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Ojos del viaje: Doce anzuelos al equipaje de un poeta

Por: Randy Perdomo García
En este artículo: Argentina, Cultura, escritor, Poesía
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El poeta argentino Jorge Boccanera inauguró el Premio Casa. Foto: Twitter/ @AbelPrieto11/ Archivo

Ahora,

tu nombre se deshace

contra la memoria de las piedras.

La sombra de la tarde cae sobre los libros que esperan ojeadas inmediatas y tomar el hilo de luz que se filtra desde las ventanas de cristal, juntos hacen de la armonía de la sala un espacio acogedor. Unas tazas de té nos acompañan. La serenidad, mirada aguda y respuestas precisas, tienen en el entrevistado, un protagonista real de la literatura contemporánea.

Jorge Boccanera (1952) es poeta, periodista, ensayista y editor. Pide pausa antes de comenzar. Atiende el teléfono, anota un recado. Es el escritor que viaja con su lenguaje a puertos seguros, en el trayecto dialoga tanto con el universo como con marineros, peones de estiba, bailarinas, pescadores, acordeonistas, forasteros o cualquier lector que se junte a esperar la embarcación como un compañero sincero. 

Háblame de tu práctica creativa, le pido en medio de la timidez de encontrarme ante un grande y un compañero en esta conversación. 

1. Mi último libro, una suma poética que salió en 2019 y que reúne mis once títulos de poemas publicados hasta 2015, la titulé Tráfico / Estiba. Ese nombre resume en parte lo que pienso de la creación poética: el “tráfico” como un sistema de permutas, mudanzas y transfiguraciones; vale decir ese flujo de imágenes subterráneas que circulan en la poesía; y lo de “Estiba” refleja el trabajo, el armado, el ejercicio de componer los distintos elementos que sostienen al texto y que involucran al lenguaje, el ritmo, las ideas, la búsqueda del sentido y el manejo de un plano hecho de matices.

Por otro lado, creo que mi escritura se ha alimentado mucho de la respiración de los viajes: el traqueteo, la incertidumbre, el encuentro con lo desconocido, el desdoblamiento en el espacio de la otredad, etc.   

2. En la acuarela íntima que constituye la infancia y su constante escritura de mirar y ser respiración repleta de preguntas –como usted opinó en una entrevista- :  

¿Cómo fueron sus padres?

 ¿Cómo recuerda a Bahía Blanca, Argentina? 

¿Qué valores, cuáles recuerdos familiares han quedado marcados en su mirada? 

¿Fue un niño feliz?

Me crié en una casa siempre llena de amigos de la familia; mis padres eran muy “amigueros”, toda excusa era buena para reunirse y cada “juntada” era de alguna manera una celebración. Además, nunca faltaba la música; mi padre cantaba en orquestas de tango en Bahía Blanca y a mi madre le gustaba entonar algunas canciones del folklore argentino; podría decir que ellos le pusieron música a mi infancia y a mi juventud.

Y seguramente esas canciones también me influenciaron, dada la calidad de los compositores poetas de la canción en Argentina. Podría decir que tuve muchos momentos felices en esa infancia que, más que en Bahía Blanca, transcurrió a unos diez kilómetros, en el puerto de Ingeniero, una especie de babel donde se cruzaba la aventura, la fantasía, lo inesperado, todo a la orilla del Atlántico y los enormes barcos en sus labores de carga y descarga, lo que habla de un remolino de gente, muchos de ellos emigrantes, marineros y peones de estiba en el muelle y en esas calles polvorientas. Recuerdos familiares hay muchos; uno: la juventud de mis padres y sus festejos.      

3. Expulsados de la selva del sur de Sumatra/ por los hombres que vienen a poblarla, 130 /elefantes emprendieron hoy una larga marcha de 35 días/ hacia la nueva ciudad que les fue asignada./ No hay sitio para los elefantes./ Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,/ mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar./ Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,/ yo sigo a la hembra guía,/ cargo con la joroba de todas mis valijas/ sobre las cuatro patas del infierno./ Llegarán a destino –dijo un diario en Yakarta./ Los colmillos embisten telarañas de niebla./ Llegarán a destino, viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de carne./ Llegarán -dijo el diario./ Más la estampida cruza por suelos pantanosos/ y mi patria –la mía- es solo esta manada de elefantes/ que ha extraviado su rumbo./ ¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular de bestias!/ Tambores y petardos, acompañan./ Algo de todo el polvo que levantan, es mío. 

Muy repetido le preguntan. Pero el exilio ha sido una palabra y concreta circunstancia en usted.

¿Qué es el exilio? 

¿En alguna situación llegó a sentirse vencido, como si hasta las esperanzas parecieran esconderse en algún rincón inaccesible del mundo?

