Cubadebate

Poderoso antivirus
Enciendes el teléfono y vuelves a escuchar la voz que llegó ayer desde Miami:
“Luis, hace días no rompes vidrieras ni realizas otros sabotajes. ¿Te apendejaste? Cumple tu parte, para eso te pagamos; si tratas de engañarnos, tú o algún familiar tuyo podrían sufrir un accidente… ¡Muévete! ¡Que arda La Habana! Con la ayuda de Estados Unidos, pronto Cuba será libre”.
Sacas la billetera, cuentas rápidamente y te dices: “Luis Ávila, estás frito”.
Retomas el móvil, abres un mensaje enviado hace un mes desde Las Tunas y lo escuchas, como cada día:
“¡Luisy, derroté a la COVID-19! ¡Qué país el nuestro! ¿Te has preguntado cuánto cuesta salvar tantas vidas sin cobrarle a uno nada, pese al asesino y reforzado bloqueo estadounidense? Me han salvado incluso a mí, mientras tú, hijo mío, ayudas a destruir la paz y la tranquilidad de nuestro pueblo para servírselo en bandeja de plata al enemigo. ¡Ay, qué vergüenza! ¿No sería mejor haber muerto?”.
Escuchas el llanto de tu madre, buscas el mensaje de Miami y escribes:
“¡Al carajo! Ustedes son peores que la COVID-19, pero Cuba tiene el más poderoso antivirus. Muy bien lo conocen”.
Oprimes ENVIAR y respiras aliviado.

Bronquiectasia vs Covid
No estabas solo, yo estaba ahí también, aunque creo que lo sabes. Fueron muchos días difíciles para todos. Desde la primera semana dónde los medicamentos no te hicieron nada, e incluso te pusiste peor. Después el otro desgaste en la otra sala, con miles de problemas pero nada comparados con los tuyos, nunca mejoraste. Esa fué tu cuarta crisis y la más dura, no tuviste otra. No sé si recuerdas cuando salí corriendo a buscar al doctor porque empezaste a convulsionar, de ahí en adelante ya te mantuviste intubado, dos veces te pusieron en coma. Perdóname por no llevarte y soltarte en el río. Después ya nunca regresaste, pero allí estuvimos los 4 días siguientes. Pero creo lo sabes. A veces pienso que hice poco. Era lo que había. Tus pulmones ya no aguantaban. Qué tiempo hace ya? Siete años que te fuiste. No sé cuántas veces te he repetido estas palabras, no sé si me escuchaste, aunque nunca fuí a tu tumba, perdóname. Por eso no descansé en buscarte desde que crucé el túnel blanco..
- Párate ahí, tus pulmones también están dañados pero hay esperanza, yo sé que estaban ahí. No te rindas CARAJO! Ya estás! Atrás!, Atrás! Eso es. Eso es.. Sale! Gracias a Dios, Ayúdalo por favor.

Voy caminando por las calles de mi ciudad, levitando, miro a mi alrededor solo ojos en mitad de un rostro q no alcanzo a descifrar, veo sonrisas que fueron prohibidas, ya no veo abrazos, no existen besos,sera solo por un tiempo, llego a mi morada caminando, y me acuesto y sueño contigo futuro y se que estas ahi y me susurras al oido que pronto volveran las sonrisas, los abrazos y los besos, me despierto y miro a traves de mi ventana rostros que son mitad solo por un tiempo pero que volveran a sonreir, cuerpos que volveran a darse abrazos, bocas que daran besos

ENTRASTE EN NUESTRAS VIDAS SIN AVISAR, MATAS SIN DEJARNOS APENAS DEFENDERNOS DE TU CRUELDAD!, BORRASTES SONRISAS DE UN TIRON, PROHIBISTES BESOS Y ABRAZOS, MAS NO IMPORTA BRIBON!!! VOLVEREMOS A SONREIR, AMAR, ABRAZAR Y BESAR Y TU MORIRAS DE TANTA RABIA AL SABER QUE TE OLVIDARAN, SENTIRAS ENVIDIA PORQUE NADIE TE BESARA, TE ABRAZARA, SABES?? GRACIA TE DOY POR HACERNOS ENTENDER QUE LUEGO QUE TE MARCHES LA VIDA TENDRA MAS VALOR, UN BESO MAS SABOR Y UN ABRAZO MAS CALOR.

