Cubadebate

El cuento 360
Hay un cuadro en la sala de mi casa que sobresale en tamaño y color. Fué un regalo de mi cuñada a principios del 2019. Mi esposa le comentó que quería un paisaje cubano bonito y ella lo mandó a dibujar en Santa Clara a un conocido suyo amante de los colores y pinceles. Si difícil fué traerlo, difícil ha sido mantenerlo colgado en casa. La obra de arte, vamos a decir mejor la obra, tuvo que recorrer los 265 kilómetros en el techo del carro porque no cabía en el maletero. El precio dice mi cuñada fué de 40 USD y los vale, porque solamente de lienzo, madera y pintura se los lleva toditos. La pandemia ha traído poca gente por aquí, y los pocos comentarios recibidos no son muy favorables como debieran imaginar. Recientemente me enteré que mi hija lo puso en venta una vez en su grupo de WhatsApp y logró encontrar dos compradores, de los cuales uno en las afueras de la Habana quedó en recogerlo por un precio de 60 USD. Al final no se materializó la compra venta, y mi hija, angustiada por las vibras negativas que según ella ese cuadro transmitía, quedó en entregarlo ella misma al día siguiente por los mismos 40 USD que pagó su tía.
Todavía no sé cómo el cuadro sigue en mi pared, con su cielo de 4 colores, el río inmenso qué se desborda en tu cara, los arbustos, las palmeras, el laurel, las aves, las montañas, y un Alayon de firma entre la hierba verde.
- Hasta cuando van a tener eso ahí colgado, ustedes no pueden ver qué entre muchas otras cosas le falta profundidad?
- A ese pintor no lo conoce nadie, a mí tía solo se le ocurre mandar a pintar un cuadro así a un desconocido
Y sale mi nieta del cuarto diciendo:
- Desconocido? Eso era antes de que mi abuelo escribiera el cuento. Cuidadito con vender ese cuadro!

Cuando el día amanece así, siento como si me transportara a la infancia. El viento soplando fuerte, dándome la sensación más refrescante del día. Que aleja de mi cuerpo la calidez de la cama y me activa cada célula para comenzar una nueva jornada. Recuerdo mi niñez y añoro con deseo algo que indudablemente no va a regresar, pero, inevitablemente no voy a dejar de recordar. Esa libertad y ligereza que solo posee una mente juvenil y sin restricciones. Sonrío ante mis pensamientos. Aparto un mechón de cabello rebelde que, con soltura, se instaló en mi mejilla. Con fuerzas renovadas, me giro y pienso, hoy va a ser un gran día. A pesar de vivir diariamente igual, de convivir con temor e incertidumbre. Viendo, como pasan a formar parte de un doloroso recuerdo, quienes fueron las hojas de un árbol que está viendo crecer sus raíces en un mundo plagado de sufrimiento. Por eso no pierdo la fe, aprecio mis días según vengan valorando lo que tengo. Algún día será una historia para contar a mis nietos, de cuando la especie más desarrollada del planeta vio tambalear sus cimientos. Un alto en nuestra ajetreada existencia para recordarnos que no somos invencibles, y que lo más importante no es lo material.

Hoy abrí por primera vez mis ojos. ¿Qué ruido es ese? ¿Por qué tantas luces?
Me siento más viva que nunca. La muerte me persigue pero yo quiero vivir.
Abrazo a mis padres y me envuelve la angustia. ¿Y si mañana no los veo? Los miro a los ojos y les digo en silencio: los quiero, son todo para mí.
Tengo que vivir. Quiero vivir.
Una corriente me atrapa, me eleva, me sacude. Vuelvo a ver luces, siento voces.
Como quien suspira me lleno de aire, respiro, me lleno de vida. Nunca antes había deseado tanto sentir, reír, amar.
Me duele el alma, siento que algo se me escapa; es un grito. Lo ahogo dentro de mi y me envuelvo en sus brazos. Sí, sigo viva.
Hoy abrí por primera vez mis ojos.

Esperé sentado, de pie y sentado otra vez varias decenas de minutos, cientos de segundos. Consumí la paciencia. Recorté mis uñas hasta sentir dolor. Cavé zanjas en el pavimento en mi ir y venir. Jugué a las cuatro esquinas como un adolescente. Le arranqué pétalos a las margaritas: viene, no viene.
Busqué en el horizonte urbano un rastro de tu paso largo. Al no encontrarte me ganó la desesperación, triunfó el derrotismo, me atrapó la duda y se apoderó de mí la ira. De pronto me explotó el corazón y se me incendiaron los ojos. Terminé por abandonar la espera.
Caminé sin rumbo exacto, cabizbajo como el perro del hortelano. Sin embargo, me volvía en cada esquina para ver si me seguías. Caminé con la pena y el dolor sobre mis hombros. Así, tu sombra me acompañó hasta el destierro y en mí encierro, el desánimo me quitó el apetito y la pereza no me dejó entrar al baño.
Mientras te soñaba sobrevino el amanecer. Con el alba el cansancio aplacó la ira y disipó la duda. La esperanza calmó los celos y nuevamente despertó el amor. Sonrojado de vergüenza abrí la puerta y nuevamente entró tu luz.

