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“El diario de René”: La incertidumbre de no saber cuándo te podré ver

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21 de noviembre de 2000

Mi amor:

Hoy comienzo la carta más larga que he escrito o escribiré en mi vida. Te la dedico a ti en este día en que tantos sentimientos y sensaciones encontradas me asaltan. Por un lado siento el alivio de saber que al fin saliste de tu prisión, que estás entre tanta gente que te quiere y te apoya incondicionalmente, que te habrás reunido ya con Irmita, que habrás visto a tus viejos y, sobre todo, que habrás dejado de ser un instrumento en todo ese torpe chantaje que me trataron de imponer inútilmente.

Por otro lado, experimento el vacío que tanto llenabas en los días de visita o en las audiencias de la Corte, la incertidumbre de no saber cuándo te podré ver de nuevo, el saber cuánto querrías estar aquí junto a mí durante todo este proceso para darme tu apoyo y aliento.

En fin, que ha sido un día un poco ambivalente. Creo que en general me siento contento, pues los sentimientos positivos pesan más que los negativos, aunque en ocasiones me asalta un poco de nostalgia y percibo que la alegría no llega a ser del todo plena.

Supongo que también pesa sobre mi ánimo el que todavía no tengas a Ivette contigo y el hecho de estar pendiente el momento tan esperado de poder hablarte por teléfono.

Le dije a mami que cuando te viera te avisara que esperaras llamada mía, en casa de Roberto, el viernes. Pero siempre me quedó la sensación de que el viernes estaba demasiado lejos, sensación que hace un rato, hablando con abuela, se reforzó, pues ella tiene la misma opinión y le parece mucho esperar tres días para poder hablarnos. De manera que le dejé dicho a mami que, cuando te vea, adelante la propuesta para el jueves y así me evito veinticuatro horas más de ansiedad innecesaria. Supongo que mañana a esta hora ya te habrás reencontrado con mami y con Ivette, y no veo llegar el momento en que se me dé esa buena noticia.

No te extrañará si te digo que en estos últimos días me he mantenido hablando con mami, Roberto y abuela más de lo usual, sobre todo desde que ayer por la mañana me dijeron que tu viaje se precipitaba y tu deportación era cuestión de horas. Ahora que se ha puesto sobre el tapete el asunto del terrorismo contra Cuba con el caso del complot en Panamá, se me ocurre que el mundo tiene cosas ridículas; una de ellas es que un país responsable de albergar a tanto criminal, ahora se deshace en esfuerzos para librarse de tu presencia. Ellos se lo pierden. Otra razón para pensar que no se puede cejar en la lucha por crear un mejor mundo y mejorar la raza humana. No creo haber visto en ninguno de los personajes que, investidos de sus atribuciones gubernamentales, se han ensañado durante dos años con nosotros el más mínimo asomo de los valores y las cualidades humanas que te sobran.

Anoche, cuando le hice la última llamada a Roberto, me dijo que habían hablado por teléfono contigo y estabas de buen ánimo, solo un poco ansiosa y pensando que tal vez no dormirías bien en espera de tu viaje. Hice un esfuercito y me dormí bastante rápido, pero me desperté a eso de las cinco de la mañana, bajo la sensación de que a esa hora ya te estarían llevando para el aeropuerto. Entonces me revolqué un poco en la cama, pensé en ti y al final pude dormirme de nuevo, hasta las siete y media.

Esta mañana llamé a casa de Gladys alrededor de las nueve de la mañana, pero todavía no tenían noticias tuyas, me dijeron que estaban esperando tu llamada desde Cuba, para confirmar tu arribo. Quedamos en que llamaría por la noche, pero no pude esperar tanto y volví a comunicarme con ellos después de almuerzo. Me enteré entonces de que habías llegado bien y de que Roberto habló contigo durante tu trayecto hacia la casa. Esto me lo informó mami, ya que Roberto había ido a la oficina de Joaquín para recoger unos papeles, aunque me quedé con los deseos de hablar con él para saber exactamente sobre esa conversación contigo y, sobre todo, cómo había notado tu estado de ánimo. A la hora en que te hago estas líneas son las siete y media de la noche y ya volví a llamar a casa de Gladys, pero esta vez Roberto y mami se encontraban precisamente aquí para completar la ropa con que asistiríamos al juicio y me quedé de nuevo con los deseos de hablar con él. Trataré de conseguir con alguien aunque sea cinco minutos para hablar con mami esta noche y despedirme de ella; y no me queda más remedio que esperar a mañana para hablar con Roberto y saber sobre su conversación contigo. Ni siquiera estoy seguro de que pueda hablar con ellos esta noche; si ese es el caso, la próxima vez que hable con mami ya ella estará en Cuba contigo.

