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La expresión del amor subversivo

En este artículo: Cuba, ELAM, Socialismo
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Este fue el mensaje captado en la tercera graduación de la Escuela Latino Americana de Medicina (ELAM) en la Habana, Cuba este pasado 24 de julio.

Más de 1,200 estudiantes, procedentes de unos 20 países, vieron su sueño hacerse realidad. Estos estudiantes- ahora doctores en medicina- en su mayoría hijos de campesinos, obreros, desempleados, los excluidos, etcétera. O sea, los hijos de los condenados de la tierra a quienes nuestro sistema capitalista corporativo les robó la esperanza.

Estos jóvenes son solo una representación de aquellos a quienes sistemas de gobiernos para la clase dominante les despojó de sus derechos humanos y civiles. Sin embargo, fueron bendecidos por la revolución socialista cubana y sin tener que pagar un solo centavo de matrícula, libros, comida o vivienda, retornan ahora a sus países para revalidar y continuar la especialidad médica.

Esto demuestra una vez más -a pesar de los berrinches de Washington y las pataletas del Pentágono- que esta revolución cubana es irreversible, por lo tanto es cada más revolucionaria.

Y como las bolas son redondas y vienen en cajas cuadradas, del país más rico del mundo -entiéndase Estados Unidos- se graduaron en esta ocasión ocho estudiantes, incluyendo una del condado de la salsa: El Bronx.

Estos ocho jóvenes, pobres, negros, latinos viajaron de muy lejos con el solo propósito de beneficiarse del internacionalismo solidario.

Este internacionalismo solidario cubano, el cual se manifiesta con un amor subversivo y una moral radical, nos fue enseñado con acciones por el médico guerrillero, Ernesto Che Guevara. Es por eso que decimos, sin temor a equivocarnos, que en esta graduación de ELAM: El Che sigue cabalgando por los caminos del ALBA y sus ideas de un nuevo ser humano y las obras de Fidel de un mundo mejor, siguen estando presentes.

O sea, que el proyecto del socialismo democrático sigue por un lado demostrando el fracaso de nuestro capitalismo corporativo y por otro lado, nos deja ver que hay esperanza para seguir construyendo el paraíso aquí en la tierra.

Un punto importantísimo en la formación médica de estos jóvenes lo es el que no fueron entrenadas para comercializar con la medicina.

A diferencia de lo que hacemos en las escuelas de medicinas en Estados Unidos, aprendieron que la medicina social tiene como meta principal el salvar vidas y que es inmoral, deshonesto y profano el utilizar esta carrera para producir o acumular dinero.

En otras palabras, estos jóvenes tienen claro que la salud es un derecho no un privilegio.

Esto por supuesto, tal y como la revolución cubana, les hace más espirituales y les acerca más a Dios.

De aquí el que constantemente me pregunte; ¿cómo una persona religiosa como Bush tiene tanta maldad y crueldad para la imagen de Dios y como una persona no religiosa como Fidel tiene tanto respeto y amor por esa imagen de Dios? Ya lo dice la Biblia, por sus frutos le conocerán.

Es por todo esto y más que no me canso de decir que en las sociedades de clases, como la nuestra en Estados Unidos, la expresión del amor subversivo y radical es parte del proyecto conspirador de nuestra Diosa.

Con este proyecto conspirador construiremos el paraíso terrenal con un socialismo democrático.

¡Viva la revolución cubana y que Dios les bendiga!

lbarrios@jjay.cuny.edu

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Luis Barrios

Luis Barrios

Sacerdote episcopal, periodista, sicólogo, activista comunitario. Presidente y Profesor del Departamento de Estudios de América Latina del Joh Jay College of Criminal Justice, de la Ciudad Universitaria de Nueva York.

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