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Cuando sea grande

En este artículo: Cuba, Escuela, Valores
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A causa de la pandemia, el mes de septiembre en curso despierta un sentimiento de nostalgia en muchos habaneros. Ha faltado la multicolor animación callejera que provoca la súbita invasión de la muchachada con sus mochilas y uniformes escolares, expresión tangible de una de las indiscutibles conquistas de la Revolución: la universalización del acceso gratuito a la enseñanza.

En mi caso particular, ese panorama ofrecía el suplemento de un disfrute específico. Confieso que me gustaba ir a la escuela, donde saciaba mi inagotable curiosidad por conocer las cosas del mundo y de la vida. Por añadidura, confinada a un universo de adultos, en ese espacio privilegiado compartía con mis coetáneos la diversión y los pequeños secretos.

Para protegernos de oídos indiscretos, habíamos incorporado el lenguaje de señas de los sordos con el objetivo de intercambiar mensajes de importancia mayor. Cada inicio de curso generaba las expectativas asociadas a las vísperas de un estreno. Conoceríamos nuevos maestros y, quizá, a algún compañero de reciente incorporación al grupo. Como quien viste traje nuevo, acopiábamos libros y libretas para entregarnos a la tarea placentera de forrarlos, puesto que también estos eran merecedores de vestiduras de estreno.

Lamentablemente, por una nefasta tendencia a la sobreprotección, con el paso de los años los padres han suplantado a sus hijos en el ejercicio de esas prácticas. Por esas vías y otras similares se ha ido cercenando la siembra del sentido de responsabilidad, factor esencial en la formación de las nuevas generaciones. Valores fundamentales para garantizar la necesaria cohesión social, la disciplina y la responsabilidad no se desarrollan mediante prédicas y mucho menos a través de la muy extendida alternancia entre permisividad y corrección paterna, cinturón en mano. Cristalizan a través de la incorporación de conductas en el hogar y en la escuela. Ese eje fundamental se ha ido desplazando progresivamente entre nosotros.

No creo cometer herejía al proponer un análisis integral de los problemas causados por la desmesurada sobreprotección, lo cual no implica renunciar al indispensable amparo demandado por los sectores más vulnerables. Las actitudes sobreprotectoras entrañan una inconsciente subestimación del otro, mutilante del desarrollo de la personalidad humana y de la adquisición de capacidades para afrontar los desafíos que impone la vida. Conducen, en última instancia, a inhibir la maduración del sentido de responsabilidad social.

Desde las primeras edades, la criatura debe asumir hábitos tendientes a hacerse cargo de áreas de creciente importancia. Al iniciarse en los primeros pasos de la escolaridad le corresponde discernir los materiales que habrá de incluir en su mochila. Sucede con frecuencia, por lo contrario, que esta rutina cotidiana es asumida por los adultos, quienes se ocupan de realizar en el hogar los ejercicios prácticos encomendados mientras el escolar se abstrae escuchando música a través de audífonos, con lo cual se frustra el cabal cumplimiento del proceso de aprendizaje.

Si el resultado final resulta insatisfactorio, la responsabilidad recae en las insuficiencias del maestro o en el descuido de los padres. Sin duda, estas deficiencias existen. Merecen un análisis independiente relacionado con otro debate significativo, vinculado con las consecuencias sociales de la expansión de la enseñanza a distancia, condicionada por las medidas dirigidas a frenar la aceleración de los contagios del coronavirus. Tal y como se viene planteando en muchos países, el abandono de las clases presenciales acentuará el abismo entre los privilegiados con acceso a los recursos de las nuevas tecnologías y aquellos otros que nada tienen y carecen además de una familia con la formación intelectual requerida para ofrecer orientación y consejos en sustitución del papel que corresponde desempeñar al maestro distante.