Mi hermano tenía posado los ojos en el firmamento nocturno con aire soñador, mientras tocaba con sus dedos un folleto lleno de puntos abultados.
-¿Qué lees?- le pregunté con curiosidad.
-No leo, veo. Estoy observando las estrellas en el cielo- sus ojos dañados no pestañaron mientras sonreía en dirección a donde suponía que me encontraba. Giré un poco su cabeza, para que me ubicara mejor.
-¿Pero, pequeñín, si no puedes verlas?- su sonrisa hizo que me arrepintiera de mis palabras.
-Claro que puedo. Las estrellas tienen muchos tamaños, son bolas de gas capaces de fabricar su propia luz, forman dibujos en el cielo llamados constelaciones, se encuentran muy muy lejos, y aunque no las veamos de día, siempre están allí.
-No hagas trampa, lo estás leyendo.
-¿Te refieres a esto? ¡No!, es solo mi lección de hoy en la escuela. Dice algo de que no vemos con los ojos, sino con lo que sabemos; pero no lo entiendo muy bien ¿Me lo explicas por favor?
Quedé en silencio por unos segundos, y luego le respondí.
-Antes de hoy, para mi las estrellas eran pequeños puntos luminosos que salían en el cielo nocturno en un completo desorden- asintió y continuamos mirándolas, juntos.

Perras y perros en tiempos de covid.

