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Vuela el Cóndor sobre la Florida

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SINIESTRA casualidad. Mientras la Corte Suprema de Chile despojaba -por fin-, de su inmunidad como ex gobernante al sanguinario dictador Augusto Pinochet para hacerle rendir cuenta de sus crímenes, el presidente norteamericano George W.Bush, al otro extremo del continente, provocaba y utilizaba la liberación de cuatro terroristas estrechamente vinculados a las campañas de asesinatos de la policía secreta chilena para comprar votos.

Hay que recordar cómo después del golpe de Estado contra el presidente constitucional Salvador Allende Goznes, la junta fascista chilena encargó a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), apoyar los proyectos criminales de los terroristas cubano-americanos, quienes proponían a cambio sus servicios para liquidar los oponentes a la dictadura radicados en el extranjero.

La DINA tenía como objetivo eliminar físicamente a la oposición en el interior y en el exterior. Así fue como Luis Posada Carriles, Guillermo Novo Sampoll y Gaspar Jiménez Escobedo, todos fundadores de la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), al lado del pediatra asesino Orlando Bosch, participaron activamente en un importante número de acciones a favor de la junta pinochetista, como asesores o proveedores de mercenarios, materiales explosivos y apoyo logístico.

Un informe desclasificado del FBI, fechado el 29 de abril de 1986, confirma un encuentro entre los exiliados cubanos y Pinochet el 17 de marzo de 1975. Pinochet les ofreció ayuda económica con la condición de que se unificaran los diferentes grupos contrarrevolucionarios y prometió mediar a favor de ellos ante los jefes de Estado de Paraguay y Uruguay, ambos países bajo crueles dictaduras.

Otro documento del FBI, fechado el 17 de diciembre de 1974, precisa que Chile ofreció entrenamiento paramilitar a los exiliados cubanos al punto que el Gobierno chileno proveía pasaportes al terrorista Orlando Bosch para realizar acciones.

Asimismo se señaló en otro informe desclasificado que Jorge Más Canosa, quien luego fuera el fundador de la Fundación Nacional Cubano-Americana, participó personalmente en negociaciones con los militares fascistas chilenos, el 12 de diciembre de 1974.

La conspiración se insertaba en el Plan Cóndor, concebido para eliminar a los adversarios de los regímenes fascistas de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

El CORU, bajo la dirección de Bosch y Luis Posada Carriles, multiplicó los atentados e incluso los asesinatos políticos a través de toda América Latina, en un frenético programa de sabotajes y actos terroristas contra Cuba, al que denominó "La guerra por los caminos del mundo". Estas acciones se realizaron en estrecha asociación con la DINA.

El 23 de julio de 1976, Jiménez, junto con los terroristas Gustavo Castillo y  Orestes Ruíz Fernández, había tratado de secuestrar al cónsul Daniel Ferrer Fernández y, al fracasar la maniobra, ejecutó cobardemente al técnico cubano de la Flota Camaronera del Caribe, Artagnán Díaz Díaz.

El 8 de septiembre de 1976, Jiménez ordenó desde su cárcel con la complicidad de la DINA chilena y sus "corresponsales" argentinos, el secuestro de dos custodios de la Embajada cubana en Buenos Aires, Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias: los dos hombres fueron sometidos a crueles torturas hasta ocasionarles la muerte. Sus cadáveres fueron fundidos en los cimientos de un edificio.

En este período, un informe del FBI sobre las actividades terroristas contra Cuba en los Estados Unidos (Survey of Anti-Castro Cuban Terrorist Activities in the United States) señala a Gaspar Jiménez Escobedo como una de las principales figuras del terrorismo miamense mientras otro documento, un memorándum del Departamento de Justicia, describe al personaje con "un amplio pasado de actividades terroristas, principalmente fuera del país".

EL CRIMEN DE EMBASSY ROW

El 21 de septiembre de 1976, en Washington, una potente bomba, colocada una Chevelle 1975, explotó en medio de Massachussets Avenue, en el barrio de Embassy Row, provocando la muerte del ex embajador y ex Ministro chileno, Orlando Letelier, y de su colaboradora, la activista de los derechos humanos, Ronni Moffit.

"Uno de los peores actos de terrorismo de Estado nunca visto en territorio norteamericano": fue, en estos términos, que titulares de la prensa calificaron el espectacular atentado ocurrido en pleno día y en el propio corazón del Washington diplomático.

La investigación fue extraordinariamente larga y compleja.

El asesinato tenía, por supuesto, un impacto político considerable.

En Langley, George Bush -petrolero millonario, ex operativo de la CIA en Miami, hijo de un banquero castigado por sus lazos financieros con la Alemania hitleriana y luego elegido al Senado- dirigía la Compañía con un maquiavelismo fuera de lo común.

Por supuesto, sus agentes fueron de los primeros en aparecer en el sitio del crimen, además de los del FBI y de los varios cuerpos de policía del Distrito Federal de Columbia.

