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“Popi”, o Jorge González Pérez: Entre la medicina legal y el amor a Cuba (Parte II y final)

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Jorge González es un referente de la medicina legal en Cuba. Foto: Ana Álvarez Guerrero.

Fui a Bolivia por 21 días y terminé viviendo allí cinco años y medio, dice sin cortapisas el doctor en Ciencias Jorge González Pérez.

Su “tarea” en ese país, la “más romántica” que pudo imaginar por la carga de simbolismo que llevaba implícita, fue dura, llena de dificultades que el médico tuvo que sortear, porque “a la Patria no se regresa sin cumplir”.

Ahora Popi, quien es un paradigma de la medicina legal en Cuba, presidente de la sociedad cubana de esta especialidad desde 1990 hasta 2017, profesor, y cubano hasta a la médula, repasa aquellos días en un intento de condensar su esencia. Nos habla de la búsqueda infinita del Che y sus compañeros de guerrilla, de la alegría del hallazgo y de cómo el camino que eligió al inclinarse por su profesión lo ha llevado a la mayor de las gratificaciones: sentirse útil.

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A solo una semana de haber llegado a Bolivia, la embajadora cubana en ese país envió a Jorge González a Vallegrande.

“Ella me manda para Santa Cruz y de ahí tenía que seguir para Vallegrande, yo ni me conocía bien la geografía allí, ni el modus operandi. Todavía yo tenía una mentalidad del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica), donde tú llegabas a un lugar y siempre había alguien esperando para guiarte. No tenía la independencia que tiene la gente hoy para viajar. Yo estaba acostumbrado a que me llevaran de la mano.

“Me dijeron que en Santa Cruz me iban a estar esperando. Llegué al aeropuerto con mi maletín”, ese que fue un desvelo todo el viaje desde Cuba y donde Popi tenía las fichas de identificación, el molde de la dentadura del Che, los cabellos del Che... cosas esenciales para la misión.

“¿Qué más tenía que tener el maletín? Dinero, tenía que tener dinero. Nunca había tenido tanto. Yo estaba nervioso con el dinero que llevaba en el maletín. Llego a Santa Cruz y cuando salgo del área de control del aeropuerto, miro, no veo a nadie. Pensé que alguien iba a estar con un letrerito, algo para poder identificarme”, relata el profesor.

“Espero unos minutos, no había nadie y de pronto escucho por el altavoz del aeropuerto: 'Doctor Jorge González, doctor Jorge González preséntese en información'”.

“Digo, 'verdad que el mundo es chiquito', porque tú te imaginas que yo llegue por primera vez en mi vida a este aeropuerto en Santa Cruz y haya alguien que esté llegando, en este mismo vuelo, que se llama igual que yo, porque yo no creo que ese sea el contacto de la embajadora, cómo me van a estar metiendo esos bocinazos.

“Me quedo incrédulo. No habían pasado unos minutos y de pronto comienzan a decir, con un tono un poco más imponente: 'Doctor Jorge González, doctor Jorge González, preséntese en información'.  Digo, 'bueno, ¿esto será conmigo?'.

“Uno ha aprendido mucho... Lo que pienso inmediatamente es no ir para Información. Me voy a parar en un ángulo en el cual yo vea cómo es la onda de Información y cuando vea que un tipo se acerca y hable ahí y diga mi nombre, ese es el que me está buscando, para caracterizarlo, ver cuál es el ambiente. Me paro en un ángulo, miro y veo a tres hombres...”, rememora.

“Mi doctorado en Alemania fue de alcoholismo y la influencia del alcoholismo agudo en los accidentes de tránsito. Digo: 'Estos tipos están curdas. Están borrachos, evidentemente. No tengo la menor duda de eso. No puede ser que la embajadora me esté mandando a ponerme en contacto con esta gente que están borrachos'.

“Parece que la embajadora le había dicho que yo era uno que tenía el bigote muy grande, porque uno de ellos me ve, y le dice al otro: 'Míralo allí'.Pero grita’o en medio de aquello. Yo que estaba intrigado, medio escondido, medio que me creía que yo era el agente 007... Los tipos me van para arriba a toda voz: ' ¿Usted es el doctor González, usted es el que mandó la embajadora de Cuba?'. Grita’o.

“Hay una cosa psicológica que cuando te gritan, tú hablas bajito y eso es una forma en la que tú limitas a la gente, una forma de transmitirle a la gente que te baje la voz. Y así lo hice: 'Siiiii'. Me salió un poco fino. Y seguía repitiendo y yo: 'Siii'.  Hasta que los tipos me dicen que estaban borrachos. Bueno...me dijeron que estaban chupaos y yo no entendía. Uno explicó que era que estaban en una fiesta de un hijo de él que se graduó y la embajadora los llamó. Me dice: 'Dígame lo que hay que hacer'.

“Pensé: 'Yo no puedo creer que la embajadora no le haya dicho a esta gente cuál es la tarea'. Entonces les digo: 'Lo que hay que hacer es ir para Vallegrande'. Me di cuenta que eran más de las 10 de la noche, que era un disparate porque para ir para Vallegrande eso conllevaba preparación y una serie de elementos. Conclusión: Ellos crearon las condiciones y salimos para Vallegrande”, recordó el especialista.

“Fui traumatizado por el camino porque yo no quería hablar nada con ellos. Lo mío era que me transportaran, pero no podía decir nada de mi tarea y ellos locos porque les explicara en qué consistía…Calla’o  todo el tiempo.