Algo raro está pasando. Hace un año cuando te sentabas en el patio a ponerte los zapatos yo empezaba a ladrar, era la señal, íbamos a salir.
Ahora mi humano coge la correa, la botella de agua y la morcilla con las herramientas para entrenarme y vamos hacia el estadio, una hora o más de alegría, correr y hacer lo que más me gusta, compartir con el.
Todos los días la misma rutina, al amanecer el se levantaba y yo lo miraba atento a sus movimientos, me abría la puerta y yo salía en el patio a estirarme, iba al baño y listo, el se demoraba un poquito, con su cara todavía dormida preparaba todo o casi, siempre volvía por algo que olvidaba, los humanos son así.
De repente algo pasó, o por lo meno pienso yo tuvo que haber pasado porque dejamos de salir al amanecer, ya no me llevaba al estadio a correr juntos, solo eran salidas cortas, para Ir a la panadería o a la tarima donde el compra las viandas y la fruta, y además él empezó a ponerse algo en la cara antes de salir, sin esa cosa en la cara ahora no salía, como amigo o sin mi.
Ya no se levantaba al amanecer, a pesar de qué yo lo llamaba:"oye, levántate, ya es la hora, vamos a salir", se demoraba mucho en levantarse, me decía algo que obviamente no entendía me dejaba salir y se ponía a preparar el desayuno.
Al principio me deprimí, ¿Que habré hecho de malo? Que yo sepa siempre me porté bien, hago todos los ejercicios que tú me enseñaste: me siento, me hecho, me levanto, me quedo esperandote fuera de los lugares de ustedes y todo sin quejarme, hasta aprendí a defenderte, a morder quien te ataque o espantar quien te amenace.
Nada, ahora después del desayuno te pones frente al televisor a mirar siempre la misma cosa, un humano vestido de blanco que habla, y de verdad me imagino que lo que dice tiene que ser muy interesante porque ya no me haces ni caso. El único momento donde puedo desahogarme es cuando viene un muchacho, todos los días más o menos a la misma hora, el también con un trapo puesto en la cara y te llama, tu ni sales, le muestras el pulgar hacia arriba y lo saludas, yo sigo ladrandole así como me enseñaron y empiezo a preguntarme de donde habrá salido la moda esta de la cara tapada.
Mi depresión empeoró cuando me quitaste también la salida que hacíamos todas las noches, era nuestra salida relajada, nada de entrenar, solo caminar por el reparto cambiando a menudo el recorrido para no aburrirse, tu y yo solos en el fresco de la noche, cuando no hacía calor, después de la comida, yo mirando todos los demás perritos que se tiraban ladrando rabiosos contra las rejas de sus casas, pués más bien envidiosos que rabiosos como aprendí más adelante cuando finalmente pude hablar con uno de ellos.
Me explicó que muy pocos humanos sacaban sus perras y perros a pasear, era salir frente a la casa a ensuciar por la mañana y la noche y ya, lo más afortunados"libres" de moverse en la casa, los demás en un pasillo a veces atados cortos o en la placa bajo el sol a sufrir el calor, me quedé impactado.
Nunca había pensado que mi vida fuese diferente ablanden los demás perras y perros, daba por sentado que lo que hacíamos yo y mi humano lo hacían todos, y de repente resulta ser que soy un privilegiado.
Y ahora nada, me sacas a la calle que todavia el sol quema, ni hablar del piso, por suerte me llevas rápido donde hay yerba y tratás de caminar siempre en la acera donde haya sombra pero no es lo mismo, a nosotros los perros y perras no nos gusta el calor, con el calor nos gusta tirarnos y tratar de dormir.
Me das la.comida y ya se que la noche será aburrida, sin nada que hacer, nadie a quien ladrar porque se para frente a la casa a conversar, algo raro está pasando,
antes al anochecer había mucha gente por la calle, niños y adultos, me sentaba en el portal y me entretenía con la algarabía del reparto, sobretodo en verano a nadie le gusta quedarse en casa con el calor y salen por la calle en busca de chisme y fresco.
Ahora es diferente, oscurece y no hay nadie en la calle, el silencio absoluto, me quedo esperando que algo me llame la atención pero nada interesante, una perra callejera, una gata, nada más, definitivamente alfombrado está pasando....
También me parece que mi humano no confía en mí como antes, digo me parece porque no estoy seguro, pero antes habían noches en las cuales mi humano y su pareja salían por la noche y me confiaban la seguridad de la casa, se iban y me dejaban dentro de la casa para cuidarla, me encantaba, toda la casa para mí, me dejaban solo hasta muy tarde en la noche y cuando volvían recuerdo me daba tiempo salir un rato al patio mientras ellos se preparaban para dormir.
Ya no me recuerdo la última vez que pasé la la noche solito, nunca más mis
humanos han salido con la oscuridad, entran la moto temprano y se encierran, definitivamente algo raro está pasando.
Ya no reciben visitas, o casi, a menudo me llamaban para aguantarme porque otros humanos llegaban a la casa, no era miedo a que los pudiera morder, ni pensarlo, soy un perro educado, educado pero un poco tosco, mi forma de saludar es ponerte dos patas arriba y tratar de lamerte, y ahora ni siquiera los humanos se besan y abrazan como antes, se quedan a distancia y se chocan los puños.
Algo raro está pasando.

¡Buen día!
Lo que menos esperaba es su visita.
Usted,....
Usted que me enseñó el valor del pensamiento, que me enseñó a preguntar, a cuestionar.
Que me dio alas, para volar más allá de las ideas, para reconocerme libre en el mundo de lo impuesto.
Hoy....hoy es el mensajero. Arrodillado y servil. Obligandome a no ser, o a refregar mi libertad en esta cárcel de miedos.
Usted, mi profesor..... el carcelero.
Disponga de mi vida.
No podrá limitar mis pensamientos.
Aquella libertad y sus derechos, conceptos que aprendí de sus palabras, me invitan a seguir.
No insista.
No creo en su relato.
Entienda de una vez y marchese, ya no necesito nada.
Para este virus, la mejor vacuna la aprendí de usted.
¡Luces y sombras profesor!

