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Bajo la Lupa: Las gradas del campeonato

Publicado en: Bajo la lupa
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Justo desde el play ball inicial, hubo paridad en los marcadores, arranques increíbles, enormes yerros arbitrales, equilibrio (estadístico) entre el bateo y la defensa, decepciones, individualidades emergentes, estelares en horas bajas, movimiento en la tabla de posiciones cada jornada... Nos guste la nueva estructura o no, la Serie Nacional de Béisbol 52, en sus primeras 24 jornadas, suscitó una competitividad que no signó las fases preliminares de las recientes temporadas.

Amén de la calidad técnica de los juegos de pelota, todavía con mucho margen de mejoría, el arranque del torneo cubano ha tenido la virtud de entretener sin apelar a imágenes de sexo, la violencia o el lenguaje de adulto. Y hasta insinúa que lo mejor está por llegar.

Sin embargo, el vigente calendario no azuza el espíritu, no seduce, ni acaba de conquistar a todos los fanáticos. O, para decirlo como es, eso puede concluirse al juzgar los reportes de asistencia a los estadios.

Las concurrencias pequeñas, a principios de la Serie, pueden entenderse sin necesidad de una gran investigación o una disertación académica.

Matanzas, pongamos por caso, no logró llenar cada día el Palacio de los Cocodrilos, como llaman a su sede, el Victoria de Girón. En dos partidos allí, luego de barrer a Holguín en la primera subserie, el promedio de asistencia no superó los 3 500 aficionados a un parque con capacidad para 30 000 mortales, según registros oficiales.

Y estamos hablando de una novena invicta entonces, en casa un fin de semana, viniendo de su mejor temporada en 20 años, animadora principal de la Serie anterior, con varios jugadores aspirantes a representar a Cuba en el III Clásico Mundial de Béisbol y dirigida por el DT de la selección nacional.

Por esas fechas, en la capital de Guantánamo, el Nguyen Van Troi, se presentó Industriales, el equipo de mayor convocatoria en el país, y tampoco se agotaron las localidades. De unos 7 500 aficionados reunidos en el primer desafío entre Leones e Indios, se pasó a 3 000 en el tercero. En lugar de aumentar, disminuyó la afluencia de los fanáticos.

Acá en el extremo oeste, en el Capitán San Luis de Pinar del Río, donde se suele ver la pelota hasta de pie, detrás de las cercas del jardín izquierdo, la afluencia cayó en más de 2 000 asistentes, del primer al tercer juego de pelota.

MÁS ELOCUENTE, IMPOSIBLE

Puede decirse que la impresión popular era imprecisa en los comienzos. Que hubo/hay resistencia ante una estructura que muchos -la mayoría, creo- no aprueba o la cree susceptible de corrección. Que, conocida la calidad actual de la pelota cubana,  el nivel de los juegos internacionales vistos durante el verano le colocó el listón muy alto a la Serie. O que "el equipo Cuba no mostró buena cara, no dejó buena impresión en la gira por Asia, y eso, aunque no lo parezca, influye en que no haya mucho interés por lo que ocurre en el principio de la temporada". , considera Jorge Antonio Rodríguez Vilar, un colega que exploró en La Habana la reacción de los cubanos, luego de las dos derrotas en Japón del equipo que se prepara para asistir al III Clásico Mundial de Béisbol.

Pero con el transcurso de las jornadas continuaron las paridades en las pizarras, Isla de la Juventud siguió asombrando, los Gallos de Sancti Spíritus cantaron a todo pulmón, las Avispas de Santiago de Cuba no pudieron afilar el aguijón, y Villa Clara y Ciego de Ávila no acaban de levar anclas. Molinet ha botado más pelotas blandas que Alfredo Despaigne y José Dariel Abreu, más incluso que algunos bateadores del último equipo Cuba combinados; Wilber Pérez ha sido una mejor versión zurda de mejor rendimiento que casi cada uno de los lanzadores de esa mano integrantes de la preselección; y en la segunda base hay más incógnitas que certezas.

Hay de todo para interesarse por la Serie 52, para mirarla con esperanzas y asistir a los estadios. Sin embargo, ninguna de esas, ni otras historias, atrae sobremanera.

Ojeemos, si no, los informes de la concurrencia en el final de 2012, alrededor de la consumación de la primera mitad del calendario.

En el Cristóbal Labra, sede de la novena revelación y que ya suena como anfitrión del Juego de las Estrellas, Isla de la Juventud recibió a Industriales y, según la página web www.beisbolcubano.cu, en cada uno de los partidos se reunieron 2 800 personas. Como se ve, una cifra insignificante, si se tiene en cuenta la fuerza de convocatoria de los Azules y el gran desempeño de los de ultramar.

