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Desde que yo recuerdo mi papá está en un laboratorio (+ Video)

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Cuatro científicos cubanos, líderes de los equipos que desarrollan vacunas, honran nuestra postal por el #DíaDeLosPadres.

¿Quiénes son los padres detrás de los candidatos vacunales cubanos? Aquí la historia de algunos de esos cientos de científicos que dejaron hijos en casa y pasaron noches en vela. 

“Desde que eres niño lo primero que vez en tu familia es que son personas extremadamente sacrificadas que de ellas se espera mucho”.

“Uno siempre tiene una noción de en qué trabajan tus padres y la responsabilidad que eso indica de ellos, pero no es hasta que vas creciendo que te das cuenta de lo difícil que es estar en su posición, de crear una familia y ser consistente en su trabajo a la vez”.

Gerardo y Gabriel (Hijos de Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas del CIGB)

La primera vez que Gerardo Guillén entró al Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) era sábado y salió a las 11:00 p.m. Ese horario inusual se volvió costumbre a partir de ese día. Hubo periodos en que solo iba a casa una o dos veces por semana. Su esposa, que también trabaja allí, mantiene un ritmo parecido. Hace unos meses era medianoche y el hoy director de Investigaciones Biomédicas del CIGB estaba, como siempre, en el centro, cuando llegaron los primeros resultados del estudio clínico fase I del candidato vacunal cubano Abdala.

“Desde febrero del año pasado no se ha dejado de trabajar un día, venimos aquí todos los días, desde las 7:00 a.m. hasta las 11:00 p.m. o 12:00 pm, y eso sería imposible sin la comprensión y el respaldo de la familia. Los procesos biológicos no se ajustan a un horario de trabajo, no puedes ponerle horario a la célula, hay que trabajar hasta que termine, y hasta la hora necesaria”, es el mantra de una familia acostumbrada a que sus padres lleguen tarde a comer o no están cuando se levantan.

Guillén se graduó en 1986 de Química en Rusia y tenía previsto hacer su doctorado en su fascinación, la Química Orgánica. Pero la apertura ese mismo año del CIGB dio un giro a su vida y cambió de perfil hacia la Biología. En el viaje de regreso a Cuba se leyó dos o tres libros que había comprado, pues “no sabía nada de lo que es la Biología Molecular. Cuando llegué al Centro ni siquiera sabía cómo se llamaban los instrumentos en español, todo lo decía en ruso”.

Cuba es hoy uno de los pocos países que están desarrollando sus propios candidatos vacunales. “Para esto —explica Guillén— hubo que trazar una estrategia de investigación, al nivel más avanzado del estado del arte, en base a fundamentos trazados por Fidel que realmente ahora se ve muy fácil, pero en el momento en que nada de esto existía parecía un sueño increíble.

“La capacidad de cerrar el ciclo, que quiere decir desarrollar productos desde la investigación inicial, desde la base, hasta la producción, suministro, comercialización de productos, por lo general las etapas del proceso se contratan a otras empresas, incluso las grandes transnacionales”.

Dice Guillén que contrario a la imagen de película del científico viejo, barbudo, con espejuelos, que es el genio, hoy en día la investigación se hace en equipo y con la participación de muchos investigadores especializados en diferentes áreas del conocimiento.

“¿Recuerda en qué momento usted les dijo a ellos que probablemente habían encontrado una vacuna?”. “Uno se traza hipótesis e ideas y después tiene que confirmarlas experimentalmente. Y esa confirmación es una acumulación de experiencias. Nada es a la suerte, nada es al azar. Uno siempre dice avanzamos, las cosas marchan bien, pero decir que tienes una vacuna, que funciona, es otra responsabilidad.

“La familia está confiada de lo que se hace, conocen la labor del Centro y uno les dice que marchan bien los experimentos, que se obtienen resultados, que se avanza, pero poco a poco, a medida que se van acumulando las evidencias”.

Si Guillén tuviera que hablar de insatisfacciones, solo tiene una: “que el día no tenga más horas, porque lo que sobran son ideas por hacer”.

Lic. Yury Valdés Balbín, director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

“Él es científico, él ahora está haciendo la vacuna contra el COVID”.

Camilo (Hijo de Yury Valdés, director adjunto del IFV)

Al director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), Yury Valdés, lo que gustaba de niño era jugar. “Me gustaba el deporte. Si les preguntan a mis padres por qué escogí este camino, ellos te van a decir que fue por influencia genética. Somos tres hermanos, pero realmente a mí me gusta la investigación, los retos. Siempre me llamó mucho la atención poder unir dos cosas transparentes y que de buenas a primeras aparezca un color, o hacer algo por primera vez, y no saber con exactitud qué es eso que está ahí”.

