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Trampas para la política exterior estadounidense en el período 2025-2029

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La bandera estadounidense ondea frente a la cúpula del Capitolio de los Estados Unidos el 10 de septiembre de 2021 en Washington, DC. Foto: Drew Angerer / GETTY IMAGES

En momentos en que están en pleno desarrollo los actos políticos de campaña con vista a las elecciones presidenciales de noviembre del 2024, se multiplican los pronósticos sobre personas y partidos, tanto con vista al máximo puesto ejecutivo, como respecto a mayorías y minorías en senados y cámaras federales y estaduales.

Poco se escribe, sin embargo, sobre aquellos temas internos que deberán ser abordados de una u otra manera por el futuro gobierno y, mucho menos, sobre cómo se articulará la política exterior estadounidense para el período 2025-2029.

Es difícil realizar dicho ejercicio, incluso construir escenarios alternativos, teniendo en cuenta no solo la falta de consenso interno respecto a prioridades nacionales y de cara al exterior, sino también, por desconocerse las variables sobre la preparación, el conocimiento y los objetivos que tendrán aquellos que asuman la tarea desde los puestos claves de gobierno.

Resulta obvio que en ese período, como en cualquier otro, Estados Unidos intentará mantener su posición de liderazgo en los temas internacionales, sometiendo a supuestos aliados, presionando a terceros, lanzando acciones militares e imponiendo sanciones económicas de todo tipo contra aquellos que tengan intereses opuestos. Las preguntas serían, cómo esperan hacerlo, si tienen la capacidad real para lograrlo y si existe un consenso interno sobre prioridades y agenda.

Los discursos de campaña aportan poco en ese sentido, pues de manera progresiva, los potenciales candidatos presentan declaraciones menos elaboradas, donde la visión del mundo y sus problemas ha sido sustituida por simples impulsos digitales, clics e imágenes, consignas, más que contenidos razonados.

No obstante, queda al menos el recurso de buscar cierta orientación a través de la consulta de proyecciones elaboradas por expertos que han tenido, o tienen, cierta actuación dentro de agencias federales relacionadas con la política exterior, que cuentan con capacidades para delinear planteamientos teóricos y que pueden caracterizarse además como una especie de funcionarios-vértices, ya que han estado al frente de un ente ejecutivo importante, o hacia sus posiciones directivas ha tributado el pensamiento de cientos de subordinados, durante largos años.

Son personas que han tenido además la responsabilidad de tratar de defender la “visión estadounidense” en infinidad de eventos públicos, dentro y fuera de Estados Unidos, y se han visto obligados a responder a preguntas más allá de los “puntos de conversación” que llevaban elaborados en sus agendas para cada caso.

No existe una metodología establecida para escoger dichas fuentes y cualquier resultado entrañaría un riesgo de error, pero en cualquier caso son relevantes, se coincida o no con las fundamentaciones que ofrecen. En este ejercicio podemos ser parte de la equivocación que significaría pensar que la política exterior estadounidense se basa en razonamientos profundos, coherentes y consensuados, sustentados por datos históricos, que observan reglas claras e inviolables.

Pero cada vez más la política exterior de aquel país es cortoplacista, accidentada, caótica, mal implementada, declarativa más que ejecutiva, responde a intereses económicos muy específicos y en muchas ocasiones contradice lo que teóricamente se ha considerado como el llamado interés nacional y se ha reflejado en tal categoría sobre documentos programáticos.

Para el análisis que proponemos se han escogido reflexiones de Richard Haass, presidente durante 20 años del Consejo de Relaciones Exteriores y funcionario gubernamental desde el gobierno de James Carter hasta George Bush; Robert Gates, secretario de Defensa tanto para George W. Bush, como para los primeros años de Barack Obama; más Jake Sullivan, ex jefe de oficina de Hillary Clinton como secretaria de Estado y asesor de seguridad nacional de Joe Biden como presidente.

Los dos primeros han alternado sus funciones bajo el manto de demócratas y republicanos. La experiencia del tercero no está balanceada en ese sentido con una cuarta figura, pero aporta una visión de doce años desde cargos ejecutivos recientes, un período en el que no existe una fuente similar entre las huestes republicanas y mucho menos alguien con un pensamiento intelectual de cierta elaboración. Sería una distracción recurrir a lo escrito o dicho por alguien como John Bolton.