Hoy también hablé con Ivette, aunque tú sabes que ella trata de darte un beso y soltar el teléfono rápido cuando está haciendo algo más “importante”. Está de lo más excitada con su viaje a Cuba y me dijo que se iba con “mamita e Irmita”. Conversé con abuela también, y la noto bastante preparada para la ida de Ivette, entre una que otra lágrima y uno que otro chiste, se nota que entiende la situación y alberga la esperanza de volver a ver a “su niña”. Por supuesto, en lo que de mí dependa, trataré de que sus esperanzas no sean vanas.

Mami, por su parte, se las ha arreglado para despedirse de toda la familia. Según me dijo ha aprovechado estos días para hacerles cartas a todos en Sarasota. Yo no quería que se fuera tan pronto porque me parecía que a abuela le vendría bien estar un poco más de tiempo en su compañía, pero por otra parte a todo hay que buscarle el lado bueno y sé que tú te beneficiarás de la estancia de mami en Cuba, en esta etapa de adaptación. Espero que una de las consecuencias buenas de todo esto sea el estrechamiento de los lazos dentro de la familia, resultado lógico de la actitud que todos han tenido en estas circunstancias tan complejas y difíciles.

Como te dije al principio, esta será la carta más larga que haya escrito en mi vida, pues la pienso seguir escribiendo todos –o casi todos– los días, e írtela enviando con Papín. Como te prometí que te haría un diario del juicio, será también parte de esta carta, que tal vez no termine hasta que te vea de nuevo. Será como un libro que te escriba por partes y cuyos fragmentos te haré llegar periódicamente, tal vez una o dos veces por semana.

En fin, será el mejor testimonio de que te recuerdo todos los días, de que estás conmigo en cada momento y seguimos juntos, por más que les pese a quienes han perdido su tiempo inútilmente tratando de destruir nuestra moral, descargando su vileza sobre nuestra familia.

Jueves 23 de noviembre: Olga ya está en Cuba

Hace justo unos diez minutos que acabo de hablar contigo. ¡Se me quedaron tantas cosas por decirte y preguntas por hacerte! Pero no me sorprende, pues estoy acostumbrado a que los quince minutos de la llamada no me alcancen para mucho; y sobre todo en estos días, tan intensos por la ida de ustedes, supongo que mi necesidad de saber no se verá satisfecha hasta que reciba una buena carta tuya o algo así.

Anoche cuando me acosté, lo hice pensando en Ivette y tratando de imaginar cómo le habrá ido en su primer día en Cuba. ¡Lo menos que me imaginaba era que ya hubiera montado el camello![1] Casualmente anteayer, cuando me despedía de mami, nos reíamos pensando en que nos gustaría ver la cara de Ivette durante su primer viaje en camello. Olvidé preguntarte si mami había estado con Ivette en esa primera cabalgata.

Me alegró mucho hablar con Irmita y sentirla como siempre tan alegre. Imagino la sorpresa que se habrá llevado cuando la fuiste a buscar a la escuela, y quisiera haber sido testigo de su encuentro con Ivette. Dile que no olvide lo que le dije sobre el idioma, que no pierda la oportunidad de haber aprendido otra lengua y trate de practicarla con su hermanita. Tal vez, como le sugerí en la carta que le envié contigo, pudieran jugar a enseñarte inglés, y de esa forma Ivette se sentiría estimulada a no olvidarlo. Por lo que veo no parece que habrá problemas para que Irmita se ponga al día en sus estudios. Me alegró mucho encontrarla tan optimista respecto a su prueba de Química.

No sabes el alivio que todos hemos sentido porque ustedes al fin pudieron partir. Roberto estaba agotado de tantas gestiones y temía que el juicio comenzara sin que se hubiera producido tu viaje, pues tu presencia aquí siempre fue motivo de preocupación, por la posibilidad de que la convirtieran en otra sombra en el juicio. El día de tu partida dieron huevo hervido en el almuerzo y guardamos unos cuantos para hacer una ensalada por la noche. Aunque soy generalmente quien hace las ensaladas, en esta ocasión el Faquir me “robó” los huevos y la preparó a escondidas, pues según sus palabras “tú eres el esposo de la homenajeada” y no es justo que trabaje haciendo la ensalada. Quiero decirte que a pesar de los gustos –¿o disgustos?– alimenticios del Faquir, la ensalada resultó la mejor que se prepara aquí. La compartimos con las amistades que ya hemos hecho en este lugar, aunque ninguno sabía qué diablos se estaba celebrando, pues no quisimos decírselo a nadie hasta que la niña estuviera también del lado de allá.

Hoy jueves hubo visita y, al bajar al salón, la mesa del Chino quedó contigua a la nuestra. La esposa me preguntó por ti y le di la noticia de que partiste a Cuba, de manera que fue la primera persona, junto al Chino, en enterarse de tu viaje. No sé si supiste que la prensa andaba tras tus pasos desde hacía algún tiempo. Hace algo más de un mes un reportero, ni más ni menos que del The Miami Herald, había contactado con Philip para saber si era verdad que la esposa de su cliente estaba en proceso de deportación. Hoy supe por Roberto que, más recientemente, se pusieron en contacto con tu abogada e incluso con el consulado de Cuba en Washington, de manera que se justifican nuestras precauciones de no haber dejado saber nada al respecto.