“Me acuerdo que iba mirando por el camino, yo decía 'como hay bonsais aquí', porque veía una cantidad de árboles chiquitos. Después me di cuenta que como era de noche y estaba todo oscuro, yo veía los árboles chiquitos porque había un barranco tremendo.

“Paramos por un lugar donde había una india con una fogata y uno de ellos le pregunta: '¿Tienes coca?'. Y yo, imagínate tú, que me había metido diez años de jefe de toxicología forense en La Habana cayéndole atrás a las drogas, pensé: 'Estoy embarcado, con quién me ha puesto la embajadora aquí'. Me acuerdo que le tiré el brazo por arriba a uno de ellos que era el jefe, el padre de familia y le digo: 'Mire, yo no sé qué le dijo la embajadora pero yo soy militante del Partido Comunista de Cuba. No tengo nada que ver con esto'.

“Me dice: 'No, no, doctor. ¿Por qué dice eso? Coca no es cocaína'. Y ahí me metió una muela. Da pena que yo haya sido durante diez años jefe de toxicología forense y este hombre que no había estudiado eso, me ha dado una explicación contundente...que coca no es cocaína, que es una tradición milenaria del pueblo boliviano y que eso es porque vamos a subir a la parte más difícil del camino. Entonces como ellos tienen sueño, hambre y sed, las hojas de coca las van a mascar y le van a quitar todo eso.

Es cuando les digo: 'No, no...compren entonces toda la suficiente porque lo que hay es que llegar'.

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“Llegamos a Vallegrande. Yo fui por 21 días y terminé viviendo cinco años y medio en Bolivia, porque como bien se dijo por las autoridades cubanas, no era a buscar los restos del Che, era a buscar los restos de los integrantes de la guerrilla del Che que eran 36; por tanto mi trabajo y el del equipo que después se conformó allá en Bolivia, era ese: encontrar a los 36. 

“Nos metimos allí cinco años y medio y encontramos a 31. No hallamos a los cinco restantes porque, primero, habían dos que cayeron al río, uno al Ñancahuazú y otro al Río Grande y nunca aparecieron. El río se los llevó. Los buscamos en los dos ríos, hasta 60 kilómetros a lo largo del río desde el punto de partida del lugar donde cayeron y nunca aparecieron.

“Hubo otro de los guerrilleros que lanzaron desde un helicóptero. Estuvimos un mes metidos en la montaña buscándolo ahí, el entierro...la posibilidad, porque hubo un campesino que lo encontró y que después lo enterró, pero no sabe decir en qué parte de la montaña lo hizo y cada vez que se le trató de preguntar, él no logró nunca ya tener memoria para decir. Ahí se estuvo excavando, tratando de hallar y no pudimos. Teníamos otro: El Rubio. Está enterrado cerca de Ñancahuazú, o sea que fue el combate del 10 de abril del ´67 y ahí estuvimos, en tres ocasiones haciendo intensas búsquedas en el lugar pero no lo logramos. A otro de los guerrilleros lo enterraron en el ´67 en una finca que la convirtieron en un campo de tiro en aquel periodo de la lucha de la guerrilla, pero que hoy es un pueblo, un caserío. Entonces, dónde está enterrado. Puede estar enterrado debajo de una casa, debajo de un parque del pueblo, era imposible saber...

“Esos son los cinco que no pudimos hallar, pero encontramos a 31 de 36, durante todo ese tiempo, en un área de búsqueda de unos 300 kilómetros de diámetro, un área extensa, compleja, selvática. Fue complicado”, rememora Popi.

“Estando en la selva, en uno de los momentos de la búsqueda me picó una garrapata y me transmitió la enfermedad de Lyme causada por una bacteria que se llama Borrelia (Puede causar síntomas que afectan la piel, el sistema nervioso, el corazón o las articulaciones de la persona). Terminé aquí en Cuba, en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) ingresado, pero sin haberme casi recuperado tuve que volver a Bolivia porque había la posibilidad de un hallazgo y me tuve que reincorporar. Después también tuve hepatitis. Otro de los compañeros nuestros tuvo también un problema hepático.

“Pero estuvimos allí, hicimos los procesos de búsquedas, logramos encontrarlos y sobre todo, lo más importante, es que el éxito de la búsqueda estuvo en que nosotros la hicimos desde adentro: Nos vinculamos a las comunidades, vivíamos allí, tuvimos relaciones con la gente y así fue que logramos que las personas que sabían nos dijeran. Porque llegaba un momento en que decían: 'Es verdad que esta gente son dedicados, consagrados, hay que ayudarlos porque de verdad que están haciendo un esfuerzo'.

“Nos veían ahí mañana, tarde, noche, domingo, lunes... Habían fiestas, los carnavales de Vallegrande y nos preguntaban si íbamos a participar, y no, les decíamos que estábamos en la búsqueda”, contó Popi.

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Vista aérea de Vallegrande. En esta ciudad, además del hospital Señor de Malta, en cuya lavandería fue tomada la desgarradora imagen del cuerpo sin vida del Che, que posteriormente dio la vuelta al mundo, también existe un museo que exhibe objetos que pertenecieron a la guerrilla. Foto: Alejandro Azcuy/ Cubadebate.

“Al principio, en la avanzada, fui solo para Valleragnde. Siempre que llego a un lugar, tengo la necesidad de conocer el entorno, como en este caso que me quedé en una casa de huéspedes.

