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De cuando ellos, tan jóvenes, se “entregan”

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Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

Ellos saben que serán populares, que la gente los reconocerá en la calle, y que a partir de ahora tendrán que aprender a lidiar con aquello de la fama, para bien y para mal.

Siempre es bueno reunirlos, porque se animan a contar historias, a decir cosas que quizá si estuviéramos solos no me contarían con la misma confianza que lo hacen entre ellos, mientras me dejan participar de esas historias dispersas y construidas a retazos.

Para ellos es el primer gran proyecto, y cuando alguien los reconoce en la calle y los aborda, según me cuentan, su reacción es comparable con la de un niño pequeño que se asombra con cada detalle que descubre. Aún no aprenden a lidiar con eso.

La mayoría de ellos tiene apenas 21 años. La mayor dice que no hay por qué decir la edad, parece un requisito inherente a las actrices, “solo digamos que todos estamos sobre los 20”, me dice, y está bien, mantengamos el misterio, muchos se asombrarían, como hice yo, si supieran su edad.

A riesgo de que pareciese una serie juvenil, riesgo por cierto muy bien salvado con el resto de tramas, el guionista de esta Entrega, Amílcar Salatti, logró articular las historias de un grupo de jóvenes reales, parecidos a nuestros primos, hermanos, vecinos, a nosotros. Un grupo de jóvenes imperfectos, llenos de matices, como nosotros.

Ya se conocían, y, aseguran, eso hizo todo más fácil. Luego de un proceso de casting y el asesoramiento del imprescindible Osvaldo Doimeadiós, en el rol de director de actores, nació una nueva generación de rostros hasta hace unos meses desconocidos en nuestros medios.

Pedro Martínez y Ana Flavia Barrios serían la pareja de jimaguas que nada más que el físico tenían para compartir, al menos en inicio: él estudioso y responsable, ella fiestera y desinteresada; la tercera pata de esta mesa era la hermana ilegítima de la pareja, Patricia, una niña algo infantil y soñadora, con el anhelo de volver a ver a sus padres juntos. Diany Aurora Zerquera encarnaría entonces a Odette, una joven voluntariosa, en una familia multigeneracional y de un carácter fuerte a pesar de su corta edad.

Marion Duranona sería la irreverente Jésica, que no dudaba en encarar a quien fuera, hasta que se topó con uno peor que ella. Abel Molina se convertiría en el “insoportable” Enrique, desconocedor del lado duro de la vida hasta que le tocara encararlo de frente.

Ángel Ruz, a quien ya vimos en el cine encarnando a uno de los ochos estudiantes de medicina, aparecería esta vez para representar todo lo contrario, a esos muchachos cuyas realidades no son nada fáciles, esos que deben madurar antes de tiempo para ayudar en sus hogares.

La mayoría de los jóvenes protagonistas de esta historia terminaban el 4to año de la ENA cuando se enteraron de un casting para la novela que dirigiría Alberto Luberta hijo, salvo Diany y Mónica (Denise) quienes por estar en tercero tuvieron que hacer malabares, y conseguir el casting “clandestinamente”, pues a veces es un poco complicado trabajar cuando aún están estudiando.

“Por lo menos en 1ro y 2do no podemos hacer grandes trabajos, porque viola los procesos de aprendizaje de todo el programa de la escuela”, asegura Ana Flavia. “Pero ya a partir del segundo semestre de 3ro creo que sí permiten hacer algunas cositas”.

Mientras, Diany cuenta cómo consiguió el papel: “Mónica y yo, que estábamos terminando 3er año, nos enteramos de que Luberta iba a hacer casting y conseguimos el número de él por medio de su hijo que estudia en la escuela. Lo llamamos a su casa y a la casa productora para ver de qué manera podíamos hacerlo, porque creo que no nos dejaban ir a la casa productora porque teníamos clase, pero entonces coordinamos con él, fue a la escuela un día, y pudimos hacer el casting. En la escuela de alguna manera lo que hacen es protegernos un poco, somos estudiantes que estamos en el proceso de aprendizaje, todavía no nos hemos graduado, y es como que cuidan un poco nuestra imagen”.

Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

-¿Qué les atrajo de este proyecto?

Amelia: Desde el principio yo creo que todo el mundo sintió que era un buen guion, como para aprovecharlo y hacer algo bueno, de verdad comprometerse. Es rico, me lo iba leyendo y todo me parecía bien. Luberta es un director que ha hecho muy buenas cosas y teníamos a Doime que iba estar ahí. Era como que estaban las condiciones propicias para que fuera un buen proyecto y tuviera buenos resultados. Hay mucha gente joven viendo la novela, de la generación de nosotros, que es lo bueno, toca todos los puntos y tiene para todas las edades una temática en especial.

Ana Flavia: Nosotros veíamos que había un elenco de experiencia, personas súper preparadas que tenían reconocimientos en diversos medios.

Diany: Están todas las edades y se ve el conflicto transgeneracional, y cómo la juventud de ahora marca la diferencia.

-¿Cuánta participación tuvieron en el diseño de sus personajes? ¿En qué se apoyaron?

Amelia: Los personajes estaban claramente planteados en el guion, lo que tratamos de ver en los ensayos fueron las intenciones. En mi caso saber que Patricia sí, tiene cosas positivas, quiere mucho a su papá, pero tiene ese anhelo de ver a sus padres juntos, solo que sus maneras de conseguirlo no son inteligentes, no son las mejores, ella manipula, es infantil. Eso lo trabajamos desde los ensayos, como también construimos las relaciones entre los personajes.

Abel: Creo que todo estaba muy bien escrito, no había demasiado chance de poner nada, era más bien llenar lo que estaba. Yo lo construí a partir de mí, de lo que yo pensaba del personaje y de en qué circunstancia yo haría algo así.

Diany: En realidad yo sí tuve una cierta familiaridad con los otros personajes, en particular con mi familia, porque el personaje de Maridelmis Marín (Violeta) en sus textos y su relación conmigo me recordaba mucho mi mamá, incluso en el carácter. Y también me pasó con mi tío Benito (Hilario Peña), porque tengo un tío que es así literal, siempre estamos jugando, y siempre lo estoy molestando. También realmente tengo una relación particular con mi papá verdadero. Todo estaba como vinculado, relacionado de alguna manera. Pude canalizar cosas y transmitir otras.

Ana Flavia: Yo caminé por algunos preuniversitarios de La Habana, porque nunca estudié en un pre, vengo de la ENA. Igual en la calle vi los comportamientos de algunos muchachos que ya cuando me había leído el guion se parecían a Luanda, y cosas que iba sacando de algunas frases del momento, de cosas del reguetón cubano, cosas que pudiesen nutrirme.

Marion: Hay momentos en los que uno no tiene nada que ver con el personaje, pero es necesario encontrar la parte en ti que sí tiene que ver, hacer afinidad con esa otra persona que vas a encarnar y tienes que de verdad convertirte en esa persona, sentirlo.

De hecho, es increíble cómo, cuando se hace un personaje de este tipo, que toma largo tiempo –fueron varios meses de rodaje– el cuerpo, la manera de pensar, de actuar te cambia, te transformas, te adaptas, y reaccionas de otra forma a los estímulos. Pienso que uno nunca está totalmente divorciado del personaje.

Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

-¿Cómo definirían a sus personajes en pocas palabras?

Ángel: Para mí Gustavo es Cuba.

Ana Flavia: Problema, Luanda es como un conflicto, a todo le saca lo negativo, le encuentra la quinta pata al gato, para ella nada está bien, bueno, solo con el novio.

Marion: Jésica es irreverente, polémica, contradictoria todo el tiempo, va contra la corriente.

