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Ray Brown vs Dihigo: Émulos del box

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Raymond Brown (Santa Clara) 1938-39.

Si de gigantes se trata

Las letras que aparecen a continuación, rinden homenaje a uno de los mejores lanzadores en la historia del béisbol, quien se sintió en Cuba como en su casa. Negro y pobre, supo erguirse ante las adversidades en varios deportes, hasta avanzar definitivamente hacia el béisbol. Su huella trasciende fronteras, amén de algunos problemas y achaques que pudieron mermar un tanto su estelar desempeño, entre ellos el alcohol.

Raymond C. Brown, a quien en Cuba apodaron Jabao, fue un pitcher derecho, de buena ofensiva como jardinero. Bateaba a las dos manos. También conocido por Ray e hijo de un agricultor, nació el 23 de febrero de 1908, en Alger, Ohio, y falleció el 8 de febrero de 1965, en Dayton, Ohio, Estados Unidos. De somatotipo ideal, alcanzó los 6’ 1 de estatura, con 195 libras de peso.

Brown jugaba béisbol escolar en Indian Lake, Ohio, y luego en la Universidad de Wilberforce, que no llegó a terminar. Como pelotero profesional se estrenó en el equipo Dayton Marcos en 1930, equipo que era una especie de asociación de trotamundos, ya que no jugaba oficialmente dentro de las Ligas Negras. Hay quien afirma que Brown dejó los estudios para firmar con los Grises de Homestead, pero esta información no está clara, ya que Brown jugó con los Grises después de haberlo hecho con el Marcos, con los ABC de Indianápolis y los Lobos de Detroit de la Liga Nacional Negra, y de la Liga Este-Oeste, respectivamente.[1]

Participó en cuatro temporadas de la Liga Profesional Cubana y un torneo independiente. En 1936-1937 (21-4), con el Santa Clara, 1937-1938 (12-5), 1938-1939 (11-7), 1945-1946 (2-3), alternando entre Almendares y Marianao, y en 1947-1948 (0-1), con el Santiago y el Cuba, en la Liga Nacional (paralela), celebrada en el Estadio La Tropical. Total: lanzó en 89 desafíos, de ellos 57 completos, con balance de 46-20 (.696), el segundo porcentaje de por vida. Resultó líder de los jonroneros (4), en la temporada 1937-1938, empatado con Roberto (Tarzán) Estalella, y con su compatriota Willie Wells, ambos de los Azules del Almendares. En 1936-1937 (21-4) y 1937-1938 (12-5), obtuvo el liderato de los lanzadores, conquistando el récord histórico de más juegos ganados (21), en 1936-1937. El 17 de noviembre de 1936, dejó sin hits ni carreras al Habana (7 x 0).

Brown se estrenó en Cuba jugando con el Santa Clara, el 7 de noviembre de 1936, lanzando contra el Habana nada más y nada menos que un cero hit cero carreras. El primer cero hit en la historia del béisbol cubano lo lanzó el cubano Carlos Maciá, del Almendares, contra los Carmelitas, el 13 de febrero de 1887, mientras que el segundo y primero del siglo XX fue lanzado por el pitcher panameño Oscar Levis, el 11 de octubre de 1924, juego en el que el Habana derrotara al Almendares 1 x 0. Brown sí fue el primer lanzador y el único norteamericano que lograra esta hazaña en la pelota cubana. Después que Brown lanzara este juegazo, no hubo más cero hit hasta el 11 de diciembre de 1943, cuando Manuel (Cocaína) García anestesió a los bateadores del Marianao 5 x 0.[2]

Con voluntades y orgullos acerados, en 1936-1937, desempeñándose en los jardines, empuñó el madero a las dos manos y conectó para .311, con 27 carreras impulsadas. En 1938-1939, resultó al frente en juegos completos (16). El 16 de diciembre de 1936 asombró a todos cuando lanzó en el primer desafío y perdió 1 x 0 contra el zurdo Luis (Lefty) Tiant [3], en 11 entradas. No conforme, pidió lanzar el segundo, y lo hizo, para blanquear al Habana y dejarla en solo 5 hits.

