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Conozca a Orlando Bosch, principal socio de Posada Carriles

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• EXILIADOS financiaron explosiones en Cuba, titulaba El Nuevo Herald el 16 de noviembre de 1997 en referencia a la complicidad de la Fundación Nacional Cubano Americana en la campaña de terrorismo llevada a cabo por el terrorista internacional Luis Posada Carriles en La Habana este mismo año. Posada, el viejo cómplice del Pediatra de la Muerte Orlando Bosch, esta ahora esperando, en una cárcel de Panamá, el indulto que la Presidenta Mireya Moscoso, se comprometió a firmar antes de abandonar su cargo al final de este mes de agosto.

 Para entender lo repugnante de la carrera criminal de Posada, hace falta conocer a su principal socio en el santuario terrorista de Miami, USA, la metrópoli floridana que sigue totalmente fuera del alcance de la ley, del Senado e, incluso, de la multimillonaria Guerra contra el Terrorismo.

 Ejemplo vivo de la amplitud de esta criminal tolerancia es Bosch, el architerrorista anticubano, protegido por los Bush, la FNCA, la CIA y ahora el Cuban Liberty Council, la nueva cueva terrorista vinculada al Klan de los Bush. Autor con Posada de la explosión en pleno vuelo de un avión de Cubana de Aviación, que provocó la muerte de 73 personas, el 6 de octubre de 1976, el asesino Bosch tuvo incluso el privilegio de ser representado personalmente en la Casa Blanca por su amigo de siempre, Otto Reich, quien lo sacó de las cárceles venezolanas. 

 Responsable desde hace 40 años de un sinnúmero de crímenes terroristas, Bosch, protegido al más alto nivel de la sociedad  norteamericana, sigue practicando su oficio de terrorista profesional, abogando constantemente por la violencia como método de lucha política.

 La historia de los crímenes de Bosch ha sido relatada varias veces y en varias circunstancias. Pero un relato que ciertamente tiene mucha credibilidad, teniendo en cuenta la relación privilegiada del terrorista con las autoridades estadounidenses, es la del Sustituto del Procurador General Joe D. Whitley, quien, en mayo de 1989, le negó al peligroso personaje el asilo que solicitaba.

 A la hora de la "Guerra contra el Terrorismo" su fallo es de una increíble actualidad.

UN INMIGRANTE ILEGAL ACTIVISTA DEL TERRORISMO

 En su análisis escrito del dossier, el fiscal Whitley recordaba cómo Orlando Bosch Avila, nacido en Cuba, había sido admitido en EE.UU. con el estatuto de visitante, el 28 de julio de 1960, con la autorización de quedarse en el país no más de 30 días. Sin embargo, Bosch se quedó ilegalmente, en aquel período, hasta el 12 de abril de 1974.

 A pesar de la ilegalidad de su presencia en el país, Bosch, durante ocho años, ocupó el liderazgo del Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR), lo que el magistrado define como "una organización terrorista anti-Castro".

 El 16 de septiembre de 1968, Bosch participó en el lanzamiento de un proyectil de bazooka contra la nave polaca Polanica, en pleno puerto de Miami. El 15 de noviembre de 1968, Bosch fue condenado a 10 años de cárcel por la Corte Federal del Distrito de South Florida, por este crimen y, paralelamente, por haber dirigido amenazas escritas al Presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, al Jefe de Estado español, general Francisco Franco,  y al primer ministro británico, Harold Wilson, pretendiendo causar daños a barcos y aeronaves de aquellas naciones.
 En 1972, Bosch es liberado condicionalmente y abandona el territorio norteamericano, violando las condiciones de su liberación.

 Más obsesionado que nunca por su "misión" terrorista, Bosch crea y lidera la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que luego -siempre según el documento del procurador  Whitley- "reclamó la responsabilidad de numerosos atentados en Miami, Nueva York, Venezuela, Panamá, México, Argentina, y otros lugares".

DE LAS CARCELES DE VENEZUELA A LAS ACERAS DEL SANTUARIO

 El funcionario norteamericano llega luego al atentado de Barbados, el más horroroso de los crímenes de Bosch. Así lo describe: "En octubre de 1976, Bosch fue arrestado en Venezuela en relación con el atentado del 6 de octubre 1976 contra una aeronave civil cubana, que ocasionó la muerte de 73 hombres, mujeres y niños. Aunque detenido en Venezuela durante once años bajo acusaciones ligadas a este incidente, fue finalmente absuelto".

 El Magistrado enseguida añade: "En su juicio, fueron presentadas evidencias según las cuales los dos hombres condenados por homicidio en relación con el atentado estaban en contacto con Bosch, tanto antes como después del atentado".

