Cubadebate

Las Tunas y Matanzas alcanzaron sus primeras victorias de la postemporada al superar a Ciego de Ávila y Sancti Spíritus, respectivamente, dos conjuntos a los que les faltó picardía en los desafíos de la tarde. Los avileños de Roger Machado se desmantelaron a la defensa, una de sus armas más poderosas en el último lustro, y dejaron escapar el primer duelo frente a los Leñadores, aupados por una vibrante afición que colmó los espacios del parque Julio Antonio Mella.

A esta hora ya no es noticia que Alfredo Despaigne es el nuevo recordista en jonrones para una Serie Nacional. Anoche, con el bate partido, se llevó las cercas del Latino con extrema facilidad y llegó a los 34 cuadrangulares, aunque parece no le bastó, pues al final despachó otra Mizuno 200, confirmándose como el toletero de más poder en la pelota cubana, o al menos el más constante en cuanto a producción de vuelacercas se refiere. Debutó en el 2004 con diez batazos de vuelta completa y aumentó a 15 y 16 en los campeonatos posteriores.

Salvo el cambio de líder en Occidente, el panorama de la Serie Nacional de Béisbol permaneció inamovible luego de la jornada de este miércoles, en la que se produjo una lechada y se conectaron nueve cuadrangulares, ninguno de ellos salido del bate de Alfredo Despaigne, quien arribó a una semana exacta sin llevarse las cercas, todo un suceso. No obstante, los Alazanes de Granma se las arreglaron para doblegar 6-1 a los Tigres de Ciego de Ávila y mantener la estrecha a ventaja sobre Santiago de Cuba en la lucha por la clasificación oriental.

Este martes la historia de los no hit no run tuvo un nuevo capítulo, protagonizado por los holguineros Raimar Navarro y Pablo Millán Fernández, con la peculiaridad de que este es el primero que se concreta en extrainnings. Raimar, un derecho de 20 años, natural del municipio Frank País, sorteó las complicaciones por su descontrol (siete boletos y un pelotazo) durante nueve capítulos, solo que sus compañeros también encontraron en Frank Madán un hueso muy duro de roer.

La alegría prima en Metros, los jugadores disfrutan al final de los partidos, enaltecidos por los cánticos de la grada. Solo tengo el temor de ver el próximo año a Roberto Carlos Ramírez defendiendo el campo corto en el Latino en vez de hacerlo en el Changa Mederos, o a Stayler Hernández alardeando de poder con sus batazos, o a Barcelán sufriendo en el banco la suplencia, porque ésta es una de las tristes realidades que golpean a Metros: sueltan jugadores que después tienen que mirar los toros desde la barrera en el gran vecino azul.