Letelier gozaba de un gran prestigio, pues había ocupado puestos de mucha importancia en el Gobierno constitucional de Salvador Allende: embajador en EE.UU., Ministro del Interior, Ministro de Relaciones Internacionales y Ministro de Defensa al momento del putsch. El día mismo del golpe fue arrestado y enviado a la isla Dawson, cerca de la Antártica, para su planificada ejecución. Pero, gracias a numerosas presiones internacionales, fue puesto en libertad y deportado a Venezuela, desde donde llegó a Estados Unidos para emprender, de inmediato, la lucha contra el régimen fascista de Pinochet.

Mientras las sospechas del público y de algunos órganos de prensa y de los propios colaboradores de Letelier se dirigían hacia la dictadura de Pinochet, unas inesperadas teorías, desmintiendo las primeras, fueron de repente publicadas por la prensa..., bajo las instrucciones personales del propio George Bush, según lo que se supo muchos años más tarde.

La muy conocida revista Newsweek, beneficiándose de fuentes supuestamente exclusivas, difundió unas revelaciones que sorprendió a todos. El asesinato de Letelier y Moffit, increíblemente, no era el resultado de un complot de los esbirros de Pinochet. Se trataba, afirmaba el semanario, citando un "informe secreto" de la CIA destinado al FBI, de un golpe montado por "extremistas de izquierda", deseosos de matar a Letelier para "crearse un mártir".

Se supo más tarde que George Bush, no satisfecho con esta campaña de prensa, había desinformado personalmente a Henry Kissinger, el secretario de Estado encargado de la diplomacia estadounidense, quien se había reunido con Pinochet en Chile, confirmándole la "autenticidad" de las teorías publicadas por Newsweek y la "inocencia" de la DINA.

SOSPECHOSOS: CINCO TERRORISTAS DEL CORU

Después de una laboriosa búsqueda, miles de entrevistas y cientos de falsas pistas sembradas por la propia CIA, cinco sospechosos de origen cubano fueron arrestados por el FBI.

Los cinco individuos, los hermanos Guillermo y Ignacio Novo, José Dionisio "Charco de Sangre" Suárez Esquivel, Virgilio Paz Romero y Alvin Ross Díaz, pertenecían todos a un tristemente famoso grupo terrorista, el CORU. Creado bajo la dirección del pediatra asesino Orlando Bosch, en 1976, en República Dominicana, bajo una iniciativa de la CIA que deseaba reunir en una sola organización a varios mercenarios y matones anticastristas. El grupo se atribuyó, en el curso de los años, la paternidad de cientos de crímenes. Tanto contra Cuba como a objetivos cubanos, individuos o grupos de izquierda de varios países.

Ignacio y Guillermo Novo no eran desconocidos del FBI.

(En 1961, cumpliendo orientaciones del Movimiento Nacionalista Cubano (MNC), se habían incorporados a los preparativos de la invasión mercenaria a Cuba por Playa Girón, pero su grupo no llegó a desembarcar. Se unieron luego al grupo de Julio Pérez Pérez, y reconocerán públicamente haber puesto bombas a nombre de "Comando Cero". En 1962, atacaron el barco cubano "María Teresa" en el puerto de Montreal, Canadá. En 1964 fueron arrestados, acusados del ataque con una bazooka al edificio de la ONU, cuando el comandante Ernesto Che Guevara hablaba ante la Asamblea General. En 1965, son arrestados nuevamente por tenencia ilegal de armas y explosivos.)

En 1979, los hermanos Novo fueron finalmente inculpados, condenados a solo 8 años de prisión, una condena que fue… revocada el año siguiente. Sus defensores, inspirados por la CIA, usaron varios artificios para descartar el elemento clave de la prueba de la Fiscalía.

Poco después de su liberación, Ignacio y Guillermo Novo fueron contratados por la Fundación Nacional Cubano-Americana y su jefe, Jorge Más Canosa, para dirigir el "Comité de Información" del grupo mafioso.

Suárez y Paz llegaron a desaparecer durante doce (12) años hasta que las autoridades los detuvieron. Acusados, ambos admitieron su participación en el doble asesinato y fueron condenados... a unos doce años de cárcel.

LA CIA YA SABÍA

La verdad acerca de los responsables del asesinato Letelier-Moffit iba a estallar casi un cuarto de siglo después de los hechos, cuando, el 18 de septiembre del 2000, un informe de 21 páginas de la CIA dirigido al Congreso confirmaba, por primera vez, que el autor de la conspiración era Manuel Contreras, el jefe de Inteligencia de la DINA, la policía secreta de la dictadura pinochetista.

El "terrorista en jefe" de Contreras, Michael Townley, un norteamericano que era a la vez agente de la DINA y colaborador activo de la CIA, y Armando Fernández, un oficial del Ejército chileno y agente de la DINA, entraron ilegalmente a los Estados Unidos (con pasaportes paraguayos autorizados por el dictador Stroessner, tras un pedido especial de Pinochet) para reunirse con líderes del CORU y convenir una colaboración. Guillermo Novo y su hermano le aseguraron personalmente de su colaboración y encargaron a sus sicarios proveer todo el material y la asistencia necesarios.