Lo peor para Brown fue que su derrota ante Tiant, marcó su primera de la temporada después de 12 triunfos consecutivos. El inmortal Dihigo fue el único que pudo superar dos veces a Brown durante la campaña, pero mordió tres veces el polvo de la derrota. Rodolfo Fernández fue otro serpentinero, junto a Tiant, que pudo superar a Brown en ese campeonato, aunque perdió cuatro veces ante él.[4]

Se destacó en las Ligas Independientes de Color, o Ligas Negras norteamericanas, entre 1930 y 1948, con los siguientes equipos: Dayton Marcos (1930), Indianapolis ABCs (1931), Detroit Wolves (1932), Homestead Grays (1932-1945 y 1947-1948).

Entre 1946 y 1953, también se desempeñó en las Ligas Menores de México, Estados Unidos y Canadá, con los siguientes equipos: Alijadores de Tampico (1946, 1947 y 1948), Azules de Veracruz (1948), Sherbrooke Athletics (1950 y 1951) y Thetford Mines Miners (1953).

A través del tiempo se compara a Brown con Dihigo sobre el box. Y no era para menos, pues resultaron figuras esenciales en aquellos años dorados del béisbol profesional. Se recuerda el desafío del 18 de febrero de 1937, cuando volvieron a enfrentarse ambos, esta vez para dirimir el campeonato: Leopardos de Santa Clara vs Tigres de Marianao. Y efectivamente, jugaron como felinos hambrientos y en esa ocasión resultó vencedor Dihigo 7 x 3, a quien cargaron en hombros y el Marianao se proclamó campeón.

Años después, así se refirió a su enconado rival en el terreno, el cubano con los epítetos de Maestro e Inmortal, quizás el más grande que haya calzado spikes y está por sus méritos desde hace años en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Para mí el mejor fue Raymond Brown; los que vieron lanzar a Brown cuando se hallaba en su apogeo y pertenecía al club Santa Clara, pueden tener la satisfacción de que han conocido a un pitcher digno, que no se olvide nunca. Brown tenía velocidad aterradora, poseía un control que nunca sufría alteraciones y había que pararse delante de él para comprender la clase de pitcher que era (…) cuando no lo mandaban al box iba a los jardines y era seguro en los fildeos y un tolete de mil demonios. Después de Raymond Brown, el zurdo David Brown, también del Santa Clara. [5]

Dominaba la sinker y la slider con excelente velocidad, pero su mejor arma fue la curva, que utilizaba a la perfección hasta en conteo de tres bolas sin strikes. Con el tiempo también la bola de nudillos; se caracterizó por un excelente control.

Estuvo en varios Juegos de Estrellas de las Ligas Negras. En 1944 lanzó lechada de un hit en la Serie Mundial de ese circuito. En 1945 logró un juego perfecto en siete entradas. Había comenzado a lanzar como estudiante, en Ohio. A veces no supo controlar su adicción al alcohol, pero fue atendido por los galenos y logró sobreponerse. Cuando no lanzaba se iba al jardín central.

En 1938 terminó con 10-2 y algunos gerentes de Grandes Ligas se fijaron en él, sin resultados. En 1939 se fue a México y obtuvo balance de 15-8. De regreso a las Ligas Negras, en 1941 lanzó contra los New York Cubans en la Serie Mundial y les propinó una lechada, además de contribuir con 3 hits, incluidos 1 jonrón y 1 doble. En 1942 lanzó para 13-6.

En Cuba había ganado más que ningún otro de las Ligas Negras (46-20). En 1941-1942 encabezó la Liga de Puerto Rico, con el Ponce (12-4 y 1,82). En 1948-1949 dirigió el Caracas de la Liga Venezolana. En 1946 había regresado a México, donde se destacó sobremanera. Después se fue a Canadá, con el Shebrooke, donde en 1950 logró 6-1 y 1951 (11-10). Permaneció otros años en ese país y regresó a los Estados Unidos poco antes de fallecer.