“Conmigo compartían el cuarto chinches, garrapatas, piojos, pulgas...había de todo, un zoológico era lo que tenía dentro del cuarto, el mejor lugar que había allí para hospedarse. Yo hice la exploración que siempre hacía en el entorno y como a las seis de la tarde, me toca un niño la puerta y me dice: 'Usted es el doctor González'. Le digo: 'Sí'. Me dice: 'Aquí le manda la señora María'.

“Traía un plato plástico con unos tamalitos que olían de lo más rico. Los cogí, siempre pensando en quién es María, preocupado por quien sería ella. En eso me salvó mi mamá, porque yo soy de Jovellanos, un pueblo de Matanzas donde los niveles de brujería son elevados y mi mamá me decía: 'Por la boca, nada'. Aquello se me quedó y fue lo que recordé, no lo que aprendí en toxicología después que vi de verdad meterle a la gente en un empanizado en una croqueta un veneno, en un empanizado de bistec un veneno, inyectarle a un pescado veneno en una parte para el que se comiera esa parte se muriera y los otros que comieron del pescado no. Todas esas cosas yo las vi.

“Yo decía: '¿María es federada o no es federada? Yo no sé. Tengo que ver...porque necesito apoyo, yo solo aquí no puedo hacer nada'. Cogí los tamales, los pelé. Eché las soguitas en el cesto de la basura de mi cuarto por si me iban a hacer un control creyeran que me comí los tamales. Cogí los tamales, los metí en un nylon, me puse el abrigo, me los metí debajo del brazo y salí para la calle. Hice una exploración para ver si alguien me estaba siguiendo. Y le fui para arriba al correo porque cuando había pasado por la tarde yo había visto que en el correo había un deambulante que estaba tirado durmiendo allí. Digo: 'Este es el hombre, este es el patriota que me va a ayudar a saber si María es federada o no'.

“Cuando me ve me saluda: '¿Cómo está doctor?'. Yo llevaba solo dos días ahí y ya él sabía que yo era el doctor cubano que había llegado. Le digo: 'Pasé y te vi. Es que a mí me regalaron (ahí les dicen uminta) estas umintas y a mí el maíz me hace daño. Soy alérgico. Iba a botarlos, pero me acordé que te vi por la tarde y mira, te los traje'.

“Me dijo: 'Sí, sí doctor, cómo no'. Le di los tamales. Me senté ahí, por supuesto, con él, esperé que se comiera el primer tamal, el segundo tamal, el tercer tamal. Esperé un ratico, vi que no vomitaba y digo 'perfecto'. Lo saludé y me fui. Por la mañana cuando me levanté, 6 am, corriendo fui para el correo a ver. Me encontré que el tipo estaba allí. Lo desperté y lo saludé. Le cogí la mano y digo: 'mantiene la fuerza muscular'. Le miré a los ojos, vi que no tenía una pupila más dilatada que la otra. Lo invité  a un café. El tipo caminando por delante de mí. Yo mirando cómo caminaba. Pensé: 'Mantiene una marcha adecuada'.

“Así me eché una semana. Todos los días iba a buscar el tipo por la mañana, lo exploraba, iba y lo saludaba. Transcurrida una semana, dije: 'María es federada', porque María no me había querido hacer daño y todo lo que María me había dado en la semana yo se lo daba al tipo, para ver cómo era la cosa. Tal vez la primera vez no tenía veneno pero la segunda lo tenía.

“Conclusión: Así fue la vida en Bolivia, cómo establecer relaciones, cómo buscar vínculos. Llegó un momento en el que yo en Bolivia podía levantar un teléfono y llamar a cualquiera de los pueblos en los que yo tenía que tener vínculos con ellos y ahí tenía un amigo, un contacto, una relación, siempre...gente que nos ayudaba, gente que cooperaba y así fue que se pudo hacer la búsqueda, con un equipo multidisciplinario, esto no lo hace una sola persona.

“Tuve la posibilidad de tener a una brillante historiadora, María del Carmen Ariet, del Centro Che Guevara, que es una persona que sí dominaba la historia del Che. Aunque a nosotros lo que nos interesaban eran los entierros, no la historia de la vida del Che,  tener a una profesional acuciosa, organizada y que logra empatía fue fundamental y arrojó muchos elementos.

“Teníamos otros compañeros en el equipo. Recuerdo al antropólogo forense que falleció lamentablemente hace muy poco, Sotto Izquierdo. Al principio me dicen 'vamos a partir, no llames la atención'. Y digo 'coño pero el antropólogo era negro, y en Vallegrande no hay negros, qué yo me hago, el negro va a llamar la atención'. Al principio me resistí a que Sotto fuera, luego ya Sotto se incorporó porque no quedaba más remedio. El tipo era brillante. Tenía que ir. Me di cuenta que me equivoqué porque Sotto era más atractivo que todos nosotros, porque como en Vallegrande no había negros, todo el mundo quería hablar con el negro.

“Entonces la gente lo invitaba a tomarse un café, un trago... y Sotto que era muy sociable enseguida establecía relaciones. Sotto era una fuente de información increíble, todo el mundo quería hablar con él, Sotto entraba a cualquier lugar. Así fue que hicimos el trabajo. No era que uno fuera historiador, antropólogo o el otro geofísico, no, todo el mundo trabajando, buscando información”.

Monumento al Che en La Higuera, Vallegrande. Foto: Tiempo21.