Si bien desde Cuba, como desde el resto del mundo, se difiere con la argumentación de sus razonamientos, es interesante revisar los puntos de coincidencia entre sus apreciaciones en cuanto a los principales retos para Estados Unidos en sus relaciones con el mundo y en cómo hacerle frente a los mismos en el futuro inmediato.

Paradójicamente los tres coinciden en que quizás la mayor limitante, el principal “enemigo” en la actualidad, no es externo, sino que se encuentra al interior de los Estados Unidos.

Haass lo expresó de la manera más dramática, al romper con el tema principal de atención en su larga carrera en el servicio público y escribir un libro sobre política interna, The Bill of Obligations, en el que se explica que “el principal peligro para el país, sin embargo, no viene desde el exterior sino desde dentro, de ningún otro que nosotros mismos. La pregunta es si los estadounidenses están preparados para hacer lo que se requiere para salvar la democracia”, entendiéndose este último término como el conjunto de reglas del rejuego político al que la mayoría no tiene acceso.

Haass considera que más allá del debate sobre los derechos de cada cual, se debe formar una conciencia sobre las obligaciones de cada ciudadano y define las diez que considera principales: estar informado, involucrarse, estar dispuesto a llegar a acuerdos, tener un comportamiento civilizado, rechazar la violencia, dar valor a las normas, promover el bien común, respetar el servicio gubernamental, apoyar la enseñanza de valores cívicos, poner al país por delante. Dicho de otra manera, una contralectura de todas las conductas representadas en el trumpismo.

Es tal la crisis de valores al interior de Estados Unidos que Haass plantea que “nuestra situación política doméstica no es solo una con la que otros no quieren tener parecido (…) ha introducido un grado de imprevisibilidad y una falta de fiabilidad que es realmente venenosa (…) hace muy difícil para nuestros amigos depender de nosotros”.

Para Haass lo que diferencia la actual coyuntura de cualquier otra anterior es que en ninguna “hubo amenazas para el sistema, su tejido”, como existirían ahora.
Gates, por su parte, con una visión más de Estado Mayor y distante de las contradicciones que se manifiestan en la base social del país, describe ese riesgo diciendo que “en el mismo momento en que eventos demandan una fuerte y coherente respuesta de los Estados Unidos, el país no puede dar una.

Su liderazgo fracturado —Republicanos y Demócratas, en la Casa Blanca y el Congreso —ha fallado” incluyendo “la articulación de una estrategia al más largo plazo” y la explicación “a todos los estadounidenses” de los riesgos externos. Más adelante planteó “Estados Unidos se encuentra en una posición particularmente traicionera: enfrenta adversarios (…) incapaz de ensamblar la unidad y la fuerza necesaria para disuadirlos (…) la disfuncionalidad ha convertido al poder estadounidense en errático e inconfiable”.

En la visión del ex secretario los legisladores del país han fallado además a la hora de aprobar el presupuesto del país, en particular las modalidades para los gastos militares y por no poner límites a los gastos sociales. Es decir, estaría aún por mayores desequilibrios.

Dejando claras sus preocupaciones de cara al 2024, Gates escribió que “el desdén del ex presidente Donald Trump hacia los aliados de EE. UU. (…) su disposición a poner en duda el compromiso de los Estados Unidos respecto a sus aliados de la OTAN, y su comportamiento generalmente errático, minaron la credibilidad y respeto hacia EE. UU. por todo el mundo”. En varias ocasiones el ex funcionario relaciona otros errores de Trump.

A Sullivan también preocupan los problemas internos que estarían minando la capacidad estadounidense para actuar en el exterior y aunque no los explica con total transparencia, señala que “el poder internacional depende de una economía interna fuerte, medida no sólo por su tamaño o eficiencia, sino también por el grado en que responde a todos los estadounidenses”.

Más adelante agrega, “no debe haber dudas de que Washington necesita romper la barrera entre la política doméstica y la externa y de que mayores inversiones públicas son un componente esencial de la política exterior”.

