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El diario de René: ¡Los fiscales le están echando a Basulto!

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Hoy es domingo 4, acabo de subir de la visita (todo bien por aquí, todo bien por allá, saludos a todos, nos vemos mañana en la Corte, cuídate hermano) y ya empiezo a contarte los avatares del pasado jueves 1 de marzo.

A las 9:10 a.m. Paul toma el podio para terminar su contraexamen del capitán Leonard. Repasa con el experto las características del radar de Cudjoe Key y su susceptibilidad a los vientos atmosféricos, continúa luego con las capacidades de radar en Cuba el día del incidente. Tras establecer que cuatro radares habían seguido la trayectoria de los aviones, lee los datos aportados por Cuba –por supuesto, sorteando las objeciones de la Fiscalía– para dejar claro que los radares cubanos captaron los tres aviones dentro de sus aguas jurisdiccionales.

McKenna compara los reportes del Majesty of the Seas y del barco de pesca y salen a la luz varias diferencias en cuanto a la localización del incidente. Leen el reporte de la reunión entre el guardacostas americano y la tripulación del Majesty of the Seas, cuyo capitán dice repetidamente no poder asegurar la precisión de los tiempos y distancias que figuran en el reporte. Justo antes del receso, se lee una comunicación del guardacostas que urge a la tripulación del Majesty of the Seas a hacer contacto con ellos, lo que deja entrever cierta resistencia de parte de esta última para reportar los hechos al primero.

A las 10:16 nos vamos a un receso y estamos de vuelta a las 10:30. Mckenna pasa el video tomado por los tripulantes del N2506 el 24 de febrero de 1996, y pregunta al testigo si ve el pase de advertencia del Mig al avión de Basulto, pero la Fiscalía pide un side bar y el video queda en suspenso. Mientras, se regresa momentáneamente al informe de la OACI. Paul enumera las violaciones del espacio aéreo por Basulto para que el experto deba admitir que, efectivamente, se violaron las normas de la organización. El abogado pregunta al testigo si las acciones de Hermanos al Rescate no han sido hostiles hacia Cuba, pero es interrumpido por una objeción de la fiscal, que prospera. Un intento de Paul para discutir los argumentos legales ofrecidos por Cuba en el reporte provoca otro side bar pedido por Heck Miller, sin resultado, y el abogado es autorizado a hacerlo.

Cuba argumenta fundamentalmente que la naturaleza de los vuelos de Hermanos al Rescate había dejado de ser civil, que ellos mismos eligieron transgredir las reglas establecidas por la OACI, y que Estados Unidos falló en el cumplimiento de sus obligaciones. Se repite nuevamente que el uso de los aviones determina la naturaleza del vuelo por encima de sus marcas o manufactura. Para terminar la parte legal, se lee la orden de emergencia emitida por el gobierno norteamericano después de los hechos del 24 de febrero, dirigida a evitar futuras violaciones.

Al fin se pone el video tomado desde la cabina del N2506, para que el testigo diga si lo visto en la pantalla es un pase de advertencia del Mig. Paul compara la forma en la pantalla con la maqueta del caza interceptor y pregunta al experto sobre algunos puntos que pudieran tomarse como partes del fuselaje del Mig-29. Él no parece verlos y, a decir verdad, yo no los veo tampoco, pues al detenerse el video la figura se hace bastante borrosa, los contornos se mezclan. Hay solo un instante en que yo veo bastante claramente la forma de un Mig, pero se trata de una fracción de segundo durante el paso raudo de la sombra por el parabrisas del Cessna, a velocidad real. La forma detenida en la pantalla se altera, y el testigo aprovecha para aferrarse a la versión inicial de Arnaldo Iglesias: “Yo diría que se trata del ala derecha del Cessna”.

Ahora Paul le pregunta si, como investigador, no pensó analizar el video técnicamente para obtener mayor información. El testigo dice que nunca le vio ningún valor a la cinta, y McKenna le pregunta si no se usan elementos como estos para armar el rompecabezas de un incidente aéreo, como en el caso del Concorde accidentado hace cerca de un año. “Ciertamente los videos se utilizan, como en aquel caso, pero en el que nos ocupa se trataba de un video de poco valor”, alega el testigo y dice, para terminar, que fue a Opa-locka y trató de recrear el video desde la cabina de un Cessna 337, entonces llegó a la conclusión de que se trataba del ala derecha del avión.

A mí me parece que está mintiendo abiertamente, porque no ha podido traer una sola imagen de su supuesto experimento en Opa-locka, y porque, sobre todo, esa figura puede ser cualquier cosa menos el ala derecha del Skymaster.