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“Así estuvimos en Bolvia: el trabajo sistemático, día, tarde y noche, la mayor parte del tiempo en la selva, con los riesgos que tenía”, rememora el especialista.

“El propio Comandante en Jefe me preguntó cuáles eran los peligros que había en la selva. Le dije que a lo que más temía era a los insectos porque son los que menos puedes controlar. Me preguntó: '¿Y qué más?'. Le dije: 'Bueno, Comandante, le teníamos miedo a las serpientes'.

“Aunque usted puede leerse el Diario del Che y se da cuenta que en ahí nadie lo pica una serpiente. Las serpientes no atacan, se defienden.

—Bueno, qué más.

—Bueno, el tigre. Estaba el jaguar...

—Y ustedes vieron alguna vez un tigre.

—Sí, claro Comandante.

—Y qué fue lo que hizo el tigre.

—No, Comandante. Yo puedo decir lo que yo hice. Vi al tigre, viré la cara y me mandé a correr.

—¿Y el tigre?

—Bueno, Comandante, yo creo que hizo lo mismo que yo que viró la cara y se mandó a correr.

—¿Cómo es eso?

—Porque si un tigre tiene genética boliviana...

—¿Cómo que genética boliviana?

—Sí, Comandante porque estamos acostumbrados a que en las películas los tigres se coman a la gente.

—Claro.

—No, Comandante...pero en Bolivia los indios se comen a los tigres. Cuando ven a una persona piensan que se los van a comer y los que salen huyendo son ellos, y por suerte el tigre no sabía que yo no era boliviano y corrió en sentido contrario.

Popi junto al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Realmente ahí los más peligrosos fueron los insectos, que fueron, además, los que más daños nos produjeron, la calidad del agua que teníamos que tener muchas medidas para tomarla. Nosotros nunca tuvimos una diarrea, revisamos rigurosamente lo de clorar o filtrar el agua.

“Al principio cargábamos agua, pero eso es lo peor que se puede hacer, ponerte agua en una mochila en la espalda es insoportable. Después aprendimos que lo que teníamos que cargar era hipoclorito y llegar al lugar, filtrar la fuente de agua y hacer agua potable de la que nosotros teníamos acceso a ella, de forma general.

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Preguntar a Jorge González Pérez por momentos gratificantes de su carrera profesional o de su vida, es un desafío, porque la mezcla de sentimientos que este hombre ha sentido en sus décadas de ejercicio de la medicina legal, se trasluce en sus gestos y palabras.

“El trabajo médico legal es un complicado, porque además tú trabajas siempre con cosas que son tristes. Si envenenan a una persona, si alguien muere en un accidente de tránsito, si se produce la muerte en un desastre...esas son cosas terribles, pero increíblemente siempre te queda la satisfacción del deber cumplido, como por ejemplo en Bolivia o cuando la operación Tributo, el saber que tú contribuiste a cerrar el duelo de una familia.

“Mi especialidad no cura, pero sí logra que, por ejemplo, una familia pueda cerrar el duelo. Con la guerrilla del Che o la Operación Tributo, nosotros rescatamos cuerpos que hacían 13 años que estaban enterrados en otro lugar y la familia no había podido tener un sitio donde estuviera su familiar. Cuando se hizo el 7 de diciembre 1989 las honras fúnebres, la gente lloraba esos cuerpos como si hubieran muerto el día anterior. Eso hay que entenderlo.

“Por ejemplo con en el incendio del la base de supertanqueros de Matanzas, que fue un hecho extraordinariamente complejo, le explicaba a las personas  que una de las cosas más difíciles que tuvo el trabajo del supertanqueros no fue la parte técnica: la búsqueda y lograr tratar de establecer las identidades, que no se pudo hacer de manera absoluta, pero al menos sí encontrar 14 agrupaciones de fragmentos de restos óseos que se correspondían con los 14 desaparecidos. Eso era notablemente exitoso, en un grado de complejidad extraordinario que tenía ese incendio y las características del lugar.

“Pero, lo más difícil no fue la búsqueda, fue hablar con los familiares, tener que explicarle a cada familia, porque lo hicimos 14 veces, por separado cada una de las 14 entrevistas que tuve ese día con las familias, y tener que darles todos los elementos para que entendieran  todo lo que se había tratado de hacer y la triste noticia de decirles que no había identificación. Que teníamos los 14, pero que no podíamos decir quién era quién porque no habían elementos científicos para decirlo. Y es algo que hay que hacer siempre con la verdad y con honestidad.

“Hubo familiares que me dijeron: 'Yo me alegro mucho que usted me diga eso doctor, porque si usted me dijera otra cosa yo no se lo iba a creer, porque nosotros sabemos en las circunstancias que eso '.

El doctor Jorge González (Popi) al frente del equipo de búsqueda e identificación de los desparecidos. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

El doctor Jorge González (Popi) al frente del equipo de búsqueda e identificación de los desparecidos en el incendio de la base de supertanqueros de Matanzas. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

“Lo más duro en esa situación tan compleja fue decirle a  la familia la realidad. No se puede mentir, ese es un principio de la Revolución: No mentir jamás. Y cuando le explicamos al presidente dijo: 'Con honestidad y transparencia le explicas a la familia todo cómo ha sido'. Así lo hice: 14 veces tuve que explicar, después fue mucho más difícil tener una conferencia de prensa porque a la familia tú le explicas, la familia está involucrada, la familia tenía información sistemática, pero una conferencia de prensa aunque hay periodistas, tú estás explicando para personas que están oyendo o viendo en la televisión, que puedan tener dudas y que no se las puedas aclarar todas.

