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Gerrymandering: Cómo manipular el mapa electoral en Estados Unidos

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Foto: Laura Seitz/ Deseret News.

En un 2021 que inició con el asalto al Capitolio y ha estado marcado por la pandemia, la crisis económica y el aumento de la violencia y el extremismo ideológico, hay un grupo de fenómenos en Estados Unidos que no han recibido toda la atención mediática que requieren. Tal es el caso de la redistribución de los distritos electorales, que podría definir la composición del Congreso para la próxima década.

Cuando falta menos de un año para que en noviembre de 2022 se realicen las elecciones de medio término, los republicanos se afilan los dientes para cambiar la composición de la Cámara de Representantes mediante el rediseño de mapas electorales.

Tanto los representantes en Estados Unidos como los legisladores estaduales se eligen en demarcaciones llamadas distritos. O sea, cada uno de los 435 puestos en la Cámara de Representantes se corresponde con un distrito electoral. Cada diez años se realiza un censo de población, y a partir de esos datos los gobiernos estaduales vuelven a trazar las líneas para que los distritos sean aproximadamente iguales en cantidad de habitantes.

El problema no es la redistribución en sí misma sino cómo se realiza. Gerrymandering describe al proceso de manipulación de las líneas divisorias de los distritos para beneficiar a ciertos candidatos o a un partido. Es un fenómeno tan decisivo que algunos expertos consideran que el Partido Republicano podría retomar el control de la Cámara en 2022 basándose únicamente en las ganancias de los distritos que están dibujando.

A pesar del dominio demócrata sobre la Casa Blanca y el Congreso, el proceso de redistribución de distritos se realiza a nivel local. Son las asambleas de los estados, con la firma del gobernador, las que determinan los nuevos mapas electorales, y ahí los republicanos tienen mayores ventajas, sobre todo en lugares clave como Texas, Carolina del Norte o Florida.

Las regulaciones federales establecen cuáles son los procedimientos y la distribución en términos numéricos de los asientos a la Cámara de Representantes, pero no regulaciones sobre cómo deben ser trazados los distritos. Esa decisión corresponde a cada uno de los estados.

Elbridge Gerry, uno de los llamados Padres Fundadores y vicepresidente durante el gobierno de James Madison, cuando era gobernador de Massachusetts en 1812 dirigió un proceso de rediseño para garantizar el predominio de su partido. La forma de uno de los distritos fue comparada con una salamandra (salamander, en inglés), y un periódico de la época acuñó el término de “Gerry-mander”.

El propósito del gerrymandering es garantizar que ciertos distritos sean seguros para los candidatos de algún partido, o dividir el voto del partido contrario. Se han identificado dos técnicas fundamentales para ejecutarlo: cracking y packing (algo así como agrietamiento y empaque).

El agrietamiento separa a grupos de personas con características similares –posibles votantes del mismo partido– en varios distritos, para así dividir su voto. Mientras, con el empaque reúnen a ciertos grupos de votantes en el menor número de distritos posible. Por ejemplo, en algunos estados agrupan a poblaciones de ciertas minorías, como negros o latinos, en un único distrito. Ese distrito probablemente elija a un candidato demócrata, pero así garantizan que en el resto la posible mayoría blanca de clase media terminará escogiendo a políticos republicanos.

Es un ejemplo algo simplificado para ilustrar un tema extremadamente complejo, que habla de cuán amañadas pueden llegar a estar las elecciones en Estados Unidos, a pesar de ser otra la imagen que venden al mundo. Técnicamente no es “fraude” o “corrupción” porque son mecanismos que han legalizado.

Pero ellos mismos reconocen que el gerrymandering es profundamente antidemocrático. Lo han dicho sus propios políticos, incluido por ejemplo el expresidente Barack Obama. De acuerdo con CNN, este mes de diciembre  durante un evento de recaudación de fondos criticó los esfuerzos republicanos para “dibujar mapas del Congreso que ahogan la voz de la gente común”. Aunque enfatizó la importancia de la redistribución de distritos, acusó al Partido Republicano de querer “controlar las legislaturas estaduales y las delegaciones del Congreso antes de que se emita un solo voto. No es así como se supone que funciona la democracia”.

En palabras del Centro Brennan para la Justicia, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, “en lugar de que los votantes elijan a sus representantes, el gerrymandering permite a los políticos elegir a sus votantes”. Al mismo tiempo, el desarrollo tecnológico y el acceso a los datos de los usuarios en redes sociales permiten identificar con mayor facilidad las preferencias de los votantes.

