de sus mansiones en Miami. Estas familias perdieron propiedades y posiciones en Cuba cuando vinieron a Estados Unidos y es comprensible que estén muy molestos.

O podemos apoyar a los cubanos que, a pesar de sus carencias viven sus vidas con dignidad y compromiso con el prójimo. A los cubanos que envían médicos para curar a los enfermos en los lugares que Bush, el Menor, considera que no son más que "oscuros rincones del planeta". Lugares a los que los otros médicos no se atreven ni siquiera a ir. A los cubanos que envían sus maestros por el mundo entero a enseñarle a los analfabetos a leer y a escribir.

A los cubanos que hacen de los niños una prioridad de la sociedad y les brindan el mejor sistema educacional del mundo. A los cubanos que derramaron su sangre en África en la lucha contra el apartheid y el colonialismo. A los cubanos que derramaron su sangre en Bolivia junto al Che Guevara, quien hubiera cumplido 75 años el otro día, si no hubiera sido asesinado por un soldadito boliviano con un rifle americano y bajo las órdenes de la CIA. A los cubanos que creen que un futuro mejor para la humanidad es posible y están luchando para lograrlo.

Yo me pongo al lado de nuestro poeta y patriota José Martí, y digo con él: "Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar. / El arroyo de la sierra/ me complace más que el mar." Espero que ustedes hagan lo mismo.

José Pertierra es abogado y miembro de la junta de directores de CARECEN. Texto del discurso pronunciado en una Reunión de Ayuntamiento en la Iglesia de Todos los Santos en Washington, D.C., acerca de las relaciones EE.UU.-Cuba.

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José Pertierra

José Pertierra

Abogado cubano, experto en inmigración y vinculado a hitos en las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos, que van desde la emigración del Mariel, hasta el secuestro de Elián González y el encarcelamiento de los Cinco Héroes. Tiene su bufete en Washington DC.