Cubadebate

EL AÑO DEL NASOBUCO

Acababa de salir del BFI de Linea y O. Quién diría que fuera posible entrar en un Banco cubriendose la mitad del rostro y con una gorra puesta. Al bajar la escalera me fijo en sus ojos y casi inmediatamente me transporto en el tiempo. Recuerdos de un tiempo conjelado en la memoria y el corazón. No fueron sus ojos en sí los que me lanzaron al pasado. Sino su mirada: La expresión vivaz y juguetona de quien vive el presente como si nada más importara. El aquí y ahora como lo único importante. Pero no, no era ella. Y aún así, me quedo con esa sensación de no importarme nada. Solo el presente. Quizás no fue su mirada sino mi reflejo en ella. O quizás la expresión de un tiempo presente que, al fin y al cabo, se había detenido desde casi un año atrás y, con él, sueños, proyectos, planes… vidas.

Llueve. Hago café. Trova de fondo. Imagino estas rutinas, simples, a tu lado. Sorprenderte con un café mientras lees. Detallarte mientras lo tomas despeinada, escuchar tus ideas y proyectos. Aprenderme tus manías, pasar a tu lado y dejar caer una leve caricia sobre ti y seguir. Mirarnos y ambos sonreír sin motivo aparente. Empiezas a ocupar mis espacios; a ser presencia presente y sobre todo futura. Me termino el café, beso tus labios, me lleno de ti. Soy feliz.

Faltó un abrazo.
Tenía a penas 10 años y como cada mes acompañaba a mi papá en un viaje de una hora ,para llevar suministros a un ferrocemento anclado en la bella bahía de Nuevitas, Camagüey.En el camino iba haciendo planes e inmaginaba cuan emocionante sería la nueva visita.Llegamos a la entrada del pueblo y desde una loma se divisaba la bella bahía con ese olor inconfundible a salitre que es indescriptible,penetra hasta lo más profundo de tú ser y te hace soñar.
Una vez los saludos formales,el Jeep llegaba hasta muy cerca del barco por un viejo muelle hasta un punto en que no se podía avanzar más,ahí se descargaba todo y poco a poco se llevaba hasta el barco,yo siendo un niño no participaba,lo mío era subir a la embarcación coger los prismáticos y entretenerme como pudiera.Todos estaban en su tarea y yo en la popa disfrutaba de la brisa marina ,los pájaros que revoloteaban era todo un espectáculo,nunca me sentía más feliz.
A unos cinco metros y sujeto por una soga,se encontraba el bote de emergencia,que navega junto al barco por si acaso hay una emergencia,en el resplandecía un bello coral de color tornasolado que llamó mi atención, tiré de la soga y acerque el bote, sin pensar puse un pie en el borde del barco y otro en el bote,por leyes físicas el bote se alejó rápidamente por la fuerza ejercida y caí al agua,no sabía nadar ,de momento sentí que todo había acabado,las aguas bastante turbias daban mucho terror,sacaba la cabeza una y otra vez,cada momento con menos fuerza,gritaba y nadie me escuchaba,en una de las veces en la embarcación más cercana,un joven comía algo de espaldas a mí,era la única esperanza, grité con todas mis fuerzas y nada,ya en los últimos esfuerzos y de manera casual viró su mirada hacia mi,cuando logré sacar la cabeza ya estaba junto a mi ,me salvó la vida.Para mi sorpresa después que todo pasó conocí que el muchacho era sordo.
Siempre estuve muy agradecido e hicimos buena amistad,cada año lo buscaba cada vez que iba a la base.Despues de dos años al preguntar por él,me contaron que había muerto ahogado,le había cogido la noche en una frágil embarcación de madera y una tempestad no lo dejó llegar a puerto seguro,al otro día del suceso , apareció el la calmada y cristalina orilla de una playa cercana,aferrado a unas sogas y unos pedazos de la embarcación rústica,en cuyos restos se podía leer el nombre de la embarcación" vida",ironías del destino.
Vivo con el pesar de que ,faltó un abrazo.

