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¡Silencio, ha muerto Julito "el Dequi"!

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Julio García Luis. Foto: Ismael Batista/Juventud Rebelde

Julio García Luis. Foto: Ismael Batista/Juventud Rebelde

Otra vez la muerte nos sorprende con su inesperado y no tan breve paso. ¿Debía sorprendernos, si hasta la filosofía popular reconoce que para morir solo se ha de estar vivo? Ah, pero eso es lo que uno quisiera para sí, y sobre todo para las personas que ama: vivir. Siempre vivir. Y sin embargo acaba de morir, así, sin que nadie pudiera sospecharlo, un periodista entrañado en el corazón de miles de colegas.

Ha muerto Julio García Luis, y como lo hubiera hecho él, periodista de ética  sin precio, de cultura transformada en sabiduría, me corresponde llenar de pronto el vacío que el cierre de esta noche, 12 de enero, pide. He dicho bien llenar el vacío noticioso. Porque permanecerá abierto el cordial y fraterno vacío de los amigos zaheridos, de los profesionales de la prensa que lamentan la partida, todavía a destiempo, en madurez discreta y sabia, de uno de nuestros paradigmas.

Hace apenas un año que Julito recibió el Premio nacional José Martí por la obra de la vida, que otorga la Unión de periodistas de Cuba. Nacido en 1942, pulsábamos en él a un periodista de múltiples capacidades. Durante muchos años fue el editorialista de Granma, cuando los editoriales, textos orientadores, explicativos, que fijaban la posición del Gobierno o del Partido, eran muy frecuentes.

Julio García habitualmente se encargaba de escribirlos, con su estilo claro, conciso y sobre todo formal y conceptualmente trabajado, de modo que poco o nada había que suprimirles o corregirles. Julito sabía que las ideas no solo convencen por su verdad, sino por la forma en que se expresan.

Sus crónicas nos trajeron por muchos años las informaciones de los viajes de Fidel al extranjero. Los lectores hallábamos un dúctil y riguroso sentido humano en sus despachos. Junto a lo que pasaba, veíamos también la descripción de las circunstancias espaciales y paisajísticas de los recorridos del líder de la Revolución.

En el futuro, los estudiantes de periodismo presentarán sus tesis de grado con la obra de Julio García Luis, además de citarlo cada vez que quieran avalar una opinión profesional. Porque el "Dequi" -así lo llamaban los alumnos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, cuando era el decano antes de su reciente jubilación- también teorizó con certeza sobre los problemas de la técnica y las estructuras del periodismo. En su manual sobre el ejercicio de la opinión, páginas comedidas, equilibradas, aprendí a opinar, y no sentí vergüenza por contar casi su misma edad. Y sobre todo aprendí de su estímulo, cuando con la suavidad, la nobleza de su voz, se me acercó, siendo él presidente de la UPEC, y me dijo: Nunca dejes de opinar; tenemos que defender ese derecho revolucionario.

Hoy quedaré corto en mi evocación. Muchos me reprocharán no profundizar en su biografía y que no recuerde al niño campesino villareño, que se formó como maestro. ¡Maestro!, ese el mejor apelativo de Julito. Porque tenía el rostro, los modales, la paciencia de quien se entrega y halla en el servicio solidario el sentido y la justificación del vivir. Fui su amigo. Y aprendí a quererlo y respetarlo en su parquedad de palabras, en su vigilante dignidad personal, en su equilibrio político, mientras, juntos, hacíamos en el programa Hablando Claro de Radio Rebelde, o él me dirigía como profesor en la Facultad.

En noviembre de 2011 Santiago Cardosa y yo compartimos con Julito la habitación durante el encuentro nacional de cronistas, en Cienfuegos. En ese evento sobresalía entre todos nosotros. Era doctor en ciencias de la comunicación. Pero quién podía llamarlo por título tan solemne. Su simpatía, su decoro, su sinceridad exigían el diminutivo, Julito, lleno de fervor.