Se trata de tres maneras distintas de decir que el mapa político interno estadounidense está muy segmentado y polarizado, que la clase política está cada vez más distante de la base social, que la opinión pública no podría apoyar ninguna incursión militar costosa y a largo plazo en el exterior y mucho menos comprender que se aprueben grandes gastos para apoyar “aliados”, como se ha hecho en situaciones recientes con Ucrania e Israel.

Los tres autores coinciden en que la política exterior se define en un contexto totalmente nuevo en el ámbito internacional y, con sus diferencias, se refieren al enfrentamiento entre Grandes Poderes, que está recogido en la doctrina estadounidense más actualizada sobre seguridad nacional.

Se trata de, en primer lugar, tratar de contener el empuje de la República Popular China en todos los frentes y de Rusia, en segundo lugar, básicamente en el plano militar. La India es mencionada como un factor de equilibrio que estaría jugando a favor de los intereses de Estados Unidos. Europa es una especie de retaguardia segura y el llamado Sur Global es aquella zona del mundo que hay que atender solo para debilitar los avances chinos y rusos, no porque ella misma sea significativa dentro de la comunidad internacional. Asia y África se mencionan algunas veces, América Latina y el Caribe ninguna.

En el enfrentamiento a esas otras grandes potencias tendrían un valor de primer orden para Estados Unidos todo lo que se haga para impedir que China ejerza soberanía sobre Taiwán y evitar una victoria de Rusia en su operación militar en territorio ucraniano. En el primero de los casos las visiones van desde la posición de Gates de evitar “errores de interpretación chinos” a través del uso de la fuerza militar, hasta la comprensión de Sullivan de que China y Estados Unidos son países “muy interdependientes”, entre los que las cuestiones económicas tienen un papel de primer orden.

Es esta segunda visión la que trataría de transformar lo que Donald Trump y los sectores de las prácticas del libre comercio han denominado como “desconexión” (de-coupling) económica respecto a China, en algo también impracticable pero un poco más realista denominado “reducción de riesgos” (de-risking), evitando una relación económica estrecha en aquellos sectores que puedan constituir un riesgo para la seguridad nacional.

En relación con lo que plantean los autores como opciones para el caso de Ucrania, apenas unos meses transcurridos después de sus afirmaciones la realidad en el terreno indicaría que Rusia no sufre el efecto de las sanciones impuestas por EE. UU. y la OTAN en la forma que fueron diseñadas, que algunas de ellas han tenido un efecto más determinante y negativo sobre zonas de la Unión Europea, que Ucrania depende completamente del envío constante de recursos y medios, que no pueden ser ofrecidos de forma ilimitada.

En ninguno de las tres reflexiones se mencionaron como una prioridad la estabilidad, o la paz en el Medio Oriente, ni se alertó sobre riesgos. Más bien es un área pretérita de la que hubo que partir de forma desordenada, para dedicar tiempo y recursos a los “nuevos retos”.

Si se parte del supuesto teórico de que es difícil aceptar la teoría de que los servicios especiales israelíes desconocían en toda la línea los preparativos militares realizados por la resistencia palestina de cara a los hechos del 7 de octubre del 2023, entonces quedan solo dos opciones respecto a lo que puede haber comunicado, o no, Tel Aviv a Washington en los días previos.

El gobierno de Netanyahu pudo haber compartido parte de sus hallazgos de inteligencia con las agencias federales estadounidenses e incluso el tipo de respuesta que tenía previsto dar, o no hubo alertas, lo cual dejaba al gobierno de Biden con la única opción de respaldar inequívocamente el genocidio israelí.

Habría al menos tres factores adicionales a tener en cuenta a la hora de valorar el acompañamiento estadounidense: la magnitud con que el aparato de propaganda corporativa apoyó de manera irrestricta las primeras acciones israelitas y la forma en que asumieron posturas menos entusiastas cuando las cifras de víctimas civiles palestinas aumentaban.

El segundo tiene que ver con la manera en que los paquetes de ayuda militar al ejército israelita fueron aprobados por la Casa Blanca, sin supervisión congresional. Tercero, al interior de la sociedad estadounidense se produjo una movilización contra las acciones israelitas posiblemente superior a los sentimientos antirrusos generados por las acciones en Ucrania.