Hace unos minutos envié una versión anterior de este cuento. Por favor, no la tengan en cuenta. Esta es definitiva. Gracias.

El encuentro.
Se inclinó rápidamente, con una ligereza que ya no le acompañaba y tomó la moneda que, semioculta en la arena, mostraba un brillo casi candente. Recordó cuanto la había buscado y ahora la tenía en sus manos. Le llegaron los recuerdos de viajes y desvelos, de pérdidas y desvaríos solo por volver a tenerla. La limpió del polvo y la puso en la palma de su mano. La observó detenidamente. ¿Sería ciertamente su moneda? La volteó varias veces pero ya sus ojos cansados no lograron descubrir los signos que la hacían tan diferente a las otras, que la hacían la suya. La sostuvo entre el pulgar y el índice y por última vez la observó contra un sol que cegaba. La dejó caer y de nuevo sus pies continuaron el andar hacia el próximo destino.

Sabiduría
¡No te vayas madre!- dijo el hijo, entre sollozos.
No te preocupes, ¡Volveré!- respondió la anciana.
El entendió que era el final de todo y se quedó dudando si la seguridad con que su madre le garantizó que volvería había nacido desde la pérdida del razonamiento.
Siempre fueron muy unidos. Tendría que aceptar que la viejita partiría para siempre.
Después de varios meses, el corazón de la madre por fin se detuvo, justo en el momento en que llegaba al mundo un nuevo nieto.
Le resultó conocida la mirada del bebé. Como siempre, mami tuvo razón. ¡Volvió!

FILO CORTANTE

El hombre cuando vio que su esposa lo engañaba con un perro en su propia cama. Gritó. El perro y su esposa lo miraron con miedo. Tomó un cuchillo y fue entonces que mató al gato.

LO QUE QUEDÓ DEL PERIODO ESPECIAL

En el suelo abatido por un coche estaba un hombre que moría,mientras el chofer le pasaba por encima, otro le quitaba los zapatos.

El Ermitaño.

La mañana se tornaba soleada y al mismo tiempo fría, Cuco Cartucho se volteo en el camastro maloliente y bostezo largamente, dos legañas amarillas y secas fueron retiradas de un papirotazo.
Se incorporó pesadamente en todo lo largo de su cuerpo huesudo, y salió al exterior del cuartucho instalado en pleno monte, hacia frio, un frio que penetraba los huesos.
Se acercó a una yagua que hacía las veces de jofaina y se enjaguo su rostro curtido, bufando por el contacto con el agua casi helada. Sé agacho junto a tres piedras, donde aún quedaban rescoldos de brazas y avivándolo con su viejo sombrero que yacía al lado del mismo, coloco una marmita de hierro, mugrienta y llena de miel con agua sobre el fuego que comenzó a chisporrotear alegremente. Se encamino al ventanuco de la choza y metiendo su largo brazo extrajo dos enormes boniatos que coloco entre los rescoldos, hurgo en el bolsillo superior de su camisa de color indefinido, otrora de militar de las FAR y sacando un cabo de tabaco lo prendió con un tizón extraído del fuego, se recostó en el tronco de una guasima centenaria, haciendo volutas de humo con su tabaco, que a pesar de ser rencendido no olia mal, aspiro el aire limpio y ligero de la montaña y fue feliz.

LA FELICIDAD MIENTRAS MÁS SENCILLA ES MÁS AGRADABLE.

MFLP. 11 am del día 22 de enero del 2021.

Y allí yacía un cuerpo sin vida en medio de la vieja calle principal de mi barrio. Aquella calle que por ser epicentro de todas nuestras vivencias formaba parte de nosotros. La policía criminalística, atónita buscaba indicios de un asesino que no vio ni el viejo celador de la bodega, autoproclamado nuestro propio súper héroe. La multitud rodeaba aquella escena fría, no por que estuviéramos en invierno sino por la frialdad que causa la lúgubre muerte. Los oficiales observaban a la masa pues el asesino pudiera estar observando como le enseñan en el manual de la Academia. Allí todos sin entender que ese asesino misterioso iría por ellos también. Nadie supo nunca quien fue aquel sagaz asesino que tantas vida se llevó después de aquella en nuestro epicentro. Hoy todavía después de un año de aquella tragedia todos andamos a la defensiva luchando contra ese asesino oculto.