Y mientras este tema se dilucida en la Corte, el Faquir nos muestra una vez más su alma compasiva, ofreciéndonos una versión de cómo efectivamente el señor Leonard pudiera tener razón y, después de todo, lo que vemos en el video sería el ala derecha del avión de Basulto.

Paul pasa del video a la grabación de audio realizada el día de los hechos. En una parte de la transcripción donde aparecen las conversaciones entre los aviones de Hermanos al Rescate, figura una llamada de Carlos Costa a Basulto justo antes del derribo, cuando los aviones del grupo se encontraban en su punto más cercano a las costas de Cuba. Carlos llama a Basulto y le dice: “Si vas a estar ahí por algún rato, a mí me gustaría anunciarme también”.

Paul le pregunta al testigo si esa llamada no revela un deseo de lanzar papeles sobre La Habana, pero antes de su respuesta, la fiscal objeta y la jueza sostiene la objeción. El abogado entonces se refiere a la llamada en la que el controlador de Opa-locka le desea buen viaje a Basulto, justo después del despegue, y este responde: “Gracias, lo vamos a necesitar”. El abogado le pregunta al experto si la respuesta es habitual y este se cae de la luna:

—No entiendo. ¿Qué quiere decir?

—Eso es todo, Su Señoría.

McKenna cierra su contrainterrogatorio del experto Charles Leonard a las 12:10.

De regreso del almuerzo, tenemos al capitán Leonard en el estrado de los testigos y Heck Miller se apresta a su reexaminación. Comienzan por el reporte de la OACI y las notas diplomáticas intercambiadas por Cuba y Estados Unidos en relación con el incidente del 13 de julio de 1995. En agosto 29 de ese año los norteamericanos afirman que asumirán seriamente las investigaciones del incidente, y el experto vuelve con la historia de que el sistema toma algún tiempo para reaccionar porque: “En una sociedad libre todo individuo tiene derechos”, y tao, tao, bacalao.

Otra nota sirve para informar a Cuba que la FAA está procesando a Basulto, otra más se refiere a los avisos del gobierno norteamericano al de la Isla con respecto a otra flotilla que se realizará en octubre de 1995. En este punto sumo dos y dos me da cuatro y lo multiplico por cuatro y me da dieciséis y me doy cuenta de que... ¡los fiscales le están echando la caca encima a Basulto! Después de haberlo defendido a capa y espada, han decidido poner alguna distancia de por medio y excusar sus propias complicidades en relación con este asunto.

La fiscal sigue con su farsa y se refiere al mapa que Cuba entregó con la trayectoria de las violaciones del espacio aéreo en enero 9 y 13 del 96, donde se observa que Basulto y comparsa entraron en las aguas jurisdiccionales de la Isla. Manipulando al jurado, le pregunta al experto si el vuelo se hizo sobre “el territorio de la isla”. Paul objeta, y se va a otro side bar. Nuevamente la jueza le pasa la cuenta a la mentira, de regreso Heck Miller se retira inteligentemente:

—¿El vuelo se hizo sobre La Habana?

—No –responde Leonard–. Los volantes se lanzaron a cierta distancia de la ciudad.

Tras referirse a algunos otros comunicados entre ambos gobiernos, alrededor de los hechos tanto de julio del 95 como de enero del 96, para demostrar básicamente que Estados Unidos estaba tomando con seriedad cartas en el asunto, Heck usa otro recurso deshonesto: repasa con el testigo varias notas diplomáticas de Cuba a Estados Unidos, referidas a violaciones del espacio aéreo cubano, en las que no hay evidencia de participación por parte de Hermanos al Rescate.

Paul objeta y se produce otro side bar.

La bajeza radica en que McKenna ha tenido un cuidado extremo en no referirse a alguna protesta cubana no vinculada al grupo de Miami, y estableció en cada caso, ya sea a través de la mención directa por el gobierno cubano o a través de la matrícula del avión, que las notas referidas por él fueron motivadas por violaciones del grupo. Lo que quiere hacer Heck Miller ahora es leer precisamente aquellas que McKenna tuvo la honestidad de omitir para no cargar al jurado con información no relativa a Basulto y su grupo, restando peso, de esta manera, a todas las motivadas por las acciones de Hermanos al Rescate, que el abogado seleccionó tan meticulosamente.

Pero ya la jueza no está para burlas y Heck Miller se tiene que tragar sus notas diplomáticas.