Pasaron más de 40 años para que el Comité de Veteranos de Cooperstown le destacara como uno de los más grandes lanzadores de las Ligas Negras de todos los tiempos y en 2006 fue escogido con otros peloteros de aquel circuito. Entre ese grupo estaban los cubanos José de la Caridad Méndez (El Diamante Negro) y Cristóbal Torriente.

Está entre los cinco jugadores negros que en 1938 recibieron el Anillo de Diamante desde el Pittsburgh Courier, como prospectos para las Ligas Mayores del Pittsburgh Pirates. Los otros cuatro también son inmortales: Satchel Paige, Josh Gibson, Buck Leonard y Cool Papa Bell. En el 2010, post mortem, le fue concedido un Anillo de Honor del Washington Nationals, por su significativo aporte al béisbol de Washington D. C.[6]

Raymond C. Brown está, por derecho propio, entre los Inmortales del béisbol.

Liga Profesional Cubana:

JL       JC        JG         JP      PROM    

89 57 46 20 .696

-Con 46-20 (.696), alcanzó el segundo porcentaje de por vida en victorias y derrotas.

-En 1936-1937 conservó el récord histórico de más juegos ganados (21),

-Líder de los jonroneros (4), en la temporada 1937-1938, empatado con Roberto Tarzán Estalella, y con su compatriota Willie Wells.

-En 1936-1937 (21-4) y 1937-1938 (12-5), obtuvo el liderato de los lanzadores.

-El 17 de noviembre de 1936, dejó sin hits ni carreras al Habana (7 x 0).

-En 1938-1939, resultó al frente en juegos completos (16).

-En 1936-1937, bateando a las dos manos, conectó para .311 y además de lanzar, defendió los jardines, con 27 carreras impulsadas.

-Firmó un hecho memorable, cuando el 16 de diciembre de 1936 lanzó en el primer desafío y perdió 1 x 0 contra el zurdo Luis Tiant, en 11 innings. No conforme, pidió lanzar el segundo, y blanqueó al Habana, con solo 5 hits permitidos.

(Con documentación de James A. Riley, Baseball-Reference.com, Wikipedia, the free encyclopedia, Esteban Romero, Daniel De Malas, Ismael Sené, Martín Dihigo, Yasel Porto Gómez, Alfredo Santana, Félix Julio Alfonso, James D. Cokcroft, Adonhay Villaverde Blanco, Raúl Diez Muro, Eddy Martin, Ángel Torres, Felo Ramírez, René Molina, Eladio Secades, Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga, Jorge Figueredo, Severo Nieto, Roberto González Echevarría, y otras fuentes).

[1] Esteban Romero: Del Ayer….Haciendo historia: La laboriosidad de Raymond “Jabao” Brown. Swing Completo, sábado 18 de abril de 2015.

[2] Ídem.

[3] Conocido por Lefty, fue un estelar lanzador zurdo en las décadas del treinta y el cuarenta, padre del derecho del mismo nombre, reconocido por Tiante, quien ha sido el cubano más ganador en las Grandes Ligas.

[4] Ángel Torres: La leyenda del Béisbol Cubano: (1878-1997). Library of Congress. Miami, Florida, USA, p. 95.

[5] Alfredo L. Santana: El Inmortal del Béisbol. Martin Dihigo. Declaraciones de Martín Dihigo. Editorial Científico-Técnica. La Habana, 2007, p. 27.

[6] Wikipedia, the free encyclopedia.

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  • Agustin Navarro dijo:

    Mi papá siempre me hablo de este impresionante lanzador una curva hacia abajo increíble mucha más rápida que la de el gran Adolfo Luque y además tremendo bateador

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Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga

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