“Si tú explicas algo que esté confuso eso genera más dudas todavía que lo que has querido explicar. Recuerdo que cuando fui al CPI (Centro de Prensa Internacional) me dijo el director: 'Dispones de hasta 30 minutos para poder explicar el trabajo que ustedes hicieron'. Imagínate tú... Le dije que de todas maneras me hiciera una seña si veía que me estaba aproximando a los 30 minutos. Increíblemente, me demoré 23 minutos para explicar en la conferencia de prensa lo que yo expliqué. Tal vez si lo trato de hacer otra vez no me va a salir de esa manera, pero todo el mundo me dice, los que escucharon la conferencia de prensa que fue muy clara y coherente, porque tenía que explicar cosas técnicas con palabras que la gente entendiera.

“Ya tenía la ventaja de que lo había hecho 14 veces anteriores y las preguntas que me habían hecho los familiares las respondí en la conferencia de prensa, las dudas que pudieran tener ellos. Lo respondí sin que me lo preguntaran. Realmente fue algo para mí impactante.

“Si tú me preguntas por momentos de satisfacción, dentro de una gran desgracia, dentro de una situación tan compleja, dentro de un momento de dolor, porque aunque tú seas perito tú también sufres y a ti también te duele, a ti también cuando hablas con los familiares que empiezan a llorar te afecta, porque tú no eres de piedra, tú también te comprometes con las familia cuando estás hablando con ellos.

“Entonces esos momentos están en  lograr eso, transmitirle a la familia la mayor información, que la gente entienda, te agradezca, porque saben que tú no les puedes revivir al fallecido, que no puedes hacer otra cosa. Nosotros en Medicina Legal no transmitimos alegría. Es muy complicado que tu trabajo sea hablar de cosas tan duras como la muerte, pero aun así la vida me ha enseñado que la gente entiende, que la gente comprende y que la gente te agradece, a pesar de los pesares”.

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“Cuando a mí me dijeron que tenía que escoger una especialidad anémica y me decidí por medicina legal, después me di cuenta, con el transcurso del tiempo, que había sido la mejor selección; que era además lo que más jugaba con mi personalidad, lo que más realización personal me ha permitido porque las posibilidades y las oportunidades que he tenido, desde el punto de vista científico, profesional, humano, han sido increíbles.

“Yo he tenido la posibilidad de participar durante toda mi vida profesional en acontecimientos históricos. Apenas comenzando la especialidad, pude estar presente de espectador cuando el crimen de Barbados. Estar ahí, ver cómo se trabajó. Ya sí tuve un papel importante cuando la invasión a Granada, estuve en el equipo encargado de buscar los muertos de esa invasión y tuve un rol protagónico en todo eso.

“He trabajado más de 25 accidentes de aviación importantes aquí en Cuba e incluso en el exterior, en Venezuela, Ecuador, República Dominicana…en situaciones muy complejas. Recuerdo el accidente del año 89´ del avión de Cubana donde tuvimos más de 113 fallecidos en el avión, pero que en total fueron más de 165 fallecidos. El Comandante en Jefe allí, en el aeropuerto, en el medio de toda la vorágine aquella, la posibilidad de poder trabajar aquella situación tan difícil y realidades de entonces que hoy han cambiado para bien. En aquel momento no tuvimos los resultados porque no habían las técnicas que existen hoy. No tuvimos la información necesaria de los fallecidos que eran italianos para poder hacer la identificación. Logramos identificar nada más que el 25% de las víctimas de aquel avión, que en su mayoría eran ciudadanos italianos, a los cubanos logramos identificarlos pero los italianos, si no sabíamos quiénes eran y no nos daban la información, no podíamos.

“Ya hoy eso mejora, porque entrando en Facebook o buscando en las redes sociales te encuentras lo mismo el tatuaje que las cadenas, aretes, dientes... elementos de identidad que sin que la familia te lo diga, hoy en las redes sociales se encuentra mucha información.

“En los últimos 30 años hemos logrado tener casi el 100 % de la identificación absoluta de todos los accidentes de aviación que hemos trabajado. Ha habido todo un perfeccionamiento, un sistema de trabajo y realmente eso es satisfacción en el sentido en que tú logras cumplir el papel social que te toca. Por supuesto que son momentos de dolor, porque a nosotros también nos duele, a nosotros trabajar un niño muerto… eso es muy duro, pero para eso estudiamos, es lo que nos toca, es como los oncólogos que tengan que operar un niño que tenga cáncer, ese es su trabajo, tienen que tratarlo. Tienen que sufrir, porque estoy seguro que los oncólogos sufren. Nosotros también sufrimos, pero queda la satisfacción de saber que le estás haciendo un bien a la sociedad”.

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Popi es categórico. Quien escoja la especialidad de medicina legal tiene que ser porque le gusta. 

“Tú no te puedes levantar por la mañana e ir para una morgue y encontrarte un niño muerto si a ti no te gusta la medicina legal. Tú no te puedes levantar por la mañana e irte a trabajar y encontrarte un cadáver putrefacto y tener que trabajar una escena del crimen. Tú no puedes levantarte por la mañana y tener que ir a trabajar un desastre de aviación donde puedan haber trescientos fragmentos cadavéricos y meterte una semana entera ahí hasta sin dormir, trabajando. Si tú no lo sientes, no lo puedes hacer.