Pedro: Yo creo que Lucas es paz.

Amelia: Para mí es inmadurez total, y también es un poco rebelde e impulsiva.

Diany: Yo había pensado en algo inocente, aunque creo que sobre todo intrépida. Ella no tiene miedo de enfrentarse a su papá y defender a su novio; de enfrentarse a su mamá y juzgarla por su relación que no le gusta.

Abel: Creo que la palabra para Enrique sería crianza, creo que eso lo define porque el personaje es como el reflejo de su papá, de cuánto influyó en él, la figura masculina que tuvo, para él su papá es su ídolo.

-¿Qué les parece lo más positivo y lo más negativo de ellos?

Marion: En el caso de Jésica lo positivo creo que es la posibilidad de tocar ese tipo de temas, de mostrar una parte de la juventud de la que es necesario hablar. ¿Cuántas Jésicas habrá en Cuba? ¿Cuántas muchachas que se comportan de esa forma y piensan que eso es lo correcto y es lo que tienen que hacer?

Lo bueno es poder mostrar esa parte de la vida, con la que algunos se pueden ver identificados, y hacer un llamado al análisis, sobre qué está bien y qué está mal. Y lo negativo viene más desde afuera, de cómo el público pueda percibir ese personaje. Me siento responsable de que la gente pueda creer que eso está bien hecho porque se está tratando en la novela, porque está en casi todos los capítulos de la misma manera, y haciendo el mismo tipo de cosas.

Pedro: Yo creo que lo más positivo de Lucas es el nivel de justicia con el que mira las cosas, la forma en la que quiere llegar a ser alguien y el amor que le tiene a su familia; y lo más negativo también por ser así, demasiado justo, demasiado amoroso, demasiado estudioso, eso a veces no lo deja ser más abierto, relacionarse más con su entorno, y creo que tampoco debería ser tan así.

Amelia: Lo positivo en el caso de Patricia sería como ese cariño que tiene por su familia, para ella sus padres no son un problema, no se avergüenza de ellos, ni tiene complejos con eso, ese cariño no lo cambia, además de la confianza que tiene con su mamá. Y lo negativo es todo lo que le pasa producto de su inmadurez, de no pensar bien las cosas, de querer mucho algo y hacer cualquier cosa para conseguirlo, hay que entender que las cosas se hacen de otra manera.

Diany: Yo veo en Odette esa cualidad de que su familia sean las personas más importantes para ella, de perdonar a su papá. Es una persona capaz de tomar sus propias decisiones, es independiente. Y lo negativo viene por esas mismas decisiones impulsivas sin medir las consecuencias, aunque siempre lo haga para un bien, a pesar de que al final tenga connotaciones negativas. Si quiere quitar a alguien de su camino lo hace y si lo quiere poner lo pone.

Ana Flavia: De Luanda lo malo es que puede ser muy impulsiva en algunos momentos, imprudente, egoísta muchas veces, un poco colérica e hiriente, a veces dice las cosas para molestar, es la furia normal de la edad. Además, su relación con los padres es complicada, se avergüenza de su papá porque es policía y pone a la familia contra él.

Por otro lado, una de las cosas que más me gustó de la novela y que se ve con Luanda es que tocara la importancia de ir a la universidad, ahora hay muchas personas que no estudian en la universidad. Lo positivo sale al final, ha tenido sus cositas en cuanto al profesor, y a algunos cambios que ella está dando porque se ha dado cuenta de que así no va a lograr ciertas cosas.

Ángel: Lo bueno de Gustavo es que representa esa otra parte que se vive en el país, de las familias con tantas necesidades, que son muchas. Recuerdo que una vez conversando con una persona que no veía la novela le decía que mi personaje es un muchacho con muchas necesidades en su casa, que tiene problemas en la escuela con otras personas por su situación económica, ahí hay una diferencia de clase, y esa persona se ofendió y me decía: “¿Cómo clases? Eso me recuerda al capitalismo”. Pero sí las hay. Me parece muy importante que se haya puesto un personaje así, con necesidades, que no es mala persona, solo está luchando por estudiar y trabajar al mismo tiempo, algo que se hace normalmente en muchos lugares.

