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La decencia

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Foto: Oscar Alfonso Sosa/ ACN/ Archivo.

Escuché recientemente a nuestro Presidente elogiar al pueblo espirituano no solo por su hospitalidad y generosidad, sino también por su decencia. Si alguna cualidad resume los valores de una persona es la decencia.

Decente es una palabra que según el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, entra a esta a inicios del siglo XVI. Proviene del latín decens, /tis, participio activo  de decëre, ‘convenir, estar bien (algo a alguien), ser honesto’. El Diccionario de Las Américas define decencia en su sentido figurado de este modo: “Dignidad en los actos y las palabras conforme al estado o calidad de las personas”.

Ser decente no es simplemente ser educado, y tener buenos modales. La decencia expresa algo más profundo que la instrucción, y la comunicación cordial, por más importantes que estas también son para la convivencia.

Ser decente es respetar al otro, ser sensible ante sus necesidades, no sentirse “por encima de”. Saberse en el deber de escuchar con atención es una expresión de la decencia; no querer imponer criterios también; no dar golpes bajos, no mentir deliberadamente, la decencia implica honestidad.

La decencia tiene un componente de natural predisposición personal al respeto y la consideración hacia los demás, pero ella resulta de la síntesis que reúne además la formación recibida en el seno familiar, la educación en el sistema escolar. Lamentablemente, la decencia es algo que se ve deteriorado hoy en las relaciones entre las personas. No hace falta poner ejemplos, cualquiera los tiene a mano de su propia cotidianidad.

Parte del concepto de prosperidad y bienestar implica alcanzar altos niveles de decencia en el comportamiento de toda la ciudadanía, deber de todos que requiere de la ejemplaridad en primer lugar de las personas mayores, de los maestros, de los padres, de todo el que tenga una responsabilidad social. La decencia no es incompatible con la exigencia del cumplimiento del deber ni con la defensa de los derechos y criterios de cada quien. Antes bien constituye en ambos casos un importante componente de la comunicación que favorece el diálogo y el entendimiento.

La indecencia es incompatible con la conciencia y el sentimiento revolucionarios. Ser revolucionario es también ser decente. Bienvenido entonces ese vocablo.

(Tomado de Cubaperiodistas)

Se han publicado 20 comentarios



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  • Enrique.B dijo:

    Lamentablemente en nuestro querido país las personas están perdiendo la decencia, y no solo en nuestro país sino también el resto de la humanidad.

  • Olguita dijo:

    Me parece excelente que el autor haya decidido referirse a este término como expresión de una conducta. La decencia es una actitud ante la vida, no necesita de riquezas materiales, pero sí espirituales, contiene valores morales como la honestidad, el apego a la verdad, la capacidad para situarse en el lugar del otro, de no engañar. Entraña modales, maneras educadas de conducirse, pero ante todo evaluar permanentemente cómo somos y cómo nos conducimos en la vida, el respeto y la consideración a los demás. ¡Bien vale sembrar en nuestros niños ese sentido de rectitud, de comportamiento cotidiano!

  • Toni dijo:

    La sociedad cubana perdió muchos valores.La convivencia debe ser recuperada.

  • Amaury II dijo:

    "Decencia", esta como el oso panda, en peligro de extinción

    • alexiZ dijo:

      Bendita la decencia para quien la tiene y para los indecentes alla va eso

  • Ática dijo:

    Excelente artículo. Debemos todos mirarnos introspectivamente, veremos que podemos hacer mucho para lograr que la decencia vuelva a florecer a plenitud. Yo espero que así sea, saludos a todos

  • arcangel dijo:

    todo el que lo kiera saber que monte un omnibus o camion de pasajes de cualquier marca, en cualquier provincia. para q vean como van nuestros jovenes y tambien señores sentados o haciendose los dormidos o los que juegan con el telefono con audifonos puestos y señoras, ancianos y niños en brazos de pie. la palabra es increible pq ya no se le llama ni (caballerosidad y mucho menos decencia) este es el ejemplo mas sencillo y se ve a cualquier hora y en cualquier lugar.

