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Precios sin rosca

Por: Dayamis Sotolongo
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Los precios de los alimentos se han encarecido en los últimos tiempos.

Los precios de los alimentos se han encarecido en los últimos tiempos.

Que un tomate pueda costar hasta 5 pesos —si se paga a 25 pesos la libra y se sabe lo adulterable de las básculas—; que las malangas hayan llegado a valer meses atrás, por maltrechas que fueran, hasta 12 pesos la libra; que sazonar con ají sea casi un lujo, si se precisa desembolsar hasta 15 pesos por un pote —ni hablar de los ajíes pimientos, cuya libra puede cotizarse hasta en 25 pesos—, no simula abundancia; resulta impagable.

Incosteable, al menos, para los mismos salarios. Porque lo de los precios parece ser una espiral incontenible. De lo contrario, ¿cómo imaginar que de un día a otro hasta las manos de plátano burro tripliquen su valor, así como si nada? Es culpa de Irma —el ciclón, dicen—, que ha puesto a varios cultivos casi en peligro de extinción. Pero el in crescendo sostenido del costo de los alimentos es anterior a esa era.

Tanto que meses atrás el Consejo de la Administración Provincial adoptaba la Resolución No. 27 del 2017, la cual fijaba precios máximos minoristas para una serie de productos agrícolas que se expenden por trabajadores por cuenta propia o de forma estatal. En papeles, una libra de papa puede valer 1 peso; de plátano de fruta, 1.40 —en época de escasez—; de tomate, 4.20; de plátano vianda, 2. 60… Mas, en la vida real, usted, como yo, sabe que la carestía de las carretillas supera toda ficción.

Y no es que los vendedores ambulantes sean mandamases impunes en su parcela. Hasta el cierre de noviembre los inspectores de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) habían aplicado 21 895 multas por un valor de 815 380 pesos.

“Los precios contemplados en la Resolución no se pueden violar por ningún concepto —sostiene Deivy Carrera Calderón, jefa de grupo de la DIS—. No importa que no haya un producto, hay que venderlo como está establecido. Los decretos se han impuesto por las afectaciones al consumidor, ya sea porque no se le da la cantidad de producto establecido o por el cobro de más en alimentos que tienen los precios topados. Específicamente, a los trabajadores por cuenta propia se les aplica el Decreto-Ley No. 315, artículo 6, inciso k, el cual contempla multas de hasta 700 pesos por violar los precios establecidos por las autoridades competentes”.

Aseguran que, en esos intentos de ponerles el cascabel a los precios, se han decomisado —en lo que va de año— tres masas adulteradas de pesas; se ha llevado ante los tribunales a algunos vendedores transgresores de lo legislado; se ha supervisado con lupa desde las carretillas de Cabaiguán hasta la feria de Sancti Spíritus; se ha trabajado de conjunto con la Policía Nacional Revolucionaria…

Ha sido insuficiente, me atrevo a juzgar. Si no, ¿cómo se explica que la libra de plátano de fruta siga cotizándose a 10 pesos, cuando la encuentras, o que una piña valga 12 pesos? Ni quienes venden son kamikazes como para nadar ex profeso a contracorriente ni quienes compran pueden pagar eternamente por el timo.

Se sabe que Irma arrasó con no pocos cultivos, que las escaseces siempre han acarreado excesos, que la ley de oferta y demanda resulta vulnerable únicamente para el bolsillo de quien paga, que el consumidor sigue siendo el eslabón más débil en la cadena de las tarimas, que los desentendimientos de algunos acarrean orfandades de muchos…; mas, nada justifica violaciones.

Tras el paso del meteoro en Ciego de Ávila, Villa Clara y Cienfuegos, según referían los periódicos locales de dichas provincias, se impusieron precios tope máximos a no pocos víveres y quiero creer que, al menos allí, fueron efectivos. En Sancti Spíritus siguió rigiendo la misma Resolución —como sostenía Carrera Calderón—; pero a estas alturas resulta poco relevante: por más que le cambien el collar nos sigue mordiendo el mismo perro.

Y mientras las placitas sigan llenas de latas de mermelada de mango, cuanto más, y de vez en vez algún que otro boniato; mientras los tomates sean una ensalada exclusiva de la Plaza del Mercado; mientras la cadena campesino-intermediario-vendedor continúe siendo infranqueable; mientras haya un precio de frente al inspector y otro cuando voltee la espalda… comer —medianamente digno— seguirá convirtiéndose cada vez más en un lujo.

Sabido es, además, que una vez que los costos han dicho a subir jamás han tenido una tendencia a la inversa. Resulta eso, quizás, lo más preocupante y entonces no habrá ley alguna que los frene. Porque convengámoslo: muy a pesar nuestro, hace rato ya, los precios se fueron de rosca.

(Tomado de Escambray)

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  • Rigoberto Camacho dijo:

    Rigo.
    Por favor quiero que me comenté porqué el precio periódico a criado desde $8,20 A $42.00 CUP.
    Gracias
    .

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