Viví ocho años desterrado en México de 1976 a 1984 y es difícil circunscribir en unos párrafos tamaña experiencia. Escribí un libro sobre el tema, Tierra que anda. Los escritores en el exilio, donde entrevisté a muchos argentinos exiliados de aquella dictadura militar que se entronizó en mi país en 1976; incluí al paraguayo Roa Bastos; también escribí un ensayo sobre el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, otro un desterrado emblemático de América Latina. Sin ánimo de definir (definir es “cenizar”, decía Lezama Lima), diría que el exilio es empujar, a lo Sísifo, una incertidumbre de piedra, una especie de signo de pregunta que alude a la posibilidad del regreso y multiplica el desamparo.

En su poema “Meditaciones sobre la duración del exilio” Brecht dice: “no pongas ningún clavo en la pared,/ arroja sobre la silla tu chaqueta/ ¿Vale la pena preocuparse por cuatro días?/ Mañana volverás”. Pero ese signo de interrogación móvil podría fracturar cualquier certeza, por ejemplo: “¿Mañana volverás?, Vale la pena preocuparse por cuatro días”. 

4. Andando en las ausencias y el lenguaje, Lytton Strachey dijo: “Los seres humanos son demasiado importantes para ser tratados como simples síntomas del pasado”. Pero, aun así, el pasado nos sigue, en ocasiones como cruel garrotero, otras, como amante pasional. Usted durante la dictadura militar argentina (1976-1983) se exilió en México. Regresó a su país en 1984. Entre 1989-1997 se fue a vivir a Costa Rica, cuando retornó a Buenos Aires, donde aún reside. ¿Condicionan las costumbres a Jorge Boccanera? ¿Le atribuye al espacio natural algún privilegio en su vida personal y en su poesía?

Como lo dije antes, mi poesía se ha alimentado mucho de la experiencia de los viajes, los encuentros y desencuentros que se dan en el tránsito y desde ya eso implica paisajes, territorios diferentes. Conocí a poetas a los que estos desplazamientos paralizaban temporalmente su labor de escritura; no es mi caso. Un ejemplo es el libro Palma Real, donde cobra protagonismo el bosque húmedo de Costa Rica, su fauna y lo abigarrado de la selva dialogando todo con todo.

El grueso de este libro lo escribí en Costa Rica, donde viví ocho años, pero lo corregí y armé en buenos Aires. Para ir al centro de tu pregunta diría que la experiencia de vida está en la base de lo que escribo. 

5. De los oficios propios del ser humano poeta, periodista, biógrafo, dramaturgo; y de los géneros –ensayo, crónica, teatro, letras de canciones, ¿siente que le quedan insatisfacciones o deudas con alguno? 

Es una buena pregunta. Dado que el motor de la creación es la insatisfacción, uno nunca siente que obtuvo todo lo que buscaba. Pero en general fui respondiendo en la medida de mis posibilidades a los proyectos que me puse delante, dándole a cada uno su debido tiempo. Pasa que a veces mis cometidos se sumaron más allá de lo que podía hacer y hay libros que debo terminar, sobre todo de investigación literaria.    

6. Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Raúl Carnota, Lalo de los Santos, Nahuel Porcel de Peralta, Marcelo Boccanera, Quinteto Tiempo, Litto Nebbia, y Adrián Goizueta, entre otros, han musicalizados textos tuyos. 

¿Qué se siente ser reconocido como grande entre tantos grandes?

No creo ser un grande. Hay que manejar el aspecto de la autoestima, más en estos tiempos en que las nuevas tecnologías de la arena virtual resaltan tanto el individualismo y el “yo” por sobre el nosotros. 

7. Su poesía está llena de referencias, intertextualidades, diálogos con otros poetas: Ernesto Cardenal, Juan Gelman, entre otros. ¿Cuáles son los poetas que más marcaron a Jorge Boccanera? ¿A qué se debe que se convirtieran en un referente dentro de su poesía?

En mi caso, el tema “referentes”, que incluye por supuesto a Gelman, Cardenal y a muchos otros escritores, tiene que ver con un estímulo a trabajar con la mayor libertad con aquellas herramientas que se avengan a nuestro modo de decir por fuera de todo programa, moda u ortodoxia. Y por supuestos, muchos de estos autores son también referentes de vida, de una posición ética indeclinable.

8. En su biografía podemos leer varios premios de gran prestigio como son : Primera Mención concurso “Pablo Neruda” (revista Encuentro, Buenos Aires, 1974); Premio Nacional de Poesía Joven (México, 1977); “Premio de Poesía Querétaro” (México, 1978); Primera Mención concurso “Cuaderno del Caballo Verde” de la Universidad Veracruzana (México, 1979); Internacional de Poesía “Camaiore” (Italia, 2008) y Casa de América de Poesía Americana (España, 2008); Gran Premio de Honor Fundación Argentina para la Poesía (2012); Iberoamericano de Poesía “Ramón López Velarde” (México, 2013); “Rosa de Cobre” a la trayectoria, Biblioteca Nacional (Argentina, 2014); Premio “Poetas del Mundo Latino” (México, 2016). 