Volviendo a mis recuerdos infantiles, la convicción de que mis resultados docentes dependían por entero de mi actitud ante el estudio, se convirtió en una segunda naturaleza. También aprendí, en la práctica concreta, que me tocaba colaborar en tareas hogareñas. De la responsabilidad asumida en la célula básica de la sociedad, dimanó mi conciencia ciudadana. Rechazaba con violencia la ñoñería en el trato con los adultos, como si mi corta edad significara manquedad mental. Me proyectaba hacia el porvenir. Soñaba con llegar a ser grande, vale decir, adulta. Entonces, según contaba Dora Alonso, alcanzaría la condición de intelectual. Creo haberlo logrado venciendo obstáculos de todo tipo, incluyendo los impuestos por la ceguera, en el acceso al conocimiento y en la amplitud del radio de mis relaciones sociales. Cada obstáculo vencido me ha deparado instantes luminosos de plenitud y felicidad. Me había preparado para la vida.

La Revolución promovió una acelerada dinámica social. Los hijos de campesinos recién alfabetizados se cuentan hoy entre nuestros más reputados científicos y entre los artistas de más amplio reconocimiento internacional. Sin embargo, la memoria de un ayer doloroso generó una errónea manera de interpretar la prédica martiana en cuanto a que «los niños nacen para ser felices». La felicidad no consiste en prolongar la infancia en un permanente estadio de holgada irresponsabilidad. La felicidad verdadera se fundamenta en la posibilidad de alcanzar la plenitud espiritual, reconocer la belleza del crepúsculo, el calor de la mano afectuosa, la íntima satisfacción producida por el gesto generoso y el disfrute de la obra bien hecha, de la floración de la planta recién sembrada por el campesino, el maestro, el médico y el constructor.

«Empínate», dijo Mariana Grajales al menor de sus hijos. De eso se trata en la encrucijada actual. Acosados por el bloqueo, se nos plantean dos desafíos simultáneos, el crecimiento económico y el enfrentamiento al subdesarrollo. Crecimiento y desarrollo no son sinónimos, porque el aumento del Producto Interno Bruto no garantiza el desarrollo humano, premisa estratégica de nuestro proyecto social. Para lograr ambas cosas requerimos recursos humanos altamente calificados a fin de generar valor agregado a nuestros productos, competir en el mercado internacional y ofrecer respuestas adecuadas a los cambios que impone una realidad siempre mutante.

Se han publicado 18 comentarios



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  • ramon dijo:

    Crecimiento y desarrollo no son lo mismo. Como tampoco sabiduría y maestría, de las cuales veo que hace gala Graciella Pogolotti.

  • Claudia dijo:

    Excelente artículo que nos llama a la reflexión

  • Revenge dijo:

    Dra, yo pienso que este tema merece una mayor discusion publica, pues en mi opinion es el causante principal de las lagunas eticas y profesionales que padece nuestra sociedad. Hay un temor tan grande a presionar a los jovenes, que ya hay hasta un articulo de la Constitucion responsabilizando a los padres con satisfacer todas las necesidades de sus hijos, sin especificar un rango de edad o condicion. Ya no se sabe que se va a inventar - a costa por supuesto de los dineros publicos- para que nuestros jovenes no sientan que tienen que 'morderla'. Desde aquel programa social a traves del cual les pagaban mas que a muchos trabajadores por asistir a una universidad de carton una vez a la semana, hasta el reciente anuncio de que todos los graduados de pre tienen garantizada una plaza universitaria. Incluso ya hay estudios que demuestran que, contrariamente a lo que siempre ha ocurrido en Cuba y en el mundo, el adolescente y joven adulto cubano gravita mas en torno a la familia que a su propio mundo debido a la prioridad que tiene para el ser mantenido o complacido materialmente. Yo estoy de mision, y aqui hay compañeros que dedican casi todos los ratos que el trabajo les deja libres a satisfacer 'listas de deseos' elaborada por manganzones cuya edad osila entre los diecipico y los treintaipico de años. Eso da pena y peocupacion; la cantidad de muchachos que hay hasta formando familia a costa de sus padres. Los spots de bien publico nos instan a cargarle la jaba a la viejita o el viejito desconocidos, en lugar de instar a la familia - y sobre todo a los jovenes- a no convertir a sus ancianos en mulos de carga. En mi infancia todos los niños teniamos abuelos, pero los 'mandados' los hacian nuestros padres en la flor de la vida, y los hijos todos los dias teniamos que agarrar la libreta e ir a buscar el pan y la leche del siguiente desayuno; aparte de otras tareas que iban adicionandose a medida que creciamos. Vaya hoy usted a una cola en la bodega, en la panaderia, y le sera dificil encontrar en ella una persona menor de 40 años. Llegue usted de visita a una casa, y lo mas probable es que el 'joven' este tumbado viendo videitos descargados con la data que le pagan sus padres, mientras estos dan vueltas de un lado para otro ocupandose de todo. Estos vicios se traspasan a la esfera profesional, donde no es raro encontrar equipos o grupos de trabajo divididos entre 'rapidos' y 'lentos', donde los primeros tienen que asumir lo que no hacen los segundos. Y si por desgracia eres un 'rapido' y protestas, enseguida te cuelgan el cartelito de individualista, mal compañero y poco solidario. El principio base de nuestro modelo social de que unos pocos se sacrifiquen para el beneficio de todos, ha generado mucho paternalismo e irresponsabilidad ciudadana.