“¿Cómo convencer a la gente de que lo haga? No, eso tiene que ser enamorando a la gente. Tiene que ser demostrándoles, porque todo en la vida tiene belleza, hasta la muerte en el sentido de que tú puedes decir: a veces la muerte es lo mejor que puede pasar porque la gente tiene que descansar de un sufrimiento. La mejor opción que tiene una persona, en determinado momento, es morirse ¿por qué seguir sufriendo sin perspectiva  y que todo el mundo sufra en su entorno?...

“Por eso incluso en una proyección futura yo estoy convencido que en este país vamos a tener que legalizar la eutanasia, porque eso forma parte de la cultura. Si me hubieran preguntado 15 años atrás sobre la eutanasia, yo estaba totalmente en contra. Ya hoy con la madurez que tengo, con el desarrollo intelectual, con ver la vida, lo que significa un enfermo terminal, pienso diferente. Yo entiendo que la eutanasia tiene que formar parte de la opción. Cuando una persona no tenga la opción de tener una vida plena y que ya la vida le sea un sufrimiento, y que a la vez él vea que generan sufrimiento en su entorno, que genera ansiedad al no tener una cura.

“La eutanasia es el buen morir, que está relacionado con el derecho de morir con dignidad. A veces practicamos mucho la distanasia, que es el encarnizamiento terapéutico, no podemos pensar que el desarrollo de la ciencia y de la terapia intensiva, de los servicios y el desarrollo de la tecnología son para dilatar la muerte cuando esta es irremediable.

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En un congreso en el Palacio de Convenciones junto a forenses de Cuba y otros países. Foto: Cortesía del entrevistado.

“En un médico legista no puede faltar la honestidad: lo que es es, gústele a quien le guste y pésele a quien le pese. La cuestión es impartir justica y hay que hacerlo como corresponde. Yo cuando voy a hacer un peritaje, a mí no me importa a quien beneficia o a quien perjudica.

“Es como teóricamente debería actuar un maestro cuando va a evaluar a un estudiante. Si tú vas a evaluar a un estudiante, y el estudiante tiene un examen de 5, tiene un examen de 5, pero si el estudiante tiene un examen de 3, no te puedes llevar porque si es buena gente, o cae bien. Estás siendo fraudulento, porque puede ser muy buen estudiante, es alumna ayudante, cae bien, pero si hizo un examen de 3 tiene 3.

“En Medicina Legal cuando tenemos que decir que este es el resultado hay que olvidarse de quienes están involucrados y de la repercusión que eso tiene. Cualquier médico tiene que tener ética, pero sería una doble violación que un médico legista no cumpla con ello, porque si tú estás para impartir justicia, tú eres un perito que gracias a tu peritación es que se va a administrar justicia, tú más que nadie tienes que respetar los principios éticos.

“Además de la ética que tiene la propia peritación. O sea, por ejemplo, trabajo un caso y no tengo porqué decírselo a la gente, ni por qué divulgarlo, ni que hacer un comentario en una esquina, porque son principios éticos. Incluso existe técnicamente lo que se denomina el secreto sumarial, o sea, si yo tengo acceso a un expediente judicial donde hay un proceso en el cual yo conozco los detalles de ese proceso, no tengo por qué divulgarlos ni por qué decirlos en ningún lugar. Eso no quiere decir que yo dé clases y haga mención a cosas, pero no estoy identificando quién es ni dando sus datos.

“Me demoré años para poner imágenes de la búsqueda de los restos de la guerrilla del Che en Bolivia. Y siempre que las he puesto no he dejado que nadie las toque. Yo no estoy para transmitirle el esqueleto de nadie a los demás. Puedo hacerlo en un contexto científico pero desde la ética.

“Hubo un momento donde en las redes comenzó a salir todo: apareció una muchacha muerta en Santa Clara y en las redes se veía toda la gente metida en el cañaveral con la muchacha. Eso realmente es un irrespeto a la privacidad de la vida de las personas. Es una violación de la ética, de los principios morales.

“Eso mismo ocurre con accidentes de tránsito y enseguida en las redes se empiezan a poner las fotos incluyendo a las personas fallecidas. Incluso con la caída del avión en Boyeros, había gente que entró al lugar y en vez de prestarle atención a las víctimas, estaban filmando si la víctima estaba con vida o no estaba con vida. Eso es hasta un delito, porque no le estás prestando auxilio a las personas. Son principios que se violan, pero una conducta que en nosotros los médicos legistas es inadmisible”.

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La docencia forma parte indisoluble de la vida de Popi, quien recientemente fue distinguido como profesor emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.

“Desde que yo era estudiante de la secundaria básica fui elegido monitor y desde entonces, por la década del 60, me di cuenta que yo estaba realizado en dar clases. La primera beca que iba a coger para venir a La Habana era para el pedagógico Varona. Al final di la vuelta y terminé como si fuera graduado del pedagógico, porque terminé siendo profesor de Medicina Legal. La idea inicial se cumplió, lo que en lugar de ser de Matemática o Física en una secundaria o en un pre, terminé haciéndome médico y siendo profesor de la asignatura de Medicina Legal en la universidad.

“Yo doy clases en la universidad de Ciencias Médicas, en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y he dado clases en las universidades del Ministerio del Interior y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. He abarcado todo el campo de formación de médicos, juristas, policías, etcétera.

“Para mí es maravilloso. Puedo estar súper agobiado pero logro un nivel de realización extraordinario cuando entro en un aula y empiezo a dar clases. Incluso, a veces no doy clases, pero sí una conferencia y tengo que controlarme porque me puedo pasar una, dos o tres horas hablando y si no me paran, yo no paro.