-Sí, y para nosotros es algo atípico por una cuestión de costumbre, de ideología, tenemos el estigma de que los estudiantes no trabajan, pero no es menos cierto que muchos tienen la necesidad de trabajar, es la realidad, y que a veces, por esas mismas necesidades, son los propios padres quienes limitan la preparación de sus hijos.

Ángel: Claro, es algo que me parece que hay que defender. Normalmente uno crece con los padres diciendo: “yo te mantengo para que tu estudies”, pero hay casos en los que no es así, hay madres solas, como la madre de Gustavo, que llega un momento en el que dice: “Yo necesito que él ya termine la escuela porque me hace falta que me ayude”, y es una persona que no opta por una vía negativa para sobrevivir, no roba, no hace nada malo.

Sí hay bullying por la posición económica, es un tema muy delicado, a mí me pasaron esas cosas también. Me encantó hacer ese personaje que representa la otra cara de las familias cubanas, las que se sacrifican y son personas honradas.

Abel: Yo creo que lo más negativo que tiene Enrique es que puede llegar a ser cruel, sobre todo al principio no mide las consecuencias de sus actos, y lo más positivo es que es sincero, es un personaje que es así porque así piensa, no se esconde.

-Abel, tu personaje es la contraparte de Gustavo, es la representación de esos muchachos de familias acomodadas, que sí existen en la Cuba de hoy, donde ya se está viendo desde hace tiempo esa diferencia, y la postura que asume repercute en sus relaciones con los demás.

Abel: Bueno yo realmente no tengo mucho que ver con el personaje, mis padres siempre me criaron como todo lo contrario a como criaron a Enrique. A él le daban todos los gustos, con la mentalidad de que el dinero es lo más importante y es lo que mueve el mundo, y realmente mis padres nunca han sido así. Lo que hice para asumir el personaje fue tratar de justificarlo, no juzgarlo, si Enrique es pesado, yo intenté buscarle una razón a todo lo que hacía.

Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

-Respecto al tema de la novela, la educación, ¿ustedes realmente aprendieron historia? ¿Creen que se logró dar una visión de la falta que hace enseñarla de otra manera?

Abel: Yo creo que sí, me enteré de muchas cosas que no conocía, curiosidades, y he tenido la oportunidad de hablarlo con otros compañeros de mi generación que han estado conmigo en el aula y creo que una cosa que sucede mucho es que nos han dado la historia, durante toda nuestra vida como en piezas, y la manera de enseñarla también es con un poco de teque. Hace falta renovar la manera de dar la historia, porque sí puede ser muy aburrido si no se sabe hacer.

Algunos de ellos nunca supieron lo que era un preuniversitario, otros tuvieron una probadita antes de entrar a la ENA, pero de cualquier forma, ahora todos estaban conviviendo con ese mundo, estaban grabando en una escuela en pleno funcionamiento, donde el hobbie era identificar de entre la masa heterogénea que llenaba esas aulas, quién se parecía a uno u otro personaje, de quién podías tomar elementos para interpretar de forma más creíble, porque muchas veces, sus personajes estaban reflejados en la realidad que yacía ante sus ojos.

-¿Cómo fue el trabajo con esos actores tan experimentados con los que compartieron escena?

Diany: Yo me ponía súper nerviosa en los ensayos, tenía a Verónica Lyn, a Maridelmis. Cuando pasábamos los textos yo leía muy bajito y Verónica me decía: “¡Niña habla alto que no se te escucha nada!”. Pero genial, ellos me dieron toda la confianza del mundo para abrirme y que todo saliera bien.