  • GNU dijo:

    Cuando cursé la secundaria básica allá por los 80's no recibí nunca clase de un profesor que no fuese, que recuerde, mayor y muy serio, la situación en aquel entonces era claro, diferente; no conocíamos el periodo especial y no habíamos vivido el éxodo de profesionales tan grande de sus trabajos dentro de nuestro propio país, pues un profesor era, alguien respetado y como casi todos los trabajadores alguien que podía vivir de su salario y tener una estabilidad.
    Casi todas las familias tenían un compromiso serio.
    Era muy extraño que un joven se casase antes de terminar su carrera, o antes de los 25 años, las personas mayores con hijos, aunque casi sin estudios eran respetados en sus hogares, sin llegar casi nunca al maltrato de un hijo.
    Hoy se ven, jóvenes casados quienes prácticamente ni terminaron estudios de Pre,, pero no como aquellas familias de antes que les faltó a tiempo la educación, si no por motivos de no desear estudiar y con varios hijos, y que educación les pueden dar a sus hijos, porque en sus casas ni respeto a los mayores ni a los profesores les enseñan.
    Los padres miraban como salían vestidas sus hijas hembras a la calle, ropa que enseñara mucho o inapropiada no salían, las madres enseñaban las cosas de la casa a las hijas y los padres a hacer las cosas los varones, tenía amigos que hasta que no le dieran de comer a los animales, buscaran la leche a la bodega, y hicieran otros deberes no podían jugar. Cualquier problema que pasara si los padres se enteraban, preguntaban que había pasado, y si había que disculparse, había que disculparse. Era educación y decencia lo que se enseñaba, y lo que hay que tratar e recuperar.

  • armando dijo:

    Tengo 51 años y cre que tenemos que tratar de que nuestro país recupere en sus ciudadanos los buenos modales, la educación formal aquella que a mi ni siquiera en la escuela me la enseñaron, sino en mi casa mis padres que por cierto ella siempre ha sido ama de casa y mi padre un soldador, ninguno de nivel superior, eso se llevaba de generación a generación.

    Tengo un compañero de trabajo que tiene 79 años de edad y en una ocasión en el hotel ciego de avila ante un trato muy educado de la carpetera le manifestó que tenia deseos de llorar y ella a tal cosa le pregunto porqué, él le contestó que estaba tan acostumbrado a que lo maltrataran, que cuando se encontraba personas que lo tratasen así, pues le daba hasta sentimiento.

  • carlosvaradero dijo:

    La decencia es un valor del ser humano, y en cuba, donde la pérdida de valores es más que evidente, la decencia no escapó de esto, por supuesto.
    váyase a una cola, una fiesta popular, a un hospital, a una farmacia y notará como la indecencia se impone por parte de muchos ciudadanos, que gritan en lugar de hablar, qué gesticulan con gestos groseros, que dicen malas palabras por cualquier cosa, que son incapaces de pedir permiso y mucho menos dar las gracias.
    La desfachatez, lo inmoral, la deshonestidad son rasgos comunes de los indecentes y de estos abundan bastante en nuestra sociedad, qué pena!!

  • JMM dijo:

    Coincido con las aportaciones hechas por los Cubadebatientes precedentes, sobre el concepto de decencia...En cambio me pregunto si la "decencia", el recato, el pudor, el decoro, la dignidad, la moderación y la vergüenza, se adquiere espontáneamente.
    Conversando con algunos colegas, nos hemos preguntado ¿como es posible que algunos "indecentes" de los tantos que pululan en la actualidad por doquier, que no tienen a menos proferir cualquier palabrota en medio de una guagua, o los que sin muchos miramientos tiran una botella o una lata a la vía publica, luego emigran a otras latitudes donde ni tan siquiera se puede decir que existen principios de justicia social, y en cambio no son capaces de hacer tan criticables y desdeñables acciones.
    Siempre he creído que junto a las normas de decencia y compostura acuñadas y transmitidas de generación a generación, ha de ir aparejado inexorablemente las efectivas e irrenunciables normas coercitivas, que también educan y enseñan el camino de la decencia.
    El dejar hacer deliberadamente y de forma anárquica actos contrarios al decoro sin la intervención eficaz de los aparatos coercitivos de la sociedad, genera irremediablemente indecencia. Gracias a Cubadebate

  • Amalio dijo:

    Si la decencia tuviera que tener un pais de origen seria sin duda Cuba

  • Julio Cesar dijo:

    El amor incondicional, la bondad, el afecto, la honestidad, la justicia, la solidaridad, el respeto, la tolerancia y en este caso la decencia, son algunos de los valores necesarios para realizarnos correctamente, para crecer y ser felices. Los adultos deberíamos saber transmitirlos a las generaciones que nos siguen. Todo apunta a que es la familia los dadores de estos y los hijos los descubren a través del ejemplo de los padres.

