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La veleta

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Cuando era niño –11 o 12 años—vi esa veleta en una tienda de la calle San José (que en realidad se llama San Martín), cerca de mi casa. Yo siempre había visto las veletas donde iban: encima de los molinos de viento, halando agua, nunca así de cerca, mucho menos en la vitrina de una tienda, así que me llamó mucho la atención.

Como era el camino que seguía para ir a la biblioteca del Capitolio, veía a menudo la veleta. Un día me animé y pregunté al dependiente su precio. No recuerdo bien lo que costaba –era de aluminio—, creo que 15 o 20 pesos, por lo que estuve algún tiempo reuniendo monedas. Me privé, eso sí lo recuerdo, de unos cuantos cines y algún que otro helado. El día que reuní la cantidad fui a la tienda saltando y la compré. No es que estuviera pensando en cavar un pozo; sencillamente me gustaba la veleta, un curioso artefacto que los vientos movían allá arriba, y me dio por tenerla.

Por entonces vivía en la calle Gervasio, entre Zanja y San José. Allí transcurrió mi adolescencia. Eran los primeros años de la Revolución. Entré al bachillerato, me hice miliciano, me fui a alfabetizar, hice de dependiente en un bar, fui aprendiz de dibujante en el semanario Mella, y después pasé mi servicio militar obligatorio, donde empecé a tocar la guitarra. Viviendo todavía allí, en la frontera de tres barrios habaneros –San Leopoldo, Cayo Hueso y Dragones—, llegó 1967 y me tocó desmovilizarme. Como es sabido, al día siguiente empecé en la televisión.

Un año más tarde me fui a vivir para 23 y 24, en El Vedado, y en mi brevísimo equipaje iba la veleta. La puse en un rincón, como había estado siempre. La verdad es que nunca le hice mucho caso, pero fue una presencia que se me hizo familiar, que me gustaba ver aunque fuera fugazmente, cuando de pronto aparecía.

Viviendo en aquel apartamento compuse muchas canciones, me fui a pescar a África, fui y volví 2 veces a la guerra de Angola, y visité unos cuantos países, todo gracias a mi oficio. Dieciocho años después me mudé más oeste, buscando los árboles y los pájaros que me faltaban desde niño (por no mentar al río). Entre mis libros y cintas estaba mi vieja veleta, siempre con su vaquita, sin destacarse mucho, en el fondo de una caja en la que iban más libros y más cintas.

Los tres lustros que pasé en la Asamblea Nacional, estuvo conmigo la veleta. Empecé el proyecto de los estudios de grabación –y los terminé— con la casi imperceptible pero incesante compañía de la veleta; hice las giras por prisiones con su presencia ocasional; viajé medio mundo y en el año 2000 volví a mudarme. Un día Carmen Cantillo me preguntó para qué quería aquel tareco y me encogí de hombros.

En su discreto rincón esa veleta me acompañó cuando nació cada uno de mis hijos, cuando compuse todas mis canciones, cuando me enamoré, cuando soñaba, cuando venían amigos o se iban. Todos mis perros nacieron y murieron estando ella conmigo. El proyecto Ojalá, mis compañeros de trabajo, la gira por los barrios, el día que Fidel nos hizo la visita.

Hace unos días, por descuido, fue echada a la basura. La mañana siguiente, cuando nos dimos cuenta, corrimos a abrir todos los latones de la calle, pero el camión pasó temprano.

Ojalá alguien la encuentre y la guarde.

(Tomado del blog Segunda Cita del autor)

Se han publicado 44 comentarios



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  • Albert dijo:

    Donde se puede obtener el ultimo sdisco de Silvio?

  • Milagros dijo:

    Y el unicornio???

  • Elizabeth Cruz dijo:

    Hola Silvio, Ojala! muchos lean tu comentario y de entre ellos algunos la encuentre…OJALA…SUERTE.

  • INDIRA dijo:

    Por favor quién haya encontrado la veleta con la vaquita de Silvio Rodríguez que la devuelva para que lo siga acompañando silenciosa desde su rincón hasta el fin de su existencia, Gracias.

  • Francisco dijo:

    Que pena! Ojala con ella no se haya ido la musa! Grande Silvio! Sabemos no es asi! Pero fue un amuleto querido. Un trozo de historia, un pequeño unicornio...

  • Pablo dijo:

    Silvio, excelente metáfora, tan buena y oportuna como el Necio. Yo me muero cómo viví.

  • ramon dijo:

    El unicornio azul era una veleta.
    Ojalá alguien la encuentre y la devuelva a su dueño.

  • Osmany dijo:

    Silvio tu no aprendes. Primero el Unicornio, ahora la veleta.

  • Mary dijo:

    Precioso artículo, ese latón de basura es un privilegiado !!!!!. ojalá encuentren ese tesoro.

  • Jolubaro dijo:

    Me recordó el unicornio perdido. De seguro silvio le hará una canción a la veleta.

  • Yordan dijo:

    Genial
    Gracias Silvio. Más claro imposible!
    Se le lleva en el corazón.

  • Mabel dijo:

    ¿Por qué será que las personas nos aferramos tanto a algún objeto en especial? El humanizar los objetos debe tener un significado psicológico, sin dudas. Recuerdo q cuando era niña me daba pena tirar el papel de los caramelos en la calle porque quedaban solitos. También me pasó con un oso de juguete. Cuando mi madre lo tiró lloré y lo extrañé muchísimo....En fin...que cuando vea una veleta de esas te la compro.