Abel: Realmente todos fueron muy amables con nosotros, nos ayudaron muchísimo, nos dieron muchos consejos, se preocupaban. Por ejemplo, Jorge Treto (Samuel) y Yaisely Hernández (Xiomara), que trabajaron conmigo en mi familia, se preocuparon mucho por crear un lazo real entre nosotros, para que luego fluyera en las escenas de familia.

- Muchos actores ponderan el teatro, dicen que es un medio que no se debe dejar de hacer, ¿ustedes qué creen?

Ana Flavia: Yo creo que es real, todos partimos del teatro, somos todos graduados de la ENA, damos cursos de locución, radio y TV, pero lo importante es el teatro y eso es lo que nos ha formado.

Abel: Sí, tampoco soy un medidor de eso, estoy empezando, pero para mí el teatro es vital, porque es donde tienes la oportunidad de ensayar, de repetirlo muchas veces, de aprender cómo hacer las cosas y luego de dar funciones e ir descubriendo que cada vez que lo haces es diferente, y me parece que está más vivo que la TV o el cine.

Pedro: A mí lo que más me gusta es el teatro, es donde mejor me siento cuando trabajo y creo que me prepararon para eso, aunque también creo que es un error, porque deberían prepararnos parejo para todo, al final uno no hace solo teatro, uno sale a la calle a enfrentarse con la TV, con el cine, con la radio, con lo que sea. No me parece bien que se enfoquen solamente en una cosa, que pases cuatro años estudiando eso y después llegues al ISA y pases otros cinco estudiando lo mismo. Creo que debería abrirse un poco más y que sea una escuela nacional de actuación, no de teatro.

- Entonces, ¿dónde se preparan para actuar en TV y cine?

Pedro: Aquí no existe una escuela que te prepare para actuar en TV.

Amelia: Es romper el hielo, darte golpe. Es que alguien te pueda guiar.

Diany: La esencia de la actuación sigue siendo la misma: tener verdad en escena, habría que hacer hincapié en cómo diferenciar los lenguajes, que es lo que más se ve. A veces ves la TV y dices: “ese actor es de teatro”. Se nota, y no es que sea mal actor, pero le cuesta trabajo.

Abel: Yo creo que eso nos pasa un poco a todos los actores. Pasa con la gestualidad, en el teatro tienes que ser muy gestual porque la gente está bastante lejos de ti. En el cine o en la TV la cámara está ahí contigo, en tus ojos. Hay muchos que pasan trabajo también con la proyección de la voz. En la novela, al principio nos corregían un poco, pero luego cambiamos el chip y fluyó.

- ¿Por eso es tan necesaria la figura del director de actores?

Marion: Es súper importante el trabajo con los actores, aparte de la fotografía y los demás elementos, ese trabajo va a defender mucho tu producto, que se trabaje bien la actuación es muy importante.

Diany: Y no es que el director no esté pendiente a los actores, pero tiene que estar pendiente de muchas cosas, y como quiera que sea es una sola cabeza y necesita el apoyo de otras personas que se especialicen en cosas muy específicas.

Pedro: Siempre hace falta un Doime.

- Han mencionado a Doime varias veces, como director de actores, pero esta figura no siempre está en las producciones audiovisuales de dramatizados, ¿les parece imprescindible en este tipo de trabajos?

Amelia: Sobre todo para telenovelas me parece muy necesario. Primero porque está desde el trabajo de mesa, en los ensayos, y ahí se marcan muchas cosas importantes de los personajes, de sus giros, sus relaciones con los demás, se construye; y después, igual, a la hora de la filmación está siempre, pendiente de lo que marcamos, de que las escenas fluyeran bien, incluso probábamos para tener variantes. Era una persona en la que teníamos entera confianza porque sabíamos su calidad como profesional, la confianza viene de ahí, él es “la persona indicada”.

