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Fauna en extinción: El dictador latinoamericano

En este artículo: Ecuador, México, Perú
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El dictador latinoamericano ha sido uno de los temas más favorecidos por la literatura de nuestro continente. Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Augusto Roa Bastos, Miguel Ángel Asturias, entre otros, han desarrollado ese personaje. Más atrás hay hitos como Valle Inclán, con su Tirano Banderas, e incluso podemos ir a la literatura inglesa en la búsqueda de antecedentes, para hallar el Nostromo de Joseh Conrad. En realidad el dictador latinoamericano es la expresión del dominio de las oligarquías nacionales apoyadas por el imperialismo norteamericano, que ha encontrada en el caudillo una forma cómoda de dominio de nuestras repúblicas.

La legión de dictadores parece inagotable en nuestro continente. Tenemos a los más recientes -del último medio siglo--, como Trujillo, Somoza, Batista, Duvalier, Rojas Pinilla, Pérez Jiménez y Machado. A ellos se unen los populistas como Perón y Getulio Vargas,  los paternalistas como Porfirio Díaz y Juan Vicente Gómez. A los fundadores como Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay,  Gabriel García Moreno en Ecuador,  Antonio Guzmán Blanco en Venezuela,  Mariano Melgarejo en Bolivia,  Augusto Leguía en Perú,  Carlos Ibañez en Chile,  Laureano Gómez en Colombia y  Jorge Ubico en Guatemala.

El dictador latinoamericano es usualmente sanguinario y despótico, autoritario y absolutista, y a la vez puede ser pintoresco y folklórico, supersticioso y carismático, incluso bufonesco, operático, cursi, delirante, desatinado, retórico y ceremonioso.
Maximiliano Martínez, de El Salvador, era partidario de la Teosofía y era sobrenombrado El Brujo.  Distribuía agua coloreada con anilina para curar todos los males y masacró a quince mil indios en Izalco.  Porfirio Díaz gustaba vestir aparatosamente con casacas ramadas consteladas de condecoraciones y usaba bicornios emplumados.

El general Andrés Santa Cruz gustaba de los títulos pomposos y se hacía llamar Gran Ciudadano, Restaurador de Bolivia, Capitán General del Ejército, Brigadier General de Colombia, Gran Mariscal y Pacificador del Perú,  Invencible y Supremo Protector de  los Estados Peruanos del Norte y del Sur, Comisionado de las Relaciones Exteriores de los Tres Estados, Supremo Protector de la Confederación  Peruano Boliviano, etc. etc.

El general Antonio López de Santa Ana no se movía si no lo precedían procesiones con flores, música y banderas y se hacía llamar Su Alteza Serenísima. Pese a esa afectación vanidosa le perdió a México Tejas y California, la historia de América habría sido diferente de no haber sido por sus errores y prevaricaciones. François Duvalier gustaba de lanzar al voleo billetes de alto valor para tener el placer de ver a sus ministros humillándose en posiciones embarazosas en la recogida del botín espurio. En Bolivia ha ocurrido un promedio de un golpe de estado cada nueve meses en el último siglo y medio, pero los Patiño, los Aramayo y los Hoschild han seguido gobernando el país fuese quien fuese el espadón de turno.

Galo Plaza, de Ecuador, fue un conocido torero antes de ser Presidente. Arosemena fue destituido de la Presidencia tras ser declarado alcohólico incurable. García Moreno consagró oficialmente su país al Sagrado Corazón por ley del Congreso y logró que los delitos comunes fuesen juzgados por tribunales eclesiásticos. Murió de un balazo por una muchedumbre enfurecida y su cuerpo fue descuartizado en la escalinata del palacio de Quito.

Juan Vicente Gómez falsificó documentos para hacer aparecer la fecha de su nacimiento similar a la de Simón Bolívar a quien admiraba tanto como al Káiser Guillermo II.  Trujillo designó a su hija Angelita, cuando sólo contaba catorce años de edad,   como embajadora especial para asistir a la coronación de la reina Isabel II. Nombró coronel del ejército a su hijo Ramfis cuando el niño cumplió tres años de edad.

Rodríguez de Francia admiraba ilimitadamente a Robespierre y al final de su gobierno exigía que las calles por donde iba a transitar estuviesen completamente desiertas. Ubico ordenó construir una réplica de la torre Eiffel en la carretera al aeropuerto. Solía comer tortillas con frijoles junto a los peones de su hacienda a los que condenaba a trabajos forzados.

El dictador latinoamericano ha sido también, en ocasiones, por obra de las contradicciones de nuestra historia, un opositor del colonialismo y ha comenzado su carrera en el independentismo y llevado por la ambición ha concluido en el autoritarismo absolutista. Nuestro continente ha sido rico en culturas autóctonas y quedan las huellas generosas del Cuzco, Tiahuanaco, Chichén- Itzá,  Uxmal, Teotihuacán, lo cual unido a una naturaleza enérgica y ostentosa nos ha entregado el Titicaca, el Chimborazo, el Amazonas, los Andes, el Atacama, la Patagonia, el Orinoco, el Matto Grosso, el Orizaba. Nos viene la sangre de gallegos, vascos, catalanes, canarios, unida a mayas, aztecas, incas, arahuacos, tainos, araucanos que se reforzó con mandingas, carabalíes, congos y yorubas y produjimos cuarterones, zambos y  mulatos.

Esa colorida excentricidad nos otorga los rasgos únicos de nuestra historia, de nuestra morfología, de nuestras imperfecciones teratológicas y de nuestra belleza.
gotli2002@yahoo.com

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.

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