    Pero que sucede si desde el comienzo esto no es así, si realmente todos estos valores que debieron ser transmitidos de generación en generación como los oficios se ve trunca su entrega por la inexistencia de estos.

    No existe forma, ni tecnología que pueda suplantar el aprendizaje de los valores que no sea a través de la familia, por tanto, secundo a JMM, que aparejado o independientemente de que existan personas que posean estos valores y otras no, debe existir normas coercitivas, estas existen en países no tan justos y democráticos como el nuestro, pero son indiscutiblemente alexionadoras y efectivas. Ejemplo que tus perros molesten al vecino ladrando puede ser objeto de multas de 400 euros, y una lista sin fin más.

    Si hemos llegado a tener estas cuotas de indecencia, indisciplinas sociales que pasan a ser ya constitutivas de delito y este estado de pura anarquía social donde cada cual hace y deshace a conveniencia, es porque se permite, tolera y estimula, la inacción de los responsables de implantar el muro de la justica son los únicos responsables, como las disciplina en un aula recae en su profesor.

    Cuando por parte del estado se llegue a tomar conciencia de las consecuencias irreversibles que puede traer y están trayendo todas estas indisciplinas sociales a más largo plazo será tarde, por tanto, es necesario voluntad política para ponerle fin, sino nos la pasaremos leyendo estos artículos y haciendo solo catarsis.

    Haciendo una analogía con un zoológico y desearía que nadie se sienta ofendido, solo es una similitud, ¿qué sucede si se habré todas las puertas de todos los animales…. Ya sabemos, entonces la puerta en este caso es la que mantiene a raya lo que por naturaleza le viene dado al animal.

    Un Saludo

  • Mágico dijo:

    "Ser revolucionario es también ser decente", expresa el pariodista. Y supongo quiere decir que la decencia es una cualidad inherente al revolucionario. De acuerdo con esa teoría, y sabiendo de antemano que en Cuba se ha perdido el concepto de decencia, tendríamos que llegar a la siguiente conclusión: nuestros ciudadanos se alejan cada día más de ser verdaderos revolucionarios. A mí tal cosa no me sorprende, yo sé que es así. Pero sería bueno analizar y profundizar en las causas que llevan a nuestros ciudadanos a ser cada día menos decentes y menos revolucionarios. Y sería mejor todavía que nuestro estado fuera capaz de revertir una situación tan tan alarmante.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Preciso y buen artículo. Sin disciplina no hay éxito, no se puede alcanzar objetivos, no se triunfa, ni en lo personal, ni lo empresarial o en la sociedad. La disciplina es más del 50 % de lo necesario para el triunfo, sin ella el resto es secundario, accesorio. Pero esa certeza profesor, las conocemos, Raúl lo reitera constantemente, por ahí es por donde debemos empezar, esa realidad nos tiene que motivar para el análisis reflexivo y profundo, dejar los lamentos e inventarios de problemas con la adicción de coleccionista y si abordar de forma diferente esta epidemia, para eso hay que recurrir a la ciencia, para guiar la inteligencia colectiva, y liderada por su vanguardia, los intelectuales.
    Cuando abordamos este asunto y apelamos a la conciencia a este altura del desarrollo de este fenómeno, en el actual contexto de modernidad, mandamos inconscientemente un mensaje ambiguo, y fuera de contexto, la conciencia es una fase superior en el desarrollo de un individuo, de una sociedad, es precisamente la meta que se quiere alcanzar, pero ese resultado no se puede lograr espontáneamente, y es un error apelar a ello en la transformación de las grandes mayorías, pidiendo a que actúen conscientemente cuando aún no han alcanzado ese nuevo y superior estadio, a ella tenemos que ir, y debemos recurrir constantemente, pero actuando y priorizando la educación y la cultura de las emociones, por lo tanto cuando exista un comportamiento adecuado y consiente de cada individuo ante sus obligaciones sociales de seguro no existirán tales niveles groseros de indisciplina, pero eso es posible en una fase superior, no hoy, intentar subir a un nivel superior partiendo desde los primeros escalones y hacerlo precisamente potenciando como única herramienta, la conciencia, es una muestra de la falta del uso de la ciencia en los actuales estudios sociales, necesitamos mayor rigor científico al abordar el fenómeno social. La actual modernidad ha modificado la forma en abordar estos grandes problemas en el mundo, nosotros seguimos apelando a la conciencia y nos creemos que lo hacemos correctamente, con la esperanza que el individuo por esa vía producirá un cambio, pero esa hipótesis no tiene sustento científico para que sea un norma general aplicable a toda la sociedad, esa posibilidad de perfeccionarse conscientemente es exclusivo de un reducido grupo de personas en la sociedad, lo más avanzado, no de la generalidad, para llevar esa generalidad de la sociedad a un punto superior de madurez consciente, la vía es por medio de las emociones.
    En los estudios sociales en general, empresariales y en el sistema educacional en particular, tenemos que abordarlo científicamente, dirigir la educación y la cultura delas emociones primero como puerta para construir una formación consiente, no podemos hacerlo al revés, apelar primero a lo consiente para buscar un comportamiento emocional diferente, ese no es el camino para educar las masas, Marx alerto sobre eso, hay que recurrir a la ciencia en estos esfuerzos, la prensa y los intelectuales deben guiar científicamente ese proceso en nuestra sociedad. El socialismo como ciencia del sentido común, parte y se reinventa de ese comportamiento social, que existe, y que hay que saber descubrirlo precisamente en cada momento, la puerta para esa comunicación científica, son las emociones, ese es el lenguaje para comunicarnos, por ahí descubrimos la sabiduría social y colectiva, y aprendiendo, hacemos el ejercicio de guiarlos.
    Fidel fue un genio de la inteligencia emocional, su influencia sobre las personas con esa herramienta entre otras, fue su habilidad mayor, con esa inteligencia emocional unió un pais, era capaz de reclutar a sus propios enemigos si lo conocían y dialogaban con él, el no esperaba un cambio en la personas por su proceso consiente, por un proceso natural, el influía, accionaba en su construcción, pero por la vía de las emociones, su simbolismo y sus argumentos lo acompañaban en ese proceso de convencimiento, por ahí se iniciaba el proceso de formación del factor conciencia. La inteligencia emocional permite el control de las emociones, es lo primero, es lo básico, lo cual es clave para el éxito personal y profesional.
    El concepto de inteligencia emocional se ha generalizado en el mundo desarrollado en la actual modernidad, a partir de los aportes de Lenin que fue el primero que lo generalizo, y con ello descubrió un nuevo camino para guiar la sociedad. Este concepto ha llegado a prácticamente todos los rincones de nuestro planeta, en forma de tiras cómicas, programas educativos, juguetes que dicen contribuir a su desarrollo o anuncios clasificados de personas que afirman buscarla en sus parejas, muchos recurrimos a esta herramienta pero incontinentemente, incluso la UNESCO puso en marcha una iniciativa mundial en 2002, y remitió a los ministros de educación de 140 países una declaración con los 10 principios básicos imprescindibles para poner en marcha programas de aprendizaje social y emocional. Nosotros no hemos potenciado lo suficiente esa herramienta, por solo citar este espacio, cubadebate, pocos o nadie insiste en ello, claro es más fácil esperar a que por un milagro leguemos a esa toma de conciencia, algo así como un proceso espontáneo, que ir a la ciencia por un camino más largo y complejo, pero problemas complejos requieren obligatoriamente soluciones también complejas. Muchos ingenuamente esperan que lo económico y su desarrollo haga por si solo el milagro en la formación consiente, ese es un factor fundamental pero no el decisivo, si fuera así, los países capitalistas desarrollados fueran un ejemplo de sociedades perfectas a imitar.
    Está demostrado que los test de coeficiente intelectual no arrojaban excesiva luz sobre el desempeño de una persona en sus actividades académicas, profesionales o personales, los factores que determinan las marcadas diferencias que existen, por ejemplo, entre un trabajador excelente y cualquier otro ubicado en un punto medio, o entre un antisocial y un líder carismático no están en la inteligencia de cada uno, la generalidad está en que la diferencia que radica en ese conjunto de habilidades que se denomina “inteligencia emocional”, entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo. Si bien una parte de estas habilidades pueden venir configuradas en nuestro material genético, y otras tantas se moldean durante los primeros años de vida, la evidencia respaldada y demuestra por muchas investigaciones que las habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo largo de la vida, si para ello se utilizan los métodos adecuados.
    De ahí profesor que si el sistema educacional y comunicacional en el pais, educara de forma adecuada sobre el autocontrol, el dominio de uno mismo, y el entusiasmo, este último como la llave maestra para la vida, los problemas con la decencia en nuestra juventud estarían en camino a ser resueltos. Hay cambiar el enfoque en lo social y hacerlo con más ciencia.