Diany: Tener a Doime ahí era tener mucha seguridad de que tu trabajo iba a estar bien o no. Yo terminaba y le preguntaba, y ya el hecho de que él me dijera que estaba bien a mí me dejaba tranquila.

Ana Flavia: Es esa persona que está desde fuera, pero también estuvo en el trabajo de mesa, está con el director viendo, pero estuvo en el trabajo interno y sabe.

Pedro: Y si no estaba bien, aunque hubiese quedado bien por imagen y sonido había que repetir, si queremos que el trabajo salga bien no puede ser que el actor esté mal.

Marion: Creo que todos estamos bastante agradecidos de haber tenido esta oportunidad y de trabajar con Doime.

Abel: Realmente es un tipo muy especial, al que le tengo muchísimo cariño, muchísima admiración y me ayudó mucho, me dio consejos muy útiles para la novela y para mi vida actoral.

-Para la mayoría de ustedes es su primer personaje importante en televisión, y la televisión tiene algo, te hace popular, ¿Cómo reciben las reacciones del público?

Pedro: A mí la mayor parte de las veces que me reconocen es porque ando con Flavia, porque con estos pelos así no me reconocen mucho y ahí es cuando empiezan a meterse conmigo, y a ella le gritan “descará”.

Abel: Yo tiendo a ser tímido, y cuando la gente en la calle me pregunta o me dice algo no sé bien cómo lidiar con eso. Ahora viniendo para acá me pararon en la calle unos peruanos, dicen que ven la novela por YouTube, y eso es gratificante, a uno siempre le gusta ser reconocido por su trabajo. Yo creo que los actores, aunque muchos lo nieguen, tienen mucho de eso, de querer que a la gente les guste su trabajo, necesitan ser aceptados de alguna manera como actor, porque al final es eso, es exponerse delante de la gente, y no quieres exponer algo que sea rechazado, por supuesto.

Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

- ¿Han tenido algún momento incómodo?

Marion: Yo sí, una vez estaba comprando un paquete de galletas en una tienda y una mujer me dije: “Hay niña que insoportable tú eres, que pesada”. Y yo ni hablaba. Además, todo el tiempo nos preguntaban quién era el asesino.

Ana Flavia: Una de las primeras veces, estaba en Carlos III, en la cola de una tienda, iba pasando gente poco a poco, y se paró una mujer en la puerta y me dijo: “No te voy a abrir la puerta hasta que no me digas quién es el asesino”. Y yo: “Señora por favor, que estoy apurada”. Nosotros tenemos un compromiso, no podemos decir esas cosas. También me han gritado cosas en la calle.

Diany: A mí el otro día me pasó una cosa muy graciosa, me fui a montar en un carro y el chofer me dijo: “Acércate, yo a ti te tengo una lástima… tu mamá no puede estar con tu papá, él le falló”, y yo estaba desconectada de la novela, me quedé así desconcertada.

Amelia: Yo una vez iba caminando de noche por La Habana y me crucé con una muchacha que se me puso delante y me dijo: “¿Tú no eres la de la novela? Es que es la segunda vez que te veo, ¿tú me puedes decir quién es el asesino?”. Estaba así como atacada, no me dejaba irme.

- Además de la popularidad que les da la TV, ¿qué les aportó este proyecto?

Marion: A mí, la experiencia. Te aporta mucho porque es la primera vez que haces un personaje que requiere de tanto tiempo, constancia, varios meses de rodaje. Aprendí mucho en esa época, aprendí de Jésica y las cosas que le suceden. Fue largo, complejo, pero la experiencia vale la pena. Me llevo las cosas que aprendí, la responsabilidad que me inculcó este trabajo, los errores. La experiencia nos da las herramientas necesarias para saber cómo lidiar con el mundo y con lo que viene, y eso es lo que me llevo con más cariño.