Abordan entonces la versión de Basulto sobre los hechos de febrero del 96, incorporada en el reporte de la OACI, donde él, con esa honestidad salida a flor de piel con la que ha contagiado a la Fiscalía, asegura a la comisión investigadora que todo ocurrió en aguas internacionales. Comparan las referencias al derribo recogidas en el informe y señalan las supuestas coincidencias entre la versión del Majesty of the Seas y la de los radares norteamericanos, para contrastarlas con la información de los radares de Cuba. No puede faltar el veneno cuando este mentiroso tarifado dice no confiar en los radares cubanos porque los récords “están hechos a mano, son susceptibles de manipulación y yo sospeché de ellos”. Como si hubiera que tomar en serio a estas alturas las sospechas de míster Leonard. Después de decir que los radares civiles de Cuba no grabaron los hechos, la fiscal quiere analizar algunas diferencias entre las versiones de la conversación de los Mig, entregadas por ambos países, pero McKenna se levanta:

—¡Objeción, Su Señoría! Esto es repetitivo y ya se ha repasado esa grabación una y otra vez.

—Objeción aceptada –dicta la jueza, que ya está que corta.

—¿Podemos hacer un side bar? –acota Heck Miller.

—¡No, señora!

Tras una serie de preguntas buscando que el testigo llegue a conclusiones, objetadas exitosamente por McKenna, se internan en el documento que define las características que hacen a un vuelo ser estatal y no civil. Van enumerándolas una por una y, por supuesto, no tienen relación con las actividades de Hermanos al Rescate, pues en realidad nadie ha dicho que este grupo se dedica a actividades estatales. Una vez que terminan, Paul pide completar la lectura con un párrafo que sigue al listado de dichas características: “Estas características no son exhaustivas y otros factores pueden ser considerados para diferenciar un vuelo civil de uno estatal”. A las 3:10 nos vamos a un receso y regresamos a las 3:22 p. m.

Los treinta y dos minutos restantes, hasta las 4:10, se dedican a repetir lo ya dicho: ningún O-2 voló el día 24 de febrero del 96. Convertir un avión militar en civil no es ilegal:

—¿Una vez que se hace esta conversión se desconecta el armamento?

—¡Objeción!

—Sostenida.

Se podría deducir que simplemente la jueza no quiere escuchar a Heck Miller, quien, por su alianza con Basulto la ha embarcado en este caso. Se repite que la FAA estaba procesando a Basulto, que Cuba pudo haber filmado la violación y enviársela con Santa Claus a la FAA para las Navidades, que Basulto es un tipo sociable y por eso habla tanta catibía por la frecuencia, que los pilotos de los Mig no son tan sociables y son unos hi... —¡Objeción! Sostenida–, que Basulto enmendó su plan de vuelos cuando llamó al control de tráfico aéreo de La Habana, que el controlador tenía el deber de llamar a Basulto, que el 84RADES había evaluado los datos de radar teniendo en cuenta el margen de error, que Basulto había sido de lo más sociable con La Habana solo un minuto antes del primer cohete disparado, que no se había sido igual de sociables con él en ese momento, que la tripulación del Majesty of the Seas había pensado que se trataba de un ejercicio y por eso fue casi necesario que el guardacostas agarrara al capitán por el pescuezo para que reportara el incidente.

Y a las 4:10 de la tarde termina su testimonio el supercapitán Charles Leonard, demostrando que se puede ser experto en varias cosas –no todas muy limpias– a la vez. No creo que este señor haya aportado nada al caso de la Fiscalía, pues tuvo que salirse demasiado de la ética para cumplir con las expectativas depositadas en él, y esto debe haber sido percibido por algunos jurados. Por otro lado, McKenna supo hacer un uso de su estancia en el estrado que pudiéramos calificar de óptimo, sin contar con lo que todavía depara el futuro a este testimonio, cuando sean puestas algunas de sus afirmaciones bajo la lupa del experto que tiene preparada la defensa. Pero siendo fiel a mi conducta en este diario, prefiero que estas cosas salgan a relucir cuando les llegue su momento y solo entonces les dedicaré su merecido espacio.

Antes de irnos la señora Heck Miller anuncia que mañana terminará el caso de la Fiscalía, pues únicamente queda como testigo la capitana Linda Hutton, quien fue jefa de Boca Chica cuando Guerrero estaba por allí. Así termina la historia de este jueves 1.o de marzo, a la que pongo punto final justo a las 5:41 p.m. de este domingo 4. Entro inmediatamente a hacerte el relato del viernes, de terminarlo hoy, me haría implantar un récord en la confección de este diario.

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René González Sehwerert

René González Sehwerert

Héroe de la República de Cuba. Uno de los cinco jóvenes revolucionarios que se infiltró en grupos terroristas que desde la cuna de la mafia anticubana, Miami, organizan impunes sus ataques criminales contra el territorio cubano. Fue condenado a 15 años de prisión. Su causa contó con una enorme solidaridad internacional. Regresó a Cuba en el año 2013.

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