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¿Por qué el intercambio académico y cultural con Estados Unidos? (II)

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Foto: Archivo CD.

Fueron académicos norteamericanos,los profesores de Johns Hopkins Wayne Smith y de American University Phil Brenner, el de Harvard Jim Blight, el director de los National Security Archives Scott Armstrong, quienes propusieron, en 1989, invitar a los cubanos a la serie de reuniones soviético-estadounidenses sobre la Crisis de octubre, para hacerlas trilaterales. Gracias al desarrollo de los estudios norteamericanos entre nosotros, fue posible que Cuba contara con una contraparte intelectual, además de política, para participar en la reunión tripartita de Moscú en enero de 1990 y en las que vendrían después.

En aquel invierno moscovita, políticos de la era Kennedy como Robert MacNamara y académicos que se movían entre Harvard y Washington, como Joseph Nye y Graham Allison, se encontraron por primera vez cara a cara con los enemigos de 1962. A pesar del recelo y las tensiones con que se inició aquel encuentro, y de algunos debates sobre temas como democracia y derechos humanos que se suscitaban en los recesos, los viejos enemigos participantes se pudieron mirar por primera vez a los ojos, comprobar que tenían rostro humano, argumentos razonables y hasta sentido del humor. Así pudieron empezar a profundizar de conjunto en las causas, el significado y las lecciones de aquella crisis, y allanar el camino a la conferencia de La Habana, en 1992.

No hace falta narrar esta última, la más extraordinaria de todas, con la participación del único protagonista vivo de aquella crisis, y de los mandos militares soviéticos en el teatro de operaciones. Esta dimensión cubana, que la academia y la política en EEUU, y también en la URSS, solían ignorar, fue rescatada gracias a la cooperación con universidades y fundaciones norteamericanas, como Ford, MacArthur, Christopher Reynolds, ARCA. Sería difícil exagerar lo mucho que aquel encuentro trilateral contribuyó a revisar la historia de la Revolución, el conflicto con EEUU y las complejidades de nuestra relación con la URSS, que algunos todavía simplifican como un matrimonio de conveniencias o un error. Como se sabe, su contenido se transmitió íntegramente por televisión.

He mencionado en detalle la cooperación en torno a la Crisis de octubre solo como botón de muestra de estos intercambios, que rebasaron la academia y la cultura, y ayudaron a consolidar un nuevo sentido del momento histórico, en medio de los vientos contrarios del Periodo especial.

Ese estrecho intercambio a lo largo de cuarenta años encierra una lección de los dos lados. Los investigadores norteamericanos que han escrito los más lúcidos textos sobre la política exterior de Cuba, como Bill Leogrande, Peter Kornbluh, Jorge Domínguez, Philip Brenner, Wayne Smith, Julia Sweig, Piero Gleijeses, Lars Schoultz, Michael Erisman y otros que resultaría largo enumerar, han logrado descifrarla porque la han estudiado de cerca durante muchos años, y han podido intercambiar con los estudiosos del lado de acá, así como con sus actores, los diplomáticos y políticos que la han conducido a lo largo del tiempo. Como esa política exterior no se formula ni se aplica en una esfera ajena a la sociedad y a su contexto político, valores, mentalidades, creencias, relaciones sociales, ideas, contradicciones, entenderla exige también explicarlos. Si se ignoran, y se partiera de que todos los cubanos en el gobierno o el PCC piensan igual, y que la política está gobernada por un plan único y vertical, estructurado de arriba abajo, como un mecanismo de relojería, difícilmente se entendería, como tampoco los diferentes enfoques existentes entre los propios investigadores cubanos.

Dado que EEUU no es un objeto menos complejo, opaco y difícil de reconstruir en sus procesos políticos de fondo que Cuba, la lección de este lado resulta similar. Los estudios norteamericanos son un campo de investigación, igual que la dramaturgia, la ecología de las costas, la construcción civil, el uso de la artillería y los blindados en la guerra, o la realización cinematográfica. Sin familiarizarse con sus universidades y centros de investigación, participar en  sus debates y la manera en que adquieren sus ideas, dialogar con su gente, vivenciar su way of life, resulta difícil entender cómo se forma su política.