Roberto me contó, en la visita, que abuela está tomando las cosas muy bien. Él la exhortó a ver la parte buena del asunto y a tener en cuenta que ella ya había hecho bastante, que la niña había sido una responsabilidad superior a sus fuerzas y que ahora lo que necesitaba era descansar, cuidar un poco su salud y prepararse para poder ver a Ivette en Cuba. Por lo que he podido hablar con ella, la noto bastante consciente al respecto, y aunque supongo que el ver su casa vacía cuando regrese a Sarasota le producirá cierta tristeza, espero que poco a poco se vaya acostumbrando. Lo importante ahora es trabajar para que su nexo con Ivette no se rompa.

Termino por hoy con la sensación de tu voz alegre y optimista endulzándome los sueños, cuando me vaya a la cama esta noche. Feliz de saberlas de nuevo juntas a las tres y con más bríos para todo lo que está por venir a partir de la semana que viene.

Nota:
[1] Camello. Medio de transporte masivo utilizado durante el Período Especial, consistente en una cuña con un arrastre alargado. Su nombre se deriva de la similitud del arrastre con ese mamífero.

Recibimiento. Dibujo de Antonio Guerrero Rodríguez, Héroe de la República de Cuba.

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  • Maritza dijo:

    Este es un bellisimo testimonio de amor, AMOR a la PATRIA, al PUEBLO a la FAMILIA. Necesitamos una edición más amplia, claro, hay poco papel porque el bloqueo sigue, crece, pero no nos impide lograr nuestros sueños

  • Marlen y Abelito dijo:

    Rene, Olguita y demás, un abrazo del tamaño del universo, los queremos mucho

  • ME dijo:

    Eso es amor, Todo me queda Claro.

    Saludos,

    Patria o Muerte. VENCEREMOS

  • cubasiss dijo:

    Buenos Dias.

    Me he emocionado mucho al leer estos testimonio. Gracias Rene por compartirlo con tu pueblo. Abrazos a ti, Olguita y las niñas. Asi como al resto de los cinco y su familia.

  • cubasiss dijo:

    Buenos Dias.

    A la edición de Cubadebate

    Necesitamos que de ser posible continuen editando estos testimonios. Gracias

  • LA LLUVIA dijo:

    GRACIAS CUBADEBATE POR DARNOS LA OPORTUNIDAD DE PODER LEER EL LIBRO DE RENE UNO DE NUESTROS 5 HEROES,
    QUE ESTE LIBRO ES PARTE DE LA HISTORIA DE CUBA EN SU LUCHA POR DEFENDER SU SOBERANIA Y SU LIBERTAD.

  • Rodolfo Crespo dijo:

    Leer a este héroe cubano siempre es un gran placer. Un abrazo desde España al querido compañero.
    Antes lo seguíamos en su Blog, es una pena haber perdido el contacto con el ejemplar compañero.
    Le dejo aquí mi correo para seguir el contacto rodohc21@gmail.com hemos visitado Cuba y no hemos podido siquiera saludarlo.

  • Guillermo Sánchez Rassé dijo:

    De Cuba nacen en cualquier lugar héroes, Maceo, Martí, Fidel y los Cincos pero se podría multiplicar hasta lo infinito mientras exista Imperialismo.
    Quién puede negar que este país sea una cuna de hombres libres, de cualquier época, con pensamientos de Patria o Muerte.

  • madelaine dijo:

    bello testimonio, sino hay papel publiquenlo digital para descargarlo y leerlo asi todos compartimos esos momentos que ahora son parte de la historia de este pais

  • Papito dijo:

    Cubadebate, hay alguna forma de obtener el libro online?

  • Papito dijo:

    A la redacción de Cubadebate: hay algún link para obtener el libro online?

  • yamaris pedraza correa dijo:

    El AMOR todo lo puede....... Ojala y todos podamos adquirir el libro............... Felicidades

  • julio.rodriguez dijo:

    Ejemplo para el mundo de lo que puede el AMOR cuando se quiere de vedad las dificultades que vencierón nunca podrán describirse ni por ellos, cuantas lagrimas, cuanto dolor sufrimiento, es indiscriptible, solo se compara con el amor de Jesus El Cristo que se entrego así mismo por amor a su pueblo
    gracias RENE por tu ejemplo

  • Beatriz dijo:

    Hermoso Debemos conocer la historia y como pasaron los días en prisión tan valerosos y honorables combatientes por la Revolución cubana.
    BHS

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René González Sehwerert

René González Sehwerert

Héroe de la República de Cuba. Uno de los cinco jóvenes revolucionarios que se infiltró en grupos terroristas que desde la cuna de la mafia anticubana, Miami, organizan impunes sus ataques criminales contra el territorio cubano. Fue condenado a 15 años de prisión. Su causa contó con una enorme solidaridad internacional. Regresó a Cuba en el año 2013.

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