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El camino de Bayamo

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Bayamo. Julio Ángel Larramendi

La ciudad de Bayamo estaba en poder de los revolucionarios cubanos hacía tres meses, y el capitán general de la Isla, Francisco Lersundi, dilataba el envío de una columna para su toma, porque los jefes que operaban en la jurisdicción, exponían en sus informes el apoyo mayoritario que tenía la causa independentista entre los pobladores.

El comandante general, conde de Valmaseda, argumentó que la operación militar era riesgosa, debido a la extensión del territorio que debía “recorrer sembrado por todas partes de grandes obstáculos y en los cuales era de esperar que se encontrase la mayor resistencia”.

El 1ro. de enero de 1869 llegó el también jefe de operaciones militares en Oriente y Camagüey, a las Tunas, con el objetivo de fortalecer su columna, y partir para el “centro principal de la revolución”. El plan contemplaba incorporar la que mandaba el coronel Eugenio Loño, actuar en combinación con otra que saliera desde Manzanillo por la margen izquierda del río Cauto, hasta Cauto Embarcadero y, por último, si era posible, que una tercera lo hiciera desde Santiago de Cuba sobre Baire y Jiguaní.

Las dos primeras debían coincidir, el mismo día, en Cauto Embarcadero, porque el río Cauto “estaba muy fortificado por la orilla izquierda”, según noticias que recibió. Este paso tenía que atravesarlo “forzosamente la columna que saliese de las Tunas para dirigirse sobre Bayamo”. Luego se racionarían en Guamo, pasarían el río Bayamo, y atacarían al unísono, por diferentes puntos, la población.

La propuesta se desechó, porque las comunicaciones con Santiago de Cuba y Manzanillo estaban interrumpidas, y otra alternativa era “gastar un tiempo muy precioso en aguardar y tal vez inútil”. Además, “podría algún acontecimiento imprevisto impedir la salida a operaciones de las mencionadas columnas”, había alertado el capitán general.

El 5 de enero de 1869 salió la columna por el camino real, la integraban los batallones de San Quintín, Bailen, primero de España y Voluntarios de Matanzas y 80 hombres de infantería de la Reina, tres secciones de Caballería, 40 caballos del Rey y seis piezas de artillería, y fue atacada en dos trincheras construidas junto al cañaveral de Muñoz, y por retaguardia en el arroyo de las Playuelas. Acampó en las Arenas, a cuatro leguas de las Tunas.

La estrategia del jefe de la columna de “engañar al enemigo” con sus movimientos, y evitar que conocieran su trayecto, fracasó. El mando independentista previó los posibles escenarios. El 5 de enero de 1869, el coronel segundo jefe de la división bayamesa Luis Figueredo, ordenó desde Cacocún a Agustín Figueredo que “las tropas enemigas se hallan en las Arenas con el objeto de dirigirse hacia Bayamo bien séase por el camino real que va a Cauto el Paso, o el Cauto o por este, por ser transversal y facilitarle mejor paso a la tropa el río Cauto, así es que espero que sin pérdida de tiempo se ponga usted en el sitio Mijial con las fuerzas que haya en esas correspondientes armadas con escopetas, carabinas y sus pertrechos”.[1]

Los espías revolucionarios siguieron las operaciones de apoyo a la columna del conde de Valmaseda. El 3 de enero de 1869, el coronel Pío Rosado, escribió: “Ya me encuentro en Jiguaní, donde espero los informes que de Baire pedí a usted [gobernador militar de Bayamo]. Acabo de recibir un oficio del capitán general [Carlos Manuel de Céspedes] donde me comunica que de Santiago de Cuba han salido dos embarcaciones de poco calado, las cuales según suposiciones fundadas deben dirigirse a Cauto para apoyar el paso de las fuerzas de Valmaseda por aquel punto, lo que pongo en su conocimiento para su inteligencia”.[2]

El 6, hizo campamento en Guajato, a tres leguas de las Arenas, para “no demostrar aún la dirección que pensaba seguir”. En este campamento Valmaseda planteó su estrategia. La columna abandonaría el camino real, para evitar el paso de El Salado, y tener que combatir en los numerosos e imponentes obstáculos colocados, lo que ocasionaría dilación y construir un puente para pasar.

