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El telón no se cierra esta vez con la muerte

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Silvia Rodríguez Rivero, José María Vitier y Alicia Alonso.

En estos días en que llegan a Cuba desde todos los rincones decentes del planeta la expresión vehemente de un luto de sobra justificado por la magnitud de esta pérdida, me he acercado a su recuerdo. A su amistad con mis padres, con mi otra madre, Cuca Rivero, con mi hermano Sergio, con mi tío Eliseo, que le dedicó un soneto perfecto, que Sergito y yo pusimos en música hace como 40 años.

Luego, recuerdo su reaparición, después de un largo alejamiento forzado por su última operación de la vista, cuando eligió entre tantas infinitas posibilidades, un pequeño fragmento de música mía para salir a escena en su teatro y volver a bailar eternamente.

Mucho más tarde fue que entramos en el círculo imantado de su sensibilidad, cuando, hace de esto unos 12 años, empezamos a concebir un gran espectáculo teatral y danzario junto a otro mito de nuestra escena, Roberto Blanco. Con ambos nos reunimos hasta una decena de veces Silvia y yo, en nuestra casa o en la de ella, soñando juntos aquel suceso artístico necesario e imposible. Nada parecía imposible para aquella aldeana sutilísima, aquella “Giselle” habanera, suspicaz y franca, loca de amor, no solo en la famosa escena de la locura. La recuerdo humilde y a la vez, altiva. Recuerdo su habla sin poses. Su natural señorío. La imaginación visual que se convertía en rápidas decisiones, sus puntos de giro, sus impromptus, sus silencios. Todo parecía tener un sentido. Era un ser plantado frente a su destino. Todo el tiempo.

Ya sé que mis recuerdos no son muy glamorosos. Fui casi siempre apenas un testigo, que contemplaba el mito viviente y trataba de entender por qué aquello era tan importante, para todos, incluso, para mi mismo.

Ahora, mientras escribo, siento que mis fugaces recuerdos evocan mejor mi pequeñez que su grandeza, pero aún así, me pregunto:

¿Cómo logró ella que hoy su Carmen, su “Giselle”, sus cisnes y sus lagos brumosos, sean parte inseparable de esta isla, tan aparentemente lejana de esos sueños? Eso es algo que desborda y a la vez desata mi comprensión. Es un cerrado enigma que deja entreabiertas las ventanas de la imaginación.

¡Cuánto misterio en esa mujer!

¡Cuánta Cuba secreta y universal!

El telón no se cierra esta vez con la muerte. La función continúa.

Comienza el tercer acto de la eterna Giselle.

Se han publicado 7 comentarios



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  • TSR dijo:

    Gracias José María

  • roque dijo:

    Bellos recuerdos muy bien escritos como tu musica toda.

  • gladys regina dijo:

    Linda reflexión.
    Ayer miraba yo el momento casi de despedirla, cuando un semillero de jóvenes bailarines rodeaba el féretro,me preguntaba:-Algun día serán como Alicia?,y claro que me respondi inmediatamente.Son otros tiempos.
    Alicia es la cubana más universal que tenemos porque se ha vuelto más cubana a la vez que se hizo universal,su dimensión está en que nunca olvidó de dónde vino y donde creció.Y aunque muchas veces se ausentó por diferentes motivos siempre regresó a sus raíces,tal como pudieron hacer otros grandes de nuestra cultura.
    Cuando me pidieron definir en una palabra mi concepto de Alicia,yo solo pude decir:... Inalcanzable!

  • Sara Santacruz Vinueza dijo:

    Hermos homenaje a la altura de Alicia Alonso.

  • Josefina dijo:

    Conmovedoras palabras que sintetizan a la Alicia Alonso conocida y menos conocida por quienes solamente disfrutamos su baile. Muchas gracias.

  • Ing.Luis Enrique Fuentes Salas dijo:

    La sencillez de la verdadera grandeza...!!!

  • ODR dijo:

    Lo más bonito que he leído sobre Alicia persona. Gracias José María.

Se han publicado 7 comentarios



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José María Vitier

José María Vitier

Compositor, pianista y músico cubano

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