    • RAPL dijo:

      Usted ha hecho un retrato exacto de la realidad actual.

  • Carlos dijo:

    Estoy plenamente de acuerdo desde todo punto de vista. El esfuerzo propio en la resolución de los problemas cotidianos incluso desde la más temprana edad, desarrolla un ser humano más capaz y completo, abogo porque sea así incluso en la tan difícil tarea de cambiar mentes muy paternales en estos tiempos que corren

  • Yuri dijo:

    No sé por qué, cada vez que leo a esta increíble intelectual, siento que crezco. Sus aportes son hoy más necesarios que ayer e imprescindibles mañana. Mis mayores afectos.

  • Maria dijo:

    Me han estremecido estos diez párrafos. La Dra ha puesto el punto en la i.

  • yamilet dijo:

    Dra me gusto mucho su excelente artículo y en gran medida es la realidad de muchas madres que sin darnos cuenta mutilamos la independencia de nuestros hijos con la creencia que así Cooperamos con su desarrollo.Pero a su vez crecen tan rápido y llega inexorablemente el momento en que ya dejamos de escuchar ese precioso llamado de "mamá ayudame"que muchas veces solo tratamos de aprovechar ese tiempo en que son pequeños y muy cariñosos.La independencia ,que muchos crean solos con el paso del tiempo,es para nosotras felicidad y a su vez dolor como isquemia pero no cardiaca sino del alma .

  • Mayi dijo:

    Es una realidad, sin dudas, el hecho de la perdida de responsabilidad a inculcar en los menores, basada en el interes creciente por la enseñanza y lo que depara. Tal vez como dice mi mamá: "son otros tiempos", lo cierto es que aunque quieran ser más independientes se pierden de esos intantes en los que se siente adultos cuando organizabas desde tus libros por horarios hasta accesorios que necesitarias, al menos asi lo sentia yo. Por mi parte espero compartir estos momentos iniciales con mi pequeña, y dejaré con el paso del tiempo se sienta independiente y útil, a fin de incentivarle interes por aprender y el amor a su escuela, sinónimo de amor a su vida.

  • tomyone dijo:

    Como siempre la profesora nos arroja luz sobre las sombras , tengo penosas experiencias de familias que han intentado sustitutir a la escuela y han profanado el sacerdocio de los docentes en la runidad de que mi hijo tiene la razon aunque sea evidente que le falte, un familiar maestra de primaria casi fue linchada por castigar a un alumno irrespetuoso al que envio a la direccion de la escuela para dilucidar tal penoso asunto y ni la direccion de esa institucion escolar defendio su decision y termino desvinculandose de la docencia y el pais perdio una profesora preparada y consagrada que era, aho ademas vive en el exterior y labora con exito como docente en el mismo nivel de enseñanza , otra vez cite a un grupo de alumnos para discutir asuntos de actitud en al area de becas en mi universidad y al llegar al lugar de la reunion habian casi mas padres que alumnos , aclaro que me reuní con los alumnos 1ro y con sus padres despues , me parecio algo tan peligroso que aborde el tema con los padres como lo merecia, mis padres nunca fueron a la universidad donde estudie , esa era mi responsabilidad y como tal la asumí siempre , ahora es muy lamentable que los trabajos practicos los hagan en su mayoria los padres u otros familiares y los muchachos no idea tengan de que contenidos abordan y pululen los repasadores en casi todas las enseñanzas , esa es la realidad y tiene que ver con permisibilidades que ahn surgido como malas yerbas que atentan contra el bien de la sociedad y la perdida de valores , en mis años de estudiantes si el profesor me pedia citase de su parte a mis padres ni dormia de la preocupacion y el 1er problema surgia al dar el recado , mi papa siempre pensaba en algo negativo que yo habia hecho, ahora los padres asisten a la escuela a reclamar ante la mas minima situacion que el chiquito cuente de su maestro y eso esta mal, muy mal, Ronquillo hace unos dias escirbio sobre"la coladas tardias de Cuba " y esa es una de ellas, demasiado tiempo permitiendo esas conductas se ha convertido en males casi irradicables en nuestar sociedad , la escuela es sagrado como sagrado es el profesor , esa coladas tardias nos estan pasando la cuenta ya, gracias y saludos

  • rosa maria dijo:

    Cuánto agradezco a Graziella Pogolotti este artículo. Leyéndola, me miraba en mis años infantiles, junto a mis otros TRES hermanos, cada uno con ese sentido de la responsabilidad ( del que reflexiona la autora), inculcado por nuestros padres desde la más tierna infancia, proceso que se forjó poco a poco a lo largo de la vida, algo que todos hemos agradecido siempre. Admirable su sensibilidad doctora Pogolotti, a quien la falta de visión externa la ha dotado de una inconmensurable visión interna. que tenemos la suerte de disfrutar en esos artículos que nos regala cada semana. Aún cuando no la conozco personalmente, leyéndola me siento como si conversara con una amiga cercana. Gracias por poner su brillantez intelectual a disposición de todos sus lectores

    • Eva dijo:

      Muchos padres sobreprotegen aludiendo a que sus hijos no pacen el mismo trabajo que pasen ellos sin medir el daño que les hacen.
      Excelente artículo que debía ser leído por todas las familias cubanas.
      En mi infancia nunca mis padres se sentaron conmigo a hacer tareas y nunca deje de hacerlas. A los doce años me incorporé a las becas hasta culminar la universidad con total independencia.
      Mi hija, desde pequeña fue muy responsable con el estudio y las cosas de la escuela, yo solo revisaba tareas y apoyaba en algún trabajo que lo requería, siempre le exigí que los trabajos de "investigación" fueran hechos por ella y de su puño y letra aunque muchas veces los "profesores" daban las más altas calificaciones a los que venían impresos y llenos de láminas de colores. Esta es la otra carta de la baraja, la parte de responsabilidad de la escuela en la falta de exigencia.
      La sociedad cubana necesita cambios en la conciencia y la actuación de padres y maestros para formar verdaderos hombres de bien que serán el futuro de la Patria

  • Rodney dijo:

    Excelente artículo!
    No solo ocurre entre padres e hijos... También ha tenido lugar una tendencia a la sobreproteccion por parte de nuestro gobierno.

  • De aquí dijo:

    En q país tú vives, con los salarios actuales de las personas sin esas gratuidades la calidad de vida media del cubano se deterioraría, no obstante, lo único q se le ahorra al cubano es el peso del dinero en el bolsillo a la hora de comprar porq el estado es un órgano improductivo, por tanto en un país socialista q reconoce q el trabajo es la verdadera fuente de riqueza y producción, el concepto de subsidio es absurdo puesto a q solo devuelve una representación fetichista de valor(dinero) a quien produce la riqueza, el trabajador, solo devuelve no regala, lo único q se busca con eliminar las “gratuidades” es optimizar la movilidad de capital, eliminar trabas burocráticas en la administración monetaria, no es pecado opinar, pecado es hablar sin saber

