Cubadebate

Reinaldo Costa. Foto: Katheryn Felipe.

Hace poco me di el gusto de reunir en Pinar, convocados por mi amigo Luis Giraldo Casanova, a tres de los mejores lanzadores que me ha tocado ver en Series Nacionales. Tres monstruos que brillaron en una época de monstruos. Tres artistas del box, cada uno con sus armas y su estilo.

El derecho, Reinaldo Costa Acosta, llegó a ser a mediados de los años ochenta el primer pitcher del team Cuba. Su proeza de ganar la triple corona en una Serie Selectiva, aparejada a una formidable efectividad de por vida de 3.14 contra señores bateadores que blandían un bate de aluminio, dejó en segundo plano la temprana retirada a la que lo obligó una tendinitis en el brazo de lanzar.

Los zurdos, Omar Ajete Iglesias y Faustino Corrales Denis, anclan por derecho propio entre los más rutilantes pitchers de esa mano que le han nacido a este país. Ajete, un toro en el montículo, lanzaba fogonazos para home. Faustino era distinto: lo suyo consistía en una curva enorme, endemoniada, casi inmejorable.

A los tres los senté frente a mí en el patio del “14”, y allí hablamos in extenso de pelota. Lo que sigue es tan solo el resumen de aquella jornada donde yo puse al pitcheo como pie forzado y ellos, generosos, aportaron arrobas de sabiduría y experiencia.

Faustino Corrales. Foto: Katheryn Felipe.

Faustino Corrales: En estos momentos ya no se ven lanzadores como los que había hasta hace 10 ó 15 años atrás, de más de 90 millas y con bastantes recursos de lanzamiento. Fíjate que casi no hay curveadores y los lanzadores son de muy baja estatura. Hay que buscar la manera de localizar a los prospectos dondequiera que estén. Puntualmente quiero referirme a los lanzadores zurdos, porque prácticamente no se hallan en el béisbol cubano. Moinelo, Yera..., son muy esporádicos los ejemplos. Sin embargo, Pinar del Río llegó a tener hasta cinco zurdos de calidad en los equipos de Vegueros y Forestales.

Reinaldo Costa: Se falla repetidamente en el trabajo en la base, y también nos afecta el éxodo de peloteros. Y la única manera de salir del problema es trabajar, trabajar y trabajar. Vemos muchos talentos en bruto tirando 85 millas; con la adecuada preparación, ese muchacho llegaría a las 90. Creo que hay una crisis en el pitcheo sobre todo en las provincias, aunque para mí todavía eso no se ve tanto en el equipo nacional.

Omar Ajete: Hay una crisis en el pitcheo y se debe a que el talento hay que salir a buscarlo y eso no se está haciendo. Hay lugares, como Pinar, donde el talento está. Yo chequeo en la provincial la sede de Mantua y allí he visto muy buenos prospectos. Lo que ocurre es que muchos de los muchachos con potencialidades son de municipios lejanos y no hay condiciones ni capacidades para albergarlos. Un comisionado que estuvo aquí en Pinar del Río dijo que ya no había que ir a buscar el talento al monte porque estaba en los preuniversitarios urbanos. Equivocado: quienes están en esas escuelas quieren optar por una carrera universitaria. Por otra parte, los conceptos han cambiado para mal. Digamos, ahora resulta que lo importante es limitar la cantidad de lanzamientos, que no deben ser más de 100, cuando el mismo Faustino tiraba 220 envíos en un solo juego. Pitcheaba cada cinco o seis días y nunca se lastimó. En la actualidad vemos que un lanzador en el sexto o séptimo inning, con unos escasos 70 lanzamientos, ya está pensando en el relevo que calienta en el bullpen y en de quién será la victoria. Eso es algo que debe valorar la Comisión Nacional. Aquí hay límites de lanzamientos, pero luego vamos a competencias internacionales donde se pitchea libre.

Faustino Corrales: Debemos mejorar el sistema de captaciones y ajustar con cada municipio la manera de llegar incluso a los montes en busca de talentos y que los entrenadores provinciales sean testigos de esa búsqueda. Así fuimos descubiertos muchos lanzadores de Pinar del Río como Ajete, Carlos Pérez, Luis Hernández, Jesús Guerra, Rogelio García, Costa y yo. Si uno no se da a la tarea de buscarlos, jamás los va a encontrar.