En la universidad, si en la nómina y el rango académico era el decano, para los estudiantes era el "Dequi"; el "Dequi de la puerta constantemente abierta; el "Dequi" incapaz de una acción rastrera, de un silencio cómplice. Era -ah, qué dura palabra-, era el decano de la bondad y la pulcritud.

Se ha ido uno de los buenos. Bajemos la cabeza.

(Tomado de Cubahora)

Se han publicado 23 comentarios



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  • yadira alvarez varada dijo:

    El Decano o El Dequi, según quien lo nombrase, fue un hombre, maestro y un amigo totalmente excepcional. Leyendo este artículo recordé muchas cosas y esas puertas de su local siempre abiertas, asimismo las puertas de su corazón para todos sus estudiantes. Puedo decir con orgullo que recibí de sus manos mis clases de ética periodística y mi título, puedo decir con cariño que conocí a una persona maravillosa que se ocupó de la Facultad de comunicación y sus memorias. Me parece verlo con su camarita en mano tomando imágenes de cada juego de invierno, de cada festival de cultura, de cada forum, eventos... en fin. Yo creo que hasta era joven de alma y espíritu. Verlo hoy, por última vez no me hace verlo muerto. Duele saber que ya no estará físicamente, pero de acuerdo con el autor de este artículo, creo que el Dequi está con nosotros, con los que lo conocimos de cerca o de lejos. Las obras siempre quedan cuando los grandes hombres se marchan y Julio García Luis realizó una labor enorme.!qué suerte fue ser su estudiante!

  • Luis Francisco Jacomino dijo:

    Gracias Luis por esta crònica,nadie mejor que usted para recordar a Julio, quien por derecho propio siempre serà recordado.

  • Michel Contreras dijo:

    qué ironía: un corazón tan grande nunca debió fallar. descanse en paz, maetsro julio.

  • anabel alvarez rey dijo:

    Este martes tuve la oportunidad de saludarlo, casualmente coincidimos en la Facultad, y me dio mucho gusto verlo en su carrito con la misma sonrisa y bondad que llevaba a las clases de Ética. Cómo imaginar que esa era su despedida. Lamento mucho que lo hayamos perdido, pero estoy segura que seguirá vivo en el recuerdo de todos sus alumnos y amigos, que tuvimos la oportunidad de conocerlo.

  • Guille dijo:

    MAESTRO, así con mayúsculas; y no sólo de su especialidad, sino de la especialidad de la vida misma. Hasta siempre, Julio, y mi agradecimiento eterno por tus enseñanzas.

  • Guille dijo:

    Gracias, Luis, por tu evocación de Julio. Precisa y sentida.

  • Jota Henry dijo:

    Le recuerdo al profe Julio en conferencias, en coberturas, en el aula, en sus lecturas, en el saludo, en el consejo, en la poca gracia para hacer cuentos, en la seriedad del hombre de pensamientos.Pero sobre todo le recuerdo en nuestros diálogos, por sus continuas enseñanzas. Fui su alumno y aunque no de los más, también fui su amigo. Hoy siento el dolor de la pérdida cercana, y la obligación de seguirme inspirando en su ejemplo. Gracias Maestro por su legado

  • MODESTO dijo:

    Gracias Luís, por enaltecer con decoro las cualidades de ese fiel compañero, el Camarada Julio, el que supo engrandecer con su Verbo, la obra impresedera de la Revolución

  • JOEL LACHATAIGNERAIS POPA dijo:

    Luis:

    Suscribo el pensamiento entero expresado en ese comentario que rerata al individuo, hombre, profesional; MAESTRO, todo EVOCACION, - como dice Guille - que será dificil de borrar.
    Contigo, Luis, y con todos, inclino mi cabeza.

  • Olguita dijo:

    Es duro. La noticia duele. Por el cumplimiento de su responsabilidad como Presidente Nacional de la UPEC lo tuvimos muchas veces en el territorio, ya no lo era y lo seguíamos teniendo en sus libros de textos. Ya no está físicamente y seguirá en entre nosotros, ¿cómo no ha de estar el Dequi del periodismo en Cuba?

  • Berthica Mojena dijo:

    Julio fue y será siempre de los imprescindibles, de los que luchan toda la vida, por eso quedan para siempre. Si tuviera que describirlo en una palabra dijera "honor", por su sencillez, modestia y transparencia sin límites, por ser un revolucionario cabal, un hombre de pueblo, un periodista y un maestro de todos. Recuerdo mucho su oficina, un aula más de nuestra Facu en la que calladamente se sentaba a meditar, a estudiar, a aconsejar, a atender a todos por igual Siempre será mi profe, orgullosa de que estuviera incluso entre las voces más certeras que guiaron mi años de alumna y mi tesis de grado. Reposa tranquilo padre y amigo, te esperamos siempre, te acompañaremos aún más en el camino de los inconformes. Gracias por haber sido parte de nuestras vidas, por las enseñanzas, por las utopías.

  • Miguel Díaz Nápoles dijo:

    Qué buena crónica. profesor Luis Sexto, como todas las que escribes, solo que esta tiene un sentido tan triste y tan demoledor que quisiera no haberla leído nunca. ¡Vaya paradoja, cuando persigo tanto tus textos! Julito siempre andará con nosotros.

  • Jacob Morales dijo:

    Una gran pérdida para la comunicación, un gran maestro pero sobre todo un amigo. Dr
    Dr. Julio lo recordaremos por siempre. Mil gracias por compartir su sabiduría con sus alumnos de méxico.

  • Carlos Armando Cabrera Gutierrez dijo:

    Nunca olvidaré, hace 5 años atrás, el primer día que llegué a la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Habana. Cuantos miedos, cuantas incertidumbres, cuantas expectativas….

    Para todos los que somos artífices de la historia de FCOM es difícil sacar de nuestras vidas todos aquellos elementos que distinguen nuestro paso por esta institución docente: “la rimbombosa Cori, Felo, la teja legendaria, las pruebas de Gramática, Teoría de la Comunicación o Inglés, el difícil acceso al laboratorio de computación, el ajetreo de los Festivales de Cultura para ganar esa afamada Copa que tanto codiciamos, los Juegos Caribes y todo lo que nos identifican con la Gran Facultalandia…

    Pero por sobre todas estas cosas lo más imperecedero son los nombres de esos profe que por buenos o por menos buenos siempre retumban en nuestros oídos y cuyas voces siguen siendo ese eco que te traspasan el corazón…Tal es el caso de nuestro querido y siempre recordado decano, el “deky” como jocosamente lo llamábamos los más viejos de la facultad.

    Hoy cuando el cuerpo de Julio García Luis reposa en la necrópolis de Colón tras su pérdida inesperada, llegue a través de estas letras el más merecido reconcomiendo a ese hombre ejemplar, maestro de maestros, periodista de mérito, amigo entrañable, ser humano excepcional.

    Su inteligencia, perspicacia, talento desmedido, amabilidad, sencillez y por sobre todo humildad es lo que distingue a Julio, ese maestro ejemplar, ese baluarte indiscutible del periodismo cubano.

    Para los profesionales de la comunicación, y aun mas para quienes lo tuvimos más cerca impartiendo una conferencia, una clase de Deontología del Periodismo, escuchándonos en su siempre abierta oficina para tendernos la mano en cualquier circunstancia, para compartir el merecido lugar de los juegos deportivos o del festival de cultura, para compartir el café de Juan Carlos en el patio de la casona de G, para trasladarnos hasta F y 3era porque hasta los varones igual nos daba botella en su carro rojo o para… para… para lo que hiciera falta, Julio García es un digno ejemplo a imitar por ese legado, por sus variadas enseñanzas y por poner en la cúspide el nombre de la prensa cubana. Ahora nos toca llevarlo en una parte de nuestros corazones, como merecido reconocimiento por su excepcionalidad. ¡Profe lo queremos! Siempre estará entre nosotros.

  • Marianela Curbelo Ramírez dijo:

    Ayer, después de mucho tiempo, por un impulso nostálgico, decidí pasar por la Casona de G para abrazar recuerdos; sin embargo, el silencio de la Facu y la desazón de los pocos que allí estaban, no era normal. Hasta que recibí la insospechada noticia: "ha muerto Julito, acabamos de enterrar al Deki". Sentí como si hubiera desapericido una especie única, irrecuperable. En medio del estupor, no podía dejar de pensar en las sonrisas, las frases de aliento, los abrazos y saludos siempre sinceros, los sabios consejos de ese hombre impoluto que desde el primer encuentro se ganaba el cariño, la admiración y el respeto de quienes lo conocimos. La Comunicación y los Altos Estudios en Cuba han perdido una cátedra de profesionalismo, de ética y de amor. Cuando estas cosas inevitables de la vida suceden, sólo nos queda rendirle tributo a las personas ausentes siguiendo su ejemplo y estando a la altura de lo que hubieran esperado de nosotros. Un lindo homenaje sería ponerle su nombre a FCOM: "Facultad de Comunicación Julio García Luis. Universidad de La Habana"...

  • Vladimir Rodríguez dijo:

    Gracias, Luis, por expresar lo que todos sus alumnos, compañeros y amigos hubiesemos querido escribir sobre Julito. Recuerdo ahora sus esclerecedoras clases allá por el año 1982 en la facultad, cuando compartía aulas con Hugo Rius y nos enseño el arte de la crónica, el editorial y otros géneros periodísticos. Luego todos sus años de enseñanza para quienes con los años, también compartimos con él la academia, el aula y el magisterio. Es verdad que todos debemos bajar la cabeza por su pronta partida.

  • Ronald Suárez dijo:

    Me sumo a todos los que lamentan la partida inesperada del Dequi...

  • Alexcuba dijo:

    Vivo en Miami no conosco este gran hombre pero para mi es un hermano porque somos cubanos los dos,mis tributos para su familia y para todos sus companeros de trabajo. que descanses en Paz gran hombre.

  • Iramis dijo:

    Humilde, amable, con una sonrisa siempre dispuesta; se tomaba el tiempo para detenerse a saludar a todos, sus alumnos, sus colegas. Atento siempre al mundo, a la patria, íntegro, decente, que es una palabra mayúscula. Un periodista como se debe. No lo olvidaremos.

  • Dra gina Cabrera dijo:

    Mis condolencias a los familiares amigos intrañable de el ilustre profesor. que en paz descanse

  • Rafael Fonseca dijo:

    Decir adios definitivo a un amigo es difícil. Honrar su legado, académico, personal y político, es empresa grande porque grande fue en todos esos ámbitos. Cabe un hasta siempre, colega, amigo, maestro.

  • Alexis Mario ánovas Fabelo dijo:

    ¡Muchos años compartimos tareas!
    Adios camarada, y hermano de trincheras de ideas, el pueblo que defendiste con tus posiciones dignas te recordará siempre.
    Nuestras sinceras condolencias a toda su familia.

  • Dai Liem Lafá dijo:

    Este comentario no es una despedida al decano. Es un hasta siempre a Julio García Luis. Ese Julio que siempre tuvo atentos los sentidos para aconsejar, ayudar, querer, requerir, y también reconocer a sus estudiantes. Todo con la dulzura y la paciencia que a muy pocos les está dada. Extrañaremos tu mirada profe, en la cual buscábamos la aprobación o el suave reproche, tan necesario para trazar nuestro camino como verdaderos periodistas y profesionales de ética. Nos faltará la sonrisa discreta, pero franca, de quien siendo grande nunca se endiosó, y trataba a todos con igual deferencia. Hasta las calles de La Habana preguntarán por Julito, con su carro rojo, dispuesto siempre a acercar a todo el mundo a su destino. Porque eso siempre hiciste profe, acercarnos a todos a un destino propio, en correspondencia con nuestras potencialidades y los más caros valores humanos. No pude ir a tu entierro, me resisto a despedir al Decano. Pero bajo la cabeza ante tu legado, y mi cariño y respeto por ti es eterno.

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Luis Sexto

Luis Sexto

Periodista cubano y premio nacional de periodismo José Martí 2009.

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