Las Soberanas no son las primeras vacunas en las que trabaja Valdés. “Todo investigador siempre sueña con tener grandes retos. Sería pretencioso decir que esperaba que llegara una tragedia como esta. Eso a mí en lo personal me sorprendió, nunca hubiera imaginado si me preguntaban hace tres años”.

Para llegar aquí han sido semanas de mucha presión y meses de desvelo, “sin descanso, sin no hacer más nada que no sea trabajar con esta intensidad que hemos hecho y siempre con la mira puesta en poder darle salud a nuestra gente”. También ha sido un niño de nueve años en casa, que sabe “que su papá trabaja en una vacuna. Él es consecuencia de todo lo que ha pasado, ha habido una ausencia importante de momentos que para él pudieran haber sido necesarios”.

Por eso cuando están juntos Yuri intenta buscar cada día “una alternativa de qué hacer con él. Todos los días hay que buscar qué hacer con él incluyendo sábado y domingo”.

Jesús Zamora, fue director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología CIGB en Camagüey, ahora está involucrado en la producción de Abdala. Foto: Rodolfo Blanco Cué / ACN / Archivo

“Un día nos llamó emocionado porque lo habían elegido para que dirigiera la producción del candidato vacunal Abdala”.

Jesús y José Ignacio (Hijos de Jesús Zamora, subdirector de uno de los bloques productivos de Abdala)

Jesús Zamora, el subdirector de uno de los bloques productivos de Abdala, nunca pensó que tendría la oportunidad de trabajar en algo tan importante, como es el tema del desarrollo de una vacuna. “He estado en muchos proyectos que han marcado mi ascendencia como profesional, pero como este, ninguno”.

Zamora es graduado en Radioquímica. Hace tres años lo trasladaron a la capital desde el Centro de Ingeniería Genética de Camagüey y actualmente es parte de “esta gran tarea que es desarrollar y producir el candidato vacunal Abdala”.

Sus hijos, de 21 años, pero que él sigue llamando “niños”, estudian segundo año de Medicina. “No han podido vivir conmigo la emoción de lo que es el hecho del esfuerzo y el sacrificio que hemos hecho un grupo de trabajadores de la institución para lograr este hito”.

Su mayor aspiración es más que ser un padre, convertirse en un amigo de los niños. Todos los días habla con ellos, no importa qué esté haciendo, o que las horas no alcancen, para ellos hay una hora extra siempre. Por eso asegura que “la distancia no ha incidido en nuestra relación; es cierto que la comunicación personal se ha dificultado, pero mantenemos buena comunicación por WhatsApp o por Facebook”.

En su familia cercana no hay médicos. Su esposa es graduada de Microbiología, pero dice Zamora que, como son mellizos, “siempre andan juntos, se ayudan, se fajan y después resuelven ellos mismos sus problemas. Uno ve cómo tiene una predisposición positiva por ser un buen médico. Y eso a uno lo llena de orgullo”.

Dr. Vicente Vérez Bencomo, director general del Instituto Finlay de Vacunas. Foto: Irene Pérez/ Cubadebate.

“Recuerdo el día en que me hace una videollamada y cuando contesto, tenía un pomito en la mano que decía: ´Candidato vacunal antiSars-Cov-2´. No habló. No hablé yo. Las lágrimas me corrían”.

Claudia (Hija de Vicente Vérez Bencomo, director general del IFV)

El IFV desarrolló durante 14 años la vacuna de antígeno sintético contra el Haemophilus influenzae tipo b (Hib). Detrás de ella hubo noches en vela y “eurekas” de muchos científicos. También hubo hijos. Los de Vicente Vérez Bencomo, autor principal de la vacuna, estuvieron entre ellos. “Mi hija era la mamá de mi hijo en la escuela”, explica el científico.

“Mis hijos siempre han compartido lo que hacemos en el trabajo. No quisieron estudiar lo que estudiamos nosotros. Ellos consideran que es una vida demasiado sacrificada. Han visto esta historia desde su posición, desde la distancia de su familia, cuidando de sus familias”.

Hoy su hija es contadora y su hijo ingeniero eléctrico. Dice Vérez Bencomo que para entender la recompensa de su trabajo “hay que vivirlo, no se valora la recompensa desde la barrera, se entiende cuando sientes que has salvado vidas, o sientes que has impactado. Eso es difícil valorarlo no siendo actores sino espectadores”.

