Cubadebate

Johannesburgo, 15 nov (PL) Murió Miriam Makeba quizás como quiso, o nunca pensó, en un escenario, rodeada de cientos de admiradores que la aplaudieron hasta el delirio y tararearon las letras de sus canciones de amor, pasión y rebeldía.

 Zenzi, su nombre verdadero, cantó por unos 30 minutos -como muchas veces lo hizo: descalza-, en Baia Verde, en el sur de Italia, en un concierto organizado contra el racismo, el crimen organizado y en defensa del escritor Roberto Saviano, amenazado de muerte por la mafia.

 Un ataque al corazón terminó con la existencia de la excelsa mujer que supo fundir en la vida y en los escenarios arte y conciencia, y sintetizar en su música la cultura de toda África.

 La legendaria intérprete dijo una vez en una entrevista, hace sólo tres años, que desde su posición de cantante luchó por la    justicia y la igualdad. Nunca me he considerado activista política. Canto y hablo sobre verdades. Nuestro entorno siempre ha sufrido por el apartheid, el racismo y la miseria.

 Nacida en Johannesburgo el 4 de marzo de 1932, la conocida    Mamá África, comenzó a cantar por puro placer  desde su infancia, y atribuyó a su mamá y abuela las enseñanzas que la convirtieron en una figura de renombre mundial.

 Sobre su talento confesó haber sido atribuido por el ser supremo, pero todos los que la oyeron cantar reconocían en ella una linda voz.

 Sus primeros éxitos musicales los alcanza a mediados de la década del 50 del siglo pasado cuando graba su primer disco junto a los Black Manhattan Brothers en 1953 y seis años después recibe las primeras invitaciones para actuar en Europa y Estados Unidos.

 Los 60 quedaron marcados para siempre en ella con el dolor y la alegría, primero, al quitarle el régimen del apartheid su ciudadanía, morir su madre, impedírsela participar en el sepelio y prohibirse su música en el país que la vio nacer.

 Después de tanto desasosiego, gana en 1966 un Grammy junto con Harry Belafonte por el tema "An Evening With Belafonte Makeba", en el que se abordó la apremiante situación política de los surafricanos negros bajo la segregación racial.

 El tema que afianza su estrellato mundial, nunca perdido, fue    Pata Pata (en zulú significa las caricias que se hacen los amantes), de la cual dijo fue una canción con ánimo danzario    más que político, como mucha gente la interpretó.

 En su brillante carrera, Makeba cantó junto a leyendas de la música del mundo desde los maestros del jazz Nina Simone y Dizzy Gillespie hasta  Belafonte y Paul Simon.

 Por más de 30 años Miriam Makeba vivió desterrada fuera de su patria por sus críticas contra la política de discriminación del gobierno, que la obligó a residir en Europa, Estados Unidos y Guinea.

 A principios de los 90 regresó a su país de origen tras la liberación de la cárcel de Nelson Mandela, momento que, dijo,    fue como un renacer, algo muy grande.

 Este sábado, personalidades de la política y la cultura surafricanas, junto a miles de admiradores, dieron su último adiós a la fabulosa cantante y luchadora antiapartheid.

 A la sala de conciertos Coca Cola Dome, de Johannesburgo, asistieron a despedirla el ex presidente Thabo Mbeki, la vicepresidenta Baleka Mbete y la ministra de Relaciones Exteriores Nkosazana Dlamini Zuma, entre otras figuras políticas.

 El titular de Cultura, Pallo Jordan, subrayó que en el momento de su muerte Makeba estaba haciendo lo mejor que sabía hacer...amaba la música más que nada, y siempre estaba feliz cuando se encontraba en escena.  Su nombre enfatizó- fue sinónimo de la lucha mundial por la libertad de Suráfrica.

 Mamá África fue nombrada embajadora honorífica por la ONU en 1999 y de Buena Voluntad de Suráfrica, recibió además a principios de este año el Premio por la Paz 2007, que otorga la Asociación para las Naciones Unidas en España.

 La cantante era también ciudadana cubana.