Diany: Yo me llevo muchas cosas buenas. Es el primer trabajo con el que rompimos el hielo, y tener la bendición de trabajar con actores de mucha experiencia, ya es un aporte grandísimo, volver a tener una oportunidad así es complicado. Enfrentarnos al lenguaje de la TV que no tiene nada que ver con el del teatro, y de alguna manera empezar a abrirnos camino, a crear relaciones con los actores, con el equipo. Y también que uno está rodeado de un equipo, no eres tú solo con el actor, está el de cámara, el de sonido, el de luces, el coordinador, un montón de gente.

El éxito puede estar en el compromiso de cada persona que participó en esta novela, porque no creo que nosotros hayamos tenido mejores o peores condiciones que en otros trabajos, pero sí creo que el hecho de respetar el trabajo personal es lo que nos ha llevado a tener un resultado, guste o no, pero con cierto decoro, está en el compromiso.

Ana Flavia: Yo me acuerdo que cuando empecé el rodaje veía todo tan grande, hasta que entramos en el calor del rodaje y nos fuimos adaptando, pero al principio sí da penita, ese arranque, el cambio de tono.

Ángel: También el sacrificio que hace todo el mundo porque sabemos que las condiciones en las que se hace TV aquí son bastante ajustadas, hay que sacrificarse mucho, invertir bastantes horas. Uno está desde temprano en un set, esas cosas son también un reto y un aprendizaje, de constancia, de sentir que vale la pena.

Abel: Fue mi primera experiencia grande en TV, había tenido otras, pero más pequeñitas. Para mí fue muy importante porque me enseñó que en TV hay que tener claro cosas que no suceden en teatro, el macheo de las emociones, que si sales de una escena que grabaste hoy, 1ro de enero, y el 31 de enero tienes una escena que es continuación de esta, el televidente la va a ver el mismo día, una detrás de otra y tú tienes que tener muy claro como terminaste allí y cómo vas a continuar, esas son cosas que aprendí con la novela y que no tenía ni idea.

Pedro: Primeramente, me llevo las amistades que hicimos ahí, otras que se fortalecieron, la relación con el equipo de producción, el nivel de confianza al que hemos llegado, la ayuda, las recomendaciones que nos han dado para otros trabajos, que nos han servido de mucho.

- ¿Cuáles son sus aspiraciones ahora?

Amelia: Yo sinceramente aspiro a poder vivir de esto que es lo que me gusta hacer, a no tener la necesidad de hacer otras cosas, y además poder escoger lo que realmente me interesa hacer dentro de este trabajo, donde sea, no sé si aquí, en otro lugar, poder tener acceso a dónde crea que estén los buenos proyectos. Quiero dedicarme a esto de a lleno, tener las condiciones, y que se respete nuestro trabajo como debe ser. Trabajar con personas que se entreguen.

Marion: Yo me veo en cualquier parte, temporadas por aquí, por allá, que pueda ser perfectamente libre, lo que yo quiero es tratar de hacer un buen trabajo. Una de las ventajas de esta profesión es poder moverte y ser versátil en cuanto a lo que puedes hacer, dónde, cómo, y yo realmente me veo en Cuba y fuera de Cuba, de hecho, muchos de nosotros ya hemos hecho algunas cosas en otros países, y yo creo que al final si eres cubano vas a serlo donde quiera que estés, y estás poniendo en alto el nombre de tu país, estás situándolo en el mapa, y vas a defenderte tú como persona y a tu país.

Por ejemplo, Cuba existe ahora mismo en Hollywood porque hay una muchacha que se llama Ana Celia que está interpretando a Marilyn Monroe, y en los medios no se habla de eso, eso es un orgullo para nuestro país, eso es válido, estamos haciendo arte y es para todo el mundo.

Ana Flavia: Uno ahora está con el mundo del internet, estamos viendo nuevas cosas que se están cocinando, talleres importantes que te puedan nutrir, y uno quiere nutrirse de lo mejor, en cualquier lugar, donde esté lo bueno.