Investigadores norteamericanos descubrieron incluso que Townley y Novo Sampoll se habían reunido, el 14 de septiembre de 1976, una semana antes del asesinato de Letelier y Moffit, con el senador James Buckley, en Nueva York. El político había financiado personalmente varios viajes de Novo Sampol a Chile.

El 19 de septiembre de 1976, Townley, "Charco de Sangre" y Paz se dirigieron a la casa de Orlando Letelier en Bethesda, Maryland, donde Townley colocó la bomba bajo el auto del ex Embajador. El 21, ocurría el atentado.

Townley avisó inmediatamente por teléfono a los hermanos Novo que "algo" había ocurrido en el distrito de Columbia y abandonó el país el 24 para regresar a Chile.

La CIA también confesó que sabía con antelación de las intenciones de Contreras, quien, además de espía pinochetista, aparecía en la contabilidad de la inteligencia norteamericana.

En ese fatídico año 1976, Posada Carriles fue identificado como responsable del crimen de Cubana de Aviación que dejó un saldo de 73 muertos. El 6 de octubre, una bomba destruyó en pleno vuelo la aeronave frente a las costas de Barbados, entre Caracas y la Isla Trinidad. El otro autor intelectual del crimen fue Orlando Bosch, quien mantenía entrevistas por ese tiempo con Manuel Contreras Sepúlveda, director de la DINA chilena, hoy nuevamente inculpado.

Anteriormente, el 16 de octubre de 1975, un mercenario del Movimiento Nacionalista Cubano, vinculado a la CORU, disparó a quemarropa en Roma al líder democristiano chileno Bernardo Leighton y a su esposa, ambos asilados en Italia.

Gaspar Jiménez Escobedo, por su parte, estuvo relacionado con a los otros crímenes vinculados a la DINA y al Plan Cóndor, cometidos en Argentina. Integrado a la CORU como jefe de un comando desde junio de 1976, conspiró en el atentado contra el embajador cubano en Argentina, Emilio Aragonés, y planificó con Jiménez y Posada la desaparición, tortura y ejecución de Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias.

Durante este mismo período, Pedro Remón, el cuarto indultado de Panamá, actuaba de sicario para Omega-7 en una larga cadena de atentados terroristas. El propio FBI le atribuyó los asesinatos de Eulalio José Negrín y del diplomático Félix García Rodríguez. Omega-7 actuaba a partir de Union City, New Jersey, ciudad dominada por el Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) de los hermanos Novo Sampoll.

Liberados de la cárcel federal, "Charco de Sangre" Suárez Esquivel, y Virgilio Paz Romero fueron entregados -siendo ciudadanos cubanos- al Immigration and Naturalization Service (INS), organismo encargado de expulsar del país a los extranjeros en situación irregular después de su detención.

Pero, gracias a la intervención de la Fundación Nacional Cubano-Americana, siempre dispuesta a socorrer a sus colaboradores, el propio presidente George W. Bush autorizó, en el curso del verano del 2001, que los dos peligrosísimos terroristas fueran puestos en libertad.

Virgilio Paz salió del Bradenton Detention Center, del INS, al Sur de Tampa, el 25 de julio 2001, y Dionisio Suárez también regresó a la calle el 14 de agosto.

¡A unas pocas semanas del 11 de septiembre!

El colmo de la desgracia fue, sin embargo, el 20 de mayo del 2002, cuando George W. Bush habló, en Miami, frente a los más representativos elementos de la mafia anticubana. Los dos terroristas estaban ahí presentes, aplaudiendo frenéticamente sus palabras.

"Charco de Sangre" Suárez Esquivel y Virgilio Paz Romero, de nuevo libres de retomar sus actividades terroristas profesionales, tuvieron la oportunidad, no sólo de escuchar a su amo hablar de sus "sueños" de una "Nueva Cuba", sino, también, de agradecerle su libertad.

Ahí apareció la justicia norteamericana en todo su esplendor.

George Bush (padre) nunca tuvo que explicar su papel, como jefe de la CIA, en esta historia sucia de asesinatos y desinformación.

Tampoco su hijo, gran denunciador del terrorismo universal, ha sido cuestionado -ni por la prensa supuestamente libre- sobre los motivos de la puesta en libertad de tales canallas.

El 5 de noviembre de 1987, su ex Jefe del CORU, Orlando Bosch pudo salir tranquilamente de su cárcel venezolana y, después de una ruidosa campaña de la mafia cubanoamericana de Miami, se benefició del perdón presidencial de George Bush padre.

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Este jueves 27 de agosto del 2004, en perfecta sincronización con la visita a Miami, al día siguiente, de George W. Bush, en el medio de su gira electoral, la Presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, violando las leyes panameñas y los convenios internacionales, decretaba el indulto de los terroristas Gaspar Jiménez Escobedo, Guillermo Novo Sampol, Pedro Remón y su jefe Luis Posada Carriles.

Con la liberación de estos connotados terroristas de origen cubano, cómplices de la dictadura de Pinochet y de su DINA asesina, George W. Bush enseña una vez más su verdadera identidad. •

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Jean-Guy Allard

Jean-Guy Allard

Periodista canadiense radicado en Cuba. Es autor del libro "Auge y caída de Reporteros Sin Fronteras".