 Y aquí una alusión bien clara de los lazos privilegiados de Bosch con el ahora "ex" subsecretario de Estado Otto Reich, entonces embajador de los Estados Unidos en Venezuela,  la CIA y la mafia anticubana miamiense:    

 "A pesar de estar relacionado con un cierto número de ciudadanos de los Estados Unidos o con residentes permanentes que han tratado de conseguirle un estatuto legal de inmigrante, la solicitud de Bosch para obtener una visa, tanto de inmigrante como de no inmigrante, fue denegada en 1987 por el Departamento de Estado a causa de su pasado criminal y su implicación en el terrorismo."

 Estamos siempre hablando de este mismo individuo que ahora pasea libremente por las calles de Miami en plena "Guerra contra el Terrorismo".

 "Sin embargo, prosigue el procurador Whitley, Bosch vino a EE.UU. desde Venezuela, el 18 de febrero de 1988, sin documentos válidos. A su llegada, Bosch fue detenido bajo un mandato de arresto por su violación de las condiciones de su liberación en 1974, y fue encarcelado durante tres meses adicionales".

 Cuando es liberado el 17 de mayo de 1988, Bosch es detenido por los servicios de inmigración, el INS. En aquel momento, el Director de Distrito del INS decreta que Bosch es excluible de los EE.UU. por varios motivos, que también cita el procurador Whitley, entre los cuales se encuentran los siguientes:

• Hay motivos suficientes para creer que solicita la entrada en EE.UU. para involucrarse en actividades perjudiciales al interés publico;

 • Se trata de un ciudadano extranjero que aboga o enseña o ha sido miembro de una organización que aboga o enseña el deber, la necesidad o la conveniencia de asaltar o matar a oficiales de cualquier gobierno organizado;

• Se trata de un ciudadano extranjero que aboga o enseña o ha sido  miembro de una organización que aboga o enseña la necesidad de causar daños ilegales o la destrucción de la propiedad.

En otras palabras, Bosch, según la corte, es un peligro público.

FICHADO TERRORISTA HASTA EN LOS ARCHIVOS DEL FBI

 El retrato de Bosch, trazado por el sustituto Whistley, se limita al contenido del dossier que se le presenta- el "currículo" terrorista del pediatra asesino es mucho más amplio, como lo veremos. Sin embargo, al sacar sus propias conclusiones, el Magistrado hace un balance demoledor y termina rechazando contundentemente la solicitud de asilo del ya "héroe" de la mafia miamense. Escribe textualmente:

 "Los archivos del FBI y de otras agencias gubernamentales contienen una gran cantidad de información documental, la cual refleja que, desde los primeros años de la década del 60, Bosch ha ocupado puestos de liderazgo en varias organizaciones terroristas anti-Castro. La información contenida en estos archivos refleja, clara y terminantemente, que Bosch ha abogado, alentado, organizado y participado personalmente en actos de violencia terrorista tanto en este país como en varios otros países. Mientras una parte de esta información es de carácter no confidencial, una parte más grande, tanto clasificada como no clasificada, es de un carácter confidencial por la necesidad de proteger fuentes y métodos de inteligencia. La información presentada incluye todos los materiales de prueba al alcance del INS, el material sometido por Bosch al Comisario Regional y las informaciones adicionales clasificadas del FBI."

 Se debe anotar que la CIA brilla por su ausencia cuando se trata de documentar las actividades de su discípulo.

 Entre los varios documentos citados luego por Whitley, aparte del material vinculado al proceso judicial como tal, aparecen piezas sumamente interesantes. Así como:

 • Documentos que reflejan que en junio 1974, Bosch confesó públicamente haber expedido paquetes-bombas a las embajadas de Cuba en Lima, Madrid, Ottawa y Buenos Aires.

• Una entrevista radiofónica de Bosch durante su encarcelación en Venezuela en la cual abogaba acción violenta contra el Gobierno de Venezuela. Cartas de Bosch al CORU requiriendo que se haga atentados contra propiedades venezolanas si él no obtenía un proceso.

• Una entrevista grabada de Bosch, realizada por el autor de un artículo titulado Yo voy a declarar la guerra, publicado en la revista New Times el 3 de mayo de 1977. Bosch sostiene que el CORU es responsable de más de cincuenta atentados, mientras se niega a reclamar crédito personal por acciones dentro de los EE.UU. a causa del calor del FB.

 Whitley, en su calidad de Fiscal del Gobierno norteamericano, ciertamente no puede ser sospechoso de simpatías pro cubanas, y aún menos en la década del 80; se trata de un alto oficial del aparato judicial estadounidense, de este mismo aparato que hoy día libra la "Guerra contra el Terrorismo", por lo menos fuera del santuario de Miami. La conclusión de su  fallo describe a Bosch como un terrorista caracterizado, de una forma que no puede ser más clara:

 "Durante 30 años, Bosch ha sido resuelto e intransigente en su abogacía de la violencia terrorista. Ha amenazado y desarrollado actos de violencia terrorista contra numerosos blancos, incluyendo naciones amistosas hacia los Estados Unidos y sus más altos oficiales. Sus acciones han sido las de un terrorista, exento de las leyes y la decencia humana, amenazando e infligiendo violencia sin consideración a la identidad de sus víctimas."