Esta situación crítica, que aún se encuentra en pleno desarrollo y con posibilidades de escalar, deberá sin dudas sumarse a los escenarios que se construyan para la posible acción exterior estadounidense en el período 2025-2029. Al parecer los estrategas mencionados en el presente texto no tenían en sus predicciones la posible actuación de aliados insubordinados con agendas propias.

En sus visiones hacia futuro, los tres autores también comparten ciertas coincidencias. Gates sentencia que “en el mejor de los mundos —uno en el que gobierno estadounidense tenga apoyo público, líderes enérgicos y una estrategia coherente— estos adversarios (China y Rusia) representarán un reto formidable. Pero la escena interna hoy está lejos de tener orden: el público estadounidense mira hacia adentro; el Congreso ha descendido a los dimes y diretes, y sucesivos presidentes ha desatendido o hecho un trabajo pobre al explicar el papel global de Estados Unidos (…) El peligro es real”.

Para Sullivan, que escribe desde la lógica de que las políticas de Biden han sido correctas y que, por tanto, debe ser reelecto, aún hay varios objetivos no alcanzados. Por ello plantea:

“Estados Unidos se encuentra ahora al comienzo de una tercera era: una en la cual se está ajustando a un nuevo período de competencia en una época de interdependencia y retos transnacionales (…) El resultado de esta fase no estará determinado solamente por fuerzas externas. También, en larga extensión, será decidido por las propias elecciones de los Estados Unidos”.

La manera en la que Haass se refirió al mismo problema fue diciendo: “no estamos donde necesitamos estar y no estamos en la trayectoria en que deberíamos estar (…) nuestra habilidad para tener un papel en el mundo y nuestra habilidad para hacerlo de manera efectiva depende de algo que damos por sentado, esencialmente una democracia funcional. Bueno, ya no tenemos ese lujo. No lo podemos dar por sentado (…) nunca pensé que diría algo como eso”.

Si se tiene en cuenta que el Partido Republicano en términos prácticos no existe, como entidad política con cierta estructura de niveles de mando, en la forma en que se conoció durante los últimos cien años. Si se conoce que el Partido Demócrata por su parte ha retrasado una transición de liderazgo, debido a la incapacidad de ciertos cacicazgos internos para dar espacio a sectores más jóvenes, que migran más hacia la izquierda del espectro.

Si a ello se le suma que a la altura de enero del 2024 cuarenta y cinco miembros del Congreso (7 senadores y 38 miembros de la Cámara) han preferido no ir a reelección; que han aumentado los casos de corrupción de legisladores en activo y que ambas cámaras están divididas entre los partidos a proporciones casi similares; entonces podrá tenerse una idea de algunos de los problemas más generales que enfrenta la clase política de ese país.

Si a lo anterior se suma que aún no se ha articulado una explicación plausible para el hecho de que Estados Unidos fuera el país con más víctimas per cápita causadas por la COVID-19 entre países desarrollados y aún menos desarrollados; que las personas sin hogar sobrepasan el medio millón, con el total más alto de la última década; que más de cien mil individuos fallecieron en los últimos 12 meses producto solo de sobredosis de fentanilo (excluyendo otras drogas); que 40 000 individuos en el 2023 fueron víctimas de la violencia armada y que de los 3,2 millones de fallecimientos al año al menos la mitad se debe a enfermedades que se pudieron prevenir; se comprenderá que los estadounidenses como electorado tienen fuertes razones para reclamar que se preste atención hacia el interior de su país, más que hacia el exterior.

Están disponibles un sin número de estadísticas sobre los desequilibrios en cuanto el acceso a la riqueza, niveles de ingreso y ahorros en bancos.
Las elecciones presidenciales del 2020 “costaron” 14 000 millones de dólares en cuanto a contribuciones de grandes y pequeños donantes.

Cien individuos de aquel país contribuyeron a esos fondos con totales que se cuantificaron entre 178 y 3,2 millones dólares. Un total de 2 476 comités de acción política de intereses muy específicos recaudaron 2,7 miles de millones de dólares con igual propósito. Todos estos en su conjunto son los que hacen las apuestas y eligen al jinete ganador.

Por ahora, los nombres que más se escuchan son Trump y Biden, pero para aquellos que realmente deciden las opciones están mucho más abiertas, en correspondencia con la diversidad de problemas que enfrenta el país. Detrás del telón se escucha el tic-tac de una probable nueva crisis financiera, al estilo 2008, que estaría por repetirse. La evolución imprevista de un conflicto militar regional, que pueda adquirir proporciones internacionales, subyace en varios puntos del planeta.