Salí a respirar aire fresco, a estirar las piernas, a ejercitar el cuerpo,
Salí a ver el alba y los rayos del sol naciente,
Salí a ver ponerse el sol envuelto en grises nubes,
Salí a disfrutar de la lluvia y el arcoíris,
Salí a disfrutar de las olas embravecidas del mar de invierno,
Salí de compras todo el día,
Salí a pasear con mis amigos y amigas,
Salí y vi los rostros alegres y risueños de la gente,
Salí a visitar a mis vecinos,
Salí a disfrutar del aniversario de mis familiares,
Salí,
No, no salí, solo fueron sueños y deseos reprimidos de querer salir.

El cuento 192
Las ganas
Pescar de orilla te mantiene vivo, pero salir en barco hasta perder la vista de las marcas te quita las ganas, cuando vuelves de pesca traes el sol en la cara, las manos heridas del cordel que mató al pez, o batalló hasta merecer agua de nuevo en las agallas. He ido varias veces a sacarme la sarna de esta vida de perros en la Habana. Recuerdo la aventura de los Cayos San Felipe, a pescar a fondo en el canto, los peces grandes, pargos, cuberas, meros. Un golpe de viento nos obligó a anclar entre dos cayos, se iba la noche, el viento no paraba. El patrón se fué a dormir y yo tenía mi picazón. Tan lejos a dormir? De eso nada, empecé a sacar rubias, cuberetas. A las 3:00 de la mañana el viento seguía moviendo el bote, rompiendo el mangle, el ruido de un pez en el fondo de la caja despertó al patrón:
- Estos habaneros de mierda! Ya te dije que dejes dormir! En la mañana vamos a ir a un pesquero que en 3 horas llenamos 5 cajas.
Pero la sarna me picaba.
Y fué verdad! Llenamos hasta el alma!
Pero cuál es la imagen hoy que mi cerebro guarda?
Aquella complicada madrugada, el viento tronando, aquel torbellino de agua, el bote resistiendo, y yo quitándome las ganas.
- Habanero! No vienes más!

Pensé…, sí, de veras que pensé que podía vivir sin usted. Pero qué locura la mía; pero… como puedo pensar yo que podía vivir sin tu compañía? Te soné, te soñé en mis sueños, despierto y te sigo soñando. Por doquiera que voy veo tu rostro, tu bello rostro. Perdona como puedo dirigirme a ti? te digo… amor, tesoro, ensueño…, dime como te digo, por fa dime ya…ok me lo pensaré un momento… umm, creo que… amor, amor? Sí, está bien, sí creo que te llamaré amor está bien. Sabes, te confieso que cuando respiro, cuando busco en mi interior, toda mi piel se cubre, se cubre de ti. Puedo llamarte amor, recuerdas... ahh, sí que lo recuerdas. Amor, quisiera tenerte de frente a mí, amor, quisiera admirar tu figura, amor, deseo mucho recorrer tu cuerpo sólo con mis ojos, además quisiera otras cosas, claro… claro que quiero acariciarte, besarte y como sabes me encanta abrazarte. Amor…, amor…, mi amor…, donde podría ir sin que estuvieses conmigo, dime por favor… si es que me veo recorriendo las calles mojadas contigo, pues claro, solos, tu y yo, ah bueno y la lluvia de testigo y para mi es suficiente. Por favor no me hagas esperar más, de acuerdo, ven, no sabes cuánto te necesito a mi lado. Que afortunada soy, que sí, que soy afortunada solo con tenerte en mis pensamientos¡¡
Amor… puedo preguntarte algo? Podrías decirme si tú… tú me quieres? Te juro que si me dices que sí dejaré de soñar ahora mismo e iré a buscarte.
Ya me voy, pero antes déjame decirte que te amo (…)

El año del nasobuco.