 Concluye el Magistrado: "Los Estados Unidos no pueden tolerar la inhumanidad inherente al terrorismo como vía para resolver los conflictos. La conciliación con los que usan la fuerza sólo puede engendrar más terroristas. Tenemos que ver al terrorismo como un mal universal, incluso cuando es dirigido contra quien  no tenemos simpatía política".

 Las palabras de Whitley, quien luego ordena la deportación de Bosch, no pueden ser más actuales.

 Pero más de doce años han pasado desde este fallo. Orlando Bosch nunca ha estado expulsado de EE.UU. Todo lo contrario. Presiones combinadas de la CIA, de la mafia anticubana y de los círculos republicanos más extremistas lograron su excarcelación, luego de que 31 países negaran el pedido oficial norteamericano de acoger al terrorista.

REUNION EN LA CASA BLANCA PARA ABSOLVER A UN TERRORISTA

 Según el New York Times, del 17 de agosto de 1989, la congresista de origen cubano Ileana Ross-Lehtinen negoció personalmente con el entonces presidente George Bush, el padre, la liberación de Bosch. La reunión fue organizada por Jeb Bush, quien se aseguró así el apoyo de la mafia anticubana para su elección como gobernador, en el 2000.

 Bosch, el cerebro del crimen de Barbados, el autor de más de cincuenta atentados tanto en EE.UU. como en otros países, el apologista del terrorismo, recibió el perdón presidencial de George Bush, el 20 de julio de 1990.

 ¿Acaso Orlando Bosch iba a dejar de predicar el terrorismo como método de lucha política?

 Desde entonces circuló su nombre como posible cómplice de Luis Posada Carriles, su viejo socio de los años de trabajo con la CIA, en la serie de atentados ocurridos en La Habana en 1997.

 En una entrevista publicada por el Miami Herald en septiembre de ese mismo año, Bosch se niega a confirmar su participación, para luego comentar: "De toda forma, aunque lo hubiéramos hecho, lo negaríamos porque es ilegal (de ordenar atentados) desde este país".

 Y concluía: "No criticamos esta forma de lucha, si es el deseo del pueblo cubano", confirmando su conformidad con los métodos terroristas.

 En el juicio hecho a los cinco cubanos acusados de espionaje surgió una alegación según la cual el propio Bosch había confesado a unos de los acusados, infiltrado en su entorno, haber hecho llegar explosivos a La Habana en este mismo período...

 Escandolasa demostración de su activismo ininterrumpido, es este llamamiento a la violencia "con todos los medios y métodos necesarios" que firmaba Bosch el 22 de agosto del 2001, con varios cómplices, en el Miami Herald -el diario prestando su espacio, de manera perfectamente irresponsable, a este gesto de promoción del terror.

 Hace poco, Bosch reapareció en programas muy populares de la televisión de Miami, jactándose una vez más de sus crímenes.

 Llegó el 11 de septiembre. Y la guerra contra Afganistán. Una campaña nacional e internacional como nunca antes vista contra el terrorismo. Decretos y leyes, presupuestos de miles de millones de dólares. Todo para apoyar la lucha contra el mal.

 ¡Y Orlando Bosch sigue caminando por las calles de Miami. Libre como el aire!

Queda lo más absurdo: mientras el asesino Bosch anda Miami, al lado de su socio Otto Reich, libre de "mafiar" otros atentados con decenas de adeptos también protegidos por la ley de la impunidad... los Cinco heroicos cubanos que precisamente entraron a EE.UU. para vigilar los círculos terroristas e impedir que siguieran cometiéndose actos de terrorismo, siguen encarcelados.

 Los socios de Rogelio Cruz, el abogado del terrorista internacional Luis Posada Carriles y sus cómplices, ya se jacta de que la liberación de Posada Carriles y de sus cómplices es sólo una cuestión de días.

 En Panamá, este ex Procurador General de Panamá, nombrado con la invasión y depuesto luego por sus relaciones criminales con los carteles colombianos de la droga, tan eficiente en las maniobras de pasillos como inepto ante las cortes, lo afirma con tanta certeza que uno se pregunta: ¿quién estará detrás de tal conspira?

 Michael Moore, al presentar en Fahrenheit 9/11 el poder corrupto que dirige a los Estados Unidos, ya dio parte de la respuesta.  •

 

 

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Jean-Guy Allard

Jean-Guy Allard

Periodista canadiense radicado en Cuba. Es autor del libro "Auge y caída de Reporteros Sin Fronteras".