Y quisiera detenerme en dos galardones: primero, con 24 años usted recibe el primer lauro con el poemario Contraseña y luego, en 2020 Ojos de la palabra, lo hacen merecedor, otra vez, del premio de poesía Casa de las América. ¿Cuál ha sido la trascendencia para usted de estos reconocimientos? 

Exactamente, han sido dos reconocimientos muy importantes para mí por la relevancia del premio Casa de las Américas que al haberlo obtenido a los veintitrés años en 1976, me instaló un mandato: el de merecerlo. Me lo dieron en el quiebre de la democracia en mi país unos meses antes de marchar al exilio y me abrió puertas en los distintos países que atravesé hasta llegar a México, para tener acceso a la prensa y así denunciar los secuestros y asesinatos del régimen militar. Y es un gran honor que me hayan conferido también el premio honorífico Lezama Lima, uno de nuestros escritores más destacados. 

9. Participó en 1998 en el encuentro “Diálogo de las Américas” que reunió a intelectuales de Estados Unidos y América Latina (México); en 2000, en las Jornadas de Amnistía Internacional Contra la Tortura (México); 2002, fue uno de los oradores del Congreso Internacional sobre Globalización: “Del cielo de la utopía al polvo de la historia” realizado en Firenze; “Jornadas Culturales por la Paz” (Quito, Ecuador, 2003) y en el año 2009 del Encuentro de Escritores por la Tierra (RIET) en la Universidad Veracruzana. ¿Es usted un poeta de militancia política? 

Cardoza y Aragón, un gran maestro, dijo alguna vez que apenas un hombre que ha sabido tener vergüenza desde niño. Me identifico más con esas líneas que con cualquier vocinglería alrededor de tal o cual pertenencia política. Pero desde ya mi posición ha sido siempre bregar por un mundo en la que primen la libertad, la solidaridad, la igualdad de oportunidades, la empatía, la justicia, la inclusión social, la tolerancia.  

10. No hay mucho que hacer en mi memoria./ Caminar una casa derribada a balazos,/ atravesar arañas con palabras,/ buscar viejos olores quemados por el viento./ Poco quehacer allí,/ mear en los rincones para espantar las sombras,/ correr donde no hay nadie./ ¿Qué hacer en la memoria?/ ¿Descansar en un ruido?/ ¿Ponerse de rodillas ante un gran agujero?

¿Cuáles son los instantes que su vida fijaría para el horizonte futuro, que nunca olvidaría?

Es difícil elegir un momento; hay muchos y allí caben muchos abrazos, asombros, esperanzas. Uno de ellos es cuando mi hijo Roberto dio sus primeros pasos. 

11. ¿Qué piensa de su poesía?

Que es fruto, como muchas, de una sensibilidad y un trabajo. Lo demás deberían decirlo los lectores. 

12. Jorge, el último mensaje. La isla caribeña, la patria que profesa en su nombre solidaridad y poesía: Cuba. ¿Qué significa Cuba para ti?

Un querido pueblo hermano que, aún con muchos problemas irresueltos y con la infamia del bloqueo, sigue luchando por la dignidad sin doblegar un espíritu que le es propio.

EXILIO

expulsados de la selva del sur de Sumatra

por los hombres que vienen a poblarla, 130

elefantes emprendieron hoy una larga marcha

de 35 días hacia la nueva ciudad que les fue

asignada.

(afp. 18/11/82)

No hay sitio para los elefantes.

Ayer los expulsaron de la selva en Sumatra,

mañana alguien les impedirá la entrada al Unión Bar.

Yo integro esa manada hacia Lebong Hitam,

yo sigo a la hembra guía,

cargo con la joroba de todas mis valijas sobre las

cuatro patas del infierno.

Llegarán a destino –dijo un diario en Yakarta.

Los colmillos embisten telarañas de niebla.

Llegarán a destino,

viejas empalizadas que sucumben bajo mareas de carne.

Llegarán-dijo el diario-.

La estampida cruza por suelos pantanosos

y mi patria –la mía- es sólo esta manada de elefantes

que ha extraviado su rumbo.

¡Guarde celosamente la selva impenetrable este ulular

de bestias!

tambores y petardos, acompañan.

Algo de todo el polvo que levantan, es mío.

Los grandes titulares de los diarios

no hablan de ella.

J.B. Mc Millan, en sus discursos tan extensos

no se refiere a ella.

Mi río, el mago, el zapatero, el que conoce

a fondo las estrellas,

nunca la mencionó.

Sin embargo, ella sale a la calle

y desordena el mundo con sus pechos

En video, Jorge Boccanera con Silvio Rodríguez

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  • René Romero dijo:

    Excelente entrevista de Randy Perdomo. Entrega que se agradece.

  • Yune dijo:

    Me encantó

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