Si de recompensas hablamos, quizás la mayor de las profesionales que recibió en su vida fue cuando llamó a su hija por videollamada y le mostró un pomito que decía: “Candidato vacunal antiSars-Cov-2”. El director general del IFV ha contado muchas veces cómo comenzó este camino, que termina con Soberana en el hombro, el 19 de mayo de 2020.

“Pensábamos que íbamos a tener mucho tiempo para comenzar a desarrollar académicamente vacunas potenciales contra la covid-19. Ese 19 de mayo tuvimos un encuentro con el presidente, teníamos varios proyectos, se los presentamos, y quedó satisfecho, pero nosotros no. Nos dijo que la tarea de los científicos no había terminado, que no iba a terminar hasta que no tuviéramos la propia. Otras podrán llegar primero, pero nosotros necesitábamos nuestra vacuna porque necesitábamos tener soberanía. Ese fue el momento que marcó a nuestras vacunas.

“De allí salimos, nos sentamos, y en tres días ya teníamos un diseño de vacuna. Tuvimos que diseñar un proyecto muy rápido que tuviera el menor por ciento de incertidumbre con la mayor posibilidad de innovación posible. La Soberana 1, la 2, incluso lo que es la Plus hoy, nacieron en esos tres días”.

Curiosamente, si le preguntan a uno de los científicos más grandes de este país qué hubiera querido ser cuando niño, “hubiera dicho que quería ser pelotero. La emoción de batear un jonrón en un estadio, los cubanos la llevamos en la sangre”.

Pero desde pequeño ya leía y hacía muchos experimentos. “Cuando me preguntaban qué quería ser yo podía enumerar 20 cosas diferentes. Fue una curiosidad que se movió, que tuvo altas y bajas. En un momento me gustaba más una cosa, en otro menos, hasta que me fui perfilando por la Química en un momento determinado, sobre todo a partir de los experimentos que hacía yo mismo”.

Finalmente, el director del IFV estudió Ingeniería Química en la Unión Soviética. Pero su verdadera profesión, para quienes lo miraban de niño y quienes lo miran ahora, es soñar.

“Siempre he sido un soñador, siempre he amado los retos, los grandes. Se pueden hacer grandes cosas con proponérselas y tener la capacidad de sacrificarse lo suficiente. Siempre he sido alguien que ha defendido en todos los escenarios que un cubano no es inferior a nadie, sea cual sea la nacionalidad; tampoco no somos los mejores.

“Uno tiene que tener la capacidad de enfrentar retos, pero tiene que tener la capacidad de observar a dónde nos van a conducir los retos. Lo más triste es enfrentarse a un reto y después que el resultado de vencerlo sea que realmente no tenga trascendencia. Un reto tiene que servir a la humanidad y servir a la gente. Esos son los que de verdad motivan y mueven las cosas”. Los de Vérez Bencomo mueven. Lo confirman los niños que esta semana empezaron a inyectarse Soberana.

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Se han publicado 7 comentarios



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  • JUANA dijo:

    Muchas felicidades .

  • Yaikibel Castro dijo:

    Muchas Felicidades por el día de los Padres y por su sacrificio y adnegación

  • José dijo:

    Qué bueno sería que muchas personas leyeran este artículo para que puedan comprender el esfuerzo y sacrificio que durante tanto tiempo realizan los hombres y mujeres que laboran en los Centros de Investigación, Desarrollo y Producción de medicamentos. Mientras tantos están pensando en cómo vivir mejor haciendo menos sacrificios, otros sacrifican su vida personal por el bienestar y la salud de nuestro pueblo y de la humanidad. Muchos años de experiencia me lo han enseñado.
    Felicidades a todos los que continúan sacrificándose por los demás.

  • Juan dijo:

    Muchas felicidades padres y más a esos que lo están dando todo por el bien de la humanidad si porque esas vacunas también van a salvar vidas del mundo donde solo tienen acceso los poderosos pero les estamos demostrando quienes somos los cubanos que no nos dejamos vencer por nada ni nadie por muy poderoso que sean felicidades a todos los padres

  • casi dijo:

    Muchas felicidades a todos los padres , en particular a estos padres y científicos!

  • Beatriz.P. dijo:

    Les propongo........ser HÉROES DE LA REPÚBLICA DE CUBA.

  • Paloma dijo:

    Hermosas historias de amor a la familia y a la humanidad.
    Felicidades y muchos exitos en el futuro, después de este reto vendrán otros, y estoy segura que los van a enfrentar con la misma pasión.

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