Nunca antes en la historia reciente de Estados Unidos han sido mayores las posibilidades de que se rompan de manera definitiva la reglas mediante las cuales las clases gobernantes han compartido el poder. La tendencia clara, formaciones políticas aparte, es hacia mayor autoritarismo y menor inclusividad.

Se han publicado 22 comentarios



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  • Ortelio Vargas dijo:

    Cuba seguirá embargada y empobrecida.Eso es lo que debe preocuparnos

  • Carlos Manuel dijo:

    Brillante análisis de Cabañas. El punto de equilibrio en la política o geopolítica estadounidense cada día está más cerca de quebrarse, solo falta una fuerza alternativa que la termine de sacudir. El peligro real está en que esa fuerza sea más de extrema derecha y en el afán de mantener la hegemonía imperial provoque una catástrofe.
    El solo hecho de que los republicanos apuesten por Trump y los demócratas por Biden, es una prueba inequívoca de que ese es un país enfermo en valores y que progresivamente va perdiendo el liderazgo que su economía, el patrón dólar y la fortaleza militar le ha dado.
    Cuba mientras tanto está y continúa bajo los mismos peligros y en lo personal mi preocupación es si tendremos entre tantos errores y problemas de liderazgo en la etapa post Fidel, la capacidad de salvarnos

    • cubanomas dijo:

      Pero que dice usted, que problemas de liderazgo tenemos nosotros? O usted no confia en la nueva generacion, en nuestro presidente y su consejo de ministros?

      • krad dijo:

        no no confiamos

    • Lena dijo:

      Carlos Manuel ¿ qué problema de liderazgo tiene nuestro país? ¿ Qué disparate es ese? Tenemos un presidente brillante, mejor no puede ser. El resto de los dirigentes de la Revolución son magníficos. La capacidad de salvarnos la tenemos hace más de 60 años o porqué usted cree que esta viva la Revolución a estas alturas.
      Le saludo.

  • Martinez dijo:

    Dediquemonos a nuestros problemas,que tenemos muchísimos, dejemos al vecino que gaste su dinero en lo quiera siempre y cuando no nos afecte.

    • Yami dijo:

      El problema es que si nos afecta. No se puede hacer como el avestruz.
      No porque cierres los ojos van a desaparecer los problemas.

    • Alejandro dijo:

      Excelente
      Comentario

  • Eduardo Dorta Baños dijo:

    Excelente análisis.

  • juan dijo:

    Creo que si que USA esta amenazado por una extrema derecha que quiere acabar con la democracia, (ya lo intentaron 1/4/2020) pero la democracia se impuso y ahora lo volveran a intentar implantar una dictadura, pero estoy seguro que una vez mas la democracia se impondra, la mayor parte del pueblo norteamericano es culta, y comprende las ventajas de la democracia, y como siempre el pais saldra adelante y derrotara todas los retos actuales y futuros que surjan

  • Miguel dijo:

    El tema norteamericano es tan complicado como tan sencillo: Se complica todo por el circo de las elecciones, pero después usted se da cuenta que caen en la estupidez de recolectar a todas las mentes retorcidas, criminales y corruptas posibles para formar gobierno, esta debilidad demostrada tenemos que sacarle provecho. Estados Unidos es un gigante económico pero un enano político, tienen un gran ejército pero tiene poco celebro para usarlo. Nuestro Comandante en Jefe dijo una vez..''El imperio es muy grande pero con una traquea pequeña''

    • Israelssp dijo:

      Coincido con usted, lo apoyo, gracias

  • Julio Suárez Vargas dijo:

    Soy JSV, La ONAT ¿Que acciones realiza la ONAT con la personas No se inscriben en este organismo Evaden el FICO ? En Holguin abundan estan personas (no creo Holguin sea la expcion) comercian mercancias de todo tipo, asimismo trabajos y servicios y no aportan a la Seguridad Social.