Reinaldo Costa: Un lanzador puede tener muy buena velocidad y movimientos técnicos, pero si no tiene control, hasta ahí llegó. Yo trabajo mucho con el control de mis lanzadores. Y también es bueno que los pitchers bateen y hagan sus swings, porque así conocen de cerca los daños que puede hacer un lanzamiento determinado como puede ser el cambio de bola, la recta pegada o afuera. Así sufren en carne propia lo que sufre el bateador.

Omar Ajete: Ya que Faustino habló del tema del somatotipo, quiero señalar que aunque sí es importante tomarlo en consideración, ese no puede ser un criterio que excluya a ciertos atletas. Yo mismo mido 1.75 y llegué a lanzar 98 millas. Y mira a Máels Rodríguez, que no lo quisieron al principio porque decían que era un gordito y llegó a tirar 100 millas. ¿Y qué hay de la constitución de Alfredo Despaigne? Hay que encontrar la calidad y dejar desarrollarse a quien tenga las posibilidades, sin importar cómo sea ni de dónde venga. Cuando fui una vez con mi esposa a la EIDE, en el tiempo que Moinelo estaba allí, la hierba le daba a la altura de la cabeza. Le dije a mi señora: “Ve y pregúntale el nombre, que te vas a acordar de mí”. Y mira quién es Moinelo hoy, a pesar de no impresionar a nadie por su tamaño y complexión.

Faustino Corrales: Lo primero que hace falta para ir saliendo de la crisis es una academia de picheo en cada provincia y, si se pudiera, crear con los mejores de cada territorio una academia nacional, como existía antes.

Reinaldo Costa: A mí no me gusta comparar épocas, y pienso que ahora también hay pitchers de calidad, pero creo que les falta seguridad. Del pensamiento técnico-táctico depende la confianza del lanzador y que él mismo sepa buscar su lugar en el staff de picheo del equipo. No sé si está haciendo bien o mal, pero el resultado no está siendo bueno. En los últimos años no hemos visto un pitcher en el equipo nacional que nos haga pensar: “Este es al seguro”. Sin embargo, en la Serie Nacional parecen imbateables.

Omar Ajete. Foto: Katheryn Felipe.

Omar Ajete: Ahora no vemos pitchers de velocidad, en parte porque se trata de una generación formada en el Período Especial, pero sobre todo porque no hay un adecuado trabajo con la fuerza. Yo mismo, si no hacía 30 planchas antes de empezar a calentar, no tenía dominio de los lanzamientos. Ahora te dicen que eso ‘tranca’ al jugador.

Faustino Corrales: Antes nosotros empezábamos a entrenar a las nueve de la mañana y nos cogía la una de la tarde trabajando en el terreno. A mi entender, hoy el entrenamiento de pitcheo es muy corto. El lanzador debe entrenar un grupo de cosas de conjunto con el equipo, cosa que no se están haciendo. Falta preparación física. Recuerdo que desde nuestro tiempo en la EIDE nosotros corríamos muchísimas lomas. La preparación que nosotros tuvimos fue buena gracias a esas cuatro horas que pasábamos en el terreno. Incluso teníamos un entrenador, Román Suárez, que usaba unos aros dos veces por semana para hacernos saltar. El lanzador debe tener muy fuertes las extremidades inferiores y el abdomen; después de eso, los brazos.

Reinaldo Costa: Si un pitcher logra tirar por los tres ángulos de salida, de manera controlada, se hace extremadamente efectivo porque es como tener tres lanzadores en uno y cada lanzamiento se multiplica por tres. Eso sí, no comparto la idea que algunos defienden de que el pitcher debe tirar por encima del brazo: el lanzamiento a tres cuartos es muy difícil porque tiende a moverse. Y se ven cosas absurdas, como muchachos que no dominas la recta y quieren tirar tenedor, o no dominan la slider y quieren tirar la bola de nudillos.

Omar Ajete: La variedad de ángulos de salida es un arma muy fuerte. Los entrenadores deben monitorear esas cosas, al igual que el trabajo con las piernas, que es prácticamente nulo. Aquí los pitchers lanzan con las piernas extendidas y se quedan en el aire. Y se sabe que mientras más cerca de la tierra esté el centro de gravedad del lanzador, más fuerza y velocidad logrará. Lo fundamental se logra con las piernas.

Reinaldo Costa

Omar Ajete

Faustino Corrales