Entonces simularía continuar para Holguín para que, los cubanos no reuniesen fuerzas en el paso de El Salado por el Saladillo, el cual no estaba fortificado y era una posición que, por lo profundo del cauce, por la gran pendiente de sus orillas y su fondo cenagoso, era fácil de defender; luego manifestaría cruzar el río Cauto por Cauto el Paso, para verificarlo después por Cauto Embarcadero, donde tendría que “construir una balsa para el paso”, porque “enterado el enemigo antes por la dirección que hubiera seguido de mis planes, hubiera indudablemente inutilizado la que hay”.

El 7, “fue en general malo y con bastante bosque, pero fue debido a la duda en que estaba, engañando con mis movimientos”. Acampó en el Naranjito.

El 8, “el enemigo en corto número fue hostilizando la retaguardia. El camino estaba interceptado por numerosos troncos de árbol y fue preciso abrir paso por el bosque”. La vanguardia atravesó El Salado sin novedad, “ocasionándome una larga detención para quitar los obstáculos que había en la orilla derecha y por la dificultad que ofrecía el ganado a causa de la pendiente”. Los independentistas llegaron, y se entabló un recio combate.

Los españoles cifraron a los atacantes entre 2 500 a 3 000 hombres, y en un momento por “más de quinientos negros con […] machete”. La tropa cubana no pudo impedir el avance, pero hizo 12 muertos, dos oficiales y 17 de tropa heridos y 15 contusos.

El 9 encontró “el camino obstruido con troncos de árbol y fue preciso abrir paso por el bosque”. Los cubanos pusieron poca resistencia durante la marcha, y la toma de Cauto el Paso. La columna vivaqueó en la orilla derecha del río Cauto, realizó fuego de fusil y artillería, construyó trincheras e “hizo el reconocimiento del río para ver si había vado y se construyó una balsa con objeto de hacer creer al enemigo que intentaba forzarlo”.

Los independentistas en número de “cinco mil hombres según unos y diez mil según otros”, prepararon la defensa, construyeron obras de “fortificación en los arroyones hostilizándome sin cesar desde la orilla opuesta”.

El 11, la columna se movió en dirección a “Cauto el Embarcadero con objeto de forzar el paso”, el mando cubano ordena salir a ocupar las posiciones, y “En la media hora de que pudo disponer adelantándose a mi llegada situó fuerzas en las elevadas trincheras en la orilla izquierda y en ellas estaban situados unos mil hombres”, pero no tuvieron “tiempo para destruir la balsa”.

El recorrido de la columna desde las Tunas hasta Bayamo se reflejó en una memoria,[3] y sus páginas no aparece que una tropa cubana pasó el río Cauto y fue derrotada, lo cual, de haber ocurrido, el conde de Valmaseda lo hubiese magnificado, para exaltar que su estrategia de “engañar al enemigo”, había sido efectiva.

La vanguardia llegó a la posición asignada, se dividió en dos secciones de tiradores, y en el centro se ubicaron dos piezas de artillería, las que iniciaron fuego contra los emboscados en un cañaveral, quienes lo abandonaron.

Otras dos piezas se incorporan y abren fuego contra las trincheras. Los independentistas desalojan las posiciones y se parapetan en las casas del poblado y los árboles. Entonces, avanzó la columna hasta el “alcance eficaz del fusil [y] sin cesar la artillería de hacer fuego por piezas lo rompieron también las guerrillas de la Infantería bajando cien tiradores de la vanguardia a situarse en el punto donde atraca la balsa”.

El ataque de artillería protegió con sus fuegos a tres oficiales, con algunos individuos de tropa, que pasaron el río a nado, para “apoderarse de la barca y tomar posición en aquella orilla”; también a quienes lo verificaron en un cayuco, para “envolver el ala izquierda” de los cubanos. Entonces “se tendió el cable, se trajo la barca en la cual pasó inmediatamente parte de la vanguardia, el Batallón de España y una pieza de Artillería”.

El Iniciador, Carlos Manuel de Céspedes, se encontraba en Bayamo en ese momento, había regresado del campo de batalla para buscar recursos, según se refiere en la cronología del patriota.[4] La información que recibió de los hechos posteriormente fue inexacta, una traición “facilitó el medio de pasar el río”,[5] le dijeron. Esta narrativa se basó en la presencia de un cayuco, y se privilegió para justificar la captura de la balsa por los españoles, lo que confirma la orden incumplida de su destrucción.

