¿Qué pasó en Haarlem? La pregunta recurrente
Foto: Daniele Combi.
Con el último out de los Alazanes de Granma ante Italia, cientos, miles de cubanos volvieron a hacerse la pregunta: ¿Qué pasó en Haarlem?, que va desde lo insólito de no ganar un partido en un evento internacional (los estadísticos buscan y buscan y no encuentran antecedentes), hasta la dura resignación de que al béisbol cubano actual le costará mucho volver a ganar un torneo si no se cambian métodos, estrategias y decisiones.
Lo más fácil es decir ahora que los campeones nacionales de Cuba batearon apenas 198, anotaron apenas cuatro veces en cinco juegos, recibieron tres lechadas, conectaron apenas tres extrabases y se tomaron 29 ponches. También, para completar la información, sus lanzadores trabajaron para 2.97 promedio de carreras limpias, dieron 16 boletos y propinaron 19 ponches, en tanto a la defensa el equipo cometió tres pifias.
Sin embargo, bien lo sabemos todos, la pelota no es solo números y estadísticas, sino la interpretación de ellas en un contexto que no era del más alto nivel y del que regresamos triunfadores por última vez en el 2014, pues en la versión del 2018 también perdimos cinco veces consecutivas, aunque luego ganamos dos desafíos y terminamos cuartos.
Precisamente, desde el 2018 he venido comentando cada una de estas derrotas o descalabros y tras una breve búsqueda encontré que lo que podría escribir ahora ya está en papel, tinta y en internet, porque se viene relatando desde hace cuatro años. Por tanto, a la interrogante del titular podemos encontrarle su respuesta en los siguientes párrafos:
2018: Tras el segundo lugar en Barranquilla
Lo preocupante, a la par de todo lo anterior en materia deportiva, es que el pueblo llegue a perder la fe en sus peloteros y en las Series Nacionales que por tantos años han sido el principal espectáculo sociocultural del país. O que llegue a la resignación de que no disputaremos más los puestos cimeros internacionalmente porque “ya no nos tocan”.
Si esta plata de Barranquilla no remueve los cimientos de nuestro béisbol, mañana habrá pantalla en el estadio Latinoamericano y Alfredo Despaigne seguirá quizás su imponente paso por la Liga Profesional de Japón, pero dentro de cada niño, joven, mujer o adulto que vibra con un swing, un jonrón o un fildeo se irá apagando, poco a poco, una de las pasiones y orgullos más grandes que hemos tenido como cubanos desde finales del siglo XIX. Todavía estamos a tiempo. Todos.
2018: Luego del quinto lugar en la categoría sub-15
Es hora de asumir quizás decisiones más valientes. Como mismo realiza el país cambios socioeconómicos y hasta debatimos temas trascendentales en el nuevo proyecto de constitución, es hora de hacerlo en el béisbol, no por ser el ombligo de nuestro deporte, sino por ser el de mayor impacto en la vida y la cultura de la nación desde hace más de un siglo.
¿Qué impide diferenciar el pago entre los jugadores que intervienen en la primera parte de la Serie Nacional y los que darán el espectáculo en la segunda? ¿Cuándo arreglaremos que los mentores ganen más que el jugador menos experimentado que tienen bajo su mando? ¿No será posible ya asumir o llamar para preselecciones nacionales a jugadores cubanos que no desertaron de ningún equipo nacional, pero que hoy se desempeñan en ligas profesionales, siempre y cuando acepten nuestras condiciones, tal y como ya hacemos en otros deportes?
2019: Luego del desastre en los Panamericanos de Lima
La noche fría del 30 de julio del 2019 en el estadio de Villa María del Triunfo implica, por enésima vez, el terror que teníamos de ser eliminados antes de tiempo. Así pasó en Barranquilla hace un año, así sucedió en el último Clásico Mundial, así nos sucederá en el Premier 12 si los cambios siguen siendo de maquillaje y no en profundidad. Es innegable que duele, que nunca se está preparado para conjugar razones y emociones en la justa medida.
Pero la película de terror vivida en la capital peruana está centrada en volver a creer que era posible un triunfo cuando las columnas que lo podían sostener no estaban sólidas y sobre las que se necesitan cambios humanos y técnicos. La última filmación contra Argentina será una escena de puro rodaje. Y ojalá, por el bien de los espectadores, no terminemos asesinados por lo inaudito.
2019: Con las luces apagadas del Premier 12
Es cierto que llegó el momento de renovar nuestra selección nacional con nombres que se lo ganen en nuestras Series Nacionales u otros que sean convocados por su desempeño en ligas profesionales en todo el mundo, pero también hay que acabar de perfilar una dirección técnica que trabaje en este banco de problemas, pues certamen tras certamen vemos los mismos errores y cada vez, en lugar de avanzar, retrocedemos.
Se acabó el Premier para Cuba con una crónica anunciada, aunque lamentable la sequía ofensiva. Buscar el boleto olímpico en el preolímpico de las Américas en marzo del 2020 tampoco será fácil y no parece al alcance de la mano si no armamos un conjunto capaz de restañar estas heridas vistas en suelo coreano.
2020: Tras quedar eliminados en el Preolímpico
Impaciencia en el home, poca producción de carreras, swing de fuerza en lugar de swing de contacto, mal corrido de las bases, falta de liderazgos ofensivos y en el staff de pitcheo, demasiado conservadurismo a la hora de dirigir, muchos cambios de mentores en poco tiempo y una generación que ha envejecido sin la debida renovación de éxitos colman las causas de nuestros reveses, aunque no son las únicas.
Hoy la ciencia puede ganar un juego, darle la bienvenida a un campeonato y regalar muchos triunfos si se aplica con serenidad, sin maratones o por la fuerza. Estadísticas que antes nadie miraba pueden decidir turnos en una alineación en la cual, por ejemplo, ya está demostrado que el mejor hombre no es el tercero, sino el segundo.
Entrenar jugando, en lugar de preparaciones largas, marca el ritmo en el planeta béisbol y nosotros seguimos aferrados muchas veces a un pasado glorioso, pero sin vigencia para recuperar lo perdido.
Impulsar carreras, dar jonrones, mejorar el control, entrenar mucho la defensa de campo, saber realizar ajustes en cada turno al bate y hasta en cada lanzamiento persisten como espadas afiladas y garantía de triunfos.
La realidad es que todo eso y más lo hemos perdido en las selecciones nacionales, no lo aplicamos en la justa doméstica y menos en categorías juveniles. Y nuestros rivales crecen y ya no son solo Estados Unidos o Japón los verdugos más fuertes, pues se han sumado Canadá, Holanda, Puerto Rico, Venezuela y hasta Colombia,
¿Qué pasó en HAARLEM? Todo esto y más.
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yo no se nada de beisbol pero he escuchado en varias ocasiones los Alazanes, porque al equipo ganador de nuestra serie nacional debemos obligarlos a tener refuerzos. no cubren las expectativas estos refuerzos. digan que fue un equipo Cuba y ya.
Esto es como la agricultura, cuando empezamos (año 59), prácticamente desde cero, se hacía con yunta de bueyes, sin herbicidas (a base de guataca), sin fertilizantes y sin riego, acopio llegaba, recogía y llegaba a las placitas, recuerdo que era yo un adolescente y en las temporadas de mango y aguacates u otras frutas, el camión de porcino tenía que ir prácticamente todos los días pues no daba a basto la venta de tanta vianda y fruta, hasta un día en que empezamos a "desarrollar" nuestra agricultura, no creo que haya necesidad de describir a donde hemos llegado. Con el deporte es algo similar, los colores, el nombre, los logos, etc, son parte de ese deporte y los cambiamos al antojo de ..., bueno imagínese que en Remedios, Bejucal o Zaza de Medio, ahora vayan y les digan: bueno, las charangas vamos a modernizarlas, vamos a traer...., va a dirigirlas...., van a representar...., ahora no son chivos ni gallos, ni..., vamos a ponerle portuarios y agricultores a los bandos..., bueno hasta ahí las charangas
Lo que no me acaba de gustar es que se diga que Los Alazanes perdieron, cuando todo el pueblo sabe que era la mitad del equipo; la otra mitad era de otros equipos, que por cierto, tampoco hicieron nada meritorio. Si hubieran ganado, ni se hubiera pronunciado el nombre "alazanes", hubieran dicho: "el equipo Cuba ganó". He ahí el regionalismo y la falta de respeto hacia los campeones nacionales.
No es tan mala la SNB cuando sus peloteros se adaptan fácilmente a cualquier otra liga y hasta son estrellas, recuerdo, pito, el Yuli, cespedes, despaine y muchos otros, no batearon con el cuba y después mostraron otra cara el otras ligas, el dinero influye pero creo que la responsabilidad y el compromiso son determinantes, de eso sí carecemos en la SNB, peloteros y directivos bebiendo en grupos en lugares públicos antes de juegos importantes, peloteros activos en la SNB, jugando a la chapa por premios o algún dinero, poca vergüenza al perder juegos importante, indisciplina dentro y fuera del juego, faltas al respeto hacia árbitros y directivos, poca seriedad en los entrenamientos, no participación de las estrellas en los campeonatos provinciales, campeonatos de base insuficientes o inexistentes, y muchísimos otros ejemplos. Si no atacamos esos males desde las raíces no valdrán métodos ni incentivado. Vean al equipo sub 15, muy aguerrido pero sumamente grosero, indisciplinados y protesto es, quien le pone coto a eso?
Asignatura pendiente, el béisbol cubano en crisis total.
En el torneo en Países Bajos, finalizado recientemente, fueron expulsados luego de percatarse el árbitro que el equipo cubano utilizaba un bate modificado, ilegal. Algo de conocimiento de todos los directivos y jugadores, un hecho vergonzoso.