(Por cierto, resulta sospechoso, para no decir mentiroso, que se registren la misma cifra de asistentes en tres partidos diferentes disputados en dos jornadas laborales y acechadas por las lluvias. Cuando menos, el dato crea dudas, como casi cada uno referente a la asistencia de público a los estadios, pero las cifra que aquí manejo son reportadas desde la sede y asentadas en la publicación. De manera que, hasta no encontrar información más fidedigna, esas serán nuestra referencia).

De vuelta al Victoria de Girón, se consignó la presencia de entre 4 000 y 5 000 aficionados en el duelo Mayabeque-Matanzas, cantidades despreciables, toda vez que se disputaron en un momento de buenos rendimientos y mejores ubicaciones de los dos rivales. Por el contrario, en el Palmar del Junco, un recinto mucho menor, sí aparecieron hasta 7 000 espectadores (ya sabemos, el dato es aproximado).

Santiago de Cuba y Ciego de Ávila, en el José Ramón Cepero, apenas reunieron a 2 000 espectadores como promedio. El campeón recibió a una de las selecciones históricas, de las que más público mueve en todo el país y, en tres juegos de pelota, jugaron casi a puertas cerradas.

Unas 2 500 devotos del béisbol se llegaron al Capitán San Luis, el 27 de diciembre, a presenciar la porfía Pinar del Río-Sancti Spíritus. Solo 2 500 y, en las otros dos partidos fue tan insignificante la asistencia -creo yo- que no se registró.

En el Augusto César Sandino, en el match Villa Clara vs Granma, no asistieron 12 000 personas como promedio; y estamos hablando de un parque, según registros oficiales, con capacidad para 20 000 (por el contrario, en la localidad de Remedios Los Naranjas atrajeron a 4 500 espectadores y a 3 500 en Quemado de Güines).

Industriales y Artemisa, el 23 de diciembre, citaron a 10 449 espectadores en el Latinoamericano, y 6 430 al día siguiente. Y un pulso mäs atractivo aún, uno de los más disputado en los últimos años, el Industriales-Sancti Spíritus, atrajo al Coloso del Cerro a 15 111, 11 742 y 18 923, entre los 14 y 16 de diciembre últimos.

Y el Clásico de la pelota cubana, el choque entre Leones y Avispas, entre Industriales y Santiago de Cuba, también dirimido en La Habana, tuvo cifras de 28 907, 32 014 y 35 974 concurrentes del 18 al 20 de diciembre.

Fue la etapa de mayor movilización alrededor del campeonato, al menos aquí en la capital del archipiélago. Y, como se aprecia, no logró abarrotar los 55 000 asientos.

¿Acaso el béisbol ya no interesa a los cubanos? ¿No bastan los marcadores parejos, los juegos disputados y la tabla de posiciones encogida para llamar al público? ¿Ninguno de los jugadores estelares o equipos históricos es atracción suficiente?

ES TODO ESO... Y MÁS

Varias personas de distintas generaciones con las que he tratado el tema, sienten que no se habla mucho de pelota en las calles, no con el entusiasmo de antes y menos con el arrebato que causan los play offs (reducidos con la actual estructura).

Otros comentaron que ya no se ven grandes batazos, ni grandes duelos de lanzadores como en tiempos pretéritos, y hasta se alarmaron por las declaraciones que incitan a que se juegue como los japoneses, por temor a una pérdida de identidad de la pelota cubana. "Solo nos falta tener los ojos rasgados", he escuchado decir, a propósito de la tendencia a tocar pelota en cualquier situación. .

También los hay que solo van a los estadios cuando llegan los play offs, porque se convierten en una fiesta que nadie quiere perderse, a diferencia de la temporada regular.

Variopintas, en fin, son las opiniones por las cuales la asistencia a los estadios no es óptima, ahora que todas las novenas están en la misma parrilla de salida y la brevedad del calendario hace soñar a muchos con una contienda de clasificación peleada desde el primero hasta el 45 juego de pelota. Son variopintas y, la mayoría, igual en Matanzas, La Habana, Pinar del Río que en Guantánamo, apunta con verbo crítico a la nueva estructura.

La consideran, algunos, injusta ("¿Qué es eso de no jugar una vez como home club y otra como visitador contra cada rival, como en todas las ligas y deportes del mundo?", se pregunta Pedro Salazar Rodríguez). Otros insuficiente ("45 son pocos juegos para determinar la clasificación, si fueran menos de 16 equipos quizás sería una buena cantidad, aunque aparentemente los equipos tienen que emplearse al límite desde el inicio", declara Rolando Montalván Martínez).