HOY AMANECI CON GANAS DE HACER ALGUNOS CAMBIOS EN MI CASA!, VOY A PINTAR LAS PAREDES DE VERDE ESPERANZA, NO QUIERO PINTARLAS SOLO QUIERO QUE MI FAMILIA LO HAGA, QUIERO QUE PINTES IGUAL TU CASA DE VERDE ESPERANZA!, Y CUANDO TODAS ESTEN LISTAS SALDREMOS TODOS Y NOS MIREMOS A LA CARA, APRETEMOS FUERTES NUESTRAS MANOS Y YA SIN MIEDO NOS DAREMOS UN ABRAZO Y GRITEMOS JUNTOS TODOS " BIENVENIDOS A LA VIDA"

Desperté y el cocido seguía allí.

Desperté y el covid seguía allí,pero lo derroté.

REFLEXIÓN
Mi abuela era una persona capaz de entender y hacer entender, tal vez por sus casi 90 años de vida, o por los19 hijos que casi tuvo que criar. Digo casi porque algunos se los arrebató muy temprano el sarampión y otras enfermedades que, por aquellos tiempos, se hacían epidémicas y mortales.
Insistía en que frente a las adversidades se debían aprovechar las cosas positivas, pues nada en la vida era absolutamente bueno o malo. Y en ese sentido comencé a reflexionar sobre el efecto del confinamiento debido a la pandemia y concluí que, si bien es cierto que conspira en contra de los procesos productivos, y por ende, de la economía: si puede producir stress; si limita nuestros proyectos, etcétera. Etcétera…, también me ha ayudado a realizar lecturas de libros que tenía pendientes, o releer otros; me ha permitido meditar y llegar a conclusiones sobre importantes aspectos de mi vida: me permitió ofertar gratuitamente, internet mediante, varios libros de mi autoría en forma digital y hacerme así de nuevos y valiosos amigos e incluso, contactar con parientes ya casi olvidados.
En fin, el COVID 19 nos ha permitido realizar cosas que, en una vida normal habríamos postergado.

La pesquisa
Mirar por la ventana lo ayudaba a paliar el encierro. Así fue como al amanecer de ese día la vio venir por la calle desierta. Después de tantos años juntos su figura se le hacía inconfundible.
Desde su partida hacía ya mucho tiempo dejaron de comunicarse. Al despedirse ella prometió solemnemente no volver nunca más. Y él conocía muy bien su carácter obstinado.
Mentalmente repasó sus esfuerzos por olvidarla. También comprendió lo absurdo de su regreso, y a la vez presentía que ella ignoraba su actual paradero, tan alejado del que compartieron por tantos años.
Sin embargo, estaba seguro que era ella. Ya más de cerca comprobó su mirada subyugante por encima de la mascarilla sanitaria.
Sí, sin dudas es ella… ¡Y viene hacia mi puerta! – se dijo emocionado.
No esperó el segundo toque. Abrió la puerta instintivamente en medio de un golpe de ansiedad y aquella frase lo paralizó.
-Buenos días, ¿alguien con síntomas respiratorios en casa?

