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Debacle de Aznar: Final de un pelele

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  Lisandro Otero, Premio Nacional de Literatura  

Cayó envuelto en lodo y sangre, mancillado por su servilismo, deshonrado por sus falsedades, con las manos manchadas de los asesinos. José María Aznar ha tenido el final que merecía.

Los once millones de votos recibidos por los socialistas colocan al pueblo español a la altura de sus tradiciones históricas. Ese es el pueblo del alzamiento del dos de mayo, de las batallas de Lepanto y Bailén, de Teruel  y el Ebro: un pueblo que reacciona con hidalguía y legítimo orgullo nacional ante las afrentas.  El compromiso de Aznar con el gobierno de Bush, su envío de tropas a la injusta guerra neocolonial en Irak por el petróleo del Oriente Medio, las doscientas víctimas inocentes que cayeron por esta insania, han sido los clavos de su ataúd.

Aznar se empeñó en desconocer la voluntad del 90% de los españoles que desaprobaban su aventura guerrerista, su entrega al servilismo más indigno, y le han cobrado la cuenta. Al Quaeda calculó adecuadamente la oportunidad del golpe para alcanzar el máximo efecto político, aunque el arma terrorista sea  injustificable. Los socialistas recibieron tres millones de votos más que en los comicios del 2000, lo cual es una prueba irrebatible de la voluntad de los españoles.  Este terremoto político ha dejado al PP con la mitad de los escaños de que disponía en el parlamento dejándolo inerme, ni siquiera apto para hacer una oposición efectiva. El descalabro de Aznar ha sido brutal, su derrota ha tenido dimensiones colosales.

Muchos atribuyen el  fracaso a la manipulación informativa del atentado. Pero desde hace mucho tiempo en España se maniobra con la verdad, se la esconde, disfraza y adereza para servir al poder de los neofalangistas. Todos los periódicos se han plegado a la dirección derechista de la opinión. Hasta diarios que en otro tiempo fueron liberales, como El País, han caído en el pozo del fascismo aznariano. La televisión también distorsiona la exposición objetiva de los hechos.  Se puede engañar al pueblo una parte del tiempo, pero no todo el tiempo.

Como siempre los norteamericanos no han comprendido nada. Condoleezza acusa a los españoles de haber cedido a la intimidación, al duelo añade insultos. Pero el New York Times califica estas elecciones españolas como "un golpe a Bush" que puede influir en Italia y Gran Bretaña para desembarazarse de los gobiernos de extrema derecha de Berlusconi y Blair. En todo caso el gobierno de Zapatero tendrá ahora mejores relaciones con Francia y Alemania que han asumido una tímida autonomía de los dictados del imperio.

El PSOE se enfrenta a los fantasmas de su pasado, a los errores del felipismo, al GAL y la corrupción que le hicieron perder el poder.  Zapatero tendrá el buen juicio de apartarse de ese sendero fementido y andar con pies propios. Con el 44% de los votos a su favor, un aumento notable desde el 34%  obtenido en las últimas elecciones, el PSOE cuenta con un amplio apoyo y un parlamento mayoritario que le permitirá gobernar holgadamente. Los carcas del PP se verán reducidos a dimensiones más que modestas desde donde observarán con sus ojos de fósiles vivientes el decursar de la España moderna.

Cuba se libra de un enemigo feroz, de un militante del odio contrarrevolucionario. Aznar ha sido promovido por los terroristas cubanos de Miami y se ha reunido con ellos en diversas ocasiones estimulándolos de obra y de palabra. Fue el arquitecto principal  de la resolución de la Unión Europea uniéndola al bloqueo yanqui contra la isla. Gracias a él se  otorgó el Premio Cervantes a alguien que no lo habría recibido jamás de no estar los franquistas en el poder: Guillermo Cabrera Infante.

El vasallaje de Aznar a Bush lo llevó hasta a organizar giras de reclutamiento por México y Centroamérica para engrosar las tropas de ocupación yanqui en Irak y fomentar el sometimiento al imperio.  Significativa  fue la negativa de Aznar a responder la definición que le solicitaba el diputado Llamazares sobre su postura ante el franquismo y el alzamiento falangista de 1936. Tácitamente confesó su adhesión ideológica a la dictadura que ensangrentó España con un millón de cadáveres, algo que no era un secreto para nadie. Cuando el país gallego recibió la catástrofe ecológica de la marea negra con el naufragio del vapor Prestige, Aznar se desentendió del calamitoso desastre. Ni siquiera accedió a visitar de inmediato las áreas afectadas. La arrogancia nepotista de Aznar le  llevó a  postular a su mujer para un cargo público y esa misma soberbia insolente le condujo  a celebrar la boda de su hija en la capilla real del palacio del Escorial, queriendo con ese gesto prepotente igualarse a la monarquía a la cual sirve.

España es hoy el feudo indiscutido de los magnos grupos económicos ligados a las transnacionales, de las grandes familias, de los cuadros superiores de la administración pública que se distribuyen entre ellos las responsabilidades máximas del Estado y de la empresa privada. Aquél país es el mandarinato de una élite absolutista con una máscara institucional. Zapatero le devolverá su respiración  democrática.

gotli2002@yahoo.com

 

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.