“Disfruto la comunicación. A veces la gente cree que estoy haciendo cuentos, lo que pasa es que cada cuento tiene en su fondo una enseñanza. Verdad que son cuentos pero son cuentos, que después yo te puedo decir por qué hice cada uno de ellos. No es hacer un cuento para que la gente se ría, sino una forma de movilizar al auditorio. A mí me gusta comunicar, transmitir, enganchar a la gente”.

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“A mí me gusta mucho la fotografía, hacerla yo. Ha sido parte de mi trabajo. En Bolivia yo fui el fotógrafo y el camarógrafo de toda la búsqueda. Puedo hacer una exposición fotográfica de las miles de fotos que hice en Bolivia y bueno...los videos ya no pueden ser, porque son videos que son de VHS, que ya eso ni técnicamente puede existir, pero hice cientos de horas de video en Bolivia.

“Yo hacía la foto en Vallegrande, con rollitos de fotografía, sin saber si salieron o no salieron. Tomaba la foto y después me tenía que trasladar hasta Santa Cruz a un salón de fotografía particular y llevar las fotos, que eran imágenes operativas, de la exhumación, con el riesgo de que pudieran filtrarlas a la prensa. Pero esa gente tuvieron una ética y en cinco años jamás sucedió nada.

“En la exhumación de los restos del Che yo hice 36 rollos de fotografía. Multiplica 36 por 36 para que veas cuántas fotos hice. En medio de la exhumación se me rompió la cámara, y por suerte, estaba la prensa internacional. Había un periodista de AP que era cubano y tuvo la gentileza de darme su cámara. La fotografía y el video han formado parte de mi preparación

“Yo antes leía mucho, ahora leo menos. Me gusta mucho ver películas, por supuesto las policíacas. Cuando estaba en Medicina Legal a tiempo completo me pasaba todo el día trabajando crímenes y después cuando me iba  a sentar a ver algo eran películas que tenían que ver con actividad policial e investigativa. Tenía todas las temporadas de los CSI y los amigos, incluso de otros países, me mandaban los discos de CSI.

Popi junto a su esposa, también médico forense, quien participó en la Operación Tributo. Foto: Cortesía del entrevistado.

“Incluso, cuando estaba en Bolivia y venía a hacer algún trabajo a Cuba, mi esposa, que también es médico forense, me tenía todos los casetes de los casos que habían ocurrido en el periodo. Me sentaba y veía todas las cosas que habían pasado. Esa es también la forma de tú aprender.

“Normalmente me levanto a las 5 de la mañana y empiezo a trabajar. Ahora termino alrededor de las 9 de la noche. Antes, cuando era rector, podía terminar a las 12 de la noche, a la 1 de la mañana. Ya aprendí que cuando llego a mi casa, no hago nada de trabajo. Claro, mi esposa es forense y hablamos de trabajo, pero no me llevo nada para mi casa. El trabajo lo hago aquí ( Popi lleva siete años al frente de Docencia en el Ministerio de Salud Pública), para eso yo vengo a las 6 de la mañana para acá.

“Una vez comencé a partirme los dientes porque tenia un bruxismo de la tensión y el estrés que tenía, entonces me dijeron que cuando llegara a la casa debía desconectar. 'Aunque las novelas sean tontas, mira las novelas', me dijeron. Yo lo que hago es eso. Ver la televisión. Me gustan los programas cómicos, pero aquí hay poca producción. Un fin de semana, he empezado por la mañana y he visto hasta  siete películas que me resultan atractivas”.

***

Si tuviese que escoger nuevamente, Jorge González Pérez volviera a ser médico legal.

“Fue una tarea, pero me di cuenta de que la tarea estuvo bien orientada. Si yo volviera a empezar a estudiar, volvería a elegir esa especialidad. Además, ahora estoy de directivo del Ministerio de Salud Pública, pero espero volver a ser médico legista, profesor de Medicina Legal a tiempo completo. Lo que quisiera es volver a dar clases, dedicarme a la docencia y trabajar casos.

Puede decirse o leerse rápido: Trece años de director del Instituto de Medicina Legal, 15 de rector de la Universidad de Ciencias Médicas, otros 15 al frente de la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento cubano, 25 de diputado y siete como directivo en un área como la Docencia, en el Minsap. Pero es toda una vida dedicada a la salud pública y a la medicina legal cubana.

***

“No hay una investigación científica que diga porqué me dicen Popi. La que yo hice está dada por lo siguiente: En el barrio, en Jovellanos donde yo vivía, a uno le decían Pipito, a otro le decían Pipe, a otro le decían Papito, a otro Pipo. O sea, yo pienso que de todas las combinaciones posibles que habían... salió esa, porque realmente nadie sabe por qué me dicen Popi. En mi casa no me lo pusieron. Yo era Popi en la calle. En la casa era Jorge. Creo que de todas las combinaciones posibles que habían con la P y las vocales, la que quedó fue Popi, porque además, en Jovellanos no hay nadie que le dijeran Popi, en todo el pueblo, que yo conozca.