  • Marisol Guerrero Corrales dijo:

    Disfruto de los arículos publicados matizados con elocuencia y profunda reflexión, todo lo que sea para educar a estos tiempos, llenan de placer a aquellos que valoramos cuanto valor encierra la decencia, tenemos mucho que hacer y mucho que rescatar pero yo, como nuestro Fidel, sigo creyendo en EL HOMBRE........ GRACIAS POR EXISTIR...

  • Maria dijo:

    estoy muy de acuerdo con usted. Pero eso se ve a veces en los lugares y a los niveles mas inusitados. le voy a poner un ejemplo bastante reciente.
    en la clausura del Mundial de futbol cuando comienza a llover, el unico amparado x la lluvia bajo un potente paraguas es el presidente Putin , mientras la presidenta de Croacia y Macron permanecian si ninguna medida de proteccion hasta q al poco rato aparecieron 2 sombrillas...creo q Putin como anfitrion y caballero q es (suponemos), debia de cederle el paraguas a la dama de Croacia , un gesto de caballerosidad infinita , de elegancia y de decencia .
    sin embargo deslució por un simple paraguas...asi es la vida.
    y entonces nos quieren criticar a los cubanos x falta de esos detalles....¿como quedo yo?
    yo creo q ningun cubano haria o mejor dicho permitiria eso, Fidel, Raul y ahora Diaz C o se quedaban enfrentando la inclemencia del tiempo (lo hicieron muchas veces) o le daba su paraguas a una dama q nada mas y nada menos era la presidenta de un Estado Europeo....

  • kathy dijo:

    Coincido con su criterio y lamento el deterioro que existe en la práctica del vocablo aunque no lo pretendo generalizar porque aun existen personas muy decentes, pero recuerdo una entrevista que le hiciera Irela Bravo a Julio Acanda hace muy poco tiempo y que no discrepa para nada de su texto, él relataba como su padre le mostró una foto de José Martí vestido con traje y calzando un par de zapatos viejos, por cierto una foto de las más conocidas y le dijo que la observara bien, pues en ese momento Martí tenía miles de pesos pero no tocó ni uno para satisfacer sus necesidades personales, porque tenía un fin la preparación de la guerra de liberación dejándole claro que eso es decencia. Podríamos poner muchos ejemplos de lo que significa el vocablo pero lo que sí queda claro es que instrucción y decencia no son directamente proporcionales, pero en la educación de la familia y la sociedad está la clave. Entonces por donde se comenzó a deteriorar, que posibilidad existe de recuperarla en la sociedad, por qué todos no contribuimos a ello.

  • la mia dijo:

    Para muchos ser decente es sinónimo de ser pesao...lamentablemente.
    No hay valores, ni ética, ni decencia, ni educación ...
    En mi edificio ya me cansé de
    dar los buenos días porque nadie me responde. Y eso que solo es un
    saludo... Imagínense lo demás..
    Estaremos a tiempo de recuperar la decencia en nuestro país?
    Cada vez que veo a una mujer de bastante edad con ropa que se le
    ve toda la ropa interior, o a un hombre sin camisa en la calle lo dudo..

  • JVGG dijo:

    es indecente el que no respeta y el que no se respeta, el que roba porque manipula recursos y el que administra recursos y tambien se los roba, el que adultera, el que engaña, el que abusa del cargo pq se cree superior, el que favorece a sus allegados, el que influye en el otorgamiento de cargos y recursos y el que tiene de todo y le pide sacrificos al que no tiene nada.
    es indecente el que no trabaja y vive del sudor ajeno, el que lo critica todo y no aporta nada ni ideas ni brazos , el que espera que le caiga todo del cielo y se lo roba al que lo sudo
    hay muchas formas de ser indecente y hay una sola de ser decente

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Darío Machado Rodríguez

Darío Machado Rodríguez

Licenciado en Ciencias Políticas y Doctor en Ciencias Filosóficas. Preside la Cátedra de Periodismo de Investigación y es vicepresidente de la cátedra de Comunicación y Sociedad del Instituto Internacional de Periodismo José Martí.

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