  • Zatarra dijo:

    Me parece simplista de su parte al decir que "dejemos al vecino"....etc....Es que ese vecino no nos deja a nosotros. Este nuestro país quiere caminar en este mundo globalizado pero "ese vecino no quiere" y seguirá tratando de que avancemos. Y precisamente en este mundo globalizado es muy difícil avanzar con los traspiés que se nos ponen. Esa visión que algunos no quieren conocer es nuestro principal freno y este freno está diseñado para ello. Cuando he opinado aquí siempre digo que el Bloqueo no se puede desconocer. Llegará el día que dirán que somos los bloqueadores de EEUU ?, pregunto. Lo que sí es seguro es que no lo quitarán y debemos acompañar y creer en nuestra dirección, que no hace otra cosa que instarnos a trabajar, trabajar eficiente ser austeros y creativos y no perder la justicia social como principio,..me parece que no hay otra opción.

    • Israelssp dijo:

      De acuerdo con usted

  • AAD dijo:

    Un escenerario bastante complejo y sin esperanzas claras de mejoria donde los temas principales de politica exterior tienden a complejizarse en tanto China y Rusia muestran signos importantes de recuperacion economica imposibles de predecir su alcance y estimados de llegar en breve a convertirse en economias mas consolidadas, con visione estrategicas diferentes a las de EEUU, donde primen los intereses de sus naciones, la cooperación y ayuda con otras naciones sobre bases de intercambios justos y mas equitativos, aportando cada cual acorde a sus potencialidades y capacidades productivas sin que primen los intereses de la guerra, del complejo militar industrial, de los grandes bancos, de los multimillonarios vinculados a empresas biofarmaceuticas, tecnologicas y de comunicaciones que han sacado mejor partido de todo el desastre economico mundial de los ultimos anos y que continuaran priorizando sus intereses sin tener el costo social que ello genera. Hay otros actores no menos importantes a tener en cuenta en la relación y avance de vinculos con paises asiaticos, africanos y mas cercano con América Latina, donde empiezan a aparecer expresiones preocupantes de sectores ultraderechistas en el poder, con abierta inclinación a favorecer políticas antipopulaes y neoliberales en detrimento de sus naciones y que a mediano y corto plazo pueden complejizar aun mas los intereses del gran capital norteamericano de garantizar su hegemonia en esas regiones. En ese comlejo panorama emerge el analisis del futuro de las relaciones con Cuba, pais al que durante 60 anos han negado toda posibilidad de relaciones bilaterales serias y se continua apostando al desastre ecnomico, a lapolitica de presiones, recrudecimiento del bloqueo mas criminal del planeta, a la desestabiizacion interna en busca del objetivo fundacional de apoderarse de nuestro territorio y eliminar el ejemplo que ante el mundo subdesarrollado representamos. Sea uno u otro el candidato que finalmente las elites de poder decidan situar en el poder, ahi la importancia de consoidar njuestro socialismo, de rectificar en materia economica todo lo que tenga que ser cambiado, de potenciar el desarrollo de nuestras fuerzas productivas con nuestros propios recursos, capacidades y potencial humano, de frenar con politicas mas coherentes y atemperadas, con proyectos que realmente ofrezcan esperanzas de proyetos de vida para los jovenes, el exodo de profesionales que tanto dano hacen a un pais envejecido cada vez mas como nos esta ocurriendo, en fin, que mas alla de mirar hacia afuera, donde cambiara el perro pero seguira el mismo collar, hacen falta reflexiones internas que proyecten la confianza que debemos tener en nuestras politicas internas, en la linea trazada por el PCC, en la seguridad de que podremos salir y salir victoriosos de la compleja coyuntura economica, financier y social en la que vivimos, porque tenemos historia, valores y voluntad de resistir desarrollandonos y avanzando a pesar de que el escenario electoral y de politica exterior del vecino, no proyecte un cambio de actitud hacia nosotros y que continuen desoyendo los reclamos mundial y de sectores internos por un acercamiento mayor al pequeno pais vecino que solo desea vivir en paz, defendiendo su soberania y sin negociar uno solo de nuestros principios. Repito, es una buena y oportna reflexión sobre la fiera imperialista que nos desprecia, en abierta decadencia de valores y sorda ante las verdaderas necesidades economicas, ecologicas, medioambientales y de seguridad del mundo y con la cual tendremos que seguir labrando con paciencia la posiblidad de un futuro mejor entre nuestras dos naciones a las que tantos vinculos historicos, culturales, politicos y economicos nos unen. Gracias.