  • Idania Rosa dijo:

    Buen articulo Dr, es cierto que nostros los padres hacemos sobre protección hacia nuestros hijos, ojo con esto, usted me ha remontado a mis años de estudiante, del respeto hacia el maestro y la escuela, la disciplina y respeto hacia la familia, los vecinos, al maestro, que pena que hoy hay tanta indisciplina, y eso es debido a que desde niño no fueron formados ni educados correctamente, siga Dr escribiendo sobre estas cosas, se lo vamos agradecer, mis hijos son hombres ya, pero igual, para el resto de los niños que van a transitar por esas etapas.

  • Mercedes de la Caridad Hernández Yalá Pinar del Río dijo:

    Dra. Pogolotti estoy muy agradecida de su artículo, y eso me da más libertad para exigirle más a mis coterraneos, como sobrinos, vecinos e inculcarle más disciplinas y darles a conocer que sean responsables con sus deberes estudiantiles y que deben aportar más en sus hogares.

    A los padres comunicarles que deben dejar a un lado la sobre protección de los hijos, pues en un futuro estos se lo agradecerán, pues de lo contrario serán dependientes de mama y papa.

    Gracias Graziela Pogolotti por tu locuaz artículo, deberían leerlos mucho padres.

  • HECTOR Y EL HERMANO dijo:

    Lo envío de nuevo. Magnifico articulo profesora, es en el sistema educacional como la principal arquitectura de la sociedad para construir futuro, donde debemos innovar fuertemente para resolver en sus causas la formación del hombre nuevo, INNOVANDO EN PEDAGOGIA, la tabla de salvación. Una REVOLUCION en pedagogía profesora que despierte el máximo interés y la mayor atención del estudiante hacia la escuela, su mayor atracción, reclutándolo para desde ahí iniciar el proceso de formar al hombre nuevo. El reto es enorme, porque la actual realidad de los sistemas educacionales en el mundo es otra, un abismo entre la escuela y el estudiante cada día más grande, una brecha motivacional, digital y comunicacional donde la escuela detenida en el tiempo pierde INFLUENCIA e interés para el estudiante.
    Para rescatar esa INFLUENCIA DE LA ESCUELA SOBRE EL ESTUDIANTE, es necesario una revolución en pedagogía centrada 100% en la APTITUD del niño desde el primer momento de arribo a la escuela. La aptitud como punto de partida, como vehículo para formar expeditamente al hombre nuevo. Reflexiono.
    La APTITUD es la clave para atraer toda la ATENCION de ese niño hacia la escuela y hacia el propio niño en su proceso de autodescubrimiento. La escuela como sinónimo de diagnóstico, descubriendo las aptitudes de ese niño, cambiando el tradicional concepto de “enseñar” por el de “descubrir”. La escuela descubriendo como un facilitador que brinda ayuda al niño a que él mismo se descubra mejor, en aquello que más lo apasionara, sus habilidades, algo que disfruta amarrándolo a la escuela, una revolución en pedagogía al cambiar su rol. Un proceso que modifica el concepto de inteligencia visto hasta ahora por la escuela, por uno superior al centrarse en la aptitud de cada niño, un concepto más amplio de lo que es inteligencia, una concepción más parecida a como es la vida realmente, la vida tal y como es. La escuela desarrollando en el niño sus talentos, sus habilidades, sus virtudes, aquellas cosas que precisamente más le gustan, donde mejor se siente y que más lo motivan, que más lo hacen feliz, aquello que MEJOR SABE HACER. Ahora el niño con otros diferentes “espejuelos” mirando la escuela como el lugar donde logro encontrarse así mismo, donde descubrió aquello que lo apasiona y sabe hacer mejor. Eso que invariablemente será su fortaleza mayor como futuro adulto, que lo marcara para toda la vida en lo personal y profesional.
    Fidel se adelantó a estos tiempos, cuando diseño esa concepción para el sistema educacional cubano, buscando canalizar esas aptitudes-motivacionales, pero haciéndolo en la etapa de adolescencia al crear el sistema de escuelas vocacionales. Nos toca ahora, en las actuales circunstancias, INNOVAR a partir de esa visión de Fidel generalizando ese vehículo que es la APTITUD, revolucionando la pedagogía, desde el primer grado hasta concluir el nivel medio dentro del proceso REGULAR de enseñanza, propiciando ese despertar de las aptitudes, sin invertir nuevos recursos materiales y financieros, solo cambiando conceptos, una verdadera revolución en la pedagogía.
    Accionando desde el primer momento sobre las aptitudes del niño tocamos las claves que actúan como detonador de las emociones y la pasión de ese estudiante amarrándolo más a la escuela, porque son precisamente esas aptitudes o talentos las cosas que más le agradan y que las descubre gracias a la escuela, un sinergismo entre alumno y escuela, que actúa como llave maestra para guiar a ese estudiante en su formación como futuro hombre nuevo. Una pedagogía más personalizada, centrada más en descubrir, estimular y desarrollar las APTITUDES, como base principal del proceso de FORMARCION y educación.
    Al centrarnos en descubrir y potenciar la aptitud desde el inicio de la relación niño-escuela cambiamos el concepto académico de los que es inteligencia visto por la escuela actual, por una concepción más amplia y moderna, una visión de inteligencia más parecida a como sucede en la vida realmente. Porque la inteligencia de un ser humano no se reduce solo al criterio de una evaluación, un test bajo un estrés de dos o tres asignaturas, siempre las mismas, la inteligencia es un concepto mucho más amplio que parte precisamente de aquellas aptitudes que mejor desarrolla un individuo, de su currículo personalizado de talentos, virtudes, habilidades y destrezas que habitan en el ser humano y se expresan como el proceso superior de inteligencia, su mejor versión. Es ese descubrimiento precisamente lo más importante para ese individuo, su sumatoria de fortalezas despertadas y ENTRENADAS que le permitirán enfrentar mejor la vida, esas habilidades donde él es mejor. No con el concepto académico formal y homogéneo de encasillar en una evaluación a todo un volcán dormido de talentos diferentes en cada niño en un molde igual para todos, que satisface más al sentido común de las generaciones adultas, que a una acción real de DESCUBRIR, averiguar, diagnosticar y desarrollar las potencialidades que duermen como inteligencias en el 100% de las personas. Una tiranía al pretender resumir con un test académico todo ese volcán de talentos, destrezas y sueños que habitan y se expresan de forma diferente en cada ser humano. La escuela desde los primeros grados hasta la enseñanza media con una nueva y principal función DIAGNOSTICAR y desarrollar las aptitudes de los alumnos. Enfocándonos en esa dirección como lo fundamental, resolvemos en sus causas los problemas principales por lo que atraviesa la escuela y las formas de enseñanza en la actual contemporaneidad