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Metadatos

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Un canoero del Orinoco requería seguramente meses o años para aprender a navegar bien y a relacionarse con sus clientes hace milenios. Esto nada tiene que ver con lo que demora hoy un joven conductor de automóviles para aprender a prestar un excelente servicio de taxi monitorizado por satélites e Internet. La humanidad se encuentra frente a un nuevo reto en el conocimiento, que es aquello en lo que más nos diferenciamos del resto de los otros sistemas vivos. Resulta que hemos aprendido muy rápido y estamos usándolo de forma tal que cada vez aprendemos y nos desactualizamos también más rápidamente.

Existen muchos aspectos de la necesaria cultura diaria que han rebasado los diseños de contenidos de la escuela y la universidad del pasado siglo. Incluso los de la pasada década. Hace mucho se ha considerado que el cálculo infinitesimal inventado por Newton en el siglo XVII es indispensable en las ciencias básicas y las ingenierías, sobre todo para entrenar el pensamiento abstracto. Sin embargo, ahora vemos que los conceptos de numeración binaria, teoría de redes, álgebra de Boole, y muchos otros tópicos serían igualmente necesarios y para todos los profesionales, sin excepción. Las demandas de una sociedad cada vez más informatizada apuntan a ello. Sin embargo, no siempre se es lo suficientemente revolucionario como para introducir esas “nuevas” materias básicas en los programas de todas las carreras, incluyendo las ciencias sociales. Lo hacemos tímidamente en la cultura popular y sobre todo para aquéllos que tienen especiales motivaciones por la “tecnología” y que los buscan para leerlos o verlos en los medios audiovisuales.

Desde hace mucho los libros se caracterizan por sus títulos, autores, editoriales, fechas y lugares de publicación, número de páginas, palabras clave que identifican el contenido, índices de las materias tratadas, y muchos otros datos más. Si se trata de un libro de epidemiología, es imposible que solo con esos datos que aparecen en la tarjeta de archivo de cualquier biblioteca podamos aprender algo de esa materia de estudios. Para aprender es preciso acceder a los datos de libro y no solo a los que caracterizan al libro.

Se suele denominar como “metadato” a todo dato acerca de otro dato. El título del libro de epidemiología es un metadato y el libro mismo es el dato. Este es uno de los conceptos que se hace necesario saber actualmente.

En el mundo de hoy buscamos información en Internet acerca de epidemiología y usamos esa palabra con un buscador eficiente. Como resultado aparecerán muchas opciones en la pantalla. Entonces es preciso seleccionar una de ellas y leerla para conocer el contenido deseado, los datos. Lo que hizo el buscador de internet fue comparar la palabra “epidemiología” con los metadatos que tiene almacenados en alguna parte y devolvernos la información relacionada que nos permite acceder a los datos que necesitamos. Esos buscadores correlacionan metadatos de cada fuente de datos, incluido el número de veces que la gente lo ha buscado, que se convierte también así en un metadato.

La información de metadatos es muy valiosa para los mercaderes inteligentes. Las veces que un número grande de usuarios de internet muestra su preferencia por un objeto naranja contra uno violeta puede ser decisiva en la selección del color de su imagen corporativa. Nunca escogería algún color que no fuera preferente para el tipo de usuarios que debe comprar sus productos.

Es conocido que una de las fuentes de ingresos sustanciales para muchas empresas informáticas globales es el mercadeo de metadatos. Se dice que gracias a una eficiente gestión de ellos en el Reino Unido se tuvo la pequeña mayoría de votos que condujo a la histórica ruptura con la Unión Europea. También se afirma que Donald Trump en 2016 usó metadatos de preferencias para lograr los votos que necesitaba en algunos estados para ser presidente gracias a las características de la ley electoral de ese país. Una sustancial cantidad de casi 3 000 000 más de ciudadanos de los todos los EEUU había votado por su alternativa, pero él gano la elección.

La información que suelen gestionar los sistemas actuales en internet, tales como Whatsapp o Telegram, se trasmite con codificación y los gestores garantizan que solo los que la reciben y emiten se pueden enterar, y no ellos. Está encriptada. Pero los metadatos no lo están. Y esa es precisamente una fuente de ingresos: cuales son las preferencias de grupos, lugares, usuarios con nombres y apellidos, edades y lugares de nacimiento y vivienda. Eso se trabaja y se vende y se facilita así la acción de todo tipo sobre el pensar de las masas, desde la preferencia por un olor de perfume hasta una idea política.

En Cuba tenemos muchas fuentes posibles de metadatos que podrían ayudar a que seamos más felices. Imaginemos un sistema nacional de identificación, donde la información básica de cada individuo debe estar obviamente restringida para preservar la privacidad. Sin embargo, los metadatos de esa población si se podrían usar para fines humanos como diseñar campañas efectivas de salud en bien de todos, optimizar la circulación del transporte, y recomendar las preferencias de alimentación saludable con los recursos más convenientes. Más aún, sobre las mismas bases éticas de preservación de la privacidad de datos personales, un sistema nacional de historias clínicas le podría suministrar todas las informaciones relevantes en su teléfono móvil a un médico que trate a un habanero de visita en Bayamo. También los investigadores de la salud pública podrían determinar los riesgos de enfermedades con referencia a edades, datos genéticos, lugares de residencia, muchos más.

Cuando todos los cubanos tengamos acceso diario y continuo a internet, a lo que nos acercamos con buen ritmo, el diseño de políticas de cualquier tipo podrá ser mucho más afín a los intereses y puntos de vista de toda la población. Debemos aprender a usar adecuadamente los metadatos que pueda recolectar cualquier institución, desde las oficinas de administración tributaria hasta los comercios. Esto debería ocurrir mucho más temprano que tarde.

Se han publicado 3 comentarios



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  • Tranquilino dijo:

    Muy interesante. Profesor no deje de escribir sobre estos temas de gran importancia para la cultura del ciudadano común y pa los no tanto también. Aunque hay teorías de la conspiración por ahí que dicen que todo esto solo incrementará el.dominio de los gobiernos sobre los ciudadanos, todo esto terminará por imponerse.

  • Victor Angel Fernández dijo:

    Profesor, luego del artículo de Ronquillo sobre lo sucedido alrededor del secretismo en el incendio del Parque de Humboldt, ¿usted cree que alguien va a preocuparse de los metadatos?

  • @adriancamaguey dijo:

    Recomiendo la película Anon, una visión futurista de la importancia de los metadatos. En realidad, ya en CUba se trabaja con metadatos hace bastante rato, pero aun a una escala muy pequeña. De hecho, aun pocos cientificos cubanos son capaces de describir adecuadamente sus propias investigaciones cuando se le es pide colocar "palabras claves" o "keywords" para describir sus propios articulos cientificos. Y muchos incluso no saben que en los propios procesadores de texto, ya sean MS Word o LibreOffice, pueden llenar los campos de metadatos de su propio artículo. Por demás, también es algo que falta en la docencia que se imparte en pregrado.

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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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