Aquella noche salimos juntos pero separados por un abismo de discreción. Caminamos y hablamos aunque no eran ni tu voz ni tu acento. Con mis ojos pude escuchar los latidos de tu amor que tu corazón dejaban escapar. Descubrí tristeza en tu mirada y amor en tus pupilas.
Mientras andábamos desee abrazarte, protegerte, consolarte, mimarte y amarte. Se nos acabó la calle y un nuevo y discreto beso nos separó por otro día o tal vez por otro siglo.
Regresé a mi casa entre meditaciones y tropiezos con la esperanza de que algún día cese la tortura de no verte a diario. Hasta que suceda voy a detener el tiempo, aguardaré impaciente por un beso tuyo, aunque sea un beso escrito. Puedo esperar por ti en cada esquina, soñar contigo en cada parque o abrazar tu sombra en cada árbol.

Para otra de esos números sin rostro que aparece cada día a las 9 en la pantalla de nuestro televisor…….

Hoy amaneció y ya no existías, se te acabó la voz, se te fue la vida. Ya no queda nada, ya no sonreías. Solo queda el eco de una helada brisa, que nos congela el alma y deja esta agonía. Te has marchado lejos con algo de prisa y esta siento difícil procesar la noticia de que no estarás más en nuestras vidas.

Náufrago
- Y tu balsa?-
- No sobrevivió señor...- balbucea- pero heme aquí...Pregunte.

Me levanto de mi cama y sintiendome extraño en el entorno camino a mi ventana para intentar tomar un poco de sol ,deven ser las 9 de la mañana el rosio en las plantas y el olor a humedad en el ambiente me hacen sentir libre aun en este confinamiento,sonrio con dudas ,pero soñador y optimista me volteo y camino hacia el espejo de pronto un recuerdo se apodera de mi y me sobrecojo ,hace apenas un mes rompi mi cuarentena y fuy a casa de unos amigos para compartir y no sentirme solo ,lejos del nasobuco nos sentimos en otro mundo fue como volver al pasado quisiera que el momento se repitiera pero mis amigos hace dias no me llaman y ahora estoy mas desesperado.Recorro la sala la cosina y el baño vuelvo a mi cuarto y un sentimiento de horror y tristeza me invaden,no puede ser¿ quien soy entonces?¿que parodia es esta ?¿quien es ese cadaver de varios diaz que reposa sobre mi cama y mis sabanas?¿por que ahora el ron no me embriaga?¿y la comida no me satisface?¿por que?¿por que?¿por que no supe quedarme en casa cuando estaba vivo?.

Hola covid. Me imagino que sepas cuan odiado y maldecido eres. Yo también te odio. De penas, lamentos, dolor, pena y muerte ya imagino que en tu negro ego no de para más soberbia. Yo sin embargo quiero darte también las gracias. ¿Sorprendido? Si, me imagino. Te agradezco por recordarnos que tenemos que ser humildes, que no somos tan importantes como nos creemos. Gracias por unirnos, gracias por poner algunas cosas en su lugar, gracias porque definitivamente, a partir de ti, ya nada será igual.

Este me quedo un poco largo voy a rehacerlo para que cumpla con los 1000 caracteres

Titulo: "Quisiera escribirte"

Quisiera escribirte, pero no se que escribirte, decirte por ejemplo que bella es tu risa detrás de la mascarilla, pero no, no me gusta.
Ya se, que ojos tan hermosos tienes, ojos tan negros como la noche mas oscura, pero con el brillo de todas las estrellas juntas, que va, eso tampoco.
Ñooooo, que va, no me quiere salir, oye musa acaba de bajar, para ver si escribo algo que suene, bueno si quiero que suene, tengo que escribir por lo menos de un timbre o una alarma, pero no, tengo que escribirle a ella, la que en medio de la pandemia hace que sueñe despierto o dormido, aunque no se si sueño despierto o vivo en un sueño, que trabalenguas.
Que difícil es escribirte algo cuando quiero decirte las cosas que no pueden decir las palabras, quizás se las diga con mi mirada, porque a través de ella se van mis sentimientos, tanto que hay que estar agarrándolos para que no se marchen detrás de tí, eso me pasa mientras que la mascarilla me amordaza, la lengua se me enreda y quisiera escribirte, o quizás describirte, ves no me quieren salir las palabras.
Quizás creas que estoy un poco loco y quizás tengas la razón, es que tú me tienes tan loco que no se que te puedo escribir.