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Caracas cada hora: Esperando el NO

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Caracas.-A las tres de la madrugada la ciudad despertó con una ráfaga de explosiones alegres. Bajo el tachón de lucecitas nerviosas que todavía  tintinean en los cerros o en el confort de una habitación climatizada sobre las avenidas tranquilas y silenciosas de los barrios del este, los caraqueños despertaron de sus breves pausas para soñar cada uno lo suyo.

A esa hora el raro silencio de la madrugada se rompió de golpe a ritmo de dianas y explosiones. En instantes comenzará a bajar de los cerros la ola popular y de sus autos la ola elegante. Una y otra van a disputarse la puerta de los 542 centros de votación capitalinos, custodiados por el Plan República. La consigna es votar primero porque, sobre todo aquí, hay centros con tantos votantes que algunos creen que no bastará un día entero para agotar la cola.

Caracas es solo el rostro más visible de una Venezuela que ahora mismo contempla admirada el mundo entero. Lo ha dicho uno de  los cientos de observadores invitados al acto inédito que la Revolución Bolivariana se otorgó a sí misma: el referendo revocatorio del mandato presidencial. Eduardo Galeano, escritor y uruguayo - razones casi suficientes para creer que se las sabía todas en asuntos de democracia- ha confesado con el rostro iluminado que con este suceso, le están inyectando a todos Vitamina E, de Esperanza.

El elogio viene de dos certezas: con la inscripción de más de 14 millones de votantes, Venezuela está derrotando el abstencionismo que la pobreza y la decepción política  le han impuesto como tradición a toda Latinoamérica. Pero, además,  el revocatorio abre para la región una experiencia de democracia participativa real que no tiene antecedentes. Como para que otros presidentes tomen el ejemplo y se eviten ingloriosos índices de aceptación que ya algunos tienen por debajo del 10 por ciento.

Pero hay otra "primera vez". La están aportando esos  cientos de observadores de diverso signo político, entre los que se cuenta Galeano. Con ellos, la OEA y el Centro Carter han dejado de ser las voces "únicas" de la observación internacional y se ha puesto al descubierto su talante excesivamente consentidor de la prepotente oposición venezolana.

En un  encuentro con algunos de  los líderes opositores, los nuevos observadores -entre los que se cuentan parlamentarios, juristas, grupos defensores de derechos humanos- les dijeron solo algunas verdades y bastó para que se retiraran incómodos aduciendo que los visitantes están parcializados con Chávez. Una de esas verdades es que en cualquier lugar del mundo delinque quien anuncia resultados antes que el ente electoral, justo lo que pretende la oposición, presionando irresponsablemente al  Consejo Nacional Electoral  con la complicidad de los medios privados.

Y quizás otra "primera vez" sea la lección de periodismo veraz y valiente que están dejando algunos periodistas de paso a sus colegas de los vitriólicos medios privados venezolanos. Especialmente aquellos que, bajando a Carter y a Gaviria de la nube en que los colonizados los ubican, les preguntaron si no les parecía importante observar también las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Bajo la risa colectiva, Carter contestó que en noviembre  apenas estará votando en su colegio electoral. Pero concedió que por la diferencia entre ambos procesos,  pasó lo del 2000 en La Florida.

Puede que Caracas no sepa todo lo que le está diciendo al mundo su país en este amanecer de domingo tan especial. Pero quienes la admiramos mientras se dispone a dar el voto histórico, agradecemos el aprendizaje. Y rezamos con su pueblo para que ganen los creadores de la Constitución que abrió el camino a esta lección inédita.

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Isabela Rodríguez

Isabela Rodríguez

Periodista venezolana, colaboradora de Cubadebate.

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