Si bien ambos partidos pueden utilizar esos mecanismos, en las últimas décadas son los republicanos quienes han sacado mayores ventajas. Según el Centro Brennan, por ejemplo, en 2016 los republicanos tomaron el control de aproximadamente 17 escaños en el Congreso que no habrían ganado sin el gerrymandering. El más reciente proceso de redistribución de distritos comenzó a finales de este verano después de que se publicaran los resultados del censo de 2020, y debe concluir antes de las elecciones de medio término de noviembre.

Al tener la mayoría en varias asambleas locales, los republicanos controlan el proceso de redistribución en 187 escaños al Congreso, en comparación con 75 para los demócratas, según cifras del New York Times. Esa ventaja, combinada con la baja popularidad de Biden y la tendencia a que el partido en la Casa Blanca pierda las elecciones de medio término del primer mandato presidencial, podría ayudar a predecir lo que ocurrirá en la Cámara de Representantes en 2022, donde los demócratas tienen ahora mismo una mayoría pequeña: 221 escaños frente a 212 republicanos.

Independientemente de qué partido sea responsable de la manipulación, el problema es que para muchos ciudadanos estadounidenses su voto no cuenta. En 2020, el New York Times consideró que solo 61 de las 435 elecciones a la Cámara de Representantes fueron contiendas que ellos califican como “campo de batalla”. El resto eran distritos “seguros”.

Aunque el gerrymandering puede afectar a todos los estadounidenses, sus costos más notables son para las minorías, especialmente comunidades de afroamericanos, quienes también sufren diversos mecanismos de supresión del voto. Para eso han acuñado la frase “gerrymandering racial”. Carolina del Norte es uno de los estados más conocidos por llevar a cabo procedimientos de esa naturaleza.

En 2017, una decisión de la Corte Suprema conocida como Cooper vs. Harris confirmó que dos distritos del Congreso en Carolina del Norte clasificaban como “gerrymandering racial” y eran anticonstitucionales. Los dos distritos en cuestión –el 1 y el 12– se dibujaron en 2011, con poca coherencia geográfica, y agruparon a más votantes negros para diluir el impacto de su voto en otras localidades.

Distritos electorales en el caso Cooper vs. Harris. Foto: NPR.

Pero no en todos sus pronunciamientos al respecto la Corte ha tenido posturas que defienden los derechos de la ciudadanía. En 2019, con una composición de jueces mucho más conservadores, argumentó que depende del Congreso y los cuerpos legislativos estaduales –no la Corte Suprema– restringir el partidismo excesivo en la redistribución de los distritos.

En los últimos años, estados como Carolina del Norte, Pensilvania, Texas o Utah, han sido escenario de reclamos contra la manipulación de los distritos, con acciones que van desde protestas ciudadanas hasta demandas en diferentes instancias judiciales.

Los más recientes datos del censo confirman que Estados Unidos es un país cada vez más diverso. Crecen las comunidades latinas, asiáticas y multiétnicas, mientras que la población considerada blanca disminuye sostenidamente. Sin embargo, fenómenos como el gerrymandering hacen que no aumente la representación política de esas minorías en ascenso.

“Es posible que veamos un retroceso en la representación de las minorías, a pesar del crecimiento de la población, y esperamos que esta sea un área de litigio significativo durante la década”, dijo a CNBC Adam Podowitz-Thomas, estratega legal del Proyecto de Gerrymandering de Princeton.

El fenómeno electoral en Estados Unidos es muy complejo, y seguramente regresaremos sobre el tema en este espacio, porque explicar todo su engranaje desborda las posibilidades de un artículo. Pero con lo visto hasta aquí podemos adelantar dos conclusiones.

Por una parte, se vislumbra un escenario difícil para los demócratas de cara a las elecciones de medio término de noviembre. Y más allá de eso, el sistema electoral en Estados Unidos, desde el diseño de los Padres Fundadores, tiene múltiples mecanismos destinados a disminuir el impacto de la voluntad popular; el gerrymandering es uno de ellos.

Se han publicado 2 comentarios



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  • Manuel dijo:

    Y luego quieren dar clases de "democracia" al resto del mundo. FARSANTES!!!!!

  • Julian Vicet dijo:

    Menuda democracia la de esta gente!!! Tenemos que ser más inteligentes en desmontar toda la falsa que esta gente quiere imponer al mundo sus supuestos valores, su democracia (corrupción constitucional o legal). Lo que aparece en el artículo hay que traducirlo a Tik tok, YouTube o en lo mismo que ellos pretenden utilizar contra nosotros: canciones. Hay que darles de su propia medicina, pero con la verdad.

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Dalia González Delgado

Dalia González Delgado

Profesora del Centro de Estudios Hemisféricos y sorbe Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana

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