  • Israelssp dijo:

    Como siempre profundo análisis de Cabañas, es el Alarcón de hoy, todo lo que suceda en ese país repercute en el mundo y Cuba es parte de él y bien visible para esos políticos, eso lo sabremos sortear con unidad nacional, no sólo con nuestros líderes, jóvenes pero preparados, con un Raúl viejo, pero vivo y lucido

  • Maka dijo:

    Coincido en lo riesgoso de estos tipos de análisis, coincido también en los razonamientos realizados. Considero que para sumarle objetividad debió considerarse la ¨variable¨ del tema migratorio como elemento que viene adquiriendo relevancia en la conformación de la política exterior de los EUA. Y, .... ése es un tema que nos roza.
    Saludos

  • el estudiante dijo:

    EEUU en su arrogancia e ignorancia supinas ha sido sobrepasado por la Historia. Ya hoy no tiene cabida en este nuevo mundo ni en este nuevo orden. Cualquier administración que emerja de las elecciones llegará fracturada y manca al escenario global. Si a ello se le suma que la tendencia actual es la de los políticos norteamericanos a inventar una causa célebre para secuestrar un país, y en el proceso saquearlo (estilo Cuba, estilo Ucrania, estilo Venezuela, estilo China, estilo Taiwan, estilo Corea del Sur, estilo Japón, etc.), entonces comprenderemos que se dirigen irremisiblemente hacia el abismo. Para botón de muestra: Cuando Blinken fue interrogado sobre los fondos para Ucrania, su estrabismo se acentuó y solo alcanzó a murmurar que el 90 % de ese dinero se quedaba en los EEUU para pagar deudas y comisiones. Qué nos queda? Nos queda el de-coupling y el de-risking. Pero seguimos mirando a las tiendas de Miami para nuestras compras...

  • Miguel dijo:

    Sobre este tema: ...''En el enfrentamiento a esas otras grandes potencias tendrían un valor de primer orden para Estados Unidos todo lo que se haga para impedir que China ejerza soberanía sobre Taiwán y evitar una victoria de Rusia en su operación militar en territorio ucraniano. En el primero de los casos las visiones van desde la posición de Gates de evitar “errores de interpretación chinos” a través del uso de la fuerza militar, hasta la comprensión de Sullivan de que China y Estados Unidos son países “muy interdependientes”, entre los que las cuestiones económicas tienen un papel de primer orden...''
    AL RESPECTO COMENTO LO SIGUIENTE: ...''China no debe preocuparse mucho por Taiwan, porque se desgataría en ese frente que es lo que precisamente quieren los EE.UU, como quiera Taiwan es de China quieran o no. CHINA debe seguir sin distracción su vertiginoso desarrollo y en cuanto al frente europeo, los EE.UU saben que el caso Ukraniano está perdido, así que solo les queda la guerra de propaganda para también desgastar a Rusia, pero Rusia está haciendo bien las cosas, muchos ataques de precisión sin desgastar sus fuerzas y renovando y haciendo mas eficientes a sus armas.

  • juan dijo:

    Por mas que utilice terminos rebuscados para descalificar a USA, lo que se pone de manifiesto es "su arrogancia e ignorancia supinas" al sentenciar que "ha sido sobrepasado por la Historia. Ya hoy no tiene cabida en este nuevo mundo ni en este nuevo orden" puesto que cualquiera puede facilmente usando "gogle" comprobar que USA sigue siendo con mucho la primera economia mundial y el pais mas influyente del mundo, economico, cultural, politico en fin; en su propia opinion (que piensa es la de todos o que quiere imponer) "comprenderemos que se dirigen irremisiblemente hacia el abismo" -le digo una vez mas los propios deseos a pesar de la envidia o animadversion que se pueda sentir no son de echo una prediccion seria

  • Yipsydiazcgmaul.com dijo:

    Muy buen artículo ..Y aunque muchos lo.vemod así .Aquí está explicado en forma coherente.
    Es imperio agonizante , pero quiere llevar al mundo a su muerte.

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José Ramón Cabañas Rodríguez

José Ramón Cabañas Rodríguez

Director del Centro de Investigaciones de Política Internacional.

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