    • Juan Carlos Lopez dijo:

      Mabel no entendistes, la veleta es una "metafora"

    • Juan Carlos Lopez dijo:

      Mabel, no entendistes, la veleta es una "metefora"

  • Paloma dijo:

    Oh q pena, ojalá alguien la encuente y le dé el valor q tiene
    A veces las pequeñas cosas son justamente las q ocupan el espacio de privilegio en los corazones

  • Pioneer dijo:

    Tienes mucha razón silvio el artefacto que mas te describe es precisamente una valeta, busca bien ,aun está lo que quizas ya no la veas .

    • Pueblo Nuevo dijo:

      Que una veleta te defina, se presta para interpretaciones y susurros.

  • Juan Carlos Lopez dijo:

    Estoy seguro que algún significado tiene esa veleta y como siempre un mensaje cifrado.

  • Cesar dijo:

    Ya van dos cosas que se le pierden,el unicornio y ahora la veleta.Ojala una se haya marchado para traer al otro.

  • Racso dijo:

    Silvio, me toco muy adentro tus palabras, también tengo una experiencia parecida, nada, creo que le debes una canción a la Veleta.

  • Agradecida dijo:

    Me ha dado tristeza el final de tu relato, OJALÁ alguien la encuentre y no la guarde, OJALÁ te la devuelva.

  • Tranquilino dijo:

    Ojalá puedas recuperarla. Sucede que hay pequeños pedacitos de material que pueden llegar a tener una enorme influencia espiritual. Aprovecha y convierte el revés en victoria haciéndole una gran canción al estilo de Unicornio. Ojalá la recuperes. Saludos.

  • Ana Tristán Sánchez dijo:

    ¿Y no le hizo una canción???

    Soy de Costa Rica. Un abrazo desde estas tierras.

  • Iraida dijo:

    Hola, Silvio lindo y triste a la vez la historia de tu veleta, se cuanto se sufre cuando se pierde o extravía algo q haya arrastrado recuerdos en nuestras vidas, pero nada tu veleta ha quedado en el recuerdo de cuantos lugares transitó en cada mudanza y ausencia tuya, tu veleta donde quiera que este será eternamente agradecida a tu anhelo de un día cualquiera que a fuerza de limitaciones pudiste comprar. Que viva tú veleta hermano y ojalá halla caído en manos cargadas de amor como las suyas.

  • Merlyn dijo:

    Esas pequeñas cosas las necesitamos, sobre todo el esfuerzo que le costo tenerla....
    También tengo algo que me acompaña de siempre, mi madre me lo guardó hasta que pude recuperarlo la semana pasada, es un perrito de peluche,,, tiene alrededor de 40 años...´
    lo tendré presente para que no me pase lo que a usted ,,,
    Se que lo siente porque lo escribe...
    gracias

  • yomismo dijo:

    Esos objetos que han permanecido junto a nosotros toda una vida, son como cintas donde se graban todos los momentos importantes de nuestra existencia. Basta mirarlos para recordar nuestra infancia, el primer amor, los momentos buenos, los malos, porque siempre estuvieron alli. Lamento mucho que la halla perdido, ojala como usted dice que alguien la encuentre y la conserve como un objeto que estuvo presente en los grandes momentos de su vida y obra.

  • Govea dijo:

    Todos tenemos un recuerdo infantil que nos acompaña por muchos años. Silvio su veleta. Yo tuve un libro que adquirí muy joven, casi de niño, era Anuario de 197.., me acompañó durante muchos años, eran una copilación de datos de diferentes temas: Geografía, Física, HIstoria, etc. LLeno estaba de cosas interesante y de forma muy resumidas. Hace poco meses vi un vendedor de libros en una acera, y me conmoví al ver que entre sus libros había un Anuario como el que me acompañó tantos años..., ya tengo 60 años, y mi compañero estuvo conmigo más de 30. Gracias Silvio por recordarme a un viejo amigo.

  • YANY dijo:

    ...ahora le toca ser la compañera de alguien más...

  • Yeni Macias dijo:

    Que pena....que historia mas tiernam digna merecedora de una linda canción de esas que solo tú consigues....ojalá te inspire una.

  • Adolfo dijo:

    La moraleja, la parábola inteligente, la traspolación del símbolo, el mensaje indispensable en estos tiempos. Parafraseando una frase muy conocida de un animado cubano: Se "entendió" clarito, clarito. Gracias Silvio

  • Isabel-Pinar dijo:

    Saludos, ojalá la encuentres, no obstante, hazle homenaje, trata de hacerte una igual, ya no es la misma, pero quizá es porque es hora de hacerte de otra, no dejes de tener tú veleta, la nueva...suerte !!!!.

  • Juan Carlos Subiaut Suárez dijo:

    Estimado Silvio.

    Ojalá haya quien la encuentre... y te la devuelva. No es una simple y sosa veleta de aluminio. Es la reencarnación del Unicornio Azul, que sigue pastando en el jardín.

  • susana dijo:

    Comprendo la historia de la veleta muy bien. Soy así con los objetos (que les llaman inanimados pero no lo son), guardo varias "veletas", desde tarjetas de hoteles hasta cofrecillos, piedrecitas, que significan momentos imborrables de mi vida y cada vez que intento hacer una limpieza general con la intención de botarlo todo, regreso con casi todo. Creo que si alguna de mis veletas se va en la basura, pasaría el resto de mi vida corriendo tras un camión!

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Silvio Rodríguez

Silvio Rodríguez

Músico y poeta cubano. Es fundador de la Nueva Trova y autor de canciones antológicas como "Unicornio", "Ojalá", "La era está pariendo un corazón", y muchas otras.

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