La enorme masa de información que circula cada día sobre lo que está pasando, sin embargo, produce la impresión de que, en esa "sociedad abierta," las claves de lo que ocurre están al alcance de la mano. Internet y las redes han venido a intensificar esa idea más bien simple sobre la lógica autoevidente que gobierna la política. Aun cuando las teorías de la conspiración tienen la intención de denunciar la cara oculta de la política, las razones por las que  resultan tan populares reside en que son apenas el reverso de esta misma idea simple acerca del poder. Como demostrara en su momento C. Wright Mills, la elite del poder no responde a una ecuación lineal,  y un plan único y vertical, estructurado de arriba abajo, como un mecanismo de relojería, sino a una matriz de intereses conflictivos. Sin esa visión, no se explica esa política, sus contradicciones y matices, ni se entienden el conflicto y la cooperación que las han marcado entre ambos lados.

Regresando a los puentes culturales y su dinámica, una breve ojeada al estado de las relaciones en los últimos años de Obama puede dar una idea precisa sobre su significado. Solo en 2016, apenas el segundo año del proceso de normalización, el flujo total de artistas e intelectuales de ambos lados alcanzó una cifra superior a cinco mil. Instituciones como los consejos de las Artes Plásticas, la Música, las Artes Escénicas, el ICAIC, el Instituto Superior de Arte, el Instituto Juan Marinello, entre otras, tuvieron un papel descollante.  Aunque del lado norteamericano el peso principal lo tuvo el sector privado, las instituciones públicas tuvieron un perfil relativamente más alto que en el sector académico. Smithsonian Institution, Fundación Nacional para las Humanidades, el Kennedy Center para las Artes Escénicas, y hasta instancias de gobierno como el Departamento de Estado y sus programas culturales contaron con interlocutores institucionales de nuestro lado.

Incluso bajo el clima hostil de la administración Trump, ese intercambio cultural logró celebrar el Festival de las Artes de Cuba: Desde la Isla para el Mundo (8 mayo-3 de junio, 2018). Este evento, cuyas experiencias y descubrimientos recoge el reciente documental Unblocked. La gente del documental (Inti Herrera, 2020), abarcó una muestra de la diversidad de nuestra cultura en teatro, artes plásticas, cine, danza, música, con más de 400 artistas cubanos, la mitad residentes fuera de Cuba, y el auspicio oficial de una institución pública como el Kennedy Center, en el corazón de Washington D.C.

El mayor acercamiento entre lo mejor del arte norteamericano y lo mejor del arte cubano no solo ha tenido un efecto estimulante en nuestra producción cultural, y fortalecido la comunicación y compenetración entre ambas culturas, sino facilitado el entendimiento de la realidad cubana por los del Norte. La aceleración de ese interés, a una tasa de 40% de crecimiento de visitas de artistas e instituciones estadounidenses entre 2015-2016, convirtió al sector de la Cultura en el área más activa del entendimiento entre ambos lados, y a la política culural en una contribución mayor al progreso de esas relaciones.

Si un déficit ha tenido el intercambio cultural y académico, en términos generales, y especialmente en el periodo inicial del proceso de normalización, fue el desbalance. De allá vinieron la mayoría de los investigadores, los estudiantes matriculados en cursos aquí, y los participantes en festivales, eventos, congresos o talleres. A pesar de nuestra creciente participación en eventos como los congresos de LASA, la presencia de cubanos de aquí en eventos, programas de estudio posgraduado, impartición de docencia u otras formas de colaboración con instituciones culturales, académicas y de investigación de allá ha estado lejos de aprovechar los espacios abiertos.