Ángel: Aspiro a ser libre para crecer como individuo, para aprender, no quiero más nada que eso.

Diany: Yo creo que a no ser mediocre, a que la gente no sea mediocre y que se hagan buenos trabajos. Que aunque haya problemas económicos, en cuanto al contenido el trabajo sea con profundidad, con decoro.

Abel: Me gustaría mucho hacer cine.

La novela ya se acabó, pero estoy segura de que los rostros de estos siete jóvenes se quedarán por mucho tiempo en nuestros medios.

Apenas lo notaron cuando me fui. Móvil en mano, se dedicaban a sacarse más selfies, y a compartirlos por WhatsApp y en Instagram, tal como hubiesen hecho sus personajes si se volviesen a encontrar una tarde cualquiera.

Foto: Alba León/Somos Jóvenes.

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  • Revenge dijo:

    La novela muy buena; pudieron haberse limado ciertos detalles en la actuacion y los dialogos para que quedara perfecta - lo cual estoy seguro de que no se hizo por imperativos logisticos - pero el resultado es un 90 de 100. Se demuestra que cuando hay talento, responsabilidad, compromiso y ENTREGA -valga la redundancia- los efectos de las dificultades economicas pasan a un segundo plano. No hicieron falta las exhuberancias visuales de las novelas brasileñas para atrapar a la mayoria de la audiencia. Felicidades.

  • Ihova dijo:

    La mejor novela hasta ahora felicidades.

  • fenix dijo:

    novela de estos tiempos

  • Onelia dijo:

    Buena Tele Novela ,en mi viaje a Cuba comencé a verla y la continué x YouTube aquí en Managua Nicaragua donde soy residente ,muy educativa para la juventud ,los jóvenes actores se lucieron en sus personajes que a su corta edad demuestran su dedicación y empeño por ser buenos en lo que hacen , aprovecho la oportunidad para saludar y enviarle un fuerte abrazo a mi hermano,mi amigo de la infancia Iván Balmaseda Sicilia ( Mauricio en la novela ) me dio mucho gusto verlo actuar .Felicidades a todos y cada uno de los q hicieron realidad se pusiera en escena Entrega .Sería bueno una segunda parte pudiera ser con lo que quedó pendiente ,sería fantástico.Gracias .

  • Elisabet dijo:

    entrega,la novela cubana en la q se refleja la cultura y la historia de nuestro pais quiero q tenga una segunda parte

  • Mas dijo:

    Me encantaron esos muchachos, suerte en su carrera y aprovechen las oportunidades de aprender cada vez más

  • Yumay azcue dijo:

    Felicitaciones a todos, excelentes estudiantes que ya pueden nombrarse actores. No perdí un capítulo. Les admiro desde los primeros años en la ena, donde eran bien revoltosos, pero siempre cariñosos, inteligentes, especiales.

  • sandra B dijo:

    La telenovela me encanto, felicitaciones a todo el equipo de realización y los actores,hace falta que sea el patrón para próximas novelas y demostrar que si podemos darle al publico una novela de calidad.

  • Yudelkis dijo:

    MUY BUENA ACTUACIÓN.Felicito a sus maestros y profesores por la preparación que les han dado y si son empíricos, FELICIDADES IGUAL, tienen talento.Continúen así, supérense y traten de estar en todos los casting para continuar disfrutando de su presencia en la pantalla chica.

  • Sheila Castellanos Viera dijo:

    Me encantó la novela y hoy mi inspiración son ellos estos jóvenes q lograron poner en alto el nombre d la juventud a dos de ellas Ana Flavia y Diany las pude conocer en el taller de la ENA ha que ahora ese es mi objetivo seguir sus pasos y después de entrar a la escuela darlo todo porque ese es mi sueño y si logro graduarme dar mi ENTREGA como ustedes lo han demostrado

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Patricia Hernández Acevedo

Patricia Hernández Acevedo

Estudiante de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.

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