Acababa de salir del BFI de Linea y O. Quién diría que fuera posible entrar en un Banco cubriendose la mitad del rostro y con una gorra puesta. Al bajar la escalera me fijo en sus ojos y casi inmediatamente me transporto en el tiempo. Recuerdos de un tiempo conjelado en la memoria y el corazón. No fueron sus ojos en sí los que me lanzaron al pasado. Sino su mirada: La expresión vivaz y juguetona de quien vive el presente como si nada más importara. El aquí y ahora como lo único importante. Pero no, no era ella. Y aún así, me quedo con esa sensación de no importarme nada. Solo el presente. Quizás no fue su mirada sino mi reflejo en ella. O quizás la expresión de un tiempo presente que, al fin y al cabo, se había detenido desde casi un año atrás y, con él, sueños, proyectos, planes… vidas.

Hoy nuevamente he despertado con sensaciones raras en mi mente y en mi pecho. El 2020 y lo que va del 2021 han cambiado los amaneceres, días a veces rápidos que no te das cuenta que han pasado y otras veces atardeceres y noches densas como melaza que se pega a cada segundo, con la incertidumbre de quien espera una sentencia.¡ Cómo nos cambia la vida caramba !.
Ahora miro por el lente de mi cámara, la cinta amarilla y el cartel que prohíbe el paso a mi apartamento, mi pensamiento es recurrente de que algo puede pasar. "5 días terribles de un año terrible".
¡ Al fin una señal !.
Alguien de silueta delgada, ojos de brillo cariñoso, cuyos rasgos no pueden ser ocultados detrás de la cobertura verde y careta acrílica.
¡ Su silueta fulgura !
¡ Es Maritza !.
Mi enfermera de muchos años, cuya sonrisa me ha calmado difíciles momentos. Abejita de consagrada labor que de blanco viste y ahora la sobrebata verde ha matizado aun más su pureza, esa Maritza que ha visto crecer varias generaciones bajo su cuidado.
¡ Maritza va a decir algo !:
--A todos los pacientes de esta escalera: TODOS LOS PCR HAN DADO NEGATIVOS...SIGAMOS DISCIPLINADOS.
A mi se me apagó la cámara....heee..!!!
Gracias Maritza, "TU ERES LA MEDICINA CUBANA".

Ausencia Justificada

Lo extrañaba mucho. La ausencia se había dilatado demasiado. Periodos anteriores no había excedido los sesenta días, pero esta vez estaba tardando.
Años atrás cuando comenzaba a sentir cariño por su compañero , venía otro y después otro, no daba tiempo a conocerse y además recibía hasta maltratos. Pero éste no. Hacía cuatro años que no lo soltaba, sobre todo, porque fue en su propia casa donde los padres de él curaron heridas y contusiones que tenía en su cuerpo, lo bañaron bien y hasta una nueva vestimenta le dieron .
No esperaba ese rompimiento tan brusco. Un buen día el amigo no vino más. ¿Estará enfermo o se habrá mudado a otro lugar y olvidó llevarme?_ se preguntaba.
Esperó y esperó ,pero nada. Todo a su alrededor estaba tan desolado y triste. Se perdió la hilera, lo amontonaron junto a otros lejos de las ventanas, solo en ocasiones, apenas escuchaba voces de adultos sentados en la entrada del lugar.
El tiempo seguía pasando e inició junio y julio. No va a volver – se dijo – ya estará de vacaciones.
Hubo un momento en que se entusiasmó. Comenzó un ajetreo de limpieza y orden que conocía muy bien. Cuando llegaron hasta él supo el verdadero motivo de la ausencia de su compañero, entonces se alegró y juró no reclamarle. No era su culpa, pronto lo tendría de vuelta. Pero de repente, volvió a detenerse todo. En la Capital no podían comenzar, el intruso seguía dando guerra y su amigo sin poder asistir.
Cómo es posible que un microbio hiciera ese estrago, quizás sea la respuesta de la naturaleza a las constantes imprudencias humanas _ dijo_ y recordó _ yo mismo soy fruto de ello.
El pupitre.
Septiembre 2020