Los antiguos crearon ángeles, todos varones.
A mí vino un ángel hembra.
Sospechoso de COVID fui ingresado.
En la entrada del hospital, vi un ángel.
Un enfermero me llevó a mi cama. Ella me acostó.
Al amanecer la vi con un caso social. Luego, con una anciana demente.
Todos disfrutamos de ella, sin distinción de sexo, edad o raza.
Ofendida al darle alguien dinero.
Un joven le dejaba su madre. En el alta aquella señora no se quiso ir para seguir junto a ella.
En las noches nos reuníamos un grupo con las anécdotas de Benito, del Movimiento 26 de Julio o las de un oficial de prisiones. Allí el ángel de la sala.
Mucho voló y regresó con dulces y café.
En aquellos 3 días que estuve en el hospital, hasta mi PCR negativo y alta, hubo 3 muertos, NINGUNO POR COVID. Allí estaba el ángel de la sala.
Alma de monja.
La Jefa de Enfermeras confesó que hacía más que todos sus enfermeros.
Con frases de cariño.
Mi ángel, no es masculino, femenino; no es mitológico, real y de cara de niña, tiene 17 años, estudia enfermería y acompañaba a su bisabuela.
Carol, el Ángel con Cara de Niña no fue a Lombardía, ni a Turín, contra la COVID; vacacionó en mi sala como una enfermera. Con talento estará en otras tierras con nuestra bandera.

ELLA SIN TI
Noche de insomnio. Llega el alba y con ella un pájaro que vuela. Bajo sus alas esconde la nostalgia de días felices. Ella respira, llora, llora como una niña. Va al baño y siente que la vida se le va. Baja a la sala, enciende la luz y descubre las orquídeas que se asoman indefensas. Hoy es el día: fuerza, fuerza, se repite. Un ave vuela mientras esparce las cenizas en el mar y las flores moradas flotan hacia el horizonte.

El viejo
Salió de su casa aún sabiendo que no debía hacerlo. La edad de sus huesos y un montón de gente en la calle con la cara tapada se lo recordaban. Instintivamente tocó su nasobuco–por las tiras como indicaban en la T.V–su mano izquierda tocó también el pomito del "preparao" para las manos. Siguió su andanza por la acera. Justo a cien metros la parada vacía. Pensó en ese anacronismo cubano:
—¿Parada vacía? ¡Concho! ¡La hora!. Después de las nueve no hay guaguas y son las nueve y pico, tendré que seguir a pie. Además... esas guaguas son la Covid en persona—y se imaginó apretado en una Diana con un tipo a su lado sin el tapabocas y tremenda cara de catarro.—¡Solavaya!.

Pero el deseo de comer pan de barrillas fue mucho mas grande. Miró a lo lejos por la acera y en sentido contrario un joven se le acercaba, sudado y con doce bolsos llenos.
—Un merolico.—cuestionó en voz alta para nadie en particular.—Esta juventud está perdida. Seguro ni estudia por dedicarse a meroliquear.

El muchacho se acercaba con paso rápido hasta él.

"Pero si es Rolandito. Él si está estudiando. Le voy a decir cuatro cosas a ese muchacho".

Ni siquiera pudo expresar su pensamiento. Iba a abrir la boca cuando el muchacho le fijó la vista y le espetó a boca de tarro:
—Viejo, ¿pero qué usted hace en la calle?.

—A comprar pan.—murmuró el mayor sin entender el regaño que se percibía tras esa pregunta.

—¡Pan!. Viejo deme el dinero que cuando reparta estos mandados de la bodega yo se lo compro.

Quiso negarse. Decirle que no y gracias a la vez pero el muchacho no lo dejó hablar y continuó diciendo.

—Oiga yo se lo llevo. Ahora estoy en esta tarea y por la tarde tengo teleclases pero no se preocupe, se lo llevo de si o si. —en silencio el mayor palpó el bolsillo que contenía la billetera y la extrajo. Tomó el dinero y se lo alargó.

—Dos de barrillas.—pronunció mientras el joven tomaba los diez pesos de la cantidad de pan que venden.—Y gracias.

El muchacho guardó el dinero en su bolsillo y mientras continuaba su caminata le gritó:

—¡Para su casa! Y a mi no... a esa.—y con el dedo señaló un cartel enorme donde se reflejaba una figura de verde olivo con un fusil levantado y una palabra en azul, rojo y blanco : REVOLUCIÓN. —Y a ese.

Y justo ahí el viejo clavó su vista en la figura firme y barbuda.