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Bush prepara un monopolio ideológico

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Al morir, hace poco más de una semana, el magnate brasileño Roberto Marinho dejó un imperio mediático constituido por una cadena de 113 estaciones de televisión así como periódicos y estaciones de radio. Marinho no es un caso único de monopolio centralizador en las comunicaciones humanas.

William Randolph Hearst comenzó a finales del siglo diecinueve con un periódico en Los Angeles y llegó a poseer una red inmensa de diarios en Estados Unidos. Fue el impulsor de la prensa amarilla que empleaba el escándalo, el sensacionalismo y la difusión de la violencia de las notas policiacas, el creador del uso de fotografías, caricaturas y del empleo de tiras cómicas en la prensa noticiosa.

David Sarnoff arribó a Nueva York como inmigrante ruso y se empleó en la compañía Marconi de telégrafo inalámbrico. En 1921 se convirtió en director general de la RCA y en 1926 creó la NBC. En los años cuarenta comenzó a sentar las bases del sistema de televisión que aún hoy se mantiene vigente.

Marinho se convirtió en uno de los más opulentos empresarios latinoamericanos vendiendo sus telenovelas en ochenta países, China incluida. Comenzó con un pequeño periódico que heredó de su padre en 1926 y en 1940 consideró que un país con tan alto nivel de analfabetismo la radio era el medio que podía alcanzar a las grandes masas. En 1940 abrió una estación radiodifusora y en 1960 se inició en la televisión con la estación O Globo, que llegó a ser el portaestandarte de su agrupación mediática.

Estos casos de concentración monopólica son cada vez más frecuentes en el área de la comunicación de ideas y de la información. En Estados Unidos cinco grandes corporaciones controlan lo que ven, oyen y leen los norteamericanos. De los 500 canales de televisión existentes ese grupo domina el 90% de los lazos por cable, los cuatro estudios de cine más importantes y el 75% de la programación emitida. La Clear Channel es dueña de 1200 estaciones de radio. La News Corporation de Rupert Murdoch domina el campo de la prensa escrita. La Viacom, La NBC y la Fox tienen el dominio del 60% de la expresión reflexiva y del raciocinio estadounidense.

La actual administración de Bush está impulsando un proyecto para viabilizar aún más esa concentración que dejaría al pueblo estadounidense a la merced de la manipulación ideológica de las grandes corporaciones financieras. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) está disponiendo la legislación que propiciaría la concentración de medios en grandes carteles y haría desaparecer a los independientes. Las pequeñas estaciones, los periódicos locales, que no pertenecen a las grandes cadenas, han iniciado un movimiento de protesta con el lema "no voice, no choice", que pudiera traducirse libremente como "sin emisión no hay opción".

En un reciente artículo, publicado en el Washington Post, el periodista Ted Turner, fundador de la cadena noticiosa de televisión por cable CNN, protestó contra esa iniciativa y dijo que de haber estado vigente hace diez años él nunca hubiera podido lanzar su proyecto.

La FCC tiene el propósito de permitir que se amplíe el número de estaciones y periódicos que puede controlar una sola corporación. Según denunció Turner en su artículo hoy en día no basta con poseer un solo centro emisor --ya sea una estación de TV o un periódico--, es necesario tener buena programación y distribución para poder competir, pero esas posibilidades están acaparadas por las grandes cadenas. De acuerdo con esta tendencia los grandes crecen y los pequeños desaparecen, los negocios menores serán tragados por los grandes trusts.

Turner afirma que perder la posibilidad de expresión de los diminutos y autónomos significa extraviar la riqueza de la diversidad en las ideas. Las grandes corporaciones están concentradas en la necesidad de incrementar ganancias y no les interesa atender los requerimientos de las comunidades menores ni la promoción de nuevas ideas y de iniciativas inéditas. Turner pone como ejemplo que cuando quiso empezar CNN llevó la idea a dos grandes corporaciones que la rechazaron.

El debate público se va empobrecer aún más y los oponentes a los designios de la camarilla petrolera que gobierna en la Casa Blanca verán que se le cierran las tribunas. El gobierno de Bush aprieta cada vez más las tuercas a su modelo totalitario con máscara democrática.

gotli2002@yahoo.com

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Lisandro Otero

Lisandro Otero

Novelista, diplomático y periodista. Ha publicado novelas y ensayos, traducidos a catorce idiomas. Falleció en La Habana en 2008.