¡Finalmente atrapamos a nuestro Frankestein!
Traducido para Rebelión por Andrés Capelán
¡ Pero luego se dió vuelta. Invadió a la dictadura de Kuwait y, haciendo eso, hizo la peor cosa que se pueda imaginar, amenazó a un amigo mucho más amigo de nosotros: la dictadura de Arabia Saudita, y sus vastas reservas de petróleo. Los Bush y la familia real saudita eran y son socios cercanos en sus negocios, y Sadán, allá en 1990, cometió un despropósito real llegando demasiado cerca de sus lujosos bienes. Las cosas fueron cuesta abajo para Sadán desde entonces.
Pero no siempre fue así. Sadán era nuestro buen amigo y alidado. Apoyamos su régimen. No era la primera vez que hemos ayudado a un asesino. Nos gustaba jugar al Doctor Frankenstein. Creamos un montón de monstruos -el Sha en Irán, Somoza en Nicaragüa, Pinochet en Chile- y luego mostramos ignorancia o sorpresa cuando ellos corrían enloquecidos y masacraban gente. Nos gustaba Sadán porque quería pelearle al Ayatolah Komeini. Entonces nos aseguramos de que tuviera miles de millones de dólares para comprar armas. Armas de destrucción masivas. Es así, él las tenía. Deberíamos saberlo: ¡nosotros se las dimos!
Permitimos y estimulamos a las empresas estadounidenses a hacer negocios con Sadán en los años 80. Así fue como consiguió agentes químicos y biológicos para usarlos en sus armas químicas y biológicas. Aquí está la lista de parte del material que le enviamos, de acuerdo a un informe del Senado de 1994:
* Bacillus Anthracis, causante del anthrax.
* Clostridium Botulinum, una fuente de la toxina del botulismo.
* Histoplasma Capsulatam, causa de una enfermedad que ataca los pulmones, el cerebro, la médula ósea y el corazón.
* Brucella Melitensis, una bacteria que puede dañar los órganos más importantes.
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