Los cubanos se retiraron del campo de batalla. La defensa que elaboró el mando militar independentista fue correcta, pero el armamento que poseía la tropa para decidir a su favor un combate donde se interponía entre ambos bandos, el segundo río más caudaloso de Cuba “no vadeable nunca”, y que la profundidad alcanzaba en este punto 3.4 metros, era insuficiente. El Padre de la Patria escribió, que “el armamento de rifles que trae es superiorísimo al escaso que nuestro ejército tiene”.[6]

Las bajas españolas fueron 10 muertos, 6 heridos y dos contusos. Esta victoria abrió “completamente las puertas de Bayamo o sea el llamado templo de la Revolución por los insurrectos”. La noticia llegó a la ciudad, y sus moradores iniciaron la quema gloriosa, en la madrugada del 12 de enero de 1869.

La columna española continuó pasando el río hasta “el 14 por la mañana”, cuando inició su desplazamiento a Bayamo, donde entró “a las doce de la tarde del 15 sin que se me opusiese ninguna resistencia”.

Bayamo. Julio Ángel Larramendi

El 20 de noviembre de 1865 existían en la ciudad de Bayamo 1 215 viviendas, en enero de 1870 fueron censadas 160, solo el 13.1% resistió a las llamas. Esta cifra no refleja la magnitud de la destrucción, porque desde enero de 1869 se inició un proceso de reconstrucción con el retorno de familias “desde mi entrada en Bayamo no han cesado de presentárseme familias y habitantes de la misma población y de los alrededores hasta bastante distancia”, unos ocuparon “las pocas casas que el incendio respetó”; el resto se dedicó a reconstruir otras.

El monto exacto de la destrucción seguirá siendo una incógnita. El conde de Valmaseda escribió que “Bayamo [fue] incendiado en su totalidad por el enemigo”. No obstante, diversos inmuebles quedaron, los que demuestran que la arquitectura bayamesa desde el siglo XVII y hasta la primera mitad del XIX, tuvo una estética al nivel de las restantes primeras villas fundadas en Cuba. Este esplendor aún es visible en elementos aislados de algunos exponentes coloniales que han llegado hasta la contemporaneidad. Entre ellos sobresalen los techos de parhilera con lencería, los tirantes pareados y con ligadura, techo con hastial, tirante pareado y ligaduras, techo de alfarje con tirantes pareados sustentados por canes, así como las fachadas con vanos adintelados y aleros de tejaroz de dos vuelos y alero de tejaroz de un vuelo.

En la ciudad se estableció un puesto de mando. Las tropas españolas, en un recorrido por los campos, encontraron las dos imprentas “con las cuales se publicaban los periódicos El Cubano Libre y la Estrella de Cuba que tanto daño han hecho”. El 15 de enero de 1869 cerró un periodo histórico, que permite comprender la transformación de la sociedad bayamesa a lo largo de 88 días naturales.

[1]Archivo Histórico Nacional de Madrid: Ultramar, leg. 4439.

[2]Archivo Histórico Nacional de Madrid: Ultramar, leg. 4439.

[3]Archivo General Militar de Madrid: Signatura 5720.5

[4]Aldo Daniel Naranjo Tamayo: El estandarte que hemos levantado. Apuntes cronológicos. Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), Ediciones Unhic, La Habana, 2019, p. 137.

[5] Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals (comp.): Carlos Manuel de Céspedes. Escritos, t. 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p. 150.

[6]Fernando Portuondo del Prado y Hortensia Pichardo Viñals (comp.): Carlos Manuel de Céspedes. Escritos, t. 1, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974, p. 151.

Se han publicado 4 comentarios



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  • ChatGPT dijo:

    No conocía varios detalles de este hecho histórico, muchas gracias por el artículo.

  • AnaIsabel dijo:

    Mi querida ciudad de Bayamo, cuna de la nacionalidad cubana. Tú historia es tan apasionante y llena de patriotismo, que un artículo como este siempre te aporta un poquito más de orgullo por la patria chiquita y por Cuba la patria grande por la que tantos cubanos han dado la vida.

  • MilaCauto dijo:

    Mi querido Cauto del Paso, tanta historia, desde la colonia hasta la invasión, allí estuvo Camilo y su tropa, mi familia involucrada , conservó una foto que es una reliquia para mí

  • guillermo lázaro dijo:

    Bella foto de mi ciudad histórica. Desde desde mi antigua casa de Saco No. 9 podía consultar el reloj del campanario de la iglesia.

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MSc. Ludín Fonseca García

Historiador de la ciudad de Bayamo.

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