Algo es evidente, el béisbol cubano tiene un gran margen de desarrollo y mejoría. Y el proceso de rectificación debe ser ahora, ya, radical. No se puede tapar esa verdad, porque corre el riesgo de ser desplazado. Ya hay muchos que prefieren, aquí en la capital cubana, por ejemplo, ver un juego Real Madrid-Atlético de Madrid por el Canal Habana, que Matanzas-Las Tunas por Tele Rebelde, como me dijo un aficionado en las mediaciones del Cerro, que agregó: "Me puse a ver la pelota con el vecino y, cuando Víctor Mesa mandó tocar a Guillermo Heredia después de haber bateado dos jonrones, casi me infarto. Por esos disparates a uno se le quitan las ganas de ver pelota o ir al estadio. ¿Te imaginas a Pedro Jova, por ejemplo, mandando a tocar a Víctor Mesa después de dos jonrones? ¡Por favor!"

Quizás Alexander Jiménez Valdés, que así se llama el aficionado, tiene razón. Darle la oportunidad de batear tres jonrones en un juego a Heredia es importante para su carrera, que también hacen los de la Serie, y, me parece, ayudan a que los niños y jóvenes se interesen por la pelota, por el efecto espectacular que tiene conectar tres jonrones en un juego.

Encima, o quizás porque no es la misma pelota de antes, no hay jugadores icónicos, o lo que llaman en un vocabulario más económico que deportivo, jugadores franquicia.

Antes, Muñoz y Cheíto, Casanova, Omar Linares y Rogelio García, Rey Vicente Anglada, Pablo Miguel Abreu, Germán Mesa, Javier Méndez y Orlando Hernández, Víctor Mesa, Pacheco y Kindelán, o los tres mosqueteros yumurinos, atraían a los estadios a millares de seguidores.

Como también lo logró Cuevas, Marquetti, o más recientemente Kendry Morales, en el Latinoamericano, Ermidelio y Osmani Urrutia en el Julio Antonio Mella, o Pedro Luis Lazo en el Capitán San Luis.

Pero, incluso por encima del empaque deportivo del asunto, hay otros detalles, nada menores, de idéntica importancia, que atentan contra la asistencia a los estadios.

Uno es el horario de inicio de los juegos de pelota. Cuando no se disputan en horario laboral, comienzan a las ocho de la noche, horas a las que es muy complicado moverse en el transporte urbano de las capitales provinciales del país, sobre todo al concluir los partidos.

Y otro es que el estadio es meramente la sede de un encuentro deportivo, en lugar de resultar un espacio en el que la familia encuentre en la instalación opciones para esparcirse, divertirse, entretenerse, además de apoyar al jugador o equipo de su preferencia. Un espacio en el que desde el niño hasta el adulto participen de un espectáculo cultural.

Para ello, por supuesto, es determinante el talento y la voluntad de los gobiernos provinciales, y la concienciación de que convertir la visita al estadio en horas de recreación sana no es sinónimo, únicamente, de oferta gastronómica mäs o menos variada.

Hace falta, además, realizar concursos y otros juegos de participación en las propias instalaciones deportivas. Premiar la competición deportiva en períodos cortos y de manera pública (elegir y agasajar, por ejemplo, al jugador o los jugadores que resulten los mejores en una semana, primero, y en un mes, después). Expender a los espectadores, a precios asequibles, banderas, camisetas, gorras, llaveros, toallas, chancletas, fosforeras... con la identificación de sus equipos favoritos.

Hace falta que la Guía de Béisbol sea más rica y tenga más ejemplares. Que se vendan tarjetas con los integrantes de cada equipo y sus números, al menos como parte de la presentación de la Serie, y que se publiquen las historias de cada novena.

Hace falta que nosotros, los periodistas, seamos más profesionales, hagamos mucho mejor nuestro trabajo y, encima, dispongamos de más espacios televisivos, radiales, impresos, para promover duelos, comparar peloteros, analizar desafíos, criticar a directores y árbitros...

La salud de la pelota cubana pasa por esos y otros muchos detalles. No es solo asunto de tener más y mejores peloteros, más y mejores equipos. No es cuestión solo de tener una selección nacional capaz de encarar y vencer a los rivales más calificados del mundo.

Como suceso cultural que es, la pelota supera la calidad estrictamente técnica de los atletas y selecciones. Y si no se le ve así, como ingrediente de nuestra cubanía, componente de nuestra identidad, el béisbol, la pelota que es como la llamamos y sentimos aquí, no tendrá la salud que la mayoría queremos para ella y, por tanto, no llenará los estadios.

Se han publicado 95 comentarios



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  • Luis Enrique Caballero dijo:

    Excelente artículo, sin pelos en la lengua, como debe de ser. En mi tierra de Holguín los aficionados llenamos el estadio sin importar la situación en la que se encuentre el equipo local, esa siempre ha sido una característica del público holguinero, mas, los horarios en que se celebran los partidos conspiran muchísimo contra la participación de mayor cantidad de aficionados, sobre todo cuando se juega por la tarde por ser horario laboral y en el que no muchos están dispuestos a sacrificar. Baste decir que el Calixto García se encuentra enclavado en una zona privilegiada, puesto que se encuentra en una zona residencial donde la población se mueve sin tanta dependencia al transporte urbano, en uno solo de los repartos aledaños: el "Pedro Díaz Coello", tiene mas personas que un municipio entero y del que parten varios cientos de personas al estadio cuando se juega por la noche, no siendo así cuando el partido es vespertino. Falta además que se venda a precios de obreros y no de millonarios souvenires donde estén representados los equipos de preferencia de los aficionados, a muchos nos gustaría tener una gorra o camisa de nuestros equipos, mas a la mayoría de nosotros no está aa alcance de la mano esta posibilidad ya sea por el alto precio que tienen o por la poca disponibilidad de los mismos en el mercado. De algo sí se puede estar seguro, Holguín siempre respalda a su equipo independientemente de las grandes pifias del nuevo director que han costado juegos, la verdad es que nos gustaría ver nuevamente a Felicio García o a Héctor Hernández dirigiendo nuestra novena.

  • cartaya dijo:

    Ok Pepe-el cojo.
    Estoy contigo, pero me parece que los peloteros merecen más. ¿Cuánto gana el músico de los Van-Van que solo hace tocar el guayo? Para tocar el guayo no hay que estudiar teoría y solfeo, no hay que leer un pentagrama musical y ese músico, gana una millonada con respecto al mejor pelotero de Cuba.
    El sueldo o estipendio a los peloteros, tiene que venir del estado, no del bolsillo del publico, puesto que nosotros, los trabajadores cubanos en general ganamos muy poco. Si se gasta en otras cosas, démosle un poco mas de dinero a nuestros atletas, que en definitiva son una expresión de los logros del país y son los que nos llenan de gloria. Cualquier federativo gana más que un atleta. ¡Increíble! Si Messi es el que anota goles, Messi merece ser bien compensado, tanto como Maurihnio o el Presidente de la FIFA, la estrella es Messi. Eso aquí, no se entiende. Cristian Jiménez gana más, mucho más que Ismel Jiménez, Frederic Cepeda y Valdimir Garcia.

  • cartaya dijo:

    ARguzman:
    Guzmán, ellos saben bien como piensa la gente, pero son tan prepotentes y burócratas, están tan endiosados y se creen por encima de la sociedad, que no les importa un bledo lo que piensen los demás. ¿Cuál ha sido su estrategia? Improvisar, equivocarse, y volver a improvisar, decir, contradecirse y volver a decir, disimular errores y echarle la culpa a otro y como “Lindero”, etc, etc, etc………..
    “Resulta que ahora el manager de Holanda, tiene la culpa.”

  • agente libre dijo:

    Cartaya : y de donde sale el presupuesto del Estado ???? .....del bolsillo del pueblo trabajador (aportes por diferentes conceptos que se hacen en la ONAT ) , asi que si se eleva el precio de la entrada a los estadios para elevar el salario de los mejores peloteros estariamos todos nosotros pagando doble el salario de dichos peloteros ademas de estar pagando el de Higinio y compañia

    PD : Los peloteros ganan su salario por una plantilla en una Empresa o similar (por supuesto nunca van a trabajar )y despues este salario se rescata del Presupuesto del Estado a traves de INDER ....esto funciona asi

  • Gaspar dijo:

    Lo digo y lo repito y no es matraca mía.- Esta forma de competencia no le gusta a nadie, porque sigo pensando en los peloteros de los 8 que no clasifican y que van a jugar menos y por tanto tienen menos posibilidad de desarrollo. Vuelvo a preguntar ¿Cuál es el temor de volver a las Series Selectivas? En esos tiempos la pelota en Cuba tenía calidad y era por la concentración de buenos peloteros en una Serie Selectiva y una Serie Especial donde iban los no clasificados a desarrollar habilidades jugando pelota.

    Lo diremos haste el cansancio.- La mejor estructura que ha existido en nuestros clásicos nacionales fue cuando había Serie Clasificatoria o Nacional, Serie Selectiva y Serie Especial o de Desarrollo, como le llaman ahora ¿Cuál es el miedo a volver a esa estructura?

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Rafael Arzuaga

Rafael Arzuaga

Periodista cubano. Miembro del staff de Cubadebate. Enviado Especial a los Juegos Panamericanos Toronto 2015

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