“Cuando comencé becado en el pre, como todo el mundo me decía Popi, mi papá y mi mamá iban a verme a la beca y al principio preguntaban por Jorge, y la gente no sabía decirles. Cuando decían Popi, sí. Entonces ellos comenzaron a decirme así. En mi casa me dicen Jorge, incluso en Ciencias Médicas, siendo rector, la gente me decía profe Popi. El Comandante nunca me dijo Popi, siempre me dijo rector o doctor. No recuerdo nunca que me haya dicho Popi, sin embargo, cuando me mandaba a localizar sí decía: 'Localicen a Popi', pero en persona nunca recuerdo que me haya dicho así. Pienso que por su forma de ser respetuosa.

“A mí me gusta que me digan Popi. Me da sensación de cariño”.

Vea además:

“Popi”, o Jorge González Pérez: Entre la medicina legal y el amor a Cuba (Parte I)

En video, las historias de Popi o el Dr. Jorge González


Se han publicado 15 comentarios



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  • Cristina dijo:

    Magistral, humano, todo lo profesional que se puede ser, ese es POPI. Imperdonable que esta entrevista no se transmita en televisión nacional para que sea disfrutada por Cuba entera. POPI y su sapiencia lo amerita. Profe usted es de mis mejores recuerdos universitarios. Larga vida para usted!

  • Cristina dijo:

    Magistral, humano, todo lo profesional que se puede ser, ese es POPI. Imperdonable que esta entrevista no se transmita en televisión nacional para que sea disfrutada por Cuba entera. POPI y su sapiencia lo amerita. Profe usted es de mis mejores recuerdos universitarios. Larga vida para usted!

  • Alberto Garcia dijo:

    Gracias Jorge por tu trabajo. Un fuerte abrazo.

  • MGP dijo:

    LLevo días esperando la (Parte II y final) de “Popi”, o Jorge González Pérez:
    Gracias a las periodistas, por la entrevista y permitirnos conocer a: ESTE GRAN HOMBRE! de la Medicina Legal y su amor por Cuba.

  • MGP dijo:

    Levo días esperando la (Parte II y final) de “Popi”, o Jorge González Pérez:
    Gracias a las periodistas, por la entrevista y permitirnos conocer a: ESTE GRAN HOMBRE! de la Medicina Legal y su amor por Cuba.

  • Estela dijo:

    QUÉ CLASE DE PERSONA TAN HUMANA y QUÉ CLASE DE PROFESIONAL TAN BRILLANTE.
    ORGULLOSA DE QUE SEA CUBANO y REVOLUCIONARIO.

  • Mike Ortiz dijo:

    Pues entonces DON POPI, ud sencillamente es una de las personas más importantes y estelares que existen en el mundo de la medicina, no solo en Cuba, en el mundo.
    Para ud. el respeto de todo un pueblo, si porque considero que todo el pueblo de Cuba siente lo mismo, tengo un hermano de 54 años quefue médico en el ÉBOLA en Liberia, tiene 5 misiones y lo admira tanto como yo, GRACIAS DON POPI por prestigiar nuestra medicina.

  • Franklin Montané dijo:

    Conoci a Popi dias antes del accidente aereo de1989. Y entable contacto de trabajo con él , el propio dia de ese trágico suceso, cuándo vimos la poca capacidad de frio para conservar durante el proceso de identificacion de los cadaveres. Hice una propuesta. Meditó y la acepto, durante los dos o tres dias que duró el proceso pude comprobar su dedicación y deseos de trabajar en esa dificil tarea,además de su espiritu bhumanista en el trato a las personas que alli acudian buscando inforamación.

  • Francisco dijo:

    Feliz la persona que disfruta lo que hace...y se nota que este jovellanense, cubano locuaz, le cayó como anillo al dedo está profesión. Ganó Cuba un científico encumbrado. Felicidades para el y para su equipo

  • JOC dijo:

    Una tarea de titanes, una tarea que sólamente la realizan los que creen en su país y en el futuro de un mundo mejor. Felicidades Dr Jorge González Pérez y a su gran aguerrido grupo.

  • Eduardo Fernández Loaces dijo:

    Gracias Popi por esta entrevista eres todo una leyenda mis respetos y admiración.

  • REFLEXIVO dijo:

    Mis saludos Popi. Siempre he conocido de tu dedicación, consagración a las tareas que has tenido, tu sencillez. Realmente te mereces más reconocimientos por esa dedicación, esa profesionalidad y capacidad para aplicar tus conocimientos y tu experiencia en todas las posiciones en las que has estado, logrando resultados exitosos. Tuvimos muy buenos profesores en esa Especialidad en el Calixto García, recuerdo al profesor Lancís y a Fournier, lo mejor de lo mejor en cuanto a la calidad de la docencia. Mi abrazo. Te saluda Iván.

  • juana dijo:

    Excelente trabajo.Gracias al Dr por su dedicación,honestidad y lealtad a la Revolución.

  • Mel dijo:

    Como he disfrutado el artículo. Su sencillez lo engrandece, realmente en Salud Pública todos lo conocen como Popi, y ese sobrenombre entraña el cariño y el respeto de colegas y subalternos. Realmente de sólo leer la entrevista se revela un gran ser humano. Gracias también a Lisandra por brindarnos esta oportunidad.

  • the king dijo:

    excelente el trabajo de popi muy bueno

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Lisandra Fariñas Acosta

Lisandra Fariñas Acosta

Periodista de Cubadebate. Graduada de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2011). Trabajó en el Periódico Granma (2011-2019). En Twitter: @LisyFA

Ana Álvarez Guerrero

Ana Álvarez Guerrero

Periodista de Cubadebate. Licenciada en Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2020). En twitter: @a_aguerrero97

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