y que dificultan la formación del hombre nuevo. Nos estaríamos enfocando en aquello que une más al estudiante con la escuela, que serviría de VEHICULO por donde la escuela le aportara otros conocimientos, reforzando ese volcán de aptitudes, emociones e ingenio que posee el niño, todo eso posible, GRACIAS a que despertamos en el niño la PASION, un terreno muy fértil para el aprendizaje, donde el estudiante se motiva a ampliar más su visón del aprendizaje al hacerlo al unísono con aquello que más le apasiona, un nuevo camino para el aprendizaje, una comunicación superior entre ambos, escuela y niño, una revolución en pedagogía. Un cambio radical al mirar lo que es inteligencia, porque la INTELIGENCIA se expresa y esta presente al desarrollar las habilidades de un potencial artista plástico, un gran bailarín, un eminente maestro con enormes habilidades en la comunicación, un cantante, un músico, un doctor, un chefs que desarrolla sus destrezas como un arte que pocos pueden imitar en la cultura culinaria, un deportista, un policía, un bombero, o un simple agricultor que con paciencia disfruta el proceso de creación, desde la siembra, germinación, hasta llegar a la cosecha de un fruto en una planta, un arte que exige mucha inteligencia, habilidades y sabiduría, un nuevo y más abarcador concepto de lo que es inteligencia. Porque un agricultor es una expresión viva de inteligencia y sabiduría. Un concepto diferente al visto académicamente por la escuela, al pretender resumir esos talentos en una evaluación. Al abrir esa puerta de la APTITUD, iniciamos el camino de CONSTRUCCION de la nueva ACTITUD, un proceso de formación a partir del “tronco” que son las aptitudes buscando al hombre nuevo. Una pedagogía por un camino más largo y personalizado formando una actitud superior, concentrándonos más en las principales fortalezas y habilidades de cada niño, como el vehículo para un paseo apasionado y divertido dentro del proceso educativo.
    La concepción de los actuales sistemas educacionales en el mundo surgieron bajo la influencia y necesidades que sembró ese fuerte impacto que fue la revolución industrial, al condicionar una educación más centrada en la autoridad, buscando más ADIESTRAR en vez de educar, cuando EDUCAR es brindar y facilitar, mientras que al adiestrar en el proceso educativo se preparaba más al estudiante como un paso previo para acceder a la empresa. Una concepción que puso límites al concepto de inteligencia, al mirar más las necesidades empresariales, respondiendo a esas exigencias e intereses de ese momento. Donde “un buen alumno”, es el aplicado, que encaje en ese tradicional estereotipo que demandaba la empresa, un empleado disciplinado, adiestrado, entrenado para acatar reglas, un enfoque rígido que mutila la creatividad y que hoy que choca con las actuales concepciones y necesidades del desarrollo tecnológico que vive el mundo empresarial, y en general la sociedad en la información y las comunicaciones.
    Esas actuales concepciones frenan el desarrollo de DETECTAR temprano a una destacada bailarina, desde sus primeros momentos, limitan de forma frustrante descubrir al futuro mejor chef cubano de todos los tiempos, que encontraría en sus primeros pasos al incursionar en la escuela más frenos y obstáculos, al intentar expresar todo eso que lo apasiona, crear cosas con las manos, hacer milagros al cocinar alimentos mágicos, visualizar una comida desde las matemáticas con otra perceptiva más creativa, fuera de los actuales estándares, al mirar esos alimentos como una experimentación en el orden y proporciones, explorando nuevos e inimaginables sabores, un punto de vista diferente a como nosotros, la mayoría, veríamos un simple “tamal cubano”, mientras ese chef ve en él un reto, un laboratorio infinito de sabores, una verdadera creación artística de sabores.
    El sentido común en el proceso educativo nos puede traicionar profesora. Si el sentido común visto en sociedad es una importante y necesaria brújula para guiarnos y retroalimentarnos en el proceso de dirección de la sociedad, aplicarla en el proceso educativo actuaría como un freno en pedagogía, mutilando la creatividad, lo diferente, lo individual, al entrar en contradicción con lo diverso, cuando lo que hace falta es potenciarlo. “En un sistema de enseñanza en la actual contemporaneidad no existe mayor discriminación PEDAGOGICA que tratar a todos por igual”. Al enfocarnos más en la APTITUD, diferenciamos y personalizamos el proceso educativo, descubrimos y potenciamos las habilidades que como currículo individual duermen en el 100% de las personas, convirtiendo al sistema educativo en un proceso más flexible. Una revolución en pedagogía, la escuela; como un laboratorio para DESCUBRIR y desarrollar lo mejor de cada ser humano, sus talentos y habilidades, generando la mayor PASION, un infinito caos ordenado de pasión.

  • Mayy dijo:

    Excelente artículo. La tendencia actual es darle a los hijos mucha libertad y ninguna responsabilidad. El resultado son padres , sobre todo Madres que viven la vida de sus hijos e hijos infantil pides y parásitos a los 30 y 40 años.

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Graziella Pogolotti

Graziella Pogolotti

Crítica de arte, ensayista e intelectual cubana. Premio Nacional de Literatura (2005). Presidenta del Consejo Asesor del Ministro de Cultura, vicepresidenta de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, miembro de la Academia Cubana de la Lengua y presidenta de la Fundación Alejo Carpentier.

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