Para concluir estas notas, quiero apoyarme en estas dos últimas observaciones, y comentar una lección aprendida en China. Investigando su proceso de normalización con EEUU, le pregunté al director de un centro de estudios estratégicos en una de las principales universidades de Beijing, qué le recomendaría a los cubanos para conducir el nuestro de la mejor manera. Sin pensarlo mucho, me contestó: "Explicarles a ellos cómo es Cuba. Seguro que no la entienden. Aunque nunca vayan a estar de acuerdo con su sistema, si consigue que comprendan las razones de ustedes, habrá andado la mitad del camino".

No le pregunté cuál era la otra mitad. Pero si se observa su política de intercambio educacional y cultural con EEUU desde los 80, se podrían extraer algunas lecciones. Numerosos chinos han ido a hacer carreras o estudios graduados en EEUU, así como a otros países de Occidente, en todos los campos. Los he encontrado como asistentes de profesores famosos en Harvard o entre mis mejores alumnos en la Universidad de Texas. La inmensa mayoría de los que fueron hace años volvió de regreso a China, y es común hallarlos hoy dirigiendo las principales instituciones de investigación y docencia, ejerciendo tareas de gobierno y de relaciones exteriores, o haciendo análisis en medios como la cadena de TV CGTN.

La barrera del idioma chino es un obstáculo formidable para cualquiera nacido del lado de acá, para no hablar de su música, artes escénicas, costumbres y tradiciones, impenetrables para muchos. Sin embargo, he visto largas colas en capitales de Occidente para conocer a los guerreros de terracota, esos antepasados del Ejército Popular Chino, el más numeroso del mundo y el tercero en poder de fuego. Aquellos viejos guerreros de la dinastía Qin han conquistado culturalmente a espectadores que pueden seguir creyendo en el "peligro amarillo," como se decía en tiempos de la Guerra fría.

Aun sin ser experto en estudios norteamericanos, se puede comprender el significado político de esos intercambios culturales y académicos. La actuación de Buena Vista Social Club en la Casa Blanca o de los Van Van en un estadio de Miami, un partido de béisbol entre jugadores de los dos lados o el otorgamiento de un Grammy a los Muñequitos de Matanzas, para los cuales los norteamericanos no requieren traducción simultánea, representan una ganancia neta para Cuba. Estamos demasiado cerca, no solo en la geopolítica, sino en la intimidad de nuestras culturas e historias. En otras palabras, que esas afinidades, y esos puentes culturales y académicos, dotan a Cuba de recursos potenciales que los chinos no tienen.

No hay que poseer una bola de cristal para discernir que EEUU sigue queriendo, como hace 60 años, el fin del socialismo en Cuba. Ni hay que tener acceso a los pasillos de la CIA para convencerse de que, si ellos espían y tratan de aprovechar todo lo que puedan a sus propios aliados, nos siguen teniendo en su plan de trabajo. Para enfrentar ese desafío a lo largo de seis décadas, el estado cubano ha desarrollado, además de un eficaz aparato de seguridad y defensa, lo que los clásicos de la doctrina militar han llamado una gran estrategia. Se trata de la capacidad para poner en función de la defensa no solo los medios militares materiales, sino como señala Lidell Hart, todos los recursos de la nación para alcanzar su objetivo político fundamental, mediante una efectiva diplomacia, política informativa, y todo lo que genere alianzas, domésticas a internacionales, incluyendo a actores del lado de allá, en campos como la cultura, la educación, la ciencia.

A escasos días del inicio de la normalización, hace ahora cinco años, comenté en estas mismas páginas que el inicio de esta nueva era podía representar una ganancia para ambos lados. Para nosotros, minimizar los costos de un conflicto que se alarga desde 1959; para ellos, renunciar a una política de fuerza estéril, en favor del diálogo político, y en beneficio de diversas áreas y actores, incluyendo los propios cubanoamericanos. También apuntaba que confundir los réditos de la pipa de la paz con los de un acto de contrición ideológica de alguna de las partes desnaturalizaba el significado histórico y político de este cambio.

Solo agregaría ahora que mantener el proceso iniciado en 2014 y profundizarlo,  en las actuales y más complicadas circunstancias, requiere una clara autoconciencia de nuestras fortalezas y debilidades. Ellos tienen su fuerza económica y militar; nosotros la de nuestra cultura nacional, nada inferior a la de EEUU. Temer ese encuentro sería como no haberlo comprendido.

Se han publicado 14 comentarios



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  • Omar Prado Martínez dijo:

    Excelente artículo, muy esclarecedor, para lograr un mejor entendimiento de ese proceso, y para aquellos paranoicos de la actualidad, que no saben analizar los fenómenos históricos, sociales, políticos y económicos de forma integral.

  • Mauro dijo:

    Rafael excelente resumen, para los que lo hemos vivido o presenciado una cintesis bien encadenada.
    Excelente pregunta que usted se hace de cual habría Sido el otro cincuenta porciento que el interlocutor chino no le dijo, por qué no lo sabía o por qué no quiso decirlo, consecuente con la proverbial discreción y prudencia asiática.
    Está por saberse que hablo Den en sus conversaciones privadas con la parte estadounidense, sobre la otra mitad.
    Lo que no hay dudas que en aquel momento, o no previeron el futuro por prepotencia o calcularon mal los norteamericanos, lo que significaba la apertura tecnológica, comercial y de inversiones mutuas, transferencia de tecnología y otras con China, sin antes desmontar el sistema político del gigante.
    China es tan capitalista como cualquier otro, con la diferencia de que tiene un partido único con sentido social y un mercado de 1,3 mmm de habitantes.
    Ahora se dieron cuenta del error y es tarde, pero se proponen buscando alianzas con sus socios para contener al país asiático y ya han prohibido la visita de comunistas chinos, prohibir negocios con empresas relacionadas con sus fuerzas armadas, atacan los derechos humanos, la represión, les subvierten Hom kom, guerra mediática, ataques al desarrollo en las NTI etcétera.
    Por supuesto cualquier estudiante Chino, ecuatoriano, guineano, cubano, ruso, español en una universidad estadounidense recibe en valores, técnicas, conceptos empresariales, comerciales etc son del sistema económico social capitalista.
    Sería ingenuo pensar que esos estudiantes unánimemente van a tener la fuerza de sus valores socialistas, modos de hacer economía, para cuando menos no confundirse o en el peor de los casos meter de contrabando los conceptos de el sistema que los perfeccionó. Por supuesto en una economía capitalista como China, es válido esos conocimientos, añadase a ello que para acceder a la tecnología estadounidense era condición capacitar a sus profesionales en origen, basta señalar que ya en el año 2008 habían adquirido la División de Laptop de IBM, producían partes importantes de los Boing y que decir en las tecnologías de la informática, las comunicaciones y el sector automotriz m
    Esos egesados chinos no sólo están trabajando en el sector público sino también en el sector privado, baste como ejemplo dentro de las 10 mujeres más ricas del mundo está una China y que decir de Ma fundador de Alibaba o de Tyk Tok.
    No quiere decir que se ignore la importancia del intercambio de todo tipo en el campo del conocimiento, la investigación, y otros todo lo contrario, ignorarlo sería una muestra de debilidad, esto fuera de toda realidad.
    Después de la apertura de Obama, no podemos olvidar las becas que ofertarán a un grupo de jóvenes para estudiar gerencia etc y los trataban de comprometer para subvertir el orden político del país, cosa denunciada públicamente por alguno de los pasantes.
    En el sistema norteamericano, todas las instituciones públicas y privadas tienen sus tareas para promover el destino manifiesto.
    Ratificó lo interesante que me resulta el artículo.
    Saludos.

  • armando amieva dijo:

    Me hubiera gustado abrir mas en diapazon y plantear porque no favorecer en intercambio entre los dos países vecinos. Igual enfoque requiere el intercambio deportivo, científico, comercial, agrícola, de seguridad regional, meteorológico, en fin, ganamos todos y cada encuentro favorece a ambos siempre y cuando se haga sobre bases de respeto y sin condicionamientos. No tenemos q dividor nos por sectores, la historia de nuestras relaciones datan de siglos y quieran o no algunos reconocerlo, ganamos ambos pueblos se una relación civilizada y responsable. Cuba esta dispuesta...falta precisar hasta donde estará esta nueva administración en revertir los ultimos años de tensiones, presiones y recrudecimiento del bloqueo. Gracias

  • el estudiante dijo:

    Lúcido análisis. Le felicito. Merecería una mayor divulgación.

  • César Bustamante dijo:

    Sabias palabras!!!

  • mimi dijo:

    Muy buen análisis, objetivo y esclarecedor. Ambos países podemos sacar ventajas si nos alejamos de posiciones radicales y extremistas. Con respeto y buena voluntad, dos vecinos pueden convivir en paz y armonía, aún con ideologías diferentes. Y cuando estás existen, siempre pierde el más débil.

  • Mayito dijo:

    Excelente articulo, siempre dejando claro el interes de dominio norteamericano a cualquier costo. Pero busquemos mucho mas atras en la historia, la confrontacion no la comenzamos nosotros, la arrogancia y el tratarnos como segundos siempre han marcado las relaciones, ya lo definio el maestro(apostol) y mas tarde su mejor discipulo, la propia historia lo cuenta sin matices. Cierto No nos conocen, pero si de algo vivimos orgullosos es de que NOS RESPETAN y NOS RESPETARAN. SI SOMOS FIELES A LA HISTORIA:

  • guillermo ramirez dijo:

    Estoy de acuerdo, sobre todo con lo expresado por RAUL CASTRO,de tender puentes, pero debemos tener cuidado con "el equipaje " que traigan los tyranseuntes que por el puente vengan, pues recuerdo la visita " del negro que tiene el alma blanca"(Obama), que melosamente trataba de "colarse" en la mente del "cubano de a pie"......

  • NOIMPORTA TAMPOCO dijo:

    Compañero Rafael Hernández:
    El intercambio académico es bueno con cualquiera que se tenga, además con los académicos de EU, pero yo estoy tan cansado del Bloqueo y sus consecuencias nefastas para Cuba y su pueblo, que lo único que creo útil es asumir la actitud de Fidel cuando desfilaba frente a la Oficina de Intereses (hoy Embajada de EU), despreciándolos con una mirada fija en nuestro mar sobre el muro del malecón.
    Ya el Mundo hoy NO ES UNIPOLAR, los Estados Unidos se desbarrancan tras la traición que sus capitalistas le hicieron al capitalismo cuando enviaron sus fábricas y tecnologías hacia China para obtener más ganancias, disminuyendo su clase maedia y alta, su población con menor poder adquisitivo y más desempleados, deprimiendo el CONSUMISMO que es la base de retorno del Capital en el Capitalismo.
    Cuba tiene por tanto que revalorar su orientación e independencia respecto a EU, para mi ellos no solo son despreciables, simplemente no existen. Hace años yo los bloquee a ellos.

  • NOIMPORTA TAMPOCO dijo:

    El intercambio académico es bueno con cualquiera que se tenga, además con los académicos de EU, pero yo estoy tan cansado del Bloqueo y sus consecuencias nefastas para Cuba y su pueblo, que lo único que creo útil es asumir la actitud de Fidel cuando desfilaba frente a la Oficina de Intereses (hoy Embajada de EU), despreciándolos con una mirada fija en nuestro mar sobre el muro del malecón.
    Ya el Mundo hoy NO ES UNIPOLAR, los Estados Unidos se desbarrancan tras la traición que sus capitalistas le hicieron al capitalismo cuando enviaron sus fábricas y tecnologías hacia China para obtener más ganancias, disminuyendo su clase maedia y alta, su población con menor poder adquisitivo y más desempleados, deprimiendo el CONSUMISMO que es la base de retorno del Capital en el Capitalismo.
    Cuba tiene por tanto que revalorar su orientación e independencia respecto a EU, para mi ellos no solo son despreciables, simplemente no existen. Hace años yo los bloquee a ellos.

  • Juana dijo:

    No creo que sea bueno intercambiar culturalmente con una sociedad Capitalista y un pais imperialista que puede contaminar nuestra cultura y ademas donde se prioriza el dinero, el dolar, no como en nuestra sociedad donde lo fundamental es el ser humano y no los bienes materiales.

  • Wildy dijo:

    Muy buen trabajo. Creo que el intercambio en cualquier sentido es mucho más beneficioso que el enfrentamiento y la hostilidad. Es ganar -ganar, pero cuantas veces no hemos visto la negativa de visa a cubanos de la isla, científicos, artistas, deportistas, etc.
    Tengo una experiencia personal pues siempre he pensado que hay muchos puntos o aspectos positivos en común. Soy fotógrafo y por varios años me interese en fotografiar las antiguas locomotoras de vapor -en su mayoría norteamericanas- que trabajaban en los centrales azucareros, con mis fotos prepare "Ferrocarriles del Ingenio" y posteriormente "Reliquias de Hierro" exhibida en La Habana, en diferentes provincias del país y en Suiza. Posteriormente recibí una invitación del Gold Coast Railroad Museum de Miami y en esa ocasión recibí la visa. Estaba muy entusiasmado y contento de llevar mi trabajo a los Estados Unidos pero todo fue diferente a lo que había imaginado. La exhibición fue pospuesta con diferentes justificaciones mientras me dijeron "aproveche y visite a sus familiares". Según la carta de invitación debía exhibir también en la Florida International University, pero igualmente con diferentes argumentos fue pospuesta sin concretarse le exhibición. Finalmente después numerosas posposiciones la directora del museo me dijo que la exhibición estaba cancelada. "Una propaganda negativa puede hacernos más daño que el huracán Andrew". El "problema" para exhibir la exposición se hubiera resuelto si yo hubiera ido con la idea de no regresar a Cuba, pero eso nunca había estado en mi mente. No había imaginado que exhibir mis fotos justamente de un tema norteamericano relacionado con los dos países pudiera encontrar algún inconveniente, pero ser un trabajo hecho por alguien residente en Cuba y que regresa al país si podía ser motivo para causar daño al lugar que organizara esa actividad. Fue una gran frustración verme impedido de mostrar fotos de equipos con más de 90 años todavía en servicio.
    Mis posteriores solicitudes de visa para visitar a mis familiares en Estados Unidos fueron rechazadas, incluso la última fue cuando recibí una carta del médico de mi madre sugiriendo que hiciera el trámite pues ella había enfermado de cáncer y le quedaba poco tiempo de vida. El verme impedido de visitar normalmente a mi familia ha sido el daño emocional más intenso, prolongado y doloroso que he recibido en mi vida, especialmente negarme el poder despedir a mi madre; lo siento como una burla cruel cuando quise hacer mi modesta contribución a unas mejores relaciones entre nuestros dos países, de lo cual no me arrepiento.

  • Wildy dijo:

    Me falta decir que quienes viven del negocio anticubano no quieren ningún tipo de intercambio, desean el enfrentamiento eterno para continuar disfrutando del dinero que el gobierno norteamericano generosamente destina a fin de cambiar la trayectoria de Cuba porque no les importa el pueblo de Cuba. Tuve oportunidad de apreciar que en la mayor democracia del mundo libre no pude mostrar un trabajo que en Cuba había exhibido a pesar de ser un tema norteamericano, no tenia nada directamente relacionado con las divergencias politicas entre nuestros países, y si se trata de derechos humanos que puedo agregar...

  • Ramon dijo:

    Hace falta urgentemente cultivar al Pueblo, porque uno sale para la calle y lo que se oyen son grocerias, chusmeria barata, guaperia de bajos fondos , suciedad y de cultura NADA. Estas son las nuevas generaciones y seguiremos peor si no se le pone freno , empezando por mejorar la calidad en formaciòn, educaciòn y cultura de los maestros cubanos.

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Rafael Hernández

Rafael Hernández

Sociólogo cubano. Director de la revista "Temas".

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