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¿El fin de la inocencia? Sexualización de la infancia (+Podcast)

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Diseño: Stephanie Rivero/Cubadebate

No tienen ni 15 años, como mucho llegan a los 12. Se contonean de un lado a otro de la guagua hasta llegar al fondo e instalarse en las inmediaciones de la puerta. Obstruyen el paso a quienes necesitan bajar, pero no pasa nada, no les apena. Ellas se creen las “dueñas” del espacio. Una tiene un short de mezclilla que deja poco margen a la imaginación y blusa blanca presuntamente de uniforme. Mientras la otra viste un top ajustado, labios rojos y abundante rímel.

“No sé qué te habrá dicho pero él era mi novio y claro que me quedaba en su casa. Hasta su mamá lo sabía. Es más hace poco me llamo para que volviera a ir y claro que fui, pregúntale a su mamá si no me crees”, dice la de labios rojos.

La otra se queda muda, parece que intenta hilar una contraofensiva. Si para un adulto es difícil lidiar con estos temas sentimentales, que te digan a bocajarro unas alegaciones tan fuertes, resulta, por lo menos, impactante.

Cuando se recupera dice: “Tu podrás ir cuando quieras, pero su mujer ahora soy yo. El me compra galleticas para que me lleve de merienda para la escuela. Así que, él me quiere a mí”.

¿El amor se mide en galleticas? o peor, ¿qué hacen dos niñas sosteniendo una conversación de adultos?  La erotización y sexualización temprana de la infancia es un fenómeno que golpea al mundo moderno y la sociedad cubana lo está exenta.

No solo se manifiesta con el uso de las ropas que no se corresponden con la edad o la forma del cuerpo, sino que transciende a otros aspectos simbólicos como las posturas que adoptan, los gestos, las conversaciones y maneras de expresarse.

La  sexualización de la infancia puede ser entendida como  aquellas influencias que ejercen los adultos sobre los niños. Esto tiene que ver con imponer patrones de conducta sexualizadas que se salen de lo que corresponde a  la edad del niño”, explicó a Cubadebate la licencia en Psicología  Roxanne Castellanos Cabrera.

En el 2011, el Informe Bailey analiza el tema y establece que:

“la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces. Los niños, pero en especial las niñas están siendo utilizadas y sexualizadas de un modo excesivamente precoz, innatural e insano para su desarrollo, como medio para vender y prepararlas para lo que la sociedad patriarcal espera de ellas, a través de la comercialización de diversos productos, que van desde muñecas, comida, ropa, zapatos, perfumes y joyas”

La sociedad patriarcal juega un papel determinaste en este tema. Castellanos Cabrera agregó que es una suerte de imposición de determinadas pautas de conducta con un carácter sexualizado y que se ve más en un sentido sexista en relación con la erotización de la figura femenina.

Al pensar en sexualización, siempre se asume la referencia a las niñas y jóvenes, pero también tiene marcadas connotaciones en los niños.  Sobre este tema la también profesora titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana y directora del Centro de Orientación y  Atención Psicológica de dicha facultad indicó que “Los niños también pueden ser sexualizados, porque también se les viste con atributos propios que los hacen lucir como hombres. De hecho la gente dice  ʻque lindo parece un hombrecito, que linda parece una mujercitaʼ”.

Esas son las frases –dijo-  características, pero la sexualización está relacionada con la hegemonía machista de la sociedad. “La mujer es vista como objeto sexual,  al asociarse la  feminidad a la capacidad de ser sensual y al erotismo”.

En el artículo, Infancia amenazada: guerra cultural y erotización temprana publicada en la Revista Sexología y Sociedad se plantea que “a muy temprana edad se comienza a hacer énfasis en los atributos eróticos y en el rendimiento personal que se puede sacar al atractivo sexual, por lo que la sexualidad queda condenada a un único parámetro válido para juzgar la valía del individuo”.

La imagen de una niña de siete años que juega a ser mujer y se pone los tacones de la madre, o de niños/as que cantan y repiten estribillos vulgares y explícitamente eróticos, tanto en la escuela como en el hogar, denotan señas de sexualización.

Todos estos comportamientos – según el artículo- en realidad esconden tras sí un monstruo con no pocas garras, que alude a una realidad sociológica relacionada con expresiones, posturas o códigos de vestuarios que manifiestan la seducción.

La fallecida profesora Isabel Moya, conocedora de estos temas planteaba que “el cuerpo de las niñas está siempre sexualizado, uno nace con una sexualidad que va adquiriendo diferentes formas de expresión durante toda la vida. El problema es cuando se produce una erotización a destiempo, en relación con la edad de los niños; esta erotización temprana es un acto de violencia porque se vulnera el decurso natural de la construcción de esta sexualidad”.

La profesora Roxanne Castellanos añade que no solo son las ropas inadecuadas para la edad, sino también los aditamentamentos que en ocasiones pueden resultar nocivos para su salud. “Ponerle zapatos de tacón, les afectan desde el punto de vista ortopédico sus piernas, las uñas acrílicas les enferman sus propias uñas”.

“Igualmente,  se les imponen  otras conductas como determinados bailes que también tienen las características eróticas y sexistas como por ejemplo el llamado “perreo”  propio del reggaetón”.

Los adultos- dijo-  tienen que ser responsables de los consumos culturales de sus hijos. Hay algunos que gasta aplauden  en los niños conductas impropias de su edad.

Agregó que la infancia empiezan a perder interés por la las cosas propias de su edad y empiezan a recibir determinadas influencias  que los llevan a vincularse con adultos o niños de mayor edad.

“Se inicia el  interés temprano por la sexualidad, sin la necesaria la madurez para eso.  Estas conductas traen de la mano posibles enfermedades, infecciones de transmisión sexual, embarazos en la adolescencia, posibles deserción escolar. Ahí las consecuencias negativas del fenómeno que es la sexualización de la infancia”.

Las nuevas tecnologías como con otros fenómenos las cosas maximizan el impacto de las influencias, dijo Castellanos. “Es más fácil influenciar a partir de las dinámicas de las redes sociales y el acceso a internet. Se popularizan determinados retos como vestirse de una formar, bailar de tal modo y estas conductas sexualizadas se exponen en las redes donde es mucho más fácil lo que se encuentren con  depredadores sexuales, por ejemplo”.

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Karina Rodríguez Martínez

Karina Rodríguez Martínez

Jefa del Departamento de Coordinación Editorial, Análisis y Comunicación de IDEAS Multimedios. Sus trabajos son publicados en Cubadebate y la Mesa Redonda